martes, 5 de febrero de 2013

Iemanjá - Celebración del INADI en Costa Salguero


Fotos y texto de la socióloga Cecilia Galera:
Una mañana calurosa me recibe en la Costanera porteña. Luego de varias vueltas logro acceder al lugar, en Costa Salguero, donde se realizará la celebración a Iemanja, organizada por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Un evento que debería haber recibido más difusión del que tuvo -aparentemente, sólo a través de la página web de esta institución-  y que fue realizado en un lugar de difícil acceso -quizás esto explique la poca cantidad de gente congregada. En la orilla ya se encuentra la barca destinada a la Reina del Mar, "madre de todos los orixás" para las religiones de raíz africana. Tres mujeres umbandistas acomodan cuidadosamente las ofrendas mientras los pescadores, habitués del lugar, miran intrigados los preparativos.




El panorama algo desolador que me recibió, sin embargo, va cambiando poco a poco al llegar nuevos grupos para sumarse al festejo. Se saludan los referentes de los distintos templos que participan, algunos posan junto a la barcaza para tomarse fotografías, y entre todos colaboran con el armado de la ofrenda.  



Es el tercer año que el INADI organiza una celebración a Iemanjá. La primera fue en el mismo lugar, en el 2011, simultáneamente con el lanzamiento del Programa “Afrodescendientes contra la discriminación, la xenofobia y el racismo”. El año pasado este acto se trasladó a la Ribera de Quilmes donde se realiza el festejo popular y masivo -del cual se da cuenta en la entrada anterior del blog- convocado por ASRAU y atendido también por múltiples templos de manera autónoma.  Por motivos que desconozco, este año se volvió a Costa Salguero, para una celebración que debería haber sido más concurrida, y que parece tener connotaciones tanto políticas como religiosas.



Al llegar las autoridades del INADI se convoca a la carpa central en donde se llevará a cabo el acto formal. Lo preside el interventor de la institución, Pedro Mouratian, la directora de Promoción y Desarrollo de Prácticas contra la Discriminación Julia Contreras, Gonzalo Pérez- en representación del municipio de Quilmes- y la mãe Mameto Onira (Adriana Izquierdo) como coordinadora del Programa de Afrodescendientes del INADI. Los discursos suenan apremiantes y aluden a los avances del actual gobierno en la visibilización y reconocimiento de los afrodescendientes, destacando los esfuerzos hacia una mayor igualdad, e inclusión de la diversidad cultural y religiosa. Por otro lado, se marca una continuidad con los logros de la Asamblea del año XIII, cuyo bicentenario se conmemoró recientemente y que marca un comienzo hacia la abolición de la esclavitud.


Una vez finalizado el acto se invita a los presentes a completar las ofrendas y acompañar su entrega al río. La barca está colmada de frutas, flores, maíz, pipoca, perfumes, mensajes en papel, etc. Se comienzan a escuchan los cánticos devocionales guiados por un pai de santo y coreados por el resto. Un grupo de devotos carga en sus hombros la barcaza y se sumerge en las aguas –profundas en este sector- del Río de la Plata para depositarla y amarrarla al bote de Prefectura. Todos de frente, mirando la barca celeste que se aleja hacia el horizonte a medida que los cantos disminuyen. Algunos arrojan flores, otros aplauden, luego los representantes de INADI sueltan palomas pidiendo protección a la deidad africana y alguien a viva voz pide que ‘guíe a la presidenta’.



Más allá de este momento de gran efusividad, todo se desenvuelve en un clima respetuoso y algo circunspecto, con poco margen para demostraciones de fe más espontáneas,  como las que pueden observarse en el conurbano bonaerense. Para un observador externo, la sensación que prima es que se escenifica un rito -"exótico"?- en el marco de un acto político, en donde se nos invita a formar parte poniendo una flor y "pidiendo un deseo", como una "demostración" de aprecio hacia "otros" que no comparten la misma tradición cultural. Una escenificación,  cuyo corolario fueron la teatralización de danzas de orixás con percusión en vivo y unas cumbias afro-colombianas que desconcertaron a más de un religioso en la audiencia. Por otro lado, no se puede negar que fue interesante ver el rol activo que le cedieron al interventor del INADI en la ceremonia, quien invitó alegremente a depositar flores y arrojó perfumes junto a los ‘especialistas religiosos’ para abrir camino a la barcaza. 



Sin duda que es valioso el reconocimiento estatal y el espacio- aunque algo exiguo- que se le da a esta celebración tan importante para los afro-umbandistas y en donde se reivindican además, necesidades y derechos de las comunidades afrodescendientes en Argentina. Pero no deja de suscitar dudas la poca difusión que logró el evento, el lugar ‘escogido -en la Capital, pero a la vez algo oculto y de no tan fácil acceso-, la concurrencia que distó mucho de ser la posible o deseable, y los alcances reales de los cambios políticos que auguran los discursos. Con miles y miles de argentinos ofrendando en las playas bonaerenses de manera espontánea, quizás sería más interesante que el INADI se integre realmente a estos festejos, legitimándolos y difundiéndolos, en vez de intentar reproducirlos de manera algo independiente.

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