lunes, 28 de abril de 2008

Sobre las danzas de orixás en el Batuque (I)

Ofrendas para los orixás frente al cuarto santo
El sábado despues del 23 de abril (día de San Jorge/Ogun) puede ser un día o una noche de muchos compromisos para quien tenga amigos en la comunidad de practicantes de religiones de origen africano (afroamericano, afrobrasilero?). Como en este caso era recomendable -por un trabajo que estoy escribiendo- que asistiera a una ceremonia de batuque, fui a la fiesta de Ogún del pai Alfredo de Ogún, quien dirige un ilé (casa de religión o templo) en Floresta. Había otros motivos, además de mi amistad con, y aprecio por, el dueño de casa. El templo está dedicado a Ogún, lo que lo hacía particularmente apropiado para asistir a la celebración del orixá en su día y los batuques siempre son, en lo del pai Alfredo, una verdadera fiesta, en el sentido más completo y positivo de la palabra. Son intensos, bien hechos, cuidados y con buena onda y disposición general. El hecho de que el pai de la nación cambinda Gustavo de Oxalá asistiera, como suele hacerlo, como alagbé invitado, era otro de los atractivos. El pai Gustavo es un magnífico alagbé: se planta ahí y canta, con devoción encomiable y sin moverse de su lugar, reza tras reza de batuque de su amplio repertorio. No parece que tuviera varios cientos de batuques encima, sino que canta como si siempre fuera el primero.
Ofrenda para Ogún
El batuque, como ya dije (ver “El (no) lugar de las religiones afro”, unos días antes) es la variante afrobrasilera más ignorada por el gran público, por estudiosos y artistas, tanto de esa nacionalidad como de otras. El principal motivo es que en Rio Grande do Sul, el estado en que se originó, la identidad regional o estadual está construída sobre los aportes de los inmigrantes italianos y alemanes. La identidad gaúcha es muy fuerte y permite construir una imagen de esta región radicalmente diferente de la del resto de Brasil -construída principalmente sobre la mezcla de las tres razas (blanca, negra e indígena) y el consiguiente sincretismo cultural.

Caramelos que serán repartidos entre los concurrentes

Rio Grande do Sul es un estado bisagra entre Brasil y el Plata, y su élite cultural suele encontrar más afinidades con Buenos Aires y Montevideo que con Río de Janeiro. Incluso existió (aún lo hace) un movimiento segregacionista que pretendía separar a esta provincia del resto de Brasil. Pero como consecuencia de esta imagen ideal del estado, la comunidad afro-riograndense siempre ha sido invisibilizada y sus aportes culturales no han sido incorporados a lo que se considera “cultura regional” –de manera similar a lo que sucede en Argentina y solía suceder en Uruguay, aunque en este país la situación está cambiando.

Saludando a los orixás antes de comenzar

Por este motivo, la religión de origen africana que se desarrolla en Rio Grande, el Batuque, ha sido ignorado –en ese estado y en todo Brasil- pese a su importante presencia en la economía religiosa local y a su exportación masiva hacia Uruguay y Argentina. A diferencia del candomblé, no se ha desarrollado “cultura” (secular) a partir de esta tradición religiosa. Sus orixás (casi los mismos que los del candomblé) no han sido incorporados a la música popular, y su música y sus danzas no trascienden los recintos cerrados donde se ejecutan durante las ceremonias religiosas. No hay grupos folklóricos que las hagan en escenarios ni profesores que las enseñen en sus clases. No han pasado para el lado de la cultura secular, sino que se mantienen como formas exclusivamente religiosas.

Invocación a los orixás al comienzo de la ceremonia

Sobre las danzas de orixás en el Batuque (II)

Ademas de los motivos contextuales que acabo de mencionar (la formación de la identidad regional en base a lo gaúcho ignorando otras presencias y contribuciones étnicas) hay otros factores endógenos al propio batuque que sería interesante considerar.
Danza para orixá
El primero, bastante evidente para quien asiste a sus ceremonias, es el carácter mayormente colectivo y no individual (como en el candomblé) de las danzas. Comparado con la variante bahiana, las coreografías de los orixás gaúchos son algo menos complejas: cada orixá parece tener uno, dos o tres pasos que lo caracterizan . Nunca llegan a desplegar una coreografía individual, con varios pasos, que puedan bailar solos o quizás con otros orixás relacionados. La riqueza coreográfica del batuque parece entonces ser menos individual que colectiva. Lo bello no es tanto la danza de tal o cual orixá, sino lo que todos los orixás hacen juntos, y también con sus hijos que no están en trance. La fiesta de batuque es una sucesión de coreografías colectivas en las cuales hay poco lugar para el lucimiento individual (de orixás o de personas). Esto se puede apreciar desde la llegada de los orixás a la fiesta, generalmente a través de la balanza: el momento de la fiesta cuando todos los hijos habilitados por sus iniciaciones se agarran de los brazos y, haciendo una rueda, van avanzando dos o tres pasos hacia el centro, y luego uno o dos hacia el costado, para volver a ir al centro, y seguir al costado, etc. Junto con la música, esta roda se hace cada vez más violenta, a medida que los hijos van entrando en distintas etapas del trance. Al final, con una música más rápida, todos se sueltan y la gran mayoría de ellos han manifestado orixás, que bailan (por su lado) hasta que la música para. Durante el resto de la ceremonia, sin embargo, las deidades danzarán de manera conjunta, haciendo los mismos pasos, para los orixás a los cuales resta homenajear. Esto puede ser en una roda, mientras a su alrededor los hijos de santo que no han entrado en trance hacen lo propio (otra roda más grande, los mismos pasos) o, cuando la música se pone más agitada, bailando todos frente al tambor. En determinados momentos todos irán, juntos, a saludar la puerta de calle, el cuarto santo y se abrazarán y saludarán entre ellos.

Hija de santo que sale de obligación y es presentada ante la comunidad

Como la belleza de la ceremonia está en esta sucesión de coreografías colectivas, es más difícil también , aún si se quisiera, trasladar esto a un escenario o a una clase de danza afro. Claro que con el conocimiento, la voluntad y el ingenio adecuado puede ser realizado, pero hasta ahora no ha sucedido.

Danza para orixá

Otra razón por la cual no es fácil o probable que esto suceda, es por el carácter intensamente sacro (si es que hay sacros que no lo son) de la ceremonia batuquera. Los orixás manifestados del Batuque son casi imposibles de filmar. Hay una fuerte prohibición al respecto que vale para todos, aún para los dueños de casa y otros religiosos invitados. En el candomblé también es difícil filmar los orixás, pero a la larga en algún templo lo permiten (especialmente fuera de Bahía) o quizás no pueden los extraños pero si los líderes del templo como recuerdo. En el batuque hay, además, un fuerte tabú acerca de hablar sobre la ocupación del orixá. Se supone que un hijo ni siquiera debe saber que entra en trance con orixá. Varios de los practicantes actuales no le encuentra mucho sentido a esta prohibición, pero aún así no es un tema que se trate livianamente, y por lo tanto, tampoco se filma ni se fotografían los orixás. Con algo más de veinte años de asistir a templos, sólo pude sacar una foto de una manifestación de orixá, y eso fue cuando recién empezaba mi investigación y no tenía muy en claro si la persona en cuestión había recibido o no un orixá (el trance era más suave del que estaba acostumbrado a ver en el candomblé bahiano). Como verán, las fotos que acompañan esta entrada sólo son de hijos antes de que llegaran los orixás. Una es de los comienzos de la balanza, cuando nadie todavía empezaba a entrar en trance. (Hay, sin embargo, una importante familia batuquera en Argentina que es menos reacia a las filmaciones y fotos pero ha sido objeto de fuerte crítica por sus pares).

Parte de la danza para Xangô

Este fuerte cuidado por el registro fotográfico o fílmico del orixá, o aún de hablar sobre su manifestación, también hace que a un batuquero no le guste demasiado que sus orixás sean representados en escenarios o sus danzas utilizadas en shows folklóricos. Han habido templos que en reuniones públicas de religiosos han mostrado las danzas de los orixás ante una audiencia (religiosa) entusiasta. Pero seguían siendo performers religiosos frente a una audiencia religiosa. Como todo, el pasaje (o no) de una manifestación religiosa a una secular tiene sus costos. Para el candomblé, llevó a una revalorización de esta forma religiosa y su estética, pero a la vez ayudó a la mercantilización de sus símbolos y prácticas sagradas. El batuque no atravesó este proceso, pero el precio a pagar es su relativa invisibilización.

Comienzo de la balanza, antes de la manifestación de los orixás

ACLARO: Mis reflexiones al respecto son altamente preliminares, mi conocimiento de las danzas específicas de los orixás batuqueros es apenas adecuado, sólo estoy “pensando en voz alta” en base a las fiestas que ví y en especial recientemente que le empecé a prestar más atención a este tema. Esta entrada seguramente sufrirá modificaciones a partir de comentarios y sugerencias de mis amigos religiosos.


Agradezco, de nuevo, la amistad y la buena voluntad y predisposición del babalorixá Alfredo de Ogún del Ilé Ogún-Iansá y de todos sus hijos de religión.