Después de siete años de trámite en ambas cámaras, finalmente el Senado brasilero aprobó el Estatuto de Igualdad Racial. Su redacción actual -que deberá ser aprobada por el presidente Lula- carece de casi todas las medidas concretas de acción afirmativa que contenía la versión original. Sin duda que es insuficiente, pero cuando determinados derechos se especifican en leyes, constituyen un arma formidable para luchas futuras....
(Diseño: Ilê Aiyê)
Clarín, 18 de junio de 2010
Brasil aprueba una ley en favor de la igualdad entre las razas
Fue 122 años después de abolir la esclavitud. La norma levanta críticas.
Por Eleonora Gosman
Clarín, 18 de junio de 2010
Brasil aprueba una ley en favor de la igualdad entre las razas
Fue 122 años después de abolir la esclavitud. La norma levanta críticas.
Por Eleonora Gosman
A 122 años de la abolición de la esclavitud, Brasil tiene ahora su primera ley que establece la igualdad de los ciudadanos independientemente de su color de piel. El Congreso aprobó ayer el Estatuto de la Igualdad Racial, un paso para promover la inclusión de negros, mulatos y pardos. El texto, que ahora deberá ser sancionado por el presidente Lula da Silva, no conformó sin embargo a la comunidad negra brasileña, que en pleno siglo XXI no dejó aún de sufrir la discriminación.
Entrevistado por Clarín, el padre franciscano David Raimundo dos Santos subrayó que el Estatuto votado es una “traición” pues no contiene elementos esenciales que obligan a la inclusión igualitaria. En esencia, fueron eliminados del proyecto original los párrafos que imponían el sistema de cupos para personas de color tanto en las universidades como en los partidos políticos, en los poderes públicos y en las empresas públicas y privadas. “Somos 51% de la población brasileña y sin embargo carecemos de un poder político acorde con nuestra importancia poblacional”, declaró el sacerdote que dirige la organización no gubernamental Educafro.
¿Usted ve un Brasil aún racista?
¿Cómo llamaría usted una situación en la que los negros representan apenas el 2% del universo de parlamentarios, donde una universidad prestigiosa como la de San Pablo (USP) tiene menos de 1% de profesores afrobrasileños, donde los alumnos negros son aquellos que llegan en programas de intercambio con países africanos? Frei David aporta otros datos. Hablan por sí solos. Apenas el 3,8% de negros o mulatos ocupan cargos ejecutivos en las 500 mayores empresas del país, según un relevamiento encomendado por la Confederación Nacional de la Industria que agrupa al conjunto del empresariado nacional. Febraban, la entidad que reúne a los bancos del país, llegó a la misma conclusión: entre el conjunto de sus empleados, apenas 9% son personas de color. Ambas instituciones decidieron implantar programas “afirmativos” para aumentar esa proporción.
El Estatuto de la Igualdad Racial, que endosó el Parlamento luego de 7 años de debate, fue precedido por muchos otros instrumentos del mismo tipo sancionados para proteger los derechos de los indios, de los niños, de los adolescentes. Esto indica, justamente, lo que la sociedad brasileña ha tratado de ocultar: la discriminación continúa. Basta una lectura de los párrafos de la ley que fueron eliminados para comprender que el Congreso alumbró un proyecto “lavado”: se eliminó toda referencia a cupos en el ámbito político, que establecía una cuota de 10% de las candidaturas para representantes de la población negra y mulata. También dejó afuera el parágrafo que establecía que el Poder Ejecutivo Nacional podrá estimular mediante incentivos fiscales la contratación de más de 20% de trabajadores de color en las empresas.
¿Qué fuerzas impidieron al Congreso votar una verdadera inclusión de los negros?
Fue el partido Demócrata, representante de aquellos ricos muy atrasados del país, respondió Frei David.
Se trata de la organización política que derivó del ex Partido del Frente Liberal , un grupo ultraconservador conducido durante años por el fallecido senador Antonio Carlos Magalhaes. El DEM forma parte de la alianza opositora que lleva como candidato al ex gobernador paulista José Serra.
Entrevistado por Clarín, el padre franciscano David Raimundo dos Santos subrayó que el Estatuto votado es una “traición” pues no contiene elementos esenciales que obligan a la inclusión igualitaria. En esencia, fueron eliminados del proyecto original los párrafos que imponían el sistema de cupos para personas de color tanto en las universidades como en los partidos políticos, en los poderes públicos y en las empresas públicas y privadas. “Somos 51% de la población brasileña y sin embargo carecemos de un poder político acorde con nuestra importancia poblacional”, declaró el sacerdote que dirige la organización no gubernamental Educafro.
¿Usted ve un Brasil aún racista?
¿Cómo llamaría usted una situación en la que los negros representan apenas el 2% del universo de parlamentarios, donde una universidad prestigiosa como la de San Pablo (USP) tiene menos de 1% de profesores afrobrasileños, donde los alumnos negros son aquellos que llegan en programas de intercambio con países africanos? Frei David aporta otros datos. Hablan por sí solos. Apenas el 3,8% de negros o mulatos ocupan cargos ejecutivos en las 500 mayores empresas del país, según un relevamiento encomendado por la Confederación Nacional de la Industria que agrupa al conjunto del empresariado nacional. Febraban, la entidad que reúne a los bancos del país, llegó a la misma conclusión: entre el conjunto de sus empleados, apenas 9% son personas de color. Ambas instituciones decidieron implantar programas “afirmativos” para aumentar esa proporción.
El Estatuto de la Igualdad Racial, que endosó el Parlamento luego de 7 años de debate, fue precedido por muchos otros instrumentos del mismo tipo sancionados para proteger los derechos de los indios, de los niños, de los adolescentes. Esto indica, justamente, lo que la sociedad brasileña ha tratado de ocultar: la discriminación continúa. Basta una lectura de los párrafos de la ley que fueron eliminados para comprender que el Congreso alumbró un proyecto “lavado”: se eliminó toda referencia a cupos en el ámbito político, que establecía una cuota de 10% de las candidaturas para representantes de la población negra y mulata. También dejó afuera el parágrafo que establecía que el Poder Ejecutivo Nacional podrá estimular mediante incentivos fiscales la contratación de más de 20% de trabajadores de color en las empresas.
¿Qué fuerzas impidieron al Congreso votar una verdadera inclusión de los negros?
Fue el partido Demócrata, representante de aquellos ricos muy atrasados del país, respondió Frei David.
Se trata de la organización política que derivó del ex Partido del Frente Liberal , un grupo ultraconservador conducido durante años por el fallecido senador Antonio Carlos Magalhaes. El DEM forma parte de la alianza opositora que lleva como candidato al ex gobernador paulista José Serra.
¿Qué cree usted que debe hacer el presidente Lula da Silva?
Está obligado a sancionar la ley, por aquello de que “es mejor pájaro en mano que cien volando”. Quiero aclarar que desde que Lula decretó el programa conocido como “Pro–Uni”, que subsidia a universidades que integren negros y pobres, aumentó sustancialmente la presencia de personas de color en 100 universidades brasileñas. Faltan todas las demás.
Está obligado a sancionar la ley, por aquello de que “es mejor pájaro en mano que cien volando”. Quiero aclarar que desde que Lula decretó el programa conocido como “Pro–Uni”, que subsidia a universidades que integren negros y pobres, aumentó sustancialmente la presencia de personas de color en 100 universidades brasileñas. Faltan todas las demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario