martes, 31 de diciembre de 2013

¡Muy feliz año nuevo!


¡Para terminar el año y comenzar el que viene, nada mejor que un poco de aché cubano-yoruba (de Benin)!

Una versión africana del son cubano, con un swing pocas veces visto... por algo las raíces son las raíces (y lo lamento -no tanto- si la afirmación no está al día con la teoría antropológica....).

Toda la letra de la canción gira alrededor del estribillo: "no se recoge sino lo que se siembra", un buen consejo para tener en cuenta en el año que se inicia....

¡Que tod@s tengamos un excelente 2014! 



lunes, 30 de diciembre de 2013

La Asamblea del Año 13 y la esclavitud -según educ.ar


En distintas entradas en este blog fui bastante crítico de la manera en que, desde el gobierno, se publicitaron los "logros" de la Asamblea del Año 13 respecto de la abolición de la esclavitud. 
Este corto (4 minutos), producido por educ.ar, pone el tema en perspectiva, especificando mejor las limitaciones y los progresos reales que las disposiciones de la Asamblea sobre la libertad de vientres conllevaron en la vida de los esclavizados.

Fuente: http://www.educ.ar/recursos/ver?id=120656

Otras notas al respecto en este blog:

sábado, 28 de diciembre de 2013

La (interesada) santificación de Mandela


Nelson Mandela fue muchas cosas a lo largo de su dilatada y fructífera vida. Según los requerimientos del contexto social fue -primero y durante mucho más tiempo- un luchador y luego también un conciliador. La progresiva santificación de su imagen -que a la hora de su muerte eclosionó para transformarlo en un ícono moral global- nos dice mucho más sobre quienes la llevaron a cabo, que sobre su figura.


En su muerte, los medios parecen haber convertido a Mandela en “El Gran Perdonador”, el estadista que perdonó a sus enemigos (y encarceladores) en aras de la unión de la nación sudafricana. El foco en la “reconciliación” y en la “unión” parece eclipsar sus décadas de lucha -no siempre ni principalmente, pacífica- contra el apartheid y el racismo. Sobre todo, este énfasis encubre la maligna persistencia de este último, tanto en Sudafrica como en la totalidad de las naciones donde se venera a nuestro nuevo héroe posmoderno. Acabar con el apartheid no necesariamente implica terminar con el racismo -apenas (aunque no es poco, claro) con su forma más explícita, brutalmente estructural y evidente. ........

Sigue en el último número de la revista Quilombo!:

lunes, 23 de diciembre de 2013

El restó de Freda Montaño: Ecuador en su mesa

Todos los interesados en la cultura afro (vernácula e inmigrante) saben que de una bella persona como Freda Montaño sólo puede salir comida exquisita.
La crónica de la revista Noticias de ayer sobre su nuevo emprendimiento culinario:

jueves, 19 de diciembre de 2013

Huellas (fugaces) de Candombe en Buenos Aires: El proceso de legitimación de las Llamadas de San Telmo (1)


Por Viviana Parody  (entrada 1 de 3)

Por medio del siguiente raconto, solo se pretende poner al alcance de todos aquellos practicantes o interesados en el candombe, la información mas amplia posible respecto de su desarrollo en Buenos Aires, especialmente en lo relacionado a los procesos sociales y las políticas culturales que han tenido lugar en los últimos años en relación a las Llamadas de Candombe de San Telmo. De ello no se infiere que tal evento sea ni el eje central ni la única actividad relacionada a esta expresión, sino que la misma debe entenderse en todo caso como un tipo de práctica que resulta tanto privilegiada como inevitablemente coyuntural, tratándose del desarrollo y  legitimación del candombe en nuestro país.  Para ello haré notar primeramente que en la Argentina la viabilización de la práctica del candombe en el espacio público es una deuda de larga data, sobre todo si del uso del casco histórico de la Ciudad se trata. Detallaré  una serie de vicisitudes que dan cuenta tanto de la impermeabilidad de las políticas como de la complejidad de los diálogos sociales dados en el entorno del candombe, una de las prácticas sonoras y danzarias más inclusivas de la Ciudad.

Una expresión que “data desde tiempos inmemoriales”
Se afirma que el candombe es una expresión de origen afro, propia de la zona del Río de la Plata, y que data desde la época colonial. Se suele decir también que el candombe, en este sentido, “antecede a la existencia de Argentina y Uruguay”. Sin embargo, es a partir de la conformación de las dos repúblicas  -una a cada margen del Plata- que el candombe cobró características disímiles en cada orilla, según resultó su desarrollo consecuente con las políticas estatales que históricamente regularon el accionar de la población negra en primer lugar, y de la “cultura popular” en el espacio público en segundo término.
No es meritorio para lo que vamos a referirnos aquí resaltar las diferencias musicales y danzarias (referidas al tipo de tambor o de modalidad de toque o tipo de baile) entre lo que se configuró como candombe (afro)uruguayo o (afro)montevideano y el denominado candombe (afro)porteño, pero si es necesario destacar que este último resultó recluido finalmente hacia la esfera privada ya hacia principios de siglo XX, en tanto para el caso montevideano ocurrió exactamente lo contrario ( el candombe  resultó  “impulsado” desde las salas o los recintos -o expulsado de los mismos?- hacia la vía pública). No es para nada anecdótico mencionar, haciendo un gran salto cronológico, que a mediados del siglo XX en Uruguay –específicamente en 1956- la Intendencia de Montevideo se asume como “organizadora” de los Desfiles de Llamadas de tambores de candombe que hoy conocemos como “Las Llamadas” (evento de la comunidad afrouruguaya que se realiza en los primeros días del mes de Febrero sobre la Calle Isla de Flores, desde Barrio Sur hasta Barrio Palermo). Contrariamente, en dicha década también (los años `50), diversas figuras del cine nacional argentino (como Hugo del Carril) incluyen representaciones  del “candombe de los negros”  en varios de sus films, algunos de ellos filmados en Montevideo, y otros en teatros porteños, que apelan al pasado, en tanto algunas familias afroargentinas seguían practicando distintos toques de candombe / guariló / o rumba abierta, en recintos semicerrados, retirados de la mirada del resto de la sociedad, y por ello invisibilizados. Breves años más tarde (1963), las comparsas uruguayas Morenada y Fantasía Negra, son contratadas para actuar  en los carnavales de Buenos Aires, en plena avenida 9 de Julio, y es así que los tamborileros afrouruguayos frecuentan la Casa Suiza luego de sus actuaciones con estas comparsas, manteniendo encuentros con los afroporteños (definidos como “los del guariló”). No tantas décadas atrás el candombe porteño había sido excluido del carnaval y del espacio público con distintos mecanismos, razón por la cual se lo hallaba en estos recintos (como “la Suiza”).



 Analizando en detalle la transformación de estas agrupaciones y “comparsas” de candombe y su relación con el carnaval en cada una de las orillas desde inicios de siglo XX hasta la actualidad, puede constatarse el impacto de las políticas de Estado en el desarrollo del patrimonio cultural (material e inmaterial). Su estudio, resulta de utilidad tanto para comprender los alcances que actualmente pueden tener las políticas culturales estatales sobre las expresiones declaradas como patrimonio inmaterial (como el candombe afrouruguayo, entendido como espacio sociocultural y práctica comunitaria por UNESCO en 2009), como para ubicar en estos procesos el lugar que tales expresiones ocuparon en la configuración de las formaciones nacionales de alteridad (esto es: como procedió cada Estado-Nación con estas “otras” expresiones representativas de los sectores subalternos no coincidentes con las elites gobernantes).
Siendo que el candombe  (afro)uruguayo  hacia la actualidad cuenta con un desarrollo inusitado en Argentina, su situación enfrenta al Estado y a la ciudadanía con la obligación de responder a desafíos históricamente pendientes en lo que refiere tanto al uso de espacios públicos –entre otros-.  Estos desafíos a los que el crecimiento del candombe en la Argentina –y en Buenos Aires en particular- nos enfrenta, resultan difíciles de sortear sino se comprende tal complejidad desde una mirada sincrónica y diacrónica (contemplando la diversidad de prácticas actuales, a la luz del desarrollo histórico del género, acontecido en función de políticas estatales regionales y procedimientos macro). Por empezar, su desarrollo en Argentina se debe, entre otras cosas, a la coincidencia de una necesidad local (una sociedad pos dictatorial paulatinamente inserta en un contexto internacional multicultural neoliberal) con una coyuntura política regional dada a partir de la dictadura uruguaya  en 1974 y el inicio de la democracia argentina en 1983. Estas encrucijadas políticas hicieron que Buenos Aires recibiera dos grandes afluentes de inmigrantes (afro) uruguayos que, siendo los “portadores” de los saberes relacionados a la práctica del candombe de estilo oriental, relocalizaron su hacer en sus nuevos barrios de residencia porteños. Entre esos barrios ha sido el primero San Telmo, barrio recordado junto a Montserrat como “del tambor”, y en concomitancia con ello “de alto índice (histórico) de población negra”. Es entre Plaza Dorrego y Parque Lezama donde a partir de 1983 los inmigrantes afrouruguayos dan forma a las salidas de tambores de días feriados que en 2012 (luego de treinta años de su práctica espontánea) resultan reconocidas entre los Sitios de Memoria y Culturas Vivas por UNESCO (Programa Ruta del Esclavo), hecho que confirma a este barrio como un sector emblemático para la práctica de candombe.
En tal proceso de relocalización y arraigo del candombe (afro)uruguayo en Argentina –que no describiremos aquí por razones de extensión- ocurrieron algunos hitos que direccionaron su crecimiento, dejando improntas particulares inscriptas sobre el mismo. Uno de estos hitos, fue la conformación de una comparsa integrada mayoritariamente por jóvenes argentinos (y uruguayos e hijos de uruguayos, en la que escasos afrouruguayos participaron de manera directa, como Claudio Martirena o “Foca” Machado) que aprendieron candombe durante dos años para luego desfilar frente al Cabildo de Buenos Aires en homenaje a un afrouruguayo activista cultural muerto por la policía (tras un hecho de racismo en 1996, Comisaría 5ta) –ver entrada en este mismo blog, marzo 2013-. Esta comparsa denominada Kalakán Güé –la primera formada por argentinos, ya que previamente existieron otras comparsas como Patindombe o Hijos de Morenada y Fantasía entre 1978 y 1983, integradas por afrouruguayos exiliados-, desfiló con tambores por calles de Buenos Aires que no oían su resonar desde fines del siglo XIX, hecho o evento para el cual se debieron gestionar permisos (y declaratorias de interés) que demoraron un período de dos años en obtenerse (1997-1999).
Si bien para los años `90, la “comunidad” afrouruguaya que residiendo en San Telmo en los `80 fundara las salidas de tambores de días feriados ya se encontraba viviendo en La Boca –donde nacen parte de sus hijos y nietos afroargentinos-, es precisamente a fines de los ’90 e inicios de los 2000 que se concreta su tercer desplazamiento (de San Telmo a La Boca, desde La Boca a Barracas, o Villa Zavaleta o Villa Soldati, entre otros barrios periféricos de la ciudad y el conurbano en donde hoy residen estos “referentes”, gracias al proceso creciente de gentrificación de la ciudad de Bs.As.). El denominado “ultimo quilombo urbano” (Herrera 313), fue desde entonces (2002) un predio de enseñanza de candombe también (entre otras disciplinas afro, como capoeira), ubicado en Barracas (una zona urbana de transición, a dos cuadras de Estación Constitución) en el cual los hermanos Bonga Martínez obtuvieron espacio gracias a “Araña” Luna, un referente de anterior generación que residía en el mismo (voz líder del grupo Afrocandombe, familiar directo de la vedette afrouruguaya Rosa Luna). “Araña” le dio a “los Bonga” un espacio para “fabricar tambores” que luego fue también vivienda y Centro Cultural.



