miércoles, 27 de marzo de 2013

La Umbanda, siempre dando examen...


Un pai fue "expulsado" de un barrio de la ciudad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. Los diarios locales que reportan el hecho prácticamente lo presentan como una "victoria vecinal" -y no como un peligroso antecedente de discriminación. El motivo: "prácticas de magia negra. Sacrificios de animales, paseos nocturnos con velas negras y curiosas ofrendas" que -como reza el titular del diario- "atemorizaron a las familias". O sea, prejuicio, desconocimiento, estigmatización. El mismo diario que "denunció" el caso le permitió al acusado un prolongado derecho a réplica, pero queda la sospecha del periodista de que "el pai negó una a una las acusaciones, aunque no siempre lo hizo con la misma convicción": "fue menos contundente cuando se le preguntó si dentro del templo se practicaban sacrificios de animales" -como si la ofrenda de animales fuera un delito y no un ejercicio legítimo de la práctica religiosa. Finalmente, el episodio concluye con la intención declarada del pai de hacer un nuevo templo en el  lugar que parece le corresponde a las religiones afro en nuestras sociedades: "en las afueras de la ciudad".
La mãe Susana (Andrade) de Oxum tuvo la deferencia de enviarme, desde Montevideo, este texto suyo, escrito hace unos meses, que demuestra que la situación es similar en ambas márgenes del Río de la Plata. La Umbanda, siempre dando examen....


Vivimos dando examen
Por mãe Susana (Andrade) de Oxum

Umbanda es una religión y por eso sólo puede hacer el bien. Es casi vejatorio tener que aclarar qué somos una y otra vez. No pasa eso con otras religiones y a nadie se le ocurre preguntarle a un pastor o a un cura si hacen daño sus ritos.
Ansío el día en que no seamos un fenómeno.
Los fieles afroumbandistas pertenecen a distintos núcleos y esferas de lo cotidiano y muchas veces no se muestran abiertamente por temor a la censura social.
Somos religiosos y como tales debemos ser tratados. Quien quiera conocer en profundidad, puede concurrir a los templos afro que hay muchos sobre todo en Montevideo.
De todas formas, desconocer no da derecho a faltar el respeto. Eso es violencia, mala educación y además un delito llamado discriminación.
Como ciudadana tengo obligación de colaborar con la sana convivencia y lo hacemos desde la fe. Es tarea de las religiones brindar fuerzas, paz, alegría y esperanzas a la gente para luchar por la vida. Umbanda hace su trabajo en ese sentido y espera que los medios de comunicación se informen con responsabilidad y hagan el suyo.
Si los empresarios de TV y prensa en general tuvieran presentes las multitudes que reúne la Orixá Yemanjá en las playas los 2 de febrero y sacaran cuentas antes de hacer bromas pesadas contra la religiosidad afroindígena, evaluarían que pueden perder dinero, porque muchísimos de sus consumidores son umbandistas.
Yo estoy a favor del humor y también de los derechos humanos.
¡BASTA YA DE DISCRIMINAR!


Es recurrente asociar cultos afro a brujería y maldad. Usar la palabra “macumba” como sinónimo de maleficio. Les pedimos que piensen antes de hacerlo pues hieren gravemente la sensibilidad espiritual de un sector de compatriotas. Tal actitud propicia enfrentamientos y también es una conducta que podría ser perseguida penalmente como incitación al odio en razón de la fe.
Lamentablemente rufianes hay en todos los rubros y no pongo ejemplos porque son ingratos.
También burlarse de lo que no se comprende es una agresión y debemos luchar por la pacificación porque hostilidades y fracturas hay demasiadas.
Uruguay nace racista.
Nuestra sociedad vive de espaldas a sus orígenes indígenas y africanos.
Cuesta reconocer que son tres vertientes étnicas las que formaron este país: africanos, originarios y europeos. Y los dos grupos despojados -“negros” e “indios”- sufren desventajas históricas desde la colonización. Todas y todos somos uruguayos, latinoamericanos, hermanos de humanidad, y no hay jerarquías culturales aunque aún exista discriminación racial no reconocida.
Fomentemos el entendimiento y el diálogo para crecer como colectivo.
De lo contrario involucionamos.
Se dice que las religiones dividen. El deporte también, los partidos políticos, las fronteras, los idiomas. La humanidad es gregaria por naturaleza y posee diversidad de gustos y modalidades distintas de expresarse e identificarse. La multiculturalidad enriquece, en tanto se incluyan tales diferencias en espacios compartidos de equidad.
Sentir simpatía por quien piensa como yo es cómodo y subjetivo.
El esfuerzo está en comprender al diferente en solidaridad.
Reclamamos igualdad de oportunidades para ejercitar el derecho a la memoria ancestral incluidas las creencias como pilar de identidad y aporte a una sociedad integrada.

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La nota de la mãe Susana salió originalmente en: