viernes, 8 de marzo de 2013
jueves, 7 de marzo de 2013
El primer gurú de la cocina local fue afroargentino...
Fotos que amigos hacen circular por facebook: un afamado chef porteño de comienzos del siglo XX era afroargentino. Su libro fue una biblia del buen comer, antes de la mítica Doña Petrona.
Reproduzco dos notas de diarios que lo recuerdan -siempre con el tono algo condescendiente o nostálgico con que los periodistas (blancos) se refieren a los "morenos" o a los "negros"...
Foto: Quique Vizcaya
La Nación, 15 de octubre de 2009
La cocina del negro que cautivó Buenos Aires
Por Javier Navia
Cuando la gastronomía no era una moda ni materia de
estudios terciarios, cuando no existían canales gourmet porque ni siquiera
existía la televisión, cuando aún la palabra chef no se había expandido por el
mundo impulsada por la nouvelle cousine , un cocinero negro recibió
una ovación de una multitud reunida para apreciar, en vivo, una demostración de
su talento.
Hace 80 años, en octubre de 1929, el moreno Antonio
Gonzaga se presentó en el cine Palace Theatre, como sólo lo hacían los
engominados cantores de tango. Era el cocinero más famoso de Buenos Aires y
estaba en el apogeo de su carrera.
Gonzaga era de esos negros de Palermo Viejo devotos de
San Benito que incitaban la imaginación de Borges. Se convirtió en cocinero
cuando ese oficio estaba lejos del prestigio actual y el servicio, cuando no la
servidumbre, era el destino laboral inevitable de los negros porteños de
principios de siglo. En la Argentina del Centenario su nombre ya resonaba en
los salones donde se degustaba su puchero, que se haría célebre, y otros platos
que serían la base de lo hoy conocemos como cocina porteña, o bien argentina.
Popularizó la criadilla y la riñonada, que horneaba con
el vino grueso de ese tiempo. El chorizo criollo y las achuras, propias de los
fogones gauchos, llegaron a las mesas de manteles blancos de la alta sociedad
porteña. Cocinó en los mejores hoteles y para el Congreso de la Nación, del que
fue empleado. Hasta el ex presidente norteamericano Theodore Roosevelt probó en
el Jockey Club su menú cuando visitó el país, en 1913.
En la década del 20 era tan popular que Jacobo Yanquelevich editó sus recetas (Francisco N. Juárez sitúa en la calle Niceto Vega 5836, corazón de lo que hoy es Palermo Hollywood, el lugar donde Gonzaga plasmó en el papel todo su saber). Luego, su libro Nuevas recetas de cocina , auspiciado por Anilinas Colibrí, fue el primer best-seller gastronómico, mucho antes de que, ya en otros tiempos mediáticos, Doña Petrona se convirtiera en la nueva referente de nuestra cocina popular.
Tradición familiar: Su nieto, Horacio, también es chef. Foto: Quique Vizcaya
Como al resto de los negros porteños, el tiempo lo fue dejando en el olvido. Sin embargo, su legado permanece. El asado con cuero sigue haciéndose según lo que él prescribió en 1928: la ternera cortada en trozos, el cuero sobre la tierra hirviente en una zanja de medio metro donde ardió la leña, y una chapa y la misma leña, en un fuego superior, cubriéndolo todo. Gonzaga fue un puente entre el saber de los gauchos, aprendido en algún conventillo de Palermo, y la alta cocina. Sin él, la gastronomía argentina no tendría fundamento. Aunque no lo recuerda, mucho le debe Buenos Aires a aquel cocinero que hace 80 años recibía el aplauso de una ciudad a la que cautivó. .
