lunes, 6 de febrero de 2012

Iemanjá, la ecología y el espacio público...

Seguiremos con Iemanjá unos días más.
No sólo porque he tenido la suerte de asistir a bellísimas fiestas en Quilmes y, especialmente, en Mar del Plata, sino porque la creciente popularidad y visibilidad de la fiesta, en ambas márgenes del Plata, la transforman en un punto crucial de intersección entre los intereses de los practicantes de la religiones afro y la sociedad mayor. 
Los juicios, debates y controversias que esta nueva presencia en el espacio público desatan revelan cuál es el (no?) lugar asignado a estas religiones -y, quizás, de manera más general, a la cultura afro- en la sociedad.
1- Crecientemente, algunos practicantes de estas religiones en Brasil, Uruguay y Argentina han abogado por el uso de ofrendas de materiales rápidamente biodegradables -en la confección de las barcas y en los elementos que se colocan dentro de ellas.
2- En Uruguay, un grupo de pais y mães de santo se ofreció a ayudar a la intendencia de Montevideo a limpiar la playa Ramírez después de la festividad.
3- Algunos practicantes criticaron esta posición, argumentando que ningún otro colectivo social (religioso, futbolístico, político) limpia el espacio público luego que sus miembros lo utilizan de manera masiva.
Abajo, la mãe Susana Andrade de Oxum argumenta a favor de esta última posición.....
Por ahora no tenemos esta controversia en Buenos Aires, pero probablemente pronto la tengamos...


Iemanjá no es mugre
Por Susana (Andrade) de Oxum

Deseamos trasmitir tranquilidad a los empleados de mantenimiento de playas, es su trabajo.
Sin embargo nos vemos en la necesidad de puntualizar: afroumbandistas conscientes nos han llamado molestos y alarmados pensando que se prohíbe ofrendar si no limpian después. Decimos que somos respetuosos del cuidado de la naturaleza que es nuestro objeto de veneración y de los lineamientos rituales trasmitidos por nuestros mayores en la cultura afro religiosa. Es un fundamento  doctrinal no tocar las ofrendas luego de realizadas, ni las propias y menos las ajenas. Se indica no volver al lugar por siete días. Andar allí manoseando esas energías que pueden aún estar actuando, supondría llevarse no solo basura material sino perturbación. Pueden comprobarlo no con una docena sino con miles de líderes y cientos de miles de fieles, habiendo incluso muchísima bibliografía brasileña al respecto.
Podemos cuidar el medio ambiente en Yemanjá y el resto del año sin perder autenticidad que es otra forma de sometimiento. Y no desvirtuar la dignidad, sacrificio y lucha de nuestros queridos ancianos africanos –“Pretos Velhos”- que ofrendaron sus vidas por mantener la fe ancestral intacta así como nos la legaron.
Junto a los rateros revolviendo restos de ofrendas se pierde toda seriedad, se subestima el valor del ritual y se hace el ridículo. Se hipotecan espacios ganados por otros, desmereciendo nuestra identidad religiosa yendo contra las bases del culto, sin contar el riesgo astral que existe.
Es un retroceso en lo social y un atraso espiritual.
En la relación costo-beneficio y en sociedades organizadas, ya está previsto que expresiones multitudinarias de alegría popular dejan residuos y por eso se disponen equipos especiales para limpiar.
La diversidad cultural en su apogeo como es la fiesta de Yemanjá -¡ojalá se repitiera más de una vez al año!- es ocasión de paz y armonía, de integración,  profilaxis contra la violencia social que lamentablemente cunde en otros conglomerados de público como por ejemplo cuando los violentos toman de pretexto al fútbol.
De todas formas el cuidado de los recursos naturales no es tema de los umbandistas los dos de febrero solamente sino de la ciudadanía creyente y no creyente los 365 días del año. Es una cuestión de educación cívica y responsabilidad de todas y todos. También deberíamos pedir a los organismos de limpieza que acondicionaran las playas antes de Yemanjá dada la afluencia masiva de público, pues la mugre existe lamentablemente; bolsas de náilon, colillas de cigarrillos, envases de bebidas, plásticos, bandejitas, restos de comidas, y un gran etcétera generado por parte de la población.

Hace muchísimos años ganamos para Atabaque un premio de educación ambiental de la IM, por la campaña recomendando no usar barcas de espuma plast ni objetos de plástico o vidrio, dejar los contenidos y no los envases y así,  tal cual lo hacemos en la actualidad.

En el momento casi nos cuesta no poder sacar el diario, ya que las santerías no vendían las barquitas pues se había mal entendido como una prohibición. Proponíamos intercambio de saberes entre la IM y el colectivo. No pactos individuales inconsultos que involucran, por confusión, a toda la comunidad religiosa y se presentan como acciones represivas y recortes a la libertad de culto.
Eso nos enseñó a ser cuidadosos de la sensibilidad de la colectividad umbandista, pues trasciende un mensaje de opresión, contradictorio con las políticas culturales plurales y garantizadoras de democracia que aplica nuestro actual gobierno.
Buscamos equidad social y no efectismo momentáneo, y, fundamentalmente, un trato igualitario entre los que tienen derecho a no creer y también para las diversas religiones valorando su esencia y no medrándola, sobre todo si se trata de grupos minoritarios y discriminados como es el caso de la religión Umbanda y los Cultos Africanos ya bastante estigmatizados y portadores de prejuicios.
Cuidar la naturaleza que veneramos lo hacemos porque es parte de la naturaleza afroumbandista, no ultrajando lo que nos es sagrado y propio.
La Intendencia de Montevideo firmó desde el 2006 con la Coalición de Ciudades Latinoamericanas y Caribeñas contra el Racismo y la Discriminación, un Plan de Acción que en su punto 8 habla del cuidado y preservación de los ritos de las religiones ancestrales afroindígenas, derechos humanos fundamentales que en apariencia no se están teniendo en cuenta.
Las autoridades deberían saberlo, asesorarse y reflexionar, antes de precipitarse.

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Ver también:
http://www.elpais.com.uy/120203/pciuda-622426/ciudades/diosa-del-mar-convoco-a-miles-en-las-playas-de-todo-uruguay/
Agradezco a Carolina Fachinetti por la imagen de Iemanjá.