viernes, 9 de marzo de 2012

Bailes no aptos para niñas blancas (2)...


Una asociación libre que realicé (entre las muchas) :-)  sobre la prohibición de los "bailes de negros" en la Buenos Aires del siglo XVIII  por su influencia perniciosa sobre las "niñas blancas" y la popularidad de danzas de origen afro de todo tipo entre las "niñas blancas" porteñas actuales, llevó a una serie de comentarios que vale la pena incluir en el cuerpo del blog. Un tema lleva a otro, pero no es necesariamente un demérito...


Comentario de Fernando:
Las manos arriba de todas las chicas... que le bailan al santo? Un tema al caso que me parece interesante incursionar: El candombe en su costado espiritual, es un toque/danza para los ancestros, lo que equivale a los muertos en otras palabras, verdad? Y como en este caso se mezcla con danzas (y a veces toques) para los orishas o santos.. Me pregunto si esto tambien sucede en ambitos religiosos o que dicen las personas que manejan esas energias al respecto de estos ¿hibridos?


Comentario de Alejandro Frigerio:
Ja, si, me gustaron las fotos cuasi-ecstáticas.. No sé si entiendo bien la pregunta. Es ¿qué dicen los religiosos sobre que bailen orixás en la calle? y con tambores de candombe? Como dije un par de veces en este blog, hay pais/mães que no están muy contentos con que se muestre baile de orixás en contextos de calle -como mucho tipo show folkórico en un escenario, pero ya en carnaval y en la calle, no. Sobre que sea con percusión de candombe, creo que la mayor parte de los líderes en Argentina ni se entera de estas conjunciones, ya que están fuera del circuito del candombe. En Montevideo, sé de algunos que no les gusta que los orixás salgan en las Llamadas, y otros como la mãe Susana que sí lo hacen porque les parece que es una forma de reivindicar la religión negra (hace poco en una entrada hablé de esto, justamente por ella). Yo creo que no hay que dramatizar tanto las danzas, en contextos religiosos se hacen con tambores consagrados, en cuartos ídem, con la música y las canciones correctas cantadas por la gente que a través de las iniciaciones tiene axé para invocar. Creer que gente sin ninguno de estos requisitos y con música no adecuada puede mover alguna energía es despreciar toda la complejidad de lo religioso. Como validación cultural de una religión estigmatizada, me parece bárbaro. Y estéticamente, es muy bello también. El ritual es el ritual, y el baile en la calle es el baile en la calle. Uno es religión, el otro es arte...


Comentario de Mara Padilla:
Me gustaría aportar la reflexion que me generó este articulo, puntualmente sobre el comentario de Alejandro respecto de que la gente y agregó bailarines no pueden mover ninguna energia y que el ritual es ritual y el baile en la calle es el baile en la calle.

Mi experiencia como bailarina me ha demostrado que si se mueve energía y mucha. Tanta como para sentir que el sonido de un tambor puede, por bellos instantes de eternidad, hacernos perder el control de nuestros movimientos y ser danzados.
Creo que esta es la hermosa y distinta diferencia que aportan las danzas de raiz afro con respecto a otras. El contacto con lo energético, la conciencia de esa energia. Que claro no será la misma que cuando se convoca a un santo con todo su ritual y dentro de un contexto religioso.Pero que también se hace carne y se siente y hace que cambie nuestra mirada, nuestro tono, nuestra fuerza o suavidad por comentar algunas cuestiones.
Conectar el cuerpo, el espíritu y el pensamiento concientemente con una energia de la naturaleza y danzar claro que no podrá mover lo que se hace en el ritual religioso, pero si creo nos conecta al universo y eso es espiritual y profundo también.
Respecto de la diferencia entre ritual, religión y arte. Tambien me aparecen muchas preguntas que mueven a seguir profundizando.
Pienso en las fronteras y en esos limites difusos. Pienso en que el arte devino de lo religioso de aquellos rituales...
Capaz soy muy mistica, lo admito... Gracias por generar con tus articulos estas reflexiones!!
saludos!


Comentario de Alejandro Frigerio:
Mara: Gracias por aparecer y por tus comentarios. Algunas ideas al respecto:

1- estoy completamente seguro que en “situaciones de calle” (y otras) que involucren tambores y danzas pueden producirse estados alterados de conciencia. O situaciones de “flow” o “fluir”–como lo llama Csíkszentmihályi, la sensación de que uno “es bailado” más de que “baila”. Lo mismo para quienes tocan durante tiempos prolongados o en momentos de toques intensos y colectivos.
2- Ahora, si eso son “energías”, Dios(es) sabrán…. Por de pronto, es una sensación o, de nuevo, un estado alterado (o no cotidiano) de conciencia que se encuentra en muchas performances de distinto tipo. De hecho, si eso no sucede no hay una buena performance porque uno está “pensando” demasiado en vez de “haciéndolo”. Pese a no ser nuestra “conciencia cotidiana”, es mucho más común de lo que se piensa…
3- Si eso es conectarse con “tal energía de la naturaleza”… bueno… quien sabe…. 
Yo en varios lugares, por escrito o no, he sido crítico de las visiones demasiado facilistas que circulan en la danza afro sobre “danzar las energías de la naturaleza”. 
a) hay distintas danzas en todo el mundo que pretenden, de distinta manera, conectarse con, representar, estar influenciadas por, etc. las “energías de la naturaleza”.
b) No lo hacen de igual manera, porque la experiencia de la naturaleza (aún en la danza) está culturalmente condicionada. No es lo mismo “el agua” para un yoruba que para un chino. No la bailarían igual. De la misma manera que no se concibe igual a un “guerrero” (suponete, Ogun) en Africa, que en Afroamerica, en China o la India.
c) Las ideas de los orixás y su relación con la naturaleza que circulan por la danza afro local son algo sencillitas y estereotipadas. Reconocer esto es una de las maneras de hacerlo mejor. Fijate, por ejemplo, una entrada anterior de este blog (dire abajo).
Sin embargo, dicho todo esto, si el arte no está conectado de alguna manera con la espiritualidad y con una experiencia de lo sagrado, es un arte algo frío y muertito. Lo que dudo es que “una experiencia artística x” me conecte con “la energía espiritual x” –para esa conexión específica está la religión. Pero claro que un cuadro, una instalación, determinadas ropas, una danza de/sobre Iemanjá me puede brindar una idea/experiencia/sensación de cómo Iemanja es visualizada (dentro de un determinado contexto cultural).De hecho, por eso en la religión también usan todas esas vías. Establece una conexión, pero no es la misma del iniciado en trance con Iemanjá, que si establece una relación directa con esa energía (suponiendo, claro que exista, etc.). Si no es diferente del arte, para qué hacen todos los complicados (y mirá que son complicados) rituales religiosos?… Digo esto, sobre todo, para que la danza afro no quede como una versión express, Nueva Era y banal de lo religioso.. Bastantes cosas ya tiene para ofrecer como danza…
Ver también:
Anónimo 

Comentario de Viviana (Colo):
La ancestralidad claramente en candombe remite a la tierra (abajo, no necesariamente arriba), y va en otro eje: espiralado entre arriba y abajo, o "empujando" de atrás hacia adelante en el tamborilero cuando toca(ver ésto último en Ferreira, 2008). Pero, eso no es así necesariamente para todos los que hoy lo practican.Muchos grupos (jóvenes) incorporan otras danzas/imágenes/alegorías religiosas, como los orixás o como recientemente San Baltazar. Para los grupos tradicionales, la religiosidad suele manifestarse con la presencia de los "negros viejos" (fallecidos) -solo en los toques (de negros)- donde los mismos suelen "tocar a través de" los vivos...

En carnaval ("otro tema"), el candombe es en la calle fundamentalmente presencia/poder/territorio (lo es cada domingo, entre comparsas tradicionales que "se enfrentan"(se cruzan en el recorrido,en conflicto o armonía), en barrios "tradicionales" como San Telmo aquí o Sur y Palermo en Uruguay).Es territorio reconocido y ganado para el caso de Montevideo desde fines del siglo XIX y principios del XX, donde el candombe pasa a integrar el carnaval, y por lo tanto también pasa a integrar al menos una ínfima parte de "lo uruguayo"/la Nación; y es territorio negado y prohibido en Buenos Aires, según fue la suerte para el candombe Argentino en esta ciudad (prohibido en el espacio público). En este sentido, hoy el candombe (afro)uruguayo en las calles porteñas (y en toda Argentina) es una muy buena revancha, aunque continúe sin reconocimiento: aún la fuerza pública lo puede "mandar a guardar" cuando quiere (policía, falta de permisos municipales para su práctica etc). El recupero de San Telmo como barrio/territorio del tambor, también es una "reconquista" [mío]de esa parte (negra) de la ciudad y de la Nación en tanto la primera es metáfora de la última (Lacarrieu, 2005).
Mas allá de esto, llamé la atención en la nota de Pigna en Clarin -sobre lo cual agradezco a Cristian Lategana , en realidad, que la vió y me trajo el periódico- por lo que refiere al cuerpo como territorio de lo moral(de la blanquedad o de la negritud, como modelos opuestos de moral), particularmente al cuerpo femenino blanco. Nótese que al menos hoy, "blancas pueden bailar bailes de negros" sin necesariamente pasar por "pecaminosas", aunque sépase que los comentarios de los espectadores masculinos sorprenden siempre durante las llamadas con sabrosísimas reminiscencias del siglo XIX, cosa que bien puede resultar un increíble espectáculo en paralelo/aparte, a un buen (crítico)espectador. Generalmente se les proyecta, a esas mujeres blancas, el mismo imaginario que a las mujeres negras hacia fines del siglo XIX (y hacia la actualidad, obviamente).Es decir, básicamente se puede ser mujer blanca y hacer candombe, no sin costos impuestos, derechos que pagar, prejuicios sexistas con los que cargar (en pleno siglo XXI).


AnónimoComentario 2 de Viviana (Colo):
Y los híbridos, especialmente en Bs.As., son inevitables, en tanto los bienes/significantes culturales circulan, son apropiados a partir de la experiencia con mayor /menor información, y se resignifican (se les otorga nuevos significados). En este sentido, el candombe deja de ser "tradición" (tener sus sentidos tradicionales) y se convierte en un lenguaje artístico que puede ser manipulado, qu puede ser recreado/re-escrito permanentemente, incluso hasta salirse de su encuadre, muy a pesar de la sensación de "enchastre" o "hibridez" que esto les/nos pueda causar a otros).
Salvo dentro de la "comunidad"(o el colectivo) afrouruguayo en Bs.As. (los toques de Plaza Dorrego), no se le otorga al candombe en Bs.As. la ancestralidad a la que Fernando y yo hemos estado refiriendo (sepa que con mi total y debido respeto). Tampoco ha sido sencillo introducir el tema en los textos académicos, por eso traigo la referencia que mas aprecio me merece (Ferreira, 2008).