Ya expresé mis reservas sobre la bossa nova. Me parece merecido, sin embargo, que Clarín le haya dedicado la tapa y doble página central del suplemento Espectáculos a sus cincuenta años. Y, claro, no podía dejar de publicar la foto de la auténtica Garota de Ipanema, abajo (es un ícono cultural, aunque se parezca demasiado a una modelito de Gente....). Ver el recuadro de Mariano del Mazo, interesante como siempre: La Balsa fue compuesta sobre los acordes de Garota....
Vinicius de Moraes y la auténtica Garota de Ipanema
MUSICA: 50 AÑOS DE BOSSA NOVA
La voz nueva
Se considera su nacimiento en 1958, con la edición del simple "Chega de saudade", de Jobim y Vinicius, interpretado por Joao Gilberto. Se desarrolló en la década del 60 y revolucionó la música popular. Aquí, claves de un fenómeno y una entrevista a Roberto Menescal, pionero del género que hoy y mañana encabeza un espectáculo celebratorio en el Gran Rex.
La voz nueva
Se considera su nacimiento en 1958, con la edición del simple "Chega de saudade", de Jobim y Vinicius, interpretado por Joao Gilberto. Se desarrolló en la década del 60 y revolucionó la música popular. Aquí, claves de un fenómeno y una entrevista a Roberto Menescal, pionero del género que hoy y mañana encabeza un espectáculo celebratorio en el Gran Rex.
Por FEDERICO MONJEAU
Hace justo medio siglo, en agosto de 1958, llegaba a las tiendas de San Pablo y Río de Janeiro el disco simple de 78 rpm Chega de saudade, una composición de Tom Jobim y Vinicius de Moraes, en la interpretación de Joao Gilberto. De otro lado figuraba Bim Bom, una pieza con letra y música del propio Joao Gilberto cuya onomatopéyica formulación constituía toda una novedad poético-musical. Era el nacimiento de la bossa nova. El mismo tema Chega de saudade había salido en abril de ese mismo año en la versión de Elisete Cardoso, con arreglos orquestales de Jobim y Joao Gilberto en la guitarra, pero sólo en la voz de Gilberto ese original samba canción alcanzaría su revolucionario estatuto.
La grabación de ese disco -preciosamente documentada en el libro Chega de saudade, de Ruy Castro- no fue fácil; primero, no fue fácil convencer al productor de Odeón Aloysio de Oliveira de encarar esa rareza; segundo, no fue fácil debido al neurótico perfeccionismo de Gilberto (quien en las extenuantes sesiones de grabación acusaba al mismo Jobim de "brasileño perezoso"). El disco terminó vendiendo 15 mil copias entre agosto y diciembre de 1958, curiosamente primero con mayor acogida en San Pablo que en Río de Janeiro. Hasta entonces el término bossa nova se había empleado como una cualidad, como sinónimo de distinción y personalidad. Probablemente hizo su primera aparición en un samba de Noel Rosa de 1932, Coisas nosas: O samba, a prontidao e outras bossas/ Sao coisas nossas, sao coisas nossas.
Pero con la irrupción de Joao Gilberto, el término adquirió la definición de una forma musical. Por las nuevas armonías; por un estilo guitarrístico basado en la oposi ción entre los cuatro dedos y el pulgar de la mano derecha; por la suspensiva síncopa dentro del tradicional metro del samba; y en el caso particular de Joao Gilberto, por una manera de cantar completamente inédita, que fluctúa sobre la batida formando una gran palabra ininterrumpida con todas las palabras de la canción, que Gilberto pronuncia casi sin separar, demorando exquisitamente la frase como si estuviese cansado por el efecto de la carga.
Pero además de la invención particular de Joao Gilberto, la bossa nova fueron también las composiciones musicales de Jobim, Baden Powell, Carlos Lyra y Roberto Menescal, la poesía de autores como Vinicius de Moraes y el genial Newton Mendon»ca, autor de la autodescriptiva Samba de una sola nota y de la irónica Desafinado, por sí sola un auténtico manifiesto modernista.
