miércoles, 28 de mayo de 2008

Allan Kardec en el cementerio de Père Lachaise

Pensaba en ir al cementerio de Père Lachaise en París más que nada para sacar una foto de la tumba de Jim Morrison para mi hija, que se está haciendo una fan suya. Reconozco, también, que el personaje no me resulta indiferente: me gustó mucho la desenfrenada película de Oliver Stone y hay muchas canciones del grupo que me parecen buenísimas aún hoy, pese a que no escucho rock en ninguna de sus versiones. Dudaba, ya que me parecía un paseo algo morboso, y no habría posibilidad de ver alguna tumba milagrosa de las que suelen engalanar y avivar nuestros cementerios tercermundistas –y que son un imán irresistible para un antropólogo de la religión (popular?). Eso hasta que mi amiga y colega Nayelli Juárez, pionera en el estudio de la Regla de Ocha en México (hay una bocha de santeros allá), me contó que en el cementerio estaba la tumba de Allan Kardec. Voilá! Algún muerto, si no santito, al menos casi milagroso –sin duda un interlocutor privilegiado con el mundo de lo sagrado. De los espíritus, y nunca tan bien aplicada la palabra.

Sobre todo, el tipo había fundado la rama del espiritismo que más se expandió por Latinoamérica, y que se fusionó irremediablemente con las religiones afro-americanas. Aunque usualmente se cree que la influencia de la doctrina Kardecista es sólo o principalmente sobre la Umbanda u otras variantes sincréticas, yo sostengo desde hace rato que es imposible entender la cosmovisión de las religiones afroamericanas sin ver la influencia que esta doctrina tuvo sobre todas ellas. Quizás algunos templos muy tradicionales de cada variante puedan, de alguna manera, escapar a esta influencia -o tal vez sólo puedan explicar mejor las correspondencias entre las creencias africanas y las espiritistas. El proceso de reafricanización que desde hace rato las afecta (con mayor intensidad desde comienzos de la década de 1980, con las COMTOCS –Conferencia Mundial da Tradicao dos Orixás-) parece ser principalmente un gran esfuerzo por reemplazar al kardecismo como espina dorsal de la cosmovisión de estas religiones y recolocar los conceptos apropiados de origen Yoruba. (Reconozco que esta visión puede resultar polémica para los practicantes, pero bueno, es mi análisis de la situación….). De todas maneras, este no es el motivo principal de la entrada. Sólo para remarcar la influencia de Kardec (lo quiera él, sus seguidores, o los de las religiones afroamericanas) sobre un tema que me apasionó durante más de veinte años. Cómo no iba a ir a su tumba, si es un héroe cultural?Además de su influencia sin duda decisiva en la cosmovisión de la Umbanda, lo que siempre me llamó la atención de Kardec fue su intención de hacer una doctrina científica del Espiritismo. El tipo iba a las sesiones, charlaba con todos los espíritus, y de acuerdo con lo que éstos le contaban fue codificando su doctrina. Según su visión, por lo tanto, no fue un invento suyo sino una sistematización del saber transmitido por los espíritus que llegaban a sesiones espiritistas en Francia cerca de 1850. Básicamente, un etnográfo del mundo de los espíritus. Los antropólogos hacemos algo parecido con nuestros informantes/amigos (idealmente) y luego contamos su visión del mundo.
Sus libros, especialmente El libro de los espíritus (1857) y El libro de los médiums (1861), rápidamente llegan a varias ciudades de América donde se constituyen en verdaders biblias de esta nueva doctrina que adquirirá un peso social importante a fines del siglo XIX. A principios del XX se mezclará con algunas ideas y prácticas afro-brasileras y dará origen a la Umbanda.
" Nacer, morir y renacer de nuevo,,. y progresar sin cesar, ésta es la ley"

Llegado al cementerio, además de la tumba de Morrison, también tuve que visitar antes la de Auguste Comte, uno de los fundadores de la sociología moderna. Paternidad discutida, como muchas, pero sin duda fue el creador del positivismo, que tanto afectó a la construcción nacional del Brasil que su bandera lleva el lema “orden e progresso”. En otro ejemplo interesante de cómo la ciencia se puede convertir en religión, recuerdo hace mucho, también, haber visitado junto con Ari Oro y Renzo Pi Hugarte en Porto Alegre una capilla de la “religión positivista”. Su tumba mostraba bien esta mezcla, ya que el principal logro que allí se recordaba era el de haber fundado no el positivismo sino “la religión de l’Humanité”. Como siempre, la ciencia lleva al anonimato y la religión al recuerdo eterno. Tanto Comte como Kardec están enterrados con sus mujeres, a quienes también les dan crédito por el desarrollo de sus ideas.

Es imposible no notar la tumba de Kardec, es una de las que más flores tienen en el cementerio –un verdadero jardincito de macetas- y aún quienes no saben quién es el finado se paran y se fijan en el mapa para identificarlo. Varios que sí saben quien es (o quién era) se paran y tocan su busto un rato largo, probablemente rezando. La persona que aparece en la foto estaba con otras que dejaron mensajes escritos en papeles disimulados en medio de las macetas. Nada diferente de lo que sucedería con un santito milagroso en un cementerio del NE, NO o la capital argentina.
Pero también aquí hay una ortodoxia que desaprueba de estas manifestaciones de “idolatría”. Una notificación enmarcada como un cuadrito por detrás de la tumba, señala que la Unión Espiritista Francesa y Francófona afirma que “poner las manos en la piedra del monumento o en el busto, así como dejar objetos o velas como en un altar, son actividades dignas de otra época que constituyen muestras de idolatría y que de ninguna manera favorecen la intercesión de los espíritus del bien, como sin duda lo es el de Allan Kardec”. La carta, sin embargo, no lleva el sello de esta institución espiritista, sino de la Alcaldía de París, en una curiosa conjunción de control secular de prácticas religiosas heterodoxas.
(doble click en la foto para leer el texto)
Dos citas interesantes de la obra de Kardec que muestran su convicción de haber plasmado una ciencia de los espíritus:
"A Doutrina Espírita transforma completamente a perspectiva do futuro. A vida futura deixa de ser uma hipótese para ser realidade. O estado das almas depois da morte não é mais um sistema, porém o resultado da observação. Ergueu-se o véu; o mundo espiritual aparece-nos na plenitude de sua realidade prática; não foram os homens que o descobriram pelo esforço de uma concepção engenhosa, são os próprios habitantes desse mundo que nos vêm descrever a sua situação." (O Céu e o Inferno, Primeira Parte, cap. 2)
"Como meio de elaboração, o Espiritismo procede exatamente da mesma forma que as ciências positivas, aplicando o método experimental. Fatos novos se apresentam, que não podem ser explicados pelas leis conhecidas; ele os observa, compara, analisa e, remontando dos efeitos às causas, chega à lei que os rege; depois, deduz-lhes as conseqüências e busca as aplicações úteis. Não estabeleceu nenhuma teoria preconcebida; assim, não apresentou como hipóteses a existência e a intervenção dos Espíritos, nem o perispírito, nem a reencarnação, nem qualquer dos princípios da doutrina; concluiu pela existência dos Espíritos, quando essa existência ressaltou evidente da observação dos fatos, procedendo de igual maneira quanto aos outros princípios. Não foram os fatos que vieram a posteriori confirmar a teoria: a teoria é que veio subseqüentemente explicar e resumir os fatos. É, pois, rigorosamente exato dizer-se que o Espiritismo é uma ciência de observação e não produto da imaginação.." (A Gênese, Capítulo I, item 14)
Fuente de las citas: http://pt.wikipedia.org/wiki/Allan_kardec