Ayer a la tarde una docena de pais y mães de santo se reunieron con el presidente y la vicepresidenta del INADI –Claudio Morgado y María Rachid- para tratar el tema del ataque al templo del pai Alfredo de Ogun -repito, fue mucho menos noble y mas rastrero y violento que un “escrache”-. Primero el pai presentó su caso –visiblemente emocionado y preocupado, ya que continuán las amenazas telefónicas al templo (de las cuales escuchamos una grabación) y luego presentó la denuncia ante la gente del departamento juridico del organismo.
La reunión continuó en su ausencia, con varios de los líderes presentes expresando sus opiniones e inquietudes, no sólo del desgraciado episodio, sino también de la estigmatización y discriminación cotidiana que, de manera general sufren la religión y sus practicantes en nuestra sociedad.
Morgado fue un escucha atento y considerado, y aportó reflexiones y simpatizó con los problemas de los umbandistas.
La gran revelación para mi fue la actitud de la vicepresidenta, que no sólo demostró absoluta empatía con los religiosos –es difícil no sentirla después de ver los videos- sino que hizo gala de una ejecutividad poco común en funcionarios públicos. Ante cada queja que se exponía, pensaba algún curso que el INADI podía tomar, alguna actividad que se podía realizar para contrarrestarla. No sólo de manera general, sino con propuestas muy especificas, señalando a los coordinadores del foro Afro -a cargo de la implementación y seguimiento de las acciones que se realizarán- con qué individuos de qué departamentos del INADI tenían que hablar.
En encuentros como éste los damnificados suelen aprovechar el raro oído que les presta el Estado para descargar el espectro entero de inquietudes y problemas que los aqueja. Ante ellas, siempre la vicepresidenta volvía a tierra para proponer acciones concretas y formas de implementarlas. La idea no es sólo buscar las reparaciones del caso, sino también atacar de manera más profunda y general la discriminación que sufren las religiones afro, ayudando a difundir información veraz que llegue a los medios, a las comisarías, a las escuelas. Además del curso normal de la denuncia concreta presentada ayer, se acordó que dentro de un plazo de dos semanas habría otra reunión de seguimiento para evaluar y corroborar que las políticas hayan sido puestas en práctica. María Rachid demostró que parece poder –o al menos lo desea, convincentemente- sacar el máximo provecho de su pasado de militante y su presente de funcionaria pública.
Veremos a ver, como dicen los portorriqueños, pero en este caso, al menos, “nueva gestión” parecen ser las palabras mágicas que quizás permitan que el INADI pase, al menos para esta minoría religiosa, de una acción mayormente testimonial a una proactiva y más efectiva. Estaremos atentos.
1 comentario:
Si el pai violó una ley, que lo PRUEBEN, lo denuncien y accionen por vía judicial.
Si no violó ninguna norma, pero no comparten sus acciones, o lo dejan tranquilo, o manifiestan su rechazo mediante numerosísimas formas, sin ir más lejos, una charla con el propio pai, planteandole las objeciones que tienen con sus prácticas.
El problema es que por mentalidad discriminatoria, ante la presunción de un accionar reprobable consideraron que no merecía otra cosa que patadas, piedras y escupitajos.
KD.
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