(de otra nota, ahora de Francisco N. Juárez):
Los grandes bifes o el célebre puchero del chef más
requerido de principios de siglo -el negro Antonio Gonzaga- eran de rigor en un
menú abundante, pero inocuo. Gonzaga fue el mimado de los niños bien de la
época del Centenario, etapa de un Buenos Aires desbordado de visitas ilustres
arribadas desde los países que adhirieron a los fastos. Cocinó en los mejores
hoteles y cuando llevaba 37 años de profesión, Jacobo Yanquelevich lo convenció
de escribir sus mejores recetas para publicarlas (se las editó). Este cocinero
"de color" -como se atenuaban las alusiones a las gentes con origen
africano- vivía en la suerte de gueto negro del Palermo Viejo.
Gonzaga escribió su folleto Recetas de cocina familiar -100
páginas a 20 centavos de precio de tapa- en la calle Niceto Vega 5836,
domicilio hoy atrapado en el gastronómico Palermo Hollywood. Se había hecho
famoso por la elaboración de sus chorizos criollos y por una riñonada de
ternera horneada al vino. En los grandes salones impuso como una coquetería la
carbonada criolla y el guiso de cordero. Su "puchero carnicero" era
pródigo en varios cortes vacunos y un espinazo de carnero. Su viajada clientela
sumaba, a las nostalgias comunes, la distancia que una tour europea
los separaba de las empanadas o las costillas de cordero a la Villeroy (que
Gonzaga empapaba con la salta Tigre de su invención).
Agradezco a: Quique Vizcaya, Ricardo Carossino, Berenice Corti, Marilú Ghidoli, Darío La Vega
Fuente de las notas:
Ver también:
martes, 5 de marzo de 2013
Asamblea del Año 13: El Bicentenario en perspectiva
Reproduzco invitación de la Mesa Nacional por la Igualdad:
Los/as
esperamos mañana 6/03, a las 18 hs, en la Legislatura Porteña, para compartir
una interesante charla/debate sobre lo que implicó y significó la
"Libertad de vientres", establecida por la Asamblea General
Constituyente del año 1813.
Será una oportunidad para esclarecer ciertas cuestiones relativas a la
verdadera incidencia de aquella medida en la vida de las personas negras
sometidas a la esclavitud, y sobre la abolición de este perverso sistema
que se cobró la vida de millones de personas en todo el Continente.
Panel:
- Miriam Gomes (Presidenta de la Sociedad Caboverdeana y Profesora de
Literatura Latinoamericana y Africana).
- Los antropólogos Alejandro Frigerio y Nicolás Fernández Bravo.
- La Diputada Porteña por el FPV, María Rachid (Secretaria General de la Mesa
Nacional por la Igualdad).
lunes, 4 de marzo de 2013
Treme - La cultura afro(norte)americana como pocas veces se la retrató....
(Comparsa de) Indios de Mardi Gras - Treme
Ninguna persona interesada en la cultura afro-americana (en este caso, norteamericana) debería dejar de ver Treme, la serie televisiva de HBO que retrata la vida en Nueva Orleans post-Katrina.
La vitalidad cultural de la ciudad no deja de sorprender, y las escenas -de ficción, pero casi documentales, con una cantidad enorme de músicos, bandas y bailarines locales- conmueven. La trama es sencilla, apenas apunta a contar la vida de varios personajes emblemáticos de la ciudad; afrodescendientes y blancos. Músicos, periodistas, chefs, pescadores, una abogada que lucha contra los excesos de la policía local, su conflictuada hija adolescente, un líder de una comparsa de indios del carnaval local y, cada tanto, el Mardi Gras. Muchos bares, ensayos, algún encuentro violento, y la política de reconstrucción y comodificación de la ciudad como paño de fondo.
Realizada por el productor de la recordada serie The Wire (que también retrataba el mundo afronorteamericano como pocas veces se lo vio) muestra las alturas a las que puede llegar la televisión cuando se lo propone. Se consigue por internet, en algunos proveedores locales de peliculas y series ...
Hace poco la reseñó la periodista Mariana Enríquez, para Radar:
Treme: una joya sobre New Orleans post Katrina
Y la banda sigue tocando
Por Mariana Enriquez
Si The Wire no fue la mejor serie jamás producida, seguro
se apunta a cualquier Top 10: una novela para televisión, con sus capas
narrativas y sus lentas revelaciones, tantísimos personajes y todos complejos,
jerga que ni para iniciados y un soberbio conocimiento de los procedimientos
policiales, judiciales, narcos, mediáticos, educativos, callejeros, portuarios,
prostibularios. La ciudad de The Wire era Baltimore: David Simon, su productor
y guionista, la conocía bien, porque había trabajado como periodista en The
Baltimore Sun –donde conoció a su coguionista, el ex policía Ed Burns–. Pero
cuan-
do The Wire terminó y se planeó otra serie para HBO, la
ciudad que Simon eligió era bien distinta. Treme, que acaba de comenzar su
tercera temporada, es sobre New Orleans después del huracán Katrina; y, con
todo respeto por Baltimore, el desafío era enorme: retratar esta ciudad única,
maravillosa, en su momento más terrible; hacerlo y no conventir la experiencia
en un barato recorrido turístico, lo que sobra cuando se elige como geografía
una ciudad que, además, es un mito.
David Simon eligió un equipo fabuloso para Treme –el
título es el de uno de los barrios emblemáticos de la ciudad, lugar de
nacimiento de las brass bands, cercano a Congo Square, donde los esclavos
inventaron el jazz– y arrancó por HBO en abril de 2010. Su colaborador
principal es Eric Overmyer, un veterarno de The Wire, y entre los coguionistas
se cuentan George Pelecanos y Anthony Bourdain –nombre fundamental porque una
de las tramas es sobre una de las marcas culturales de la ciudad, la
gastronomía–-.
Otra es, claro, la música. Y en esto Treme es absolutamente
maravillosa. Sin didactismos tontos, la serie permite escuchar todo tipo de
jazz –desde el más tradicional hasta el más vanguardista–, bluegrass, country,
bounce (el estilo de hip hop original de New Orleans), blues; y escuchar y ver
actuaciones de artistas como Soul Rebels Brass Band, Allen Toussaint, Spider
Stacy, Dr. John, Elvis Costello, Steve Earle, Eyehategod, Justin Townes Earle,
Sammie “Big Sam” Williams, Donad Harrison, Jr., Galactic, Troy “Trombone
Shorty” Andrews, Deacon John Moore, The Pine Leaf Boys, Paul Sanchez, Rebirth
Brass Band, Treme Brass Band o la fabulosa Irma Thomas o la hermosa violinista
Lucia Micarelli, que además de ser una virtuosa es hermosísima y una actriz
notable –-interpreta a una chica que, de a poco, se abre paso entre los grandes
nombres locales y los visitantes, como Shaun Colvin–. O a Kermit Ruffins, el
trompetista fundador de la Rebirth Brass Band, otro de los músicos actores.
Sin embargo Treme no es una serie musical. También es una
serie sobre los Indios, intrincadísima tradición que podría definirse como una
comparsa forajida de hombres negros en perpetua guerra con la policía y fundamentales
en el desfile de Mardi Gras; aquí los representa el jefe Albert Lambreux
(Clarke Peters, de The Wire), feroz guardián de la tradición que vuelve a su
barrio destrozado por el agua para seguir cosiendo su traje. Es una serie sobre
la gastronomía y en ese sentido una crítica rabiosa al esnobismo de los chefs
de Nueva York. Es una serie sobre el trauma de una ciudad que fue abandonada
después de una catástrofe, sobre saqueos y barrios muertos a los que la gente
vuelve, sobre desarrolladores inmobilarios con deseos de tiburón –en general,
texanos–; sobre padres buscando cuerpos de sus hijos entre las ruinas, sobre
crímenes policiales como las ejecuciones, durante el huracán, en el puente
Danziger, una de las tramas de la serie, que se resolvió, en la vida real, hace
un mes.
Sobre el exilio interno representado en Ladonna, dueña de un bar, que
no quiere irse ni a Baton Rouge –la capital del estado– ni siquiera después de
que le roban y la violan. Es una serie sobre la literatura de New Orleans, de
John Kennedy Toole a Kate Chopin, simbolizada en Creighton Bernette (John
Goodman), profesor de la universidad de Tulane que no puede recuperarse de la
depresión post-huracán. Es una serie sobre las diferencias sociales y raciales
y la relación amor-odio de los nativos con el turismo y el amor por la ciudad
de los turistas que, de golpe, se quedan a vivir ahí. Es, sobre todo, una serie
sobre la supervivencia de una cultura. Así de ambiciosa y, al mismo tiempo,
bastante pequeña, poco pomposa, sencilla.
En su tercera temporada –la serie tendrá sólo una más, la
cuarta y última, el año que viene–, muchos personajes ya no están porque Treme
tiene intenciones de hiperrealismo vital y a los productores no les tiembla la
mano si tienen que decirle adiós a personajes. Veinticinco meses después del
huracán, le da más importancia que las temporadas anteriores a la política,
desde la corrupción local hasta el surgimiento de Barack Obama. ¿The Wire
seguirá siendo la mejor serie de los últimos veinte años? Porque parece que la
hermana menor podría estar a punto de arrebatarle el trono.
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afro(norte)americanos,
películas
viernes, 1 de marzo de 2013
Django, Lincoln y el Bicentenario de la Asamblea del Año 13
(Imagen tomada de la comparsa Candombe Hormiga de Rosario. Autor: Esteban Suárez)
Entre las muchas deudas
que los académicos tenemos -con nosotros mismos y con aquellos a quienes les
pueda interesar lo que escribimos- está, sin duda, algún análisis más o menos
detallado de los procesos de invisibilización(-visibilización?) de los
afroargentinos, especialmente durante el siglo XX y XXI.
Buena parte de lo
escrito hasta el momento enfatiza el proyecto europeizante de la generación del
80 a fines del siglo XIX, se saltea por completo el siglo XX, y da casi por descontada
su (re)visibilización durante la primer década de este siglo.
Es claro que cualquier
proceso de visibilización social depende, al menos, de la cantidad de gente que
se da por enterada de la existencia de lo que se intenta visibilizar -y para
ello una intervención sostenida de los medios de comunicación masiva es sin
duda vital. Eso, o la experiencia directa de las personas con el tema en
cuestión. Cualquier intento que no involucre a los medios de manera regular,
y/o el contacto directo de un número relevante de individuos, no puede considerarse
sino una visibilización cosmética, o
digamos, meramente simbólica.... (y
no efectiva).
Lo que nos lleva a
dudar de la eficacia de buena parte de las acciones de visibilización que han
llevado a cabo hasta el momento distintos organismos del Estado: por no haber
trascendido a los medios, y porque nadie se enteró de su realización, más allá del
reducido grupo de personas que asistieron a los eventos, buena parte de los cuales
ya estabam involucrados de alguna manera con el tema....
Folleto distribuído en la Celebración del Bicentenario de la Asamblea del Año 13 (click en la imagen para agrandarla y leerla)
Otra dimensión a considerar, sin duda, es el aspecto discursivo.
¿Qué
es lo que se está diciendo sobre los afroargentinos o sobre los
afrodescendientes (y la diferencia en los términos no es menor) en estos
eventos realizados desde el gobierno? ¿Se está hablando de un colectivo social
presente actualmente o se está reivindicando su rol en el pasado de la nación?
¿Este colectivo está compuesto mayormente por inmigrantes, o su
existencia/persistencia se puede remontar a una o varias generaciones de argentinos?
Con estas (obviamente vagas)
consideraciones generales en mente, me gustaría llamar la atención hacia las
repercusiones disímiles de tres eventos culturales recientes que trataron el
tema de la esclavitud -dos de ellos en EEUU y otro en Argentina. Los primeros
son los estrenos de las películas norteamericanas Django Desencadenado y
Lincoln y el tercero la celebración del Bicentenario de la Asamblea del Año 13.
Todos ellos ya fueron tratados en este blog -en entradas propias o
reproduciendo textos ajenos. Me parece interesante, sin embargo, considerarlos juntos,
y plantear la posibilidad de que las películas llamaron mucho más la atención
social hacia el tema de la esclavitud que la celebración (gubernamental) local -pese
a que ésta tuvo en la ley de libertad de vientres y consiguiente abolición de la esclavitud uno de sus énfasis
discursivos.
Folleto distribuído en la Celebración del Bicentenario de la Asamblea del Año 13 (click en la imagen para agrandarla y leerla)
Es obvio que si las
películas norteamericanas -de dos de los más reconocidos directores de aquel origen-
llamaron la atención hacia el tema de la esclavitud lo hicieron en referencia
al país del norte -pero es interesante que su verosimilitud histórica fue parte
relevante de las reflexiones locales. Asimismo, hay que resaltar que si la
naturaleza de la institución esclavitud fue un foco no despreciable de los
análisis de las películas esto no produjo casi ninguna referencia comparativa a
la situación en Argentina: el tema llama la atención pero su tratamiento local
es aún casi un tema tabú.
El tratamiento "oficial"
del tema de la esclavitud (y la Asamblea del Año 13), aún con -o quizás por- la
intención de insertarlo en un ciclo virtuoso de acciones gubernamentales "liberacionistas"
que encontraría su prolongación en el momento actual hizo más por mitificar las
narrativas dominantes Billikeanas del
carácter benigno de la esclavitud en Argentina -o del progresismo de mayo que
tempranamente la canceló o la suavizó fuertemente- que por posibilitar una
discusión social realista de sus alcances en el pasado, y de sus consecuencias en el presente de muchos argentinos. Apenas una
reflexión del historiador Chiaramonte en Ñ cuestionó (fuertemente) los alcances
de las medidas "abolicionistas" reivindicadas desde el discurso
oficial.
"Asamblea del año XIII: Libertad de vientres" (video Canal
Encuentro)
Un buen ejemplo de lo
diluído del mensaje oficial es este corto sobre la Asamblea del Año 13 y la
Libertad de Vientres", realizado por el Canal Encuentro -recordemos,
"canal educativo y cultural del Ministerio de Educación de la Nación".
El audio relata lo que eran medidas muy específicas -y de nuevo, no
suficientemente llevadas a la práctica- para un colectivo social determinado y
las imágenes lo traen hacia un presente signado por la inexistencia
contemporánea de sus descendientes. Un intento de conectar los derechos
históricos con un "presente virtuoso" que desracializa -cuando no
banaliza- las implicancias de las medidas. El intento de realizar una lectura
crítica de la realidad actual a la luz de un examen revisionista de la historia
lleva, por el contrario, al afianzamiento de la narrativa dominante de la
nación Argentina como "blanca" y a la continua invisibilización de
sus componentes étnico-raciales...
lunes, 25 de febrero de 2013
Los árboles de la Argentina Blanca - por Gastón Gordillo
Impecable e implacable ensayo del antropólogo argentino Gastón Gordillo... Podría leerse como una interpretación coyuntural (y meramente "política") pero es mucho más que eso... Recomiendo su lectura, con mente abierta....
Para entender el "orden racial-espacial" argentino y las múltiples e impensadas consecuencias que acarrea...
En:
http://spaceandpolitics.blogspot.com.ar/2013/02/los-arboles-de-la-argentina-blanca.html?spref=fb
domingo, 24 de febrero de 2013
Esclavizados porteños y el mundo del trabajo -según Pigna
Reproduzco una nota de Felipe Pigna -que apareció en la revista Viva del diario Clarín de hoy- sobre las ocupaciones de los esclavizados porteños.
Como siempre, el o los tituladores del "gran diario" podrían dejar de hacer referencia a colores cuando intentan hablar de personas, pero quizás eso sería pedir demasiado....
(click en las imágenes para agrandarlas y leer la nota)
Fuente: revista Viva del 24 de febrero de 2013.
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