lunes, 3 de noviembre de 2008

La importancia de los actos –y de las palabras

El INADI viene desarrollando, bajo la dirección de María José Lubertino, una dinámica y visible actividad en diversos frentes. Ha incluido en sus actividades reivindicativas a afrodescendientes y practicantes de religiones de origen africano. Para un organismo que predica la importancia de la manera correcta de referirse a las distintas minorías, llaman la atención algunos errores recurrentes en la forma de referirse a estas religiones y sus actividades. Supongo que se debe al escaso conocimiento que en nuestra sociedad tenemos acerca de estos temas.
Ya que nadie más parece hacerlo, me propongo llamar la atención hacia lo que considero errores terminológicos con la sana intención de que, como suele señalar el propio INADI, “no discriminemos con palabras”.
1- Si uno muestra bailes y rezas o cantos para los orixás, pues bien, muestra eso, solamente. No muestra “una ceremonia candomblé”. De hecho, candomblé no es un adjetivo, sino un sustantivo. Sería, en todo caso, “una ceremonia de candomblé”.
2- Sin embargo, si sólo se muestran las danzas de orixás, será “una representación de danzas de orixás” y no una ceremonia. Tampoco una representación de una ceremonia, ya que para ello faltarían algunas de las actividades principales de cualquier ceremonia. Por ejemplo, todo el xiré que precede a la llegada de los orixás (si de representaciones de candomblé se trata).
3- Especial cuidado, creo, hay que tener en la mención de las variantes de religiosidad de origen africana que se intenta representar. No hay que olvidar –como parece ser el caso- que la absoluta mayoría de devotos de nuestro país practican el Batuque o Nación de Porto Alegre, y no el Candomblé de Bahía. Las casas que practican esta última variante no llegan a la decena, contra las miles que practican Batuque, generalmente junto con Umbanda y Kimbanda.
Entiendo que la variante gaúcha de la religión no posee el glamour folklórico que, por motivos que varios antropólogos y sociólogos ya han analizado, se le asigna al Candomblé, pero eso no es motivo para invisibilizar su práctica en el país.

4- Si un grupo de hijos e hijas de santo de un conocido templo de Batuque representan sus danzas (antes de las anunciadas de Candomblé, como ocurrió el domingo pasado) no es suficiente con presentarlas como “de nación jeje” ya que parecería que se presentan danzas de la nación jeje de Candomblé, que son bien diferentes a las de Batuque jeje.
La reivindicación de una variante no tiene que invisibilizar a otra, especialmente cuando ésta última es mayoritaria. Bastante ignorado está el Batuque en el propio Brasil (en relación a sus parientes religiosos como el candomblé) como para reproducir esta asimetría en nuestro país.
Todos y todas debemos tomar conciencia de que el Batuque es igual de bello y conlleva los mismos derechos religiosos que el candomblé. Si nos quitamos el recelo de nombrarlo se compatibilizarán mejor la reivindicación folklórica y la práctica religiosa cotidiana de miles y miles de ciudadanos argentinos…..
De todas maneras, fue emocionante el desfile de tanta gente de religión y practicantes seculares de artes afroamericanas por las calles de San Telmo. Meus parabéns.

Fotos: Alejandro Frigerio. Inauguración de las II Jornadas Culturales Argentina También es Afro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Alejandro

Tus comentarios sobre el evento del INADI son acertados, hay que hablar con propiedad, no ser inquilinos de las palabras. Lamentablemente, el INADI más que inquilino del vocabulario demostró, una vez más, ser nómade, porque o estuve viendo otro canal o creo comprender, después de casi veinte años dedicado a la investigación sobre la cultura afroargentina -vale decir, la propia de los descendientes de los negros africanos esclavizados durante la época colonial y 1861 y sus descendientes-, que en su enorme mayoría no practican -y ni siquiera adhieren de palabra- al sentir de las religiones que en ese evento “coparon la parada”.

Con mucho conocimiento de causa, por haber participado en el Mes de la Cultura Afroargentina que el INADI organizó en 2007, y por haber sido convocado, a través de la “Asociación Misibamba. Comunidad afroargentina de Buenos Aires”, al preparativo del evento de este año (del cual nos abstuvimos prudentemente), puedo aseverar que el INADI no está en condiciones intelectuales de organizar ningún evento sobre la temática afro. No han sabido estar a la altura de las circunstancias y su lema “juntemos negros para la foto”, demuestra que con la buena voluntad y presupuesto los papelones no son inevitables.

Con todo el respeto que las religiones de raíz afro que se practican en nuestro país, básicamente, vía Brasil y Uruguay desde los ’70 (mal llamados “religiones afrodescendientes” según el programa de mano del INADI, algo que te pasó inadvertido en tu comentario, Alejandro) esos cultos NO representan a lo afroargentino. En todo caso, hubiera sido más propio en el marco del foro “diversidad religiosa”. Por si fuera poco, los pocos afroargentinos invitados a disertar (exceptuando a Lucía Molina, que no asistió porque fue incluida de manera inconsulta y prepotente), no son representativos ni referentes de nada. Interesantes personajes, y muy ricos, para otras facetas, pero no para que tomen un micrófono y reciten sus consabidos discursos conservadores y plañideros.

Alejandro, No creo, como vos, que todo sume y un poco de show con personajes vestidos exóticamente sirva, de alguna manera, para instalar el tema en la arena pública de la ciudadanía. Para mí lo que no suma resta, quedarse parado no es avanzar, es retroceder. Se desperdició una valiosa oportunidad. Nada de circo, bastante circenses se los tomó a los negros desde que están en el continente: juerga, pachanga, sexo y tamborcito, bananas en la cabeza mediante. Es hora de mostrar otra cosa que lo esperable y al que no le gusta que busque otro grupo étnico para exotizar, que hay muchos.

Es hora de llamar a las cosas por su nombre, de educar a través de la difusión con responsabilidad y de que el compromiso con la causa trascienda la importancia de sacarse una foto al lado de Lubertino. Lamentable.

En fin, tras los papelones que me hizo pasar el INADI el año pasado con un evento con el que no estuvo a la altura de las circunstancias, ahora hizo otro cuya trascendencia no superó la atención con que se lee un diario. Sigan los éxitos, la confusión y el manoseo en la suma de negritudes, que el oportunismo va de mano de la ignorancia. Por mi parte, ni los buenos días.

Att. Pablo Cirio.