Con anterioridad a estos hechos, una pequeña camada juvenil de músicos y artistas callejeros argentinos ya había aprendido candombe “por medio de compartir (el candombe) en el barrio” (de La Boca). Corrían los años `97 al ´99, y así en La Boca se había conformado el grupo musical  Afrocandombe (con “Araña” Luna, Juan “Candamia”, Jimmy Santos) y de manera paralela el proyecto Kalakán Güé, cuya comparsa también ensayaba los fines de semana en dicho barrio. La mayoría los jóvenes que aprendieron candombe con dicha generación y hasta los 2000 o 1999  (en su mayoría, “actores circenses”, “percusionistas”), se fueron del país con la crisis de 2001 (teniendo hoy una edad promedio de 40 años), y se encontraron en sus visitas de regreso a Argentina diez años después (con la crisis europea) con que el “candombe de conventillo” se había multiplicado “al punto de llegar y encontrarnos con llamadas de candombe en Buenos Aires! (quién de nosotros lo hubiera imaginado)?!”. Los que no se fueron a Europa entonces, formaron sus familias en ese momento y/o se incorporaron a las familias afrouruguayas residentes en Buenos Aires. Varixs académicxs dedicadas al estudio de poblaciones afrouruguayas o afrobrasileras en Buenos Aires obtienen luego de la crisis del 2001 becas de apoyo en Brasil (y no así en Argentina), y se radican por lo tanto en el vecino país desde entonces, descontinuándose así también los estudios específicos locales por varios años. La tragedia de Cromagnon, en la cual murieron 194 jóvenes asistentes a recitales en dicha discoteca de Once, generó que los espacios de conciertos y ensayos fueran clausurados si no cumplían con los requisitos puestos por el Municipio (que no abrió salas nuevas habilitadas ni solventó el reacondicionamiento de las existentes). Bajo esta “ola” de inspecciones, se desmanteló otro (último) espacio de investigación de candombe (porteño en este caso) como fue el Galpón de Dos Orillas, dirigido por Quintín Quintana (director también de uno de los cuadros musicales del proyecto Kalakán Güé integrado con instrumentos “pre-candombe”). Allí se contactará hacia 2002 Pablo Cirio con estas investigaciones musicológicas, para luego dedicarse a la revitalización del candombe porteño. En el caso de Quintín Quintana y su familia, la venta (al estilo remate) de su Museo de Instrumentos Musicales Latinoamericanos, le significó al joven la posibilidad de viajar en principio por Centro América (en búsqueda de Marimbas) y luego a un sinfín de destinos. Con toda una generación menos de jóvenes percusionistas, artistas  e investigadores (hoy se dirían “candomberos”), el candombe igualmente siguió creciendo, pero basado en otros mecanismos de transmisión (las clases de candombe, fuera de su contexto sociocultural de reproducción).
Dicho todo esto (una muy reducida contextualización), y diferenciando las expresiones espontáneas de candombe (sea en viviendas comunitarias o conventillos, como hoy en plazas; sea en manos de argentinos como de uruguayos o afrouruguayos) de las expresiones de candombe que se realizan bajo el formato denominado como “comparsa” (propio de carnaval), analizaremos el caso del Desfile de Llamadas de San Telmo, en tanto evento que cuenta con 8 años de (dificultosa) realización, y un crecimiento que las lleva de aproximadamente 5 comparsas participantes en 2006 a 29 comparsas participantes (de entre 25 a 85 integrantes cada una) durante el pasado 7 de Diciembre de 2013.

Huellas (fugaces) de Candombe en Buenos Aires: El proceso de legitimación de las Llamadas de San Telmo (2)


Por Viviana Parody (entrada 2 de 3)

Las Llamadas de San Telmo, entre 2006 y 2012
Como parte de las actividades generadas durante la conformación de la comparsa Kalakán Güé, se dictaron talleres gratuitos de candombe en el Centro Cultural Fortunato Lacámera, sito en las calles San Juan y Balcarce, esquina parte del recorrido tradicional de los tambores de candombe que parten de Plaza Dorrego en feriados. A cargo de los mismos talleres o clases iniciados por Ángel Acosta Martínez, hoy se encuentra –y ya desde hace años- el afrouruguayo Claudio “Artigas” Martirena, oriundo de Barrio Sur de Montevideo, venido a la Argentina en 1980, año en el que vino a “actuar con la comparsa Morenada”, para desde entonces radicarse en nuestro país. Tales talleres, forman parte de los dictados bajo el Programa Cultural en Barrios, dependiente del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
Es precisamente por iniciativa del Centro Cultural Fortunato Lacámera, luego de varias salidas con tambores por Avenida de Mayo impulsadas por la Asociación Amigos de Avenida de Mayo, que en 2006 se realizan las Primeras Llamadas de San Telmo, de las cuales la comparsa Lonjas de San Telmo (comparsa producto de las clases de este centro cultural, e integrada por familias uruguayas y jóvenes argentinos) es anfitriona. La falta de acompañamiento del gobierno de la Ciudad (al que se le solicitaba agua, baños químicos, difusión y micros para que pudieran participar las casi 25 comparsas que solicitaban hacerlo, sin obtener respuesta positiva desde entonces y hasta 2012), hizo que en 2009 las IV Llamadas de San Telmo fueran dos: la correspondiente con esta organización “oficial” (hecha casi sin recursos reiteradamente año a año), y la correspondiente con la gestión “independiente” de las mismas por parte de las comparsas de candombe que repudiaban esta política cultural abandónica. Los “referentes” afrouruguayos, exceptuando a los hermanos Bonga Martínez, no coincidieron en confrontar al gobierno de la Ciudad en pos de un reclamo decisivo (“no salir en las Llamadas si no se obtenían estos recursos mínimos”). 
Así surgen, paralelamente al desalojo de las familias afrouruguayas y de la escuela de candombe de la calle Herrera 313 –último quilombo urbano-, las Llamadas de “Lindo Quilombo”, organizadas por quienes para entonces se constituían como un colectivo de comparsas, aspirando a conformarse a futuro en una asociación o agrupación formal que pudiera nuclear a las mismas y representarlas en las gestiones comunes. Es decir, se realizaron dos Llamadas, que continúan desde entonces, mal entendidas como “oficial” e “independiente”. En ese mismo momento, en las reuniones de comparsas, se anunciaba que el candombe había sido declarado “patrimonio inmaterial de la humanidad” por Uruguay, hecho que reconfortaba y a la vez generaba dudas sobre el futuro de esta expresión en Argentina.



Los siguientes tres años fueron definitivos para la afirmación de una política nacional multicultural, que en lo que respecta a cultura afro dio su inicio en los mega festejos del Bicentenario (2010), tuvo luego su afirmación con la creación del Programa Afrodescendientes perteneciente a Secretaría de Cultura de la Nación, y su finalización con la declaración del Día de las y los afroargentinos y la Cultura afro (8 de Noviembre, en 2013). Durante los mismos hitos, “los candomberos” y directores de comparsas se mantuvieron bastante al margen de todos estos hechos de redefinición político-cultural, por lo tanto no contaron a posterior con una serie de informaciones necesarias en materia de políticas culturales. Insistiendo durante cuatro años al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por los recursos mínimos para la realización de las Llamadas de Candombe de San Telmo (micros para todas las comparsas y no solo las 5 cercanas, baños químicos, botellas de agua) llegaron a costear  de su bolsillo los traslados para la realización de las mismas en 2012. 
En tanto, Lindo Quilombo se hubo convertido en un “colectivo de candomberos” jóvenes -y no así de comparsas- que con 30 años de edad promedio pertenecían a una generación que aprendió candombe a partir de “clases”, y que posteriormente (actualmente) buscaron la “convivencia en contexto” (en su caso, en Uruguay). De entre dicho colectivo, un grupo cada vez mas experto (de ocho jóvenes) organizó año a año las Llamadas “Independientes”, teniendo como consigna que quien participara de las Llamadas “oficiales” no podía participar de la organización de las Llamadas de Lindo Quilombo (si de su desfile). Llamativamente, las mismas poco a poco obtuvieron el apoyo de CTA Capital de Calle Independencia, de un sector de ATE, y del MOI (Movimiento de ocupas e inquilinos), y de la comparsa Zumbaé de Montevideo (dirigida por un músico, y secretario político, afrodescendiente, integrante joven del Grupo Asesor de Candombe conformado en Montevideo a partir de la Declaratoria de UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para el Candombe). De este modo, las controversias internas de la “comunidad” afrouruguaya de Montevideo, comenzaron a atravesar el ya complejo contexto candombero porteño: el Programa Afrodescendientes de Argentina se encontraba a cargo de Javier Ortuño, “primo” del ex diputado y hoy Ministro de Industria Edgardo Ortuño de Uruguay (línea política que no cuenta con el apoyo de los afrouruguayos jóvenes de Montevideo en interacción con los candomberos porteños pertenecientes a Lindo Quilombo).



Los ecos del “que se vayan todos” –consigna de los cacerolazos de Argentina de 2001 con los que se “pidió la renuncia” del presidente De la Rúa- se hicieron lugar en las consignas compartidas por muchos de los candomberos argentinos: “queremos diferenciarnos, y organizar las llamadas por nosotros mismos, y no con el Estado”. Dos sindicatos alineados en contra del gobierno nacional dieron su apoyo año a año para las Llamadas de Lindo Quilombo, apoyos que se sumaron –desde ya, y es meritorio- a una muy buena dinámica de grupo y a las habilidades propias de la cultura juvenil de clase media, más que propicias para lo gestivo-comunicativo-organizativo.
El 2012, encontró a los “candomberos” reunidos en el nuevo predio otorgado por el gobierno de la Ciudad a los hermanos Bonga Martínez en Defensa 535 (previo juicio por desalojo del espacio de la calle Herrera 313). En esta oportunidad, “los candomberos” -unidos nuevamente, aunque aún con dos Llamadas (“Oficiales” e “independientes”)- planificaron una “única Gran Llamada” para 2013, a realizarse “entre todos y unidos”, saldando así las diferencias de 2009 entre los diversos actores, para luego juntos  “golpear nuevas puertas” que dieran lugar a la obtención de recursos (ya NO al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, o no únicamente). Sin embargo, frente a la iniciativa de los jóvenes de Lindo Quilombo de adelantarse en lo que refiriera a las reuniones con las nuevas esferas del gobierno nacional (puntualmente, con el Programa Afrodescendientes), los candomberos afrouruguayos (unidos los dos centros culturales y las dos generaciones de inmigrantes) pidieron ser poder “ser ellos quienes acudieran a las oficinas del Estado” a una primer entrevista con el Programa Afrodescendientes –reconociéndose como tales- para plantear por nota la situación del candombe en Buenos Aires en representación de todos los grupos integrantes de “las reuniones de comparsas”. 
En desacuerdo con ello –aunque sin verbalizarlo-, los dos a tres jóvenes representantes de Lindo Quilombo consolidaron en enero y febrero de 2013 sus alianzas con Uruguay –representando en marzo al candombe por nuestro país en eventos relacionados a Patrimonio organizados por Secretaría de Cultura de la Nación y el proyecto Patrimonio Vivo de UNESCO Uruguay en Buenos Aires- y se retiraron tanto de las reuniones de comparsas como de las construcciones colectivas, dejando como aporte igualmente su participación en las Llamadas de San Telmo, pero también la confirmación de que continuarían con la realización de las usuales Llamadas de Lindo Quilombo en 2013 también. 



Tras varios meses de convocar a acuerdos, se obtuvo que Lindo Quilombo organizara “su” Llamada (“independiente”) en una fecha algo anterior (2 de Noviembre) y en barrio aledaño, igualmente emblemático (Montserrat), permitiendo así a las comparsas restantes de jóvenes argentinos y uruguayos “organizar la llamadas” también “entre todos” junto a las comparsas de directores afrouruguayos de San Telmo, pero en este caso con el apoyo del Estado para los recursos (sígase entendiendo por “recursos”: baños químicos, agua, corte de calles y micros, y nunca un caché para cada comparsa, precisamente por el rumor de que “los referentes [léase los afrouruguayos, o directamente los negros] lo que querían es dinero”).
 En las reuniones organizativas de las VIII Llamadas de San Telmo, reuniones que esta vez comenzaron en Marzo luego del desfile de comparsas ya usual del Carnaval Afrodescendiente organizado por el Programa coordinado por Javier Ortuño, los diálogos no fueron sencillos. Aún tratándose de directores o integrantes de comparsas que acordaban en solicitar al Estado “un apoyo” (no así en delegar los criterios organizativos), llevó varios meses establecer pautas comunes y respetarlas, sobre todo por los diferentes códigos comunicativos, y no tanto por las ideas centrales en cuestión. Aun así, la organización conjunta de las comparsas en sus reuniones hizo que en Mayo de 2013 se entregara a la Secretaría de Cultura de la Nación (Programa Afrodescendientes) el pedido formal de apoyo para las VIII Llamadas de San Telmo (la solicitud incluía junto a los detalles de recursos, el pedido de declaratoria de interés cultural de la Llamada). Se solicitó también la posibilidad de incluir al candombe en los nuevos carnavales nacionales, definidos como “federales y latinoamericanos”, y la respuesta resultó afirmativa por demás en primer término, aunque finalmente no se concretaron todos los recursos (sino algunos), ni la logística esperada, aunque a cambio se demandó durante todo el año una dinámica de trabajo que supiera dar cuenta de que “las comparsas querían organizarse” y trabajar “consensuadamente”. Como saldo, la construcción de esta dinámica (pautas comunicativas, distribución de tareas) resultó positiva y si bien no estuvo concluida y aún resulta mejorable, la misma quedó incorporada a las reuniones de comparsas -no aún al funcionamiento hacia el interior de las mismas, que muchas veces siguen en situación de desinformación de estos procesos-.
La participación en las reuniones, de todos modos, y las pautas para la participación en las Llamadas –que tuvieron al expectativa de responder a los requerimientos internacionales que cualquier evento cultural tiene en el casco histórico de una ciudad- estuvieron “impulsadas” por una serie de principios escritos que los afrouruguayos consensuaron entre sí (pudiendo interactuar por primera vez entre pares sin competir entre ellos). Estos principios organizativos, que trascendieron entre los candomberos como “el reglamento”, luego debieron ser flexibilizados dado el rechazo de algunos grupos o comparsas integradas fundamentalmente por argentinos. En dicho proceso, las comparsas integradas por jóvenes uruguayos y afrouruguayos, se mantuvieron ausentes (en muchos casos como estrategia para no pronunciarse ni en contra ni a favor dada su doble pertenencia: siendo uruguayos “respetan la tradición”, pero siendo jóvenes tienen lazos de amistad con los “candomberos jóvenes argentinos”). Estas pautas entonces, aunque finalmente no fueron tenidas en cuenta (al extremo de no debatir cuáles podrían ser viables para el lucimiento de la expresión, en tanto no significara el perjuicio de los procesos sociales implícitos), incentivaron a algunos grupos a mejorar su presentación, sea en su vestuario, en la inclusión de personajes tradicionales, o en la viabilización de consignas comunicativas (a modo de “mensajes”) para la sociedad mayor.



Indagando la pluralidad dada por “los otros candombe(S)”
“Nosotros no queremos que el Estado provea a las comparsas de micros para ir a la Llamada, porque consideramos que allí donde el Estado resuelve las cosas por la gente, la inhibe a su vez de poder conseguir recursos por sí mismos, con las interacciones que esto implica”
Candombero organizador del Encuentro de Candombe(s)
de Punta Lara, 2013, integrante de la comparsa “La cuerda” de La Plata.

Evidentemente hubo tantas interpretaciones de esta propuesta de “estatuto o reglamento” que regularía desde 2013 las Llamadas de San Telmo dado por “los referentes”, como traductores del mismo. Dicha construcción de criterios (que podía oscilar entre crear categorías como simplemente establecer dos días o partes para el desfile, una correspondiente con “expresiones tradicionales” y otra con “innovaciones juveniles”), llegaron a oídos de todos los jóvenes “candomberos” de todo el país, dada supuestamente “la gravedad de estas exigencias”. Siendo que desde Argentina se rechaza el mecanismo mercantil del carnaval montevideano, se descarta cualquier política cultural del vecino país, aun desconociéndola. 
Especialmente las políticas referidas a La Movida Joven, dirigidas a este sector de la población que cuenta con espacios públicos y cortes de calle para su esparcimiento artístico o deportivo (a cargo e iniciativa de la Intendencia de Montevideo), o las denominadas “cooperativas de vivienda” de modelo uruguayo, presentan principios bastantes coincidentes con los promulgados por los jóvenes argentinos en sus Encuentros de Candombe(S). Cada vez que algún uruguayo o afrouruguayo referencia su país, sin embargo, los candomberos argentinos inmediatamente asocian la mención al dispositivo del carnaval, y no a las políticas sociales y culturales más generales. Puntualmente, varios grupos de candombe de escenario integrados por argentinos, hicieron en 2013 manifiesto su rechazo por ambos gobiernos nacionales (el de Pepe Mujica, y el de Cristina Kirchner), afirmando que los gobernantes lo que deben hacer es “devolver la plata que se robaron”. Es de destacar como el Estado, y el dinero, aparecen de manera conjunta o separada como demonizados.
La variedad y diversidad de prácticas hace, sin embargo, que también encontremos –aunque con mucho menor impacto- el acercamiento de los referentes afrouruguayos de mayor edad (hoy con 70 años, exiliados en 1974) al sector juvenil, aún incluso a las generaciones recientes o más jóvenes de candomberos, como resultan ser los Encuentros (juveniles) de Candombe(s). Si bien estos Encuentros tienen su origen en ciudades del interior del país, hacia los grupos de candombe del interior existió circulación (intercambio) de figuras afrouruguayas, aunque los candomberos afirmen “que no existen entre el candombe del interior y el de Buenos Aires relación, sino más que con Córdoba o directamente con Montevideo”. La apropiación de la práctica, se ha dado sin dudas por múltiples vías. La circulación del material discográfico de Afrocandombe entre los jóvenes “candomberos” del interior, da cuenta también de la importancia de las herramientas de referencia, facilitadoras o “transportadoras” de acervos culturales colectivos: “nosotros aprendimos a tocar con Afrocandombe”.



 En los encuentros (o mas específicamente, en el Encuentro de CandombeS de Punta Lara en 2013), la pluralidad se vio plasmada en el compartir alimentos, en el abonar todos un dinero de base que cubriera los costos de tres días de camping –que incentivaban a cumplir- y en las conversaciones centradas a veces más en la danza (o en las mujeres y sus procesos en el candombe) que en los “tambores” o en los “tamborileros” (ya que muchas mujeres argentinas tocan tambores). Aun así, al momento de desfilar en el espacio público aledaño al camping con los tambores (avenida alejada del centro de la ciudad de La Plata, por lo tanto sin dificultades para el corte de tránsito parcial), lo que se observó fue nuevamente un desfile de comparsas de estilo uruguayo, con vestuario. En los momentos de “compartir y aprender entre todos” se generaron “jumps” (improvisaciones) de agrado y disfrute, pero donde el conocimiento performático no circulaba con facilidad a falta de lo que en políticas de patrimonio se denomina como “portadores”, a pesar aún de la cantidad y calidad de instrumentos-tambores a disposición. De manera aledaña a estos espacios de “aprender entre todos”, se generaban espacios de serigrafía (para pintar remeras al instante con la consigna del encuentro), y de venta y exposición de tambores, talíes, palos, etc. Al Encuentro, muchos jóvenes se habían acercado en tren o micros, pero una gran cantidad –llamativamente- se movilizaba para todo tipo de traslados en automóviles de su propiedad (hecho que agrega un dato a sus pertenencias de clase, pero no desdibuja ni desvaloriza de ningún modo sus construcciones).
Al Encuentro de “Candombe(S) en plural”  (realizado en Punta Lara, La Plata, para que supuestamente pudieran asistir los grupos de San Telmo que a los encuentros del interior del país no pudieron asistir en años anteriores por los costos del viaje) finalmente no fueron invitadas las “comparsas de Buenos Aires” (“por temor a que nos desborde la participación”). Fueron avisados del mismo, igualmente, de manera personal, algunos “candomberos” argentinos del contexto porteño que supieron asistir con algunos miembros de sus grupos (escasos).



Claramente, entre todas estas prácticas –más allá del uso del espacio verde en un caso, y del uso del espacio público emblemático en otro- existe un factor común y una clara diferencia: todos quieren “hacer /organizar el candombe entre todos”, pero algunos quieren hacerlo “CON el apoyo del Estado”, y otros “de manera independiente” (SIN el Estado, buscando otros modos de solventar los recursos, que en muchos casos termina siendo particular, o de sindicatos u ONGs). Esto pareciera ser una huella también de la coyuntura sociopolítica de la Argentina del 2001, propia de las asambleas de vecinos que se solidarizaban para resolver sus problemas “entre todos”. Muy a pesar de quienes creen que tales iniciativas se han terminado una vez terminado el “corralito” (y así ocurre en un alto porcentaje), vemos como determinados sectores de la población (no incluidos en la planificación estatal por diversos motivos, como los jóvenes o los feriantes, para el caso de la Ciudad de Buenos Aires) si han incorporado y mantenido estas prácticas de tipo solidario como modo organizativo, y como “forma de vida”. Quienes viven el candombe desde estos principios emanados de la crisis del 2001, fusionan muchas veces significantes propios de la cultura afrouruguaya con los sentidos locales porteños que ellos les asignan a sus prácticas con el tambor: “candombe como forma de vida”, “resistencia”, “comunidad”.
Por otro lado, las maneras del hacer entre quienes coinciden en interpelar al Estado, dan cuenta de diferencias intergeneracionales y/o culturales que oscilan entre formas más o menos autoritarias o paternalistas, a formas más participativas y “horizontales” de comunicación y organización. En tal “horizontalidad”, la cantidad y calidad de información, la experiencia de vida, la trayectoria con el candombe, y las herramientas de comunicación masivas que los actores manejan es extremadamente disímil, y hasta que tal “brecha” (digital, social) no se reduzca, siempre se tenderá a caer en la repetición de las fragmentaciones ya existentes, siempre halladas.

Huellas (fugaces) de Candombe en Buenos Aires: El proceso de legitimación de las Llamadas de San Telmo (3)


Por Viviana Parody (entrada 3 de 3)

Narrando (el evento de) la 8va Llamada de San Telmo, entre las tensiones de dos jurisdicciones
Las cuatro de la tarde –hora de inicio de las Llamadas- encontraron a la Secretaría de Cultura iniciando los cortes de calles, que se vieron dificultados por la no presencia de gradas para las avenidas (como estaba pensado o solicitado), y las escasas vallas y personal disponible –tanto de la Secretaría como de las comparsas-. Aún así, gracias a los actores que día a día desde hace años protagonizan el crecimiento del candombe en Buenos Aires con su trabajo, y a la presencia física del Coordinador del Programa Afrodescendientes (presencia que se solicitó como responsable representante del Estado por parte de la Sria. de Cultura de la Presidencia de la Nación), los cortes pudieron en un 80% realizarse y la Llamada dio su inicio, quedando igualmente librada a grandes riesgos en los horarios en los cuales las avenidas resultan altamente transitadas. En este sentido, el desfile (al igual que otros años, y mas allá de quienes en cada oportunidad lo organizan) no tuvo en cuenta lo problemático del corte de la Calle Independencia, verdadera arteria de la Capital Federal donde dio inicio la Llamada que luego transitó por la Calle Defensa, hasta Parque Lezama (Defensa y Brasil), tal estaba estipulado. Los horarios picos de tránsito, sin embargo, dejaron a la luz las intenciones de cada uno de los actores para con el evento: algunos externos colaboraron, otros disfrutaron las dificultades observando con ironía, otros señalaron al agente estatal su error de escasa previsión, finalmente todos desfilaron y disfrutaron de los logros si obtenidos, para dejar para reuniones posteriores de comparsas la evaluación de estas dificultades de logística. Fue notorio como muchos grupos redoblaron su trabajo artístico este año, para cumplir con las expectativas en cuanto a la cantidad de tambores, personajes, fantasías –lucimiento que redundó en aplausos y reconocimiento por parte del público, presente sobre todo en horarios diurnos-. También fue notorio quienes dieron continuidad a diversos tipos de espectacularizaciones (por la cantidad de tambores y tamaño de loe elementos de fantasía, como estrellas lumínicas de grandes dimensiones), y quienes se esforzaron por nombrarse y/o definirse (portando estandartes y pasacalles en los que se definían como “Escuela de Candombe” y “Comparsa XX”, a la vez). Dos comparsas –una cercana la inicio, otra cercana al cierre- llevaron banderas o pasacalles en homenaje a Mandela (líder sudafricano recientemente fallecido). Otras “trajeron gente de Uruguay”, en muchos casos simplemente sus familias (ya que distribuidas a ambos lados del Río de la Plata, estas familias transnacionales salen en ambas Llamadas de nuestras capitales), o en otro caso singular a una renombrada vedette del candombe de carnaval afrouruguayo que no dejó dudas sobre la presencia que un cuerpo escénico puede generar a la hora de corresponder la mirada con el público, y dejar –por qué no también- “boquiabierto” al tránsito…



“La nota”, de todos modos, la dio la policía (una vez más). Existiendo las gestiones realizadas para el corte de calle Defensa –por parte de la Sria de Cultura de la Nación, en las comisarías correspondientes de San Telmo y Montserrat- a las 17hs se presentó un oficial de la Comisaría 2da (Montserrat) a realizar una (una mas entre miles) contravención por el corte de la Calle Independencia, que requería de un “permiso especial”. Tal detalle no menor, según se observó en las documentaciones, había sido informado a la Sria de Cultura de la Nación el día anterior. Sin embargo, es realmente de extrañar que algunos meses antes, en los Encuentros de Candombe(S), circulaba el comentario que “preveía la no realización de la Llamada de San Telmo de 2013, por falta de permisos para corte de calle”. Tal versión desmentida en su momento, tras lo cual las comparsas de “mas afuera” se comunicaron con las comparsas de Buenos Aires de manera directa para anotarse y participar, se confirmaba así en pleno inicio del desfile, que de todos modos siguió su curso –a cargo del Coordinador del Programa Afrodescendientes, que es quien se encargó de tales gestiones y respondió por las mismas-. Fue llamativo, como el oficial de la Comisaría 2da ante la duda de varios de los candomberos organizadores, “se defendió” aclarando que “al otro desfile hecho hace unas semanas en Montserrat tampoco se le otorgó el corte de las laterales”, para concluir diciendo que “nosotros en las internas de ustedes (los candomberos de Buenos Aires) no nos metemos igual”.
Esta anécdota, además de dejar pensando a más de uno acerca de como le es brindada a agentes externos tanta información referida a la propia “cocina” de las comparsas, nos es útil para entender la dinámica jurisdiccional que a las tensiones que se producen entre las “dos llamadas”  se agregaron en esta realización. La Comisaría 14 de San Telmo, mas “a mano” con el gobierno nacional – y “acostumbrada a los cortes en los varios de eventos que la Sria de Cultura de la Nación ha realizado en Parque Lezama” bajo el Programa Afrodescendientes o no- se dispuso con muchísimo gusto al corte de calle (o a la no obstaculización del mismo) que correspondía con su radio de influencia. En cambio, la Comisaría 2da –en mayor consonancia con el gobierno de la Ciudad, siendo un permiso gestionado por la Nación- irrumpió los cortes de las calles que estaban bajo su radio de influencia cada aproximadamente 2 hs u hora y media. La salida de la comparsa mas numerosa –maquillada de profundo azul- desplegada una hora antes sobre la calle Independencia con todos sus tambores y elementos (de gran tamaño), era “arremetida” por un momento por dos hileras de autos que, de no ser por los candomberos y “la organización estatal”, hubieran hecho sucumbir el evento.
Es loable decir que, habiendo estado establecido el horario de desfiles entre las 16 y las 22hs (23hs de cierre), y habiendo iniciado el mismo casi dos horas mas tarde por estas dificultades no previstas por el Estado, las comparsas salieron de continuado una tras otra, contando las primeras con mucho mas público que las últimas, y concluyeron el desfile no muy pasadas las 24hs.



La inmensa oscuridad con la que es tratado por el gobierno metropolitano el sector de la ciudad “circunscripto a la Nación” (desde San Juan y Defensa hasta Brasil y Defensa, esquina que se encuentra iluminada a pedido de los bares), y el descuido y abandono que padece Parque Lezama (imposibilitado de ser enrejado gracias a las acciones legales de los vecinos y amigos del Parque), hacen pensar que San Telmo es un espacio pensado para “ciudadanos de segunda”, propicio para actividades factibles de llevarse adelante únicamente de día. Siendo que “la Ciudad” (El Ministerio de Cultura porteño) durante siete años demostró no disponerse a apoyar las Llamadas de San Telmo (para las que se siguen pidiendo solo micros, agua, baños químicos, difusión), y a “la Nación” (Programa Afrodescendientes, Sria de Cultura de Presidencia) parece “volvérsele dificultoso” tal apoyo (sea mas por dificultades reales o por inexperiencia en las gestiones) , no es irracional pensar en dos posibilidades: organizar las Llamadas con el apoyo de la Ciudad en Montserrat (y cortes de calle de la Comisaría 2da), u organizar las Llamadas con el apoyo de la Nación en San Telmo (y cortes de la Comisaría 14, e iluminación “autogestiva” o gestionada por los candomberos JUNTO a la Asamblea de vecinos de Parque Lezama, que ciertamente, prospera al igual que la Asamblea de San Telmo desde la crisis de 2001). La realidad de los acontecimientos, es decir la realización de las dos Llamadas en correspondencia con los principios de estas divisiones de jurisdicción (una en 2 de Noviembre y en Montserrat organizada por el colectivo de candomberos Lindo Quilombo, con apoyo de ATE y CTA de la Calle Independencia; y otra el 7 de Diciembre en San Telmo organizada por las reuniones de comparsas de Buenos Aires) parecen corresponderse con ello. Claro que restaría apelar a un tercer principio, por vía del derecho, que es el de la jurisprudencia. Recordando el caso de Herrera 313 (reubicado tras un juicio al gobierno de la Ciudad), y recordando las gestiones de Kalakán Güé (la primer comparsa que desfiló desde Pasaje San Lorenzo hasta Plaza de Mayo, aunque en día domingo), parecería que un instrumento legal sería el próximo paso a conseguir para con el “intimar” al Estado a responder a los derechos culturales de estos sectores reunidos en torno del candombe, patrimonio inmaterial de la humanidad.



Estimando algunas conclusiones
Hasta aquí hemos intentado dar cuenta de la complejidad implícita en el proceso de legitimación de la práctica espectacularizada de candombe afrouruguayo en el casco histórico de la ciudad de Buenos Aires (“Las Llamadas de San Telmo”). En la sola realización de este evento convergen tensiones políticas entre dos jurisdicciones (“la Nación y la Ciudad”), en tanto ninguna de ellas termina de responsabilizarse por el acompañamiento que los ciudadanos (en este caso “candomberos”) solicitan para llevar adelante su derecho legítimo al uso del espacio público. Se observa también cómo, muy a pesar de ello, el candombe de estilo afrouruguayo (caracterizado por el uso del espacio público) en su formato de comparsas se multiplica, dando también lugar a nuevos formatos de gestión cultural y participación colectiva, y/o modos de “encuentro” y socialización relacionados al uso de los espacios verdes, u otras prácticas que dan lugar a resignificaciones locales de la expresión oriental.  Al margen de ello, centrándonos en su práctica urbana en la ciudad de Buenos Aires, se observan reclamos de los distintos actores, e intentos –muy trabajosos y arduos, pero que con el tiempo van generando lentamente avances- de alcanzar objetivos comunes, que por ahora no parecieran ir más allá de la realización de la emblemática Llamada en el casco histórico de la ciudad. En tales dinámicas de colectivización, los distintos sectores se ven obligados a formalizar sus prácticas de manera conjunta para poder viabilizar reclamos y/o llevar adelante gestiones en nombre propio (“organizar la llamada nosotros”), hecho que requiere precisamente de la construcción de un “nosotros” que comprende en el caso de la 8va Llamada de 2013 a sectores afrouruguayos y uruguayos de al menos dos a tres generaciones, sumados a algunos grupos o sectores de jóvenes argentinos dispuestos a la construcción conjunta y el respeto por los tiempos de apropiación de herramientas que necesitan los sectores históricamente subalternizados. En el contexto de la declaración del Día de las y los afroargentinos y la Cultura afro, algunas de las identidades “candomberas” previamente despolitizadas, despertaron “a la afrodescendencia”, dando cuenta de incipientes niveles de conciencia negra, no necesariamente acompañados en tiempo y forma ni por estrategias específicas correspondientes con el trabajo cultural ni con los estándares de ciudadanía diferenciada que se espera pueda apuntalar un Estado de reciente (pero creciente) énfasis multicultural. Así es que, en tanto se asiste a las divisiones del caso entre dirigentes afro a cargo de funciones estatales en Sria. De Cultura y Sria. De Derechos Humanos, (ambos alineados con el gobierno nacional), y a la vez a las divisiones usuales entre sectores políticos y jurisdicciones en contraposición (“ciudad vs Nación”), todo ello sumado a una diversidad de intenciones de los distintos actores “candomberos”, se estima como difícil el logro de los objetivos sino es por medio de la jurisprudencia (lograrlo por Ley). La sorpresa de la incipiente Ley que declara al 3 de Diciembre como “Día del candombe y la equidad étnica” en Ciudad de Buenos Aires (configurada a partir de iniciativas individuales no socializadas ni consensuadas con el colectivo de actores o con grupos de asesores) pudiera resultar un buen instrumento, si acaso se lo sabe usar, o revisar para su posterior promulgación y uso. Penosamente, no solo se usufructúa la fecha y el texto de la declaración uruguaya de 2006, sino que se pierde en esta Ley (a la vez que se gana) la posibilidad de conmemorar una fecha local entre las tantas que ya constituyen hitos el candombe afrouruguayo en suelo porteño (como el 13 de Diciembre, haciendo en 2013 los 15 años de realización de Kalakán Güé y su “Homenaje a la memoria”, y siendo un hecho que resalta los derechos culturales, la lucha contra la discriminación, y la problematización de la memoria).
Poniendo el acento en los actores (en los procesos de agencia, en las iniciativas que llevan adelante los mismos mucho más allá de las diferencias), podemos afirmar que solo el paso de tácticas a estrategias en el proceder podrá garantizar el logro de los objetivos comunes a mediano plazo, en un marco consciente y  creciente de formalización de las prácticas comunes a todos los sectores. Esto es, el derecho que deben poder conquistar todos los candomberos de reunirse en determinados espacios barriales, pudiendo reproducir el ritual de templado de tambores y de desfile sin la interrupción u obstaculización por parte de agentes policiales o por parte de un sector de la sociedad civil que ignora el valor cultural de esta expresión (“vecinos que hacen denuncias por el ruido”). A su vez, el derecho a utilizar el espacio céntrico reconocido internacionalmente por la presencia histórica de expresiones de origen afro, aún  se ve inhibido. Las Llamadas de San Telmo, a pesar de su 8vo año de desfile consecutivo, dejan a los candomberos (después de haber trabajado todo un año) la sensación de un mero paso fugaz que con su fin deja la duda de haber sido o bien a un sueño, o bien a una realidad. La falta de capitalización de las experiencias previas y de los instrumentos legales alcanzados, dada por los (no) usos de la memoria y por la escasa experiencia en la formalización de las prácticas, hace que este proceso se vuelva por momentos “repetitivo” (“estamos siempre en el mismo lugar y discutiendo lo mismo”) para los actores. Convengamos, igualmente, que básicamente en ello consiste “la trampa” multicultural.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Candombe por Mandela -en la Catedral de Montevideo


Ceremonia interreligiosa por Nelson Mandela en la Catedral de Montevideo -o, por qué Uruguay no es Argentina...

Una mãe y un pai de santo, un coro de mujeres afrouruguayas (Afrogama), personajes, tambores y baile de candombe dentro de la Catedral.

Todo impensado (e impensable) en Buenos Aires.
Tan sencillito y bello en Montevideo.
No sólo la capital de la legalización de la marihuana....
(fotos del facebook de la mãe Susana Andrade)


Entrada de tambores a la catedral


Comparto las palabras que al respecto escribió la mãe Susana Andrade de Oxum, que participó del mismo:

" A raíz de la desaparición física del líder sudafricano y mundial ex presidente Nelson Mandela, la Embajada de Sudáfrica en Uruguay tuvo la iniciativa de convocar a un encuentro interconfesional de conmemoración, en la iglesia Matriz el día martes 17 de diciembre a las 19 y 30 hs. 
El evento ameritó una reunión organizativa en el arzobispado, en la que participamos representantes de diferentes confesiones religiosas, llamados por Monseñor Cotugno, Arzobispo de la capital y la señora Ellen M. Hajie Jefa de Misión de la Embajada de Sudáfrica en Montevideo. La novedad, además de sumar variedad de visiones espirituales con un mismo fin y el lugar elegido para este acto, es principalmente que al reunir la vertiente religiosa africana entre sus participantes, los tambores se tornaron invitados de rigor aceptados por aclamación y unanimidad.



La peculiaridad es que no se tratará de una misa tradicional, aunque se haga en la principal iglesia católica de la ciudad, sino de una actividad recordatoria en conjunto, con lectura de algunas de sus mejores frases, una oración con carácter ceremonial y otros ritos respetando la pluralidad de las distintas creencias, encendido de luminarias y final de candombe por la memoria y obra del Padre de laPacificación en su país, ejemplo para el mundo entero de resistencia, amor por sus semejantes, fe en la paz como herramienta para lograr la igualdad y la no discriminación racial.

El poder de la simbología de este gran hombre que hizo culto del respeto a la libertad y a los derechos humanos, aún después de desencarnar nos moviliza, nos interpela y mandata a trabajar por un mejor mundo posible para las generaciones venideras.



Un mensaje de pluralidad y de unión en la diversidad que se torna imperioso brindar cotidianamente dadas las situaciones de violencia que recrudecen, aparecen o se reinventan con mayor ferocidad, en un mundo que por ello reclama acciones concretas especialmente de las religiones, depositarias naturales de valores de convivencia en paz, de esa fraternidad que soñó e hizo realidad Mandela con su ejemplo de vida y tenemos el compromiso social de alimentar y mantener vigente.


Realmente fue un agradable honor compartir una instancia de trabajo y camaradería con los distintos representantes religiosos y religiosas, en la iglesia Matriz, sobre cimientos de piedra y edificaciones que albergan más de doscientos años de historia nacional. 

Que esta celebración ecuménica en la Catedral se haga tradición en Uruguay, como pacto de combate al racismo y contra todo estilo de intolerancia. Y digamos con Madiva y junto al poeta William Ernest Henley:



“Hemos perdido pues,
gran parte de nuestro pasado
y debemos aceptarlo.
Eso no es renunciar, no es rendirse.
Agradezco a los dioses que existen
por mi alma inquebrantable.
Soy el amo de mi destino.
Soy el capitán de mi alma.”  "


Agradezco a la mãe Susana Andrade de Oxum

Ceremonia interreligiosa de encendido de las velas: https://www.youtube.com/watch?v=KvGZe8B7QII

lunes, 16 de diciembre de 2013

Candomberío: Candombe/s en y del Litoral argentino



Candomberío es un corto realizado por las antropólogas María Cecilia Picech, Manuela Rodríguez y Julia Broguet (de la Universidad Nacional de Rosario) con la edición de Fernando Herrera. 

Sinopsis: Llevando el foco a la región del Litoral argentino, específicamente a las ciudades de Paraná, Santa Fe y Rosario, Candomberío investiga las diferentes apropiaciones que se han hecho del candombe uruguayo, así como las posteriores recreaciones de un “candombe del Litoral” o “afrolitoraleño”, a partir de rastrear las experiencias de distintos colectivos artísticos/políticos que hoy están ejecutando esta práctica cultural en la zona.
A través de una serie de interrogantes acerca de que sería “lo propio” y “lo ajeno” de las tradiciones culturales de la región, surgidos tanto de las propias realizadoras como de los mismos candomberos, este registro reflexiona sobre parte de la historia reciente de la Argentina post crisis