sábado, 9 de octubre de 2010

Dina Picotti en La Nación

Dina Picotti es una de las personas que más ha luchado por la inclusión de temas relativos a Africa y Afro-América en la universidad y en distintos ambientes culturales. Y además es una excelente persona. La Nación de hoy la entrevista.
Foto Miguel Acevedo Riú para La Nación

En cada fiesta patria en que la libertad es el motivo de festejo, el ritual se repite: primero, la notificación con las instrucciones de cómo hay que vestir al nene para el acto; después, las alpargatas desflecadas, los pastelitos, el aguatero, el que vende velas, todos con las caritas pintadas con corchos quemados y, como paseando por una realidad que parece no ser propia, camina altiva la dama con peinetón y el caballero con levita. El plano se repite cada año con algunas variaciones mínimas: atrás los negros y, adelante, los blancos patriotas. Y todos terminan diciendo: "¡Viva la patria!"
¿El saldo? De 10 chicos que participaron en el acto patrio, por lo menos siete hicieron de "negros", es decir, actuaron de gente que no ven, que no quieren ver, que no pueden ver; personas que existieron, pero que parece que se las tragó la tierra, que trabajaron a destajo en un pasado que se enseña como alegre y dicharachero, y que los niños no indagan. Dina Picotti, doctora en Filosofía por la Universidad de Munich, está acostumbrada a estas consultas. Ella, que se doctoró con una tesis sobre la superación de la metafísica como tarea histórica en Martin Heidegger, dedicó gran parte de su vida a estudiar la presencia negra en la Argentina y América, cómo se originó y se manifiesta en cada uno de los aspectos de nuestra vida y cultura.
Dina es una entrevistada misteriosa, de rostro bonito, delgada, elegante y edad indefinida. Nos abre la puerta de su casa en el Bajo Belgrano y la gran sala de estar, de color celeste, alberga cuadros, tallas, fotos y artículos africanos de una belleza extraña, que sólo se encuentra en aquel continente.
Y nada es casual. Porque Dina, que se fue de Villa Regina, Río Negro, a doctorarse en filosofía en Munich en la década de los 60, conoció en esa ciudad alemana al hombre de su vida, el padre de sus tres hijos, el ingeniero amoroso que construyó obras y caminos acá y en Africa, Abdourahmane Camara, guineano musulmán, negro y "muy buen mozo", como ella misma apunta, mientras sonríe levemente.
Cuenta Dina que a pesar del islam, al que Camara adhería, en los primeros años de los 70, la pareja se casó por la Iglesia Católica en Villa Regina y el evento constituyó allí una sorpresa: la blanca, muy blanca, desposándose con un negro, muy negro, fue el comentario general de sobremesa. "Todos pasaron por la iglesia y los que no, fueron a ver las fotos", comenta, divertida, esta mujer que no se resigna a haber perdido a su esposo hace ya 10 años, pero que mira la foto de Alejandro, su único hijo vivo, mulato y hermoso, que toca música y canta con un deleite incomparable.
"Es que cuando volvimos de aquellas mecas de estudios de posgrado, como era Munich -dice Picotti- nos preguntamos qué debíamos pensar nosotros mismos, a partir de nuestra experiencia. Pero entonces advertimos que en verdad no conocíamos la propia historia, porque no nos la habían enseñado; por ello comencé a bucear en las culturas que hacen a nuestra identidad, concretamente en las indígenas que habitaron también el valle del Río Negro."
Y acá vendrá la primera de muchas sorpresas que nos regalará a lo largo de la charla: "Daba clases de filosofía, pero me planteaba todo desde la perspectiva de cómo pensar aquí las grandes cuestiones, el hombre, sus prácticas, historia y cultura, llegando de este modo a preguntarme si en realidad aquí no hay negros, como solía decirse. Cabe recordar que cuando se le preguntó a un ex presidente argentino qué pasaba con los negros en su país respondió que ese problema lo tenía Brasil". Subraya la palabra problema como una de las que tenemos que desterrar del lenguaje: las demás se las dirá a esta cronista durante la charla.
¿Y por qué con su esposo decidieron radicarse aquí y no en Africa?
Por las guerras y en general la difícil situación que viven los países africanos.
A través de la investigación, Dina se dio cuenta de que la presencia negra era más importante de lo que se solía aceptar y que el aporte a todos los aspectos de nuestra vida e historia era tan doloroso como inconmensurable. Y dice: "Por ejemplo la palabra «tango», entre otras, es de origen africano y la invisibilidad que se produjo fue tal, que ya nadie se acuerda de que Carlos Gardel tenía un guitarrista negro".
