jueves, 25 de agosto de 2011

Insatisfechos con las imágenes....

A propósito de un comentario a Racializando al Ejército de los Andes


He dicho en algún otro lugar –algún día espero escribir algo más serio o extenso al respecto- que, no sólo se ha discriminado e invisibilizado a los afroargentinos, sino que también se los ha estereotipado y exotizado –aunque esto último vale aún más para afrodescendientes de otras nacionalidades, y sólo muy recientemente, quizás, para los afro-argentinos.
Tan importante como recabar información nueva sobre el pasado y presente afroargentino es reflexionar acerca de cómo han sido –y son- representados. Esto porque los procesos de invisibilización, estereotipación, exotización y discriminación no han dejado de producirse de una vez y para siempre, sino que son fruto de una(s) dinámica(s) social(es) que no dependen solamente del estado de nuestro conocimiento acerca del tema (de cuanta información digamos “objetiva” tengamos) .
No tenemos ninguna garantía de que el conocimiento académico nuevo que se está generando no continúe siendo atravesado o deformado por estos cuatro procesos –y puede haber más-. Puede ser despreciado, puede ser invisibilizado, o puede ser utilizado para continuar antiguos –o promover nuevos- estereotipos o exotizaciones. 
Cada nueva presentación social de información e imágenes respecto de los afroargentinos –dedicadas específicamente a ellos o como en el caso de la película Revolución, que los incluya- puede responder a estereotipos (más o menos) antiguos, o exotizarlos, o puede tener una repercusión tan sólo momentánea que en nada quiebra el mucho mayor y más amplio proceso de invisibilización.
Las propias acciones de los involucrados pueden  -como se sabe que sucede en otros países, y el nuestro no debería ser una excepción- llevar a su estereotipación y exotización.
De la misma manera que la invisiblización no se instaló de una vez y para siempre, tampoco se quiebra de una vez y para siempre. Es un proceso continuo de (re)construcción de la realidad –cotidiana y de la memoria. Una película puede mostrar una imagen diferente, pero es una sola película, con un cierto grado de visibilidad en un determinado momento. Lo que importa finalmente es el conjunto de imágenes que circulan, que caracterizan el “diálogo social” respecto de un tema en cada momento histórico.
Por ello necesitamos, además de mejor y mayor conocimiento fáctico -de los hechos- interpretaciones acerca de ellos, cada vez más reflexivas, refinadas y críticas.
Aún con nuestras mejores intenciones, como argentinos participamos del sentido comun, acumulado a lo largo de varias décadas –centenios- sobre cómo son los “negros”, sus características biológicas, morales y su lugar en la historia. Deshacernos de estas cuatro formas de verlos que han sido predominantes–y sin caer fácilmente en el más reciente de la exotización- es una tarea ardua y cotidiana.
De ahí el cuidado excesivo y minucioso que hay que tener –sin caer en pretensiones de patrullamiento intelectual, claro- sobre cómo a quienes les (nos) interesa el tema, escribimos sobre él o lo mostramos.
Aún desde posiciones empáticas a los afrodescendientes y/o críticas de la historiografía oficial se puede caer, nuevamente, en lugares comunes y estereotipantes. Hay temas míticos al respecto que llevan muchos años y que sirven, inmediatamente de base de interpretación de nuevas informaciones: el tema de la “lealtad” o “fidelidad” (de los esclavos), el del “buen trato” (de los amos), su aceitada “integración” a nuestra sociedad, la “libertad concedida” (fácil y tempranamente) o aún, su “genocidio”.
Por eso -para continuar con el ejemplo de trailer de Revolución- si a esos 44 segundos sólo añadimos “si sobrevivían” se puede brindar una imagen más matizada y completa/compleja de un fenómeno que de lo contrario puede ser recibido, desde el sentido común argentino  como apoyando los temas míticos de “la bondad”, “la fidelidad”, “la libertad concedida”.
Como ya saben quienes lo siguen, una de las preocupaciones principales de este blog es, por lo tanto, contribuir a llamar la atención hacia estos temas y a su discusión -sin pretensiones de verdad exclusiva o excluyente, ya que todos los que habitamos este suelo debemos, cotidianamente, luchar contra nuestros propios prejuicios y prenociones.