domingo, 12 de febrero de 2012

Fiesta de Iemanjá en Mar del Plata

Fotos: Rocío Frigerio y Alejandro Frigerio

El domingo pasado tuve la suerte de asistir nuevamente a la fiesta de Iemanjá que todos los años (desde hace 28) organiza el Babá Hugo de Iemanjá en Mar del Plata, junto con su familia religiosa extensa.
Qué puedo decir que no haya dicho antes, acá o en otros lugares?
Es una fiesta bellísima, y que funciona como un reloj.


Quizás un centenar -más, seguramente- de hijos de religión se forman prolijamente en la explanada del Hotel Provincial, con jarrones de flores (à la Senhor do Bonfim), barcas que serán ofrendadas, y una imagen de madera de Iemanjá traída de Nigeria que será llevada en procesión hasta la Playa Popular. Allí se realizará una corta celebración de batuque -pero con una roda compuesta por unos 300 o más filhos-  con manifestación de orixás incluídos, y luego se entregarán las barcas.


La creciente cantidad de gente -y la locura generalizada de sacar fotos con celulares, camaritas, lo que sea- en dos momentos casi desborda la organización milimétrica. Pero lo entiendo, ¿de qué se puede quejar un "registrador profesional"? ¿de no tener ya el monopolio de la cámara? 


Y de todos modos, es comprensible. La fiesta bien lo vale. Y lo mejor que se puede hacer es intentar -además de participar y disfrutar- dejar testimonio de tanta belleza. Un correctivo, o quizás tan sólo un paliativo, a la cantidad de barbaridades que dicen los medios todo el tiempo acerca de esta religión y sus practicantes.


En la procesión, seguida por una multitud de fieles, simpatizantes y curiosos (algunas conversaciones que se escuchan revelan que aún hay gente que lo ignora todo respecto de estas religiones) es imposible no querer sacar mil fotos de Iemanjá y sus barcas pasando al lado de los lobos marinos, lo que localiza inequívocamente el evento -junto con las banderas argentinas que lo encabezan.


La fiesta ha sido declara de Interés Turístico Permanente por el Emtur de Mar del Plata, de Interés Cultural Permanente por la Secretaría de Cultura de Gral. Pueyrredón y de Interés Turístico por la Secretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires. 


Cuenta con el apoyo de la policía -hubo varios intentando, con algo de poca experiencia, hacer un cordón alrededor de la procesión y luego, con más éxito y ayudados por religiosos, de la roda de Batuque. Gente de la Prefectura luego ayudó a llevar el presente mar adentro, y bañeros de la playa a llevarlo hasta su barco.






Hacia el final, decenas de fuegos artificiales iluminaron la noche mientras las barcas eran llevadas mar adentro. ¿Qué mas se puede pedir?
Quien aún no haya ido, ¡agendarla para el año próximo! Vale la pena el viaje.


Este año la fiesta no tuvo la repercusión nacional que se merece (el año pasado salió una nota de una página en Clarín) pero sí se vio reflejada en los medios locales: