Caminando por la calle 125, una de las avenidas principales, uno no puede sino maravillarse ante todos los puestitos callejeros que brindan la más inequívoca muestra de que uno está en un territorio culturalmente diferente. Puestos de libros de autores afroamericanos (o para ellos) -policiales, pornográficos, históricos, los dibujos y las tapas muestran cómo hasta la literatura está, aún segregada. Stories from and to.. the 'Hood.. Esto también se ve en los dvds, de directores, actores o temática negra, en los cds de rap o soul, y hasta en los puestitos de hierbas y perfumes mágicos.. root magic..
Resulta, claro, mas fácil describirlos que fotografiarlos. Aún cuando las calles se hayan abierto para los outsiders, uno todavía lo es, y el ghetto pass -como dicen los rappers- es provisorio y no incluye los derechos de fotografía.
Apenas de murales y esculturas callejeras, como muestran las fotos...
En la 125 (ahora llamada Marthin Luther King Boulevard) y la 7a avenida (ahora rebautizada, al norte de Central Park como Adam Clayton Powell Jr. Boulevard) hay una plazoleta, y un gran edificio público que llevan el nombre del primer congresista negro de Nueva York (Powell). Al lado del gran mural que se ve más arriba, un techo de zinc y un cerramiento de vidrio protegen una imponente obra de arte realizada con cáscaras secas de banana, alambre y una máscara de cobre. La obra, el doble de grande que una persona, representa a un Ndunga de los Bakongo.
Transcribo parte de una explicación que se encuentra a su lado:
"El Proyecto de Arte Público Ndunga se basa en una tradición de máscaras y disfraces de los Bakongo, de Africa Central. Los enmascarados Ndunga aparecen en ceremonias que se realizan cuando algunos de los habitantes han transgredido la justicia. Conocidos como los "Portadores de la Justicia" (Bearers of Justice, portadores o encargados de la justicia) los enmascarados llegan en grupos de cinco a diez.El proyecto tuvo su origen en el 2004, cuando Sandra Archer Morris Bell fue encargada por el Museo de Arte Africano para construir una Ndunga tradicional. Bell se asombró de cómo, los visitantes en el museo se mostraban maravillados y sorprendidos por esta imponente estructura. Allí nació la idea de extender el concepto de los Ndunga a un proyecto que sanara a la comunidad.