"La Argentina empezó a negar a los negros por el hecho de estar relacionados con la esclavitud, y a mí me interesaba rescatar el valor que tuvo y tiene su presencia, porque toda cultura significa una experiencia humana irreemplazable. Entonces, no reconocer una cultura significa perder una parte importante de la historia humana, es impedir nuestro auto- reconocimiento".
Dina dice todas estas cosas con una sencillez llamativa y se concentra para dar respuesta en alguno de los muchos objetos africanos que decoran su casa. Asegura que una buena parte de la población argentina tiene impronta africana, aunque no lo sabe o quizá no quiere saberlo.
"Se lo advierte en diversos rasgos físicos y culturales, yo lo veo", y cuenta que, por ejemplo, el artista uruguayo Carlos Páez Vilaró seguramente tiene antepasados afro.
"Es que mirá, gran cantidad de esclavos negros ingresaron en el Río de la Plata por el puerto de Buenos Aires a través de diversos asientos, a los que hay que agregar los que venían de contrabando y que luego eran repartidos por el interior hasta Chile y el Perú. En algunos países, esas comunidades se mezclaron menos, pero aquí hubo un intenso cruce entre blancos, negros e indios, y se fue perdiendo el color.
¿Se sabe cuántos negros había en la Argentina hace 200 años?
"Se supone que un tercio del total de la población de Buenos Aires colonial era negra, y las estadísticas del centro, oeste y norte de país superaban el 50%, en ciertos lugares, como Santiago del Estero, llegaba al 90%, pero después ya no se los registró en los censos. Esperemos que este año se pregunte claramente por el origen del encuestado para poder apreciar si ascendió del 5 o 6% la actual población de color, que se estima según una prueba piloto hecha hace un par de años. "
¿Qué pasó? No desaparecieron simplemente a causa de las guerras y las pestes, como se afirma; se mezclaron, dice Picotti, y aclara que el así llamado "cabecita negra" venido del interior tenía en buena parte ascendencia negra. Agrega que hay bastantes datos, entre ellos una cerámica precolombina existente durante ocho siglos, que testimonian ya una relación precolombina de culturas negras con las nativas de América.
"Además de la presencia esclava tuvimos luego una inmigración importante de Cabo Verde durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y desde los años 90 una inmigración reciente africana y afroamericana que procede de diversos países, por ejemplo, hay más de 1000 senegaleses, que sólo se involucran con sus pares, viven en hoteles y suelen tener la familia en su continente."
Las referencias de Picotti son tan interesantes que es difícil no caer en la muletilla de preguntarle qué palabras o qué costumbres hemos incorporado de la negritud. Y siguen las sorpresas: palabras como "tango", "zamba", "mucama", "marote" o la expresión "fulo de rabia" son de origen negroafricano; el arroz en la comida, la percusión en la música, el 2x3 que está en el ritmo del folklore y los ritos animistas, aunque ésta es otra de las palabras que Dina quiere desterrar del lenguaje, porque supone desconocimiento desde una visión eurocéntrica. "Quienes fueron rebajados a esclavos, enviados como frente de choque a las guerras, empleados en condiciones inhumanas en toda suerte de trabajos, supieron sin embargo devolvernos canto y danza, que son lenguajes superiores."
Y habla de los tambores que, dice, llegaron a ser la voz de los sin voz, "un lenguaje convocante. Y la danza. Los niños negros antes de aprender a caminar danzan, es el lenguaje por excelencia, porque es expresión de vida. Pienso que hay un subsuelo negro entre nosotros, que se manifiesta de diversas maneras, incluso en las síncresis religiosas, donde por ejemplo cada santo cristiano tiene su correspondencia africana.
Dina y su hijo conocieron a sus familiares africanos mucho tiempo después de que Camara y ella se casaran. Fueron a Angola, Mali, Guinea y vieron lo bello y la riqueza humana y natural de esa tierra, pero también la devastación y la pobreza. Años más tarde, el ingeniero Camara volvió a su continente a construir colegios, rutas y puentes, y regresó también dolido de ver tanta corrupción interna y externa que mantiene a la población en condiciones inaceptables. "Continúan así -comenta Dina- la familia tiene tierras, pero apenas subsisten, sin servicios sociales básicos; no he regresado desde entonces."
Ya es tarde, Picotti acompaña a La Nacion hasta la puerta, pero se detiene para mostrar en el escritorio una foto de su esposo. Hay, todavía, un deseo irrefrenable de verlo en este instante, unas ganas contagiosas de acercarse, pero se contiene y sólo saluda. Y queda sola. En esa casa con tantos espíritus...

Perfil- Dina V. Picotti de Camara:
Doctora en filosofía
Quién es: se doctoró con una tesis sobre la superación de la metafísica como tarea histórica en Martin Heidegger, dedicó gran parte de su vida a estudiar la presencia negra en la Argentina y en América, cómo se originó y se manifestó en cada uno de los aspectos de nuestra vida y cultura. Ha editado una docena de libros sobre esta temática y es investigadora en temas de filosofía contemporánea, filosofía de la historia y pensamiento latinoamericano. Se doctoró en Filosofía en Munich. Estuvo casada con un ingeniero guineano, padre de sus tres hijos.
Es directora de su Instituto de Pensamiento Latinoamericano y Directora del doctorado de Filosofía del mismo claustro. Ha sido coordinadora de la Maestría en Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de la Matanza.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1313289
(Hay comentarios de lectores)
Agradezco a Cecilia Galera por avisarme

Eramos pocos y llegó... ¡¡el campeonato de Batucadas!!

Hace varios días ya me llegó este anuncio del "Primer Campeonato de Batucadas de Buenos Aires". Mi primera reacción fue: "¿Campeonato? ¿Hay necesidad de futbolizar también la música?". Después pensé que en el sambódromo de Rio compiten las escolas, y que lo mismo pasa en las Llamadas de candombe de Montevideo. Ahora tenemos el campeonato de tango de Buenos Aires -y antes, en realidad, también existían ...
Sin embargo, los efectos de al menos los primeros dos ejemplos de grandes competencias son bien conocidos, y criticados por casi cualquiera que esté realmente interesado en la situación y evolución de estos géneros musicales y no sólo en cuántos turistas podemos traer a la ciudad. Muchos referentes que respeto de estas tradiciones están absolutamente en contra de esta modalidad que no lleva a  la excelencia musical y performática sino a una mayor espectacularización y a la adopción de criterios estéticos que no son los del grupo que les dio origen.


Seguí pensando: ¿será que la modalidad de competencia casi "deportivas" necesariamente lleva a la desvirtuación del género? Quizás habría que ver, primero, con qué criterios se juzga la performance, y quiénes son los jurados.
Ayer me llegó esta información de Agenda Murguera, que señala los criterios por los cuales se evaluará a los grupos:
"Primer Campeonato de Batucadas de Buenos Aires. Sábado 9 de Octubre a partir de las 13 hs. en el predio situado entre Av. Figueroa Alcorta y Av. Infanta Isabel, al lado del Museo Sivori. Entrada libre y gratuita para el público, se solicita colaborar con alimentos no perecederos destinados a instituciones barriales de San Telmo. Batucadas de Glew - Olavarría - Tandil - Sunchales (Sta. Fe), Gualeguay y Gualeguaychu (Entre Ríos) - (Entre Ros) - Gran Buenos Aires (Calzada - Lanús - Ballester ) y Capital (San Telmo -San Cristóbal - Palermo) nos traen la magia y el poder de los tambores.
(Nota de AF: abajo, la info importante):
Participarán 15 grupos de batucada que realizarán shows de 15 minutos cada una y serán evaluadas en Estética, Carisma, Coreografía, Originalidad, Arreglos Musicales, Sincronización y cambios de ritmos, Performance general/puesta en escena, según el estilo de batucada brasilera.
Cronograma de actividades: 13 hs. Comienzo del evento. Se presentaran ante el jurado las 5 primeras batucadas. 15hs. Se presentan las siguientes 5 batucadas. 17 hs. Presentación de las restantes 5 batucadas. 19 hs. Anuncio de los resultados y entrega de premios. 20hs. Cierre del evento con una zapada abierta a todas las batucadas participantes y al público en general."

El afiche completo, con los sponsors del evento

Reconozco que mi formación musical no es suficiente como para opinar con autoridad respecto de la pertinencia de las categorías -o sea, sobre qué tanto ayudan a desarrollar la excelencia musical o a incentivar el circo. Tomando en cuenta el estado general del conocimiento del público local y la proclividad a reproducir siempre "hinchadas de tribuna"  me temo que la valoración estética vaya por cualquier lado menos el deseable. Pero es sólo un temor a priori y bien puedo estar equivocado. Alguno que vaya y quiera contarlo, agradezco.
Sí espero que para las Llamadas de San Telmo de diciembre no tengamos, todavía, concurso, premio, esas cosas... Ya que mucha gente en Montevideo no está de acuerdo con el rumbo que tomaron las cosas allá, no tenemos por qué seguir el mismo camino....
Esto no implica estar en contra de las innovaciones, sólo la necesidad de pensar un poco qué es lo que las produce y cuáles son sus efectos...

Informacion tomada de Agenda Murguera - gracias capo!!