miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ramiro Musotto homenajeado en Bahía Blanca (2)


Amigos y familiares. La evocación empezó en un teatro y terminó en la calle (foto Clarín)

Clarín - Espectáculos - Miércoles 4 de noviembre de 2009
Y volvieron a sonar los tambores...
Homenaje a Ramiro Musotto.Bahía Blanca honró a su hijo pródigo, fallecido en septiembre. Fue una fiesta popular.

Faltó su espigada figura pero el alma de Ramiro Musotto estuvo presente en la fiesta de cumpleaños que sus amigos le prepararon el domingo a la noche en Bahía Blanca, la ciudad donde creció y eligió ser músico. Al día siguiente en el que hubiera cumplido 46, el espíritu del percusionista fallecido el 11 de septiembre pasado en Salvador de Bahía sobrevoló el escenario y los alrededores del Teatro Municipal, donde sonó su propia música, aquella que lo acompañó en la adolescencia y en sus inicios como artista y la del país donde se consagró y murió.
"Ramiro Vive" no sólo fue el lema del tributo sino una manifestación rotunda de que el legado del músico que llegó a tocar con grandes de Brasil como Caetano Veloso, Paralamas, Daniela Mercury y Naná Vasconcellos, seguirá vigente por siempre. "A partir de hoy Ramiro vive y vivirá en cada uno de nosotros, los que aprendimos mucho de él" reflexionó Mintcho Garrammone, su gran ladero de los últimos años y uno de los organizadores del homenaje. Después de una sentida apertura con la voz del propio Musotto cantando Milonga del monte callado de Atahualpa Yupanqui sobre una foto suya en la que aparecía de espaldas contemplando el atardecer en una playa, Garrammone arremetió en escena con un berimbau. Y detrás asomaron el tecladista Pedro Giorlandini y el bajista Sergio Iencenella, integrantes de Mate el primer grupo que formó Musotto, el percusionista neuquino Mario Giménez, infaltable en sus últimas actuaciones en el país y ocho músicos más en escena. El programa se integró con creaciones del propio Musotto de Sudaka y Civilizacao & Barbarye, canciones brasileñas en la voz de María Eva Losada y la guitarra de Martín Musotto, hermano de Ramiro, además de algún rock.
Alrededor de un millar de personas, entre las que se encontraban Pocha, la madre de Ramiro y Victoria, su hija mayor, colmaron la principal sala de la ciudad, sede de la Orquesta Sinfónica provincial que Musotto alcanzó a integrar con sólo 19 años, antes de partir hacia Brasil en 1983. Diez artistas plásticos bahienses se asociaron al homenaje presentando una serie de berimbaus intervenidos con múltiples motivos y colores. Imágenes del músico y su inseparable instrumento, sobresalieron de los cientos de fotografías familiares y de su carrera artística que una pantalla no dejó de mostrar desde lo más alto del escenario.
El cierre formal del espectáculo fue a puro ritmo afro con el Flebinho para Ramiro que Mintcho le compuso para un cumpleaños en Brasil. Pero la música siguió en la plaza Payró contigua al teatro, todos los músicos que participaron del tributo se sumaron a los jóvenes de la agrupación Bagunza, integrada por alumnos y seguidores de Musotto, para sacudir la fría noche bahiense al ritmo de bombos, redoblantes y platillos en un ritual que Ramiro instaló como celebración bahiana en cada fin de año bahiense. Haciendo temblar las baldosas del paseo con sus rítmicas batidas, sus amigos le demostraron que nunca olvidarán lo que les legó al grito de "Ra-mi-ro Vive, Ra-mi-ro Vive".

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