martes, 22 de diciembre de 2009

¿El rap argentino es la cumbia?

La nota de tapa del anteúltimo suplemento Sí de Clarín estaba dedicada a los treinta años del hip-hop. La nota habla más sobre el rap que sobre el hip-hop en general (recordemos, rap + breakdance + grafitti + deejaying ).
El rap local sale bastante mal parado, ya que desconsidera, sin siquiera nombrarlos, a los grupos nativos. La nota menciona principalmente a IKV y se pregunta si en realidad "lo negro" en Argentina no sería la cumbia. La apreciación es confusa. ¿Se refiere a características de género musical, al color de los consumidores de la cultura, a su lugar subalterno o a su origen popular?
Me parece una apreciación injusta, pero aún así tengo que confesar que, siendo el rap uno de mis géneros musicales favoritos, siempre me pareció que localmente el género no había logrado el desarrollo -ni la calidad- que sí tiene en otros países latinoamericanos.
Me parece que, en general, al rap argentino le falta rabia.
Algunos intérpretes locales me gustan, pero la critica a la realidad social no parece ser su fuerte. Hay mucha fantasía, quizás surrealismo, pero poca realidad callejera. Quizás sea porque sus cultores -o al menos los que llegan a los cds, aún los que se pueden comprar en locales de ropa hip-hop o en algunas galerías, ya que casi no llegan a las tiendas de discos- no parecen tan desclasados como los de otros países.
No son desclasados raciales, como en Brasil, ni étnico-migrante-raciales como en Francia, ni tampoco sociales como los españoles. Parecen -los que escuché- chicos de clase media con gusto por la rima, la jactancia y el flow. Todo bien - faz parte, como dirían los brasileros.
Pero en mi opinión la denuncia social -nacida de la propia experiencia, de ahí la rabia- es fundamental para lograr la credibilidad y el impacto que suele tener esta música. Quizás acá ese lugar, más que por la cumbia, esté cubierto por el rock chabón.
Personalmente, creo que el rappero más rabioso argentino es ... Kenny Arkana, hija de padre argentino, nacida en Marsella, Francia. Para entender de qué estoy hablando, ver sus videos en youtube.... (ya vendrá una entrada específica sobre su persona...)
30 años de Hip Hop
Las bandejas no se manchan
Por José Bellas - Clarín, 11 de diciembre de 2009.
A tres décadas del célebre "Rapper´s Delight" que empezó un movimiento, el Sí! se pone al día con el rap de acá, de allá y de todas partes.
Cuando el viernes pasado, Luis Alberto Spinetta hizo subir a sus hijos Dante y Valentino (Leeva) para hacer un cover "hip-hopeado" de Necesito un amor (Manal), la convergencia de traducciones se hizo un nudo dialéctico insuperable. La puesta en escena de un rapper local (Leeva) munido de un papelito ayudamemoria para tres juegos de estrofas (¡Control Machete!) no sólo devino en uno de los momentos menos afortunados del gran show gran de más de cinco horas, sino que confirmó las dificultades que presenta la adaptación del hip hop al uso nostro.

Paradoja 1. Así como los aludidos Manal encontraron su magistral forma de traducir el blues filtrando por el tango y la bohemia intelectual, el anclaje del rap local fue la pura importación. Paradoja 2. Aún tildados de acomodados o chetos, los adolescentes Illya Kuryaki & the Valderramas (previa parada en éxito crossover de Jazzy Mel) consiguieron una (de) forma audaz, grosera a veces y b-l-a-n-c-a de hacer lo suyo, de manera bastante elocuente. Y, vale decir, bastante más efectiva que un pelotón de bandas y solistas que quisieron impresionar primero con credenciales de pandilla, para terminar haciendo agua a la hora de poner en práctica el factor musical.
"¿Será que en la Argentina, rap se dice cumbia?", se preguntaba el Sí! en su tapa del 18/2/2000, a partir de una noche de gira con el cuartetero Potro Rodrigo, al que en aquel momento veíamos más parecido a Eminem que Emmanuel Horvilleur, en una tierra donde (arriesgábamos lúdicamente), la Mona Jiménez seguía siendo nuestro James Brown, los Auténticos Decadentes nuestros Beastie Boys (blancos salidos del punk sin prejuicio popular), Carlos Chávez (cantante de Karicias, asesinado en sospechoso ajuste) nuestro Tupac Shakur, etc., etc., etc. Y hasta arriesgábamos a los proto-cumbia villeros de Flor de Piedra y Guachín como el arribo del ala "gangsta" tropical.Por supuesto, el prejuicio de clase y las distancias musicales impiden todavía que los que por estas playas consumen Lil' Wayne tomen como su par a El Lechuga. Pero, diez años entrados en el siglo XXI, todavía se puede afirmar que, parafraseando a John Lennon, la cumbia sigue siendo lo negro del pop argentino.

Fuente: http://www.si.clarin.com/2009/12/11/home/02059148.html

sábado, 19 de diciembre de 2009

Umbanda disco - 1978

Con la Umbanda y las religiones afrobrasileñas se hace de todo. Con el pretexto de que "también son cultura" se las (re)presenta de las maneras más diversas.

Este programa de 1978 resulta bastante chocante en un primer momento. Según dice el conductor, motivó una polémica en aquel entonces. Sin embargo, uno puede pensar que versiones de música religiosa afrobrasilera hechas en clave de música "culta" (Virginia Rodrigues, por ejemplo) suelen estar bien vistas. Con música más popular, considerada chabacana, cuesta aceptarlo -es como si Donald se hubiera hecho umbandista.

Para compensar, en otras religiones también están los "padres cantores" y los muy diversos géneros de música evangélica (gospel, rap, chamamé, etc.) que mezclan alegremente lo sagrado y lo profano.

Cuál es el límite?

Fuente del video: http://www.youtube.com/watch?v=hJxMjYRJQhE´

Gracias a Juan Batalla por avisarme...

viernes, 18 de diciembre de 2009

"¿Pueden unirse personas de razas diferentes?" (1940)

Si uno se pregunta qué grado de apreciación social podría tener un afroargentino en, digamos, 1940, esta nota aparecida en una revista local quizás nos dé una pista.
Cómo se puede ver por las fotos, el racialismo era tal que era licito preguntarse, en un medio de comunicación masiva, si "dos personas de razas diferentes" podían unirse.
Por suerte el artículo señalaba que sí podían hacerlo sin mayores consecuencias (biológicas) pero cabe la pregunta: si la revista tiene que hacer esta aclaración, ¿qué podría estar pensando el ciudadano común?
¿Qué tan diferentes de los blancos se veían a los negros de la época? Bastante, sin duda....

Agradezco a Cecilia Galera

jueves, 17 de diciembre de 2009

Qué hay en una foto de jazz....

Me llamó la atención la foto que ilustra la tapa de la excelente revista Living Jazz (abajo, y al final, la dirección de la revista online). Siempre me parecieron algo caricaturizantes las fotos de Louis Armstrong, y comentando el tema con Berenice Corti, estudiosa local del género, me envió las reflexiones que reproduzco a continuación.
Quienes estén familiarizados con el blog saben que siempre enfatizo que las representaciones -dibujos, fotos- sobre la cultura negra y sus creadores deben ser sometidas a un constante escrutinio crítico. Durante demasiado tiempo se reprodujeron imágenes infantilizantes, bestializantes o exotizantes de los afroamericanos de distintas latitudes que sólo contribuyeron a mantener estereotipos. Aunque esto sucede con menor frecuencia, hay que estar atento para no reproducirlo.


Señala Berenice Corti:
Los estilos estéticos en las fotos de jazz dependen en gran medida de quién sacaba las fotos y a quién estaban dirigidas. Por ejemplo, en el caso de Louis Armstrong, habría que señalar que prácticamente fue el primer músico negro en los Estados Unidos en ser considerado una estrella masiva, por lo que puede pensarse que su imagen debía sufrir un proceso de construcción y reforzamiento estereotípico para que pudiera ser distribuida y vendida en la industria cultural.



También hay que tener en cuenta que los rostros se desfiguran cuando tocan instrumentos, en especial los de viento. La posición de la boca y los ojos hacia arriba son índices de esto, y pueden parecer hasta ridículos cuando en realidad son consecuencia de las necesidades de interpretación musical. La decisión de la imagen está entonces en quién saca la foto y qué momento se elige, como parece indicar el ejemplo de esta foto artística, tomada en un momento de descanso.

Otra imagen clásica de Armstrong es su conocida sonrisa, tan criticada por Miles Davis por su supuesta afinidad con el estilo “Tío Tom”. Pero ahora bien, ¿quién toma las decisiones en una compañía discográfica? ¿Quién elige qué foto usar?

Otro ejemplo paradigmático es el del pianista, compositor y director de big bands Duke Ellington, a quien en la década del treinta se le tomaban fotografías que hacían honor a su apodo:



Sin embargo, Ellington fue uno de los primeros músicos negros de jazz en realizar reivindicaciones raciales públicamente, como en las declaraciones al New York Times de 1928 en donde señalaba las condiciones de segregación laboral que debía afrontar en el famoso Cotton Club: “Ellos no dejan mucho espacio para el hombre de color excepto en el escenario, donde me dicen que debo tocar Jungle Music” (nombre con el que se conocía a un estilo del jazz swing, que entre otras cosas incorporaba sonidos que se asemejaban a los de los elefantes, monos y leones). La construcción de la sofisticación de Ellington no tenía que ver entonces, solamente, con que su música lo fuera (y de hecho lo era), sino con su audiencia potencial, blancos sofisticados y por qué no, negros sofisticados de la costa este.

Un quiebre muy importante sucede en las décadas del cincuenta y el sesenta con la creación del sello Blue Note, dirigido por Alfred Lion, quien contó con el trabajo del fotógrafo Francis Wolff. Ambos eran judíos alemanes por lo que su mirada sobre los músicos negros de jazz presumiblemente era distinta a la de los norteamericanos.
Aquí se ven a músicos en actitudes poco complacientes, plenos de personalidad y estilos particulares, integrados en diseños modernos, sugerentes y poco convencionales para la época y menos aún para protagonistas negros.

Aquí abajo una de las tapas más conocidas de este sello: la del disco Blue Train que presenta a un reflexivo y meditativo John Coltrane, uno de los más grandes saxofonistas de la historia del jazz, en una actitud típica de la plena producción artística, tal vez el momento previo a la perfomance o de escucha de lo que están tocando sus compañeros.


También podemos destacar aquellas fotografías producidas por los mismos artistas, en donde son muy relevantes las relacionadas a temáticas de derechos civiles. Al respecto ya habíamos visto más arriba la cubierta de Art Blakey para su disco Free for All. En el caso siguiente, vemos la tapa de la suite Freedom Now! del baterista Max Roach, en donde los músicos, en actitud desafiante, se encuentran acodados en la barra de una lechería que está atendida por un empleado blanco.


Estas imágenes son útiles para observar cómo se construyen los estereotipos raciales, y hasta qué punto éstos suelen estar naturalizados e incorporados en las distintas esferas de la cultura.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Paredes y Estrellas







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Fotos: Alejandro Frigerio

Primera Llamada de Candombe Independiente ¡Lindo Quilombo!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Oxum en la ribera de Quilmes (5)






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Fotos: Alejandro Frigerio

Oxum en la ribera de Quilmes (4)







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Fotos: Alejandro Frigerio