lunes, 23 de junio de 2008

Muestra Ecos del Alma: Miradas de Refugiados

Algunos piensan que la estetización de la miseria o de las catástrofes -o de ambas juntas- ayuda a mantener el orden occidental de representaciones sobre los otros. Aunque es un peligro que se corre, peor todavía, pienso, es la invisibilización de, y la ignorancia sobre, los otros.
Es claro que Africa es mucho más que un inmenso campo de refugiados o el lugar donde se producen matanzas diarias. Pero no podemos ignorar estos acontecimientos, así como tampoco tienen que ser la imagen del todo.
Me parece importante el creciente lugar que tiene Africa en nuestra ciudad, y que el Instituto Nacional de Antropología sea la sede de la muestra.
En todo caso, que cada uno vea y piense por sí mismo.....
Muestra fotografica ECOS DEL ALMA de Justo Casal
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano en Bs As
3 de Febrero 1378, Belgrano. Hasta el 30 de junio, lunes a viernes de 11 a 20 hs.
Con motivo del Día Mundial del Refugiado el 20 de junio, se presentará en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano en Buenos Aires, la muestra fotográfica ECOS DEL ALMA, imágenes y escenas tomadas en África por el fotoperiodista humanitario Justo Casal. La muestra consiste en veinticinco fotografías en color y en blanco y negro, sobre campos de refugiados en Kenya, Guinea y Liberia.
El objetivo general de la muestra es acercar el tema de los refugiados a nuestra sociedad. Justo Casal pretende dar un rostro particular a un fenómeno mundial. Uno de sus mayores logros es colaborar en la difusión del mensaje de muchos de los refugiados: "deseamos que haya paz en nuestros hogares, en nuestros países".
Foto: tapa del catálogo de la muestra.
Website de Justo Casal: http://www.casalpix.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las imágenes del fotoperiodista humanitario Justo Casal reflejan – nuevamente – la continuidad de las formas en el pensamiento humano. Si bien las ciencias sociales han hecho meritorios esfuerzos en demostrar que el cambio es constitutivo del curso de la historia, no es menos cierto que los sectores más conservadores de las distintas sociedades (la Argentina, por ejemplo), presentan patrones de continuidad de una flexibilidad ínfima. No me gustaron las imágenes (que en su conjunto se asemejan a tantas otras utilizadas en la industria de la ayuda humanitaria y las ONGs) pero lo llamativo de este acontecimiento no fueron las fotografías (insisto: comunes), sino las palabras que acompañaron la presentación el 19 de junio. Durante sus comentarios, atiborrados de moralina cristiana algo pasada de moda, el fotoperiodista humanitario se refirió al camerunés Víctor Bille diciendo: "tenemos acá a este chico Victor Bille, que es de Camerún, ¿por qué no venís Víctor?" sin reparar en el hecho de haber una brecha generacional de algo mas de 10 años más entre ellos. Esta modalidad de referirse al otro evoca con sorprendente mímesis al modo en que los administradores coloniales británicos más piadosos llamaban a los nativos: utilizaban la voz "boy", sin importar la edad. Si bien el pensamiento conservador europeo se ha modernizado en algunos aspectos, parecería ser que en la Argentina se mantiene sustancialmente intacto. Por supuesto, el fotoperiodista humanitario también se refirió a la "alegría" y la "inocencia" de los africanos, sin dejar de defender la idea de "igualdad", que coloca en alegre igualdad a un niño refugiado africano, desnutrido y alejado de posibilidades reales de acceder a la educación, junto al hijo de diplomático "bien", rubio, educado en Inglaterra y con "un enorme corazón". Me inclinaría a ver algo desigual en esta relación, si bien el fotoperiodista humanitario, los refugiados y quien escribe seamos todos seres humanos. La actitud neocolonial fue manifiesta en frases como "a los pobres africanos hay que ayudarlos", "cuando regresaba de jugar al golf, no salía de mi asombro sobre lo que veía", "tenemos que entender que somos todos iguales". Tal vez llegue un día en el que los africanos dejen de ser retratados por la bondad europea, en el que hablar de la realidad africana supere el lenguaje del alma, la naturaleza y la emoción, que sirven para no explicar las razones políticas, históricas y económicas en las cuales se sacan fotitos de nenes sonrientes. Tal vez llegue ese día. Sólo que cada vez más me convenzo de que eso sucederá el día que estos discursos "bienpensantes" puedan ser cuestionados en público. Disculpen el anonimato, pero es la única manera de poner las cosas más o menos en claro.