Milagrosamente, aunque les sacaron el techo y el piso, ellos siguen ahí, impertérritos, por lo menos hasta que el estacionamiento y el barcito que funciona donde estaba el edificio rindan menos que uno nuevo. Y entonces quedarán sepultados bajo el revoque y la nueva pintura. ¿Soñará entonces el nuevo inquilino con un desfile de tambores y banderas, de medialunas y estrellas? ¿Se despertará en la noche en medio de una llamada de la que nunca participó?El cuidado por el detalle evidenciado en el dominó, las medias y los dibujos de los tambores –en una época que en nuestra ciudad nunca se veía esta ropa- revelan al inmigrante nostálgico.
Si alguien sabe quién es el artista y qué fue de él, que por favor nos lo cuente….