El surgimiento de la bossa nova coincide con la inauguración de Brasilia, esa increíble incrustación futurista en medio del planalto. Brasil asistía a una especie de nueva fundación, y en materia de música podía incluso aspirar a ciertos aires imperiales. La bossa nova conquistó el mundo de inmediato, y tuvo una extraordinaria recepción entre los jazzistas estadounidenses.
En noviembre de 1962 tuvo lugar el primer gran concierto en el Carnegie Hall de Nueva York; al año siguiente, la grabación del disco Getz/Gilberto; poco después vinieron las grabaciones de Jobim con Frank Sinatra. La bossa nova fue mudando de escenario. Estados Unidos pasó a ser la nueva patria del movimiento, que se había dispersado en el Brasil. Como dice en estas páginas Roberto Menescal, con la dictadura militar instalada en Brasil en 1964 perdió sentido seguir hablando del mar y las meninas. Como observó Ruy Castro, con el show Opiniao de Nara Leao, la musa de la bossa nova se transformó en musa de protesta, en una época en que la generación universitaria estaba necesitando algo de ese género.
La bossa nova decayó, pero sin ella no habrían sido posible los desarrollos posteriores. Como señala otro historiador del movimiento, Tarik de Sousa: "Hacia el fin de la década de 1960 e inicios de los 70, la bossa nova caducaba. Sus últimos posibles continuadores, revelados en los Fesivales, Milton Nascimento y Egberto Gismonti, no quisieron cargar con ese peso, entonces la bossa nova se transformó en otra cosa y la fusión jazz-samba se transformó en baión-rock. Hoy se puede decir que la bossa nova sobrevive básicamente en el ensanchamiento armónico y en la apertura de visión que permitió a la música popular no temer las alturas del jazz y más tarde, con la ayuda del tropicalismo, caminar hasta la música erudita contemporánea."
Tarik de Sousa escribía esto a mediados de los 80. Unos años después el resurgimiento llegaría impensadamente de la mano del pop, por músicos de las nuevas generaciones como Beck, Beastie Boys y Sean Lennon, además del prolífico japonés Ryuichi Sakamoto y del antropólogo musical David Byrne, tal vez el primero de todos con su Rey Momo de 1989
Postal bahiana: Joao Gilberto, el creador de 'la batida' en la guitarra (un modo de tocar clave en la interpretacion de la bossa), enseñando yeites a Caetano y Gal Costa.
Influencia
Mariano del Mazo - mdelmazo@clarin.com
Hace años, ante cierto abucheo del público de un teatro de San Pablo, Joao Gilberto toreó: "Me voy a vivir a Buenos Aires, capital de Brasil". A su manera estaba manifestando la devoción con la que los argentinos tratan a los músicos brasileños. La relación viene de lejos y un punto de partida es la década del 60, años en que la bossa nova comenzó a expandirse. Cierta clase media porteña descubrió esta música durante sus viajes a Río de Janeiro y Punta del Este. La bossa nova era sinónimo de sofisticación e intelectualidad y aparecía entremezclada entre la nouvelle vague, el cool jazz, el Di Tella, la revista Confirmado y las noches del boliche Jamaica en las que Salgán se animaba a tocar algún choro.
Mariano del Mazo - mdelmazo@clarin.com
Hace años, ante cierto abucheo del público de un teatro de San Pablo, Joao Gilberto toreó: "Me voy a vivir a Buenos Aires, capital de Brasil". A su manera estaba manifestando la devoción con la que los argentinos tratan a los músicos brasileños. La relación viene de lejos y un punto de partida es la década del 60, años en que la bossa nova comenzó a expandirse. Cierta clase media porteña descubrió esta música durante sus viajes a Río de Janeiro y Punta del Este. La bossa nova era sinónimo de sofisticación e intelectualidad y aparecía entremezclada entre la nouvelle vague, el cool jazz, el Di Tella, la revista Confirmado y las noches del boliche Jamaica en las que Salgán se animaba a tocar algún choro.
La influencia de la bossa nova en la cultura porteña es hoy poco visible pero profunda. Digamos solamente que el primer hit del rock argentino, La balsa (escrito por Nebbia después de un balbuceo de Tanguito), fue compuesto sobre los acordes de Garota de Ipanema.
Texto y fotos fuente: http://www.clarin.com/diario/2008/08/25/espectaculos/c-00611.htm
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