El desarrollo de Igbalé requirió realizar varias operaciones. La primera fue ingresar la obra a un despojamiento de ángulos que podían interponerse a una flotación. El círculo en sus distintas variantes resultó adecuado. Esto significó cierto viraje en la obra que venía haciendo por entonces, que mayormente estaba dedicada a explorar tensiones entre rectas. En cuanto a la materia, el caucho de cubiertas usadas de bicicletas y de autos que ya había estado utilizando desde un tiempo antes encontró en esta obra el sentido más completo que podían darme. El tránsito sutil que era tan vital expresar tenía así un correlato en sordina desde la significación más llana que la palabra puede alcanzar. El caucho sirvió para tener escarificación, contrapunto, ritmo.
Fue necesario que hubiera obras que se incorporasen desde el suelo, otras que flotasen, abarcar aproximaciones a una heráldica y a lo arbóreo. También a un vestuario intangible. Para las esculturas me gustó utilizar una base de hierro que me recuerda a las que se usaban para exhibir el arte "primitivo" en los tiempos que éste inspiró a los maestros del siglo pasado, casi como una broma dirigida a mí mismo.
El montaje en la galería de Loreto Arenas fue planeado junto a Gustavo Vásquez Ocampo, que fue sumamente receptivo para mis ideas. Sólo una franja roja de pared debía cortar una alternancia de negros y blancos. Al pie de un tondo trazamos un círculo de sal a modo de espejo. Sobre él imprimí la textura del círculo. A la entrada de la sala un cuadro de bicicleta oxidado que recogí en una calle de Catamarca trazaba un paralelo con las firmas de los espíritus en los rituales afroamericanos. Antes había presidido el taller en el que la obra fue realizada. Aún hoy lo hace. (texto del blog de Juan, escrito poco después de la exposición)
"Igbalé" en la Galería Loreto Arenas. Ideas circulares: desde las esculturas a los tondos, la instalación, todo el recorrido buscaba esa circularidad precisa. No quería aristas, angulosidades. Y casi plena monocromía. El negro ominoso. Solo aproveché el rojo de un sector de la pared.Metáforas del recorrido entre los vivos y la esfera ancestral. Estaba muy influenciado por los ritos de Egungún en Bahía. El montaje lo hicimos con Gustavo Vásquez Ocampo y Alejandro Vauthier. Cerramos los ventanales de la galería y no quedó ni una silla a la vista.
Toda la etapa de "Igbalé" está cruzada por la idea de la desmaterialización, de la oscilación entre la carne y el espíritu. La instalación también dió lugar a esta serie de fotografías, algunas de las cuales también eran autorretratos llevados a ese eje de hamacarse en el vacío.
"El itinerante", ensamblaje de caucho sobre madera y base de hierro, 166 cm.,2005. Con estas bases me metía en el clima de las antiguas exhibiciones del arte africano. Gusto y chiste.Fuente de las fotos: Blog de Juan Batalla: http://juanbatalla.blogspot.com/ Entradas 2007
Fuente de los textos: Revista Tse Tse 18/19 y blog de Juan Batalla

