domingo, 12 de junio de 2011

Tambor para Yemayá


La presencia de la Regla de Ocha (Santería) cubana se hace más numerosa e intensa en nuestra ciudad. En el norte y en el sur del Gran Buenos Aires, las rezas a los orixás ya no se elevan solamente en el yorubá portoalegrense del batuque, sino cada vez más a la manera de La Habana o de Matanzas. 
La polirritmia intensa de los batá y el entusiasmo de los cantantes parecen desmentir el barrio  bonaerense que se despereza apenas fuera de la puerta -una máquina del tiempo hacia afuera del aquí y ahora. 
Los santeros -aún los bonaerenses- son gente discreta y descreen de las virtudes de registro de la cámara fotográfica.
Por eso, apenas un par de fotos -convenientemente desenfocadas- del oró seco, el toque de tambor inicial con que se homenajean a los orichas frente a sus tronos.



Agradezco al dueño de casa y a la visita ilustre..

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola ale, ¡qué linda foto la primera!, verdaderamente artística, parece en tres dimensiones, como esas postales de los '60 que al moverla cambiaba la imagen. ¿La sacaste desenfocada o la desenfocaste después, para subirla?

Atte. Pablo Cirio.

Alejandro Frigerio dijo...

Quedó linda, no? La trabajé con Picasa -de manera muy simple. La saturé de colores primero, despues la desenfoqué, para que no se vieran bien los tambores, que son sagrados -apenas se los intuye. Así, sugiere más de lo que muestra....

baron Samedi dijo...

Salud!

Si algo admiro de la Regla de Ocha es su pudor por lo sagrado. En estos tiempos de twitteos incesantes en los que todo el mundo anuncia su estornudo entre otras cuestiones personales, es alentador que los religiosos conserven el respeto por lo que hacen en cuanto a intransferible para quienes no posean las claves correspondientes para comprender y valorar el misterio. Bellas fotos, y coincido Pablo Cirio: la primera es sencillamente maravillosa.

Alejandro Frigerio dijo...

Si, pero y la "voracidad antropológica"? :-) Sucede también -y esto es muy propio, supongo, de esta época- que cuando uno ve algo muy bello quiere "llevarse un pedazo" a casa. O atesorarlo en algo más que la memoria. O compartirlo con quien no estuvo allí y podría, aunque sea de manera incompleta, apreciarlo. Pero sí, son esfuerzos fútiles de capturar la belleza, que simplemente está allí por unos momentos y luego desaparece...

Dario La Vega dijo...

Excelente la foto y el tratado que le diste, Ale! Y gracias por compartirla! Le imagino un buen lugar donde mostrarla...
Abrazo!

Alejandro Frigerio dijo...

Tenkiu, Darius, yo también me imagino.. :-) Picasa es gauchito, aunque algun dia aprenderé a usar uno mas completo... abrazo!

damian dijo...

lo felicito , dr , yo estube presente ese dia , yo lo reconoci , yo soy batuquero , el dueño de casa es una persona excepcional, muy respetuosa

Alejandro Frigerio dijo...

Gracias, Damián. Estuvo muuy lindo. No pongo nombres ni mayores datos porque, como digo, los santeros (o al menos algunos) son bastante discretos. Coincido con tu apreciación. Un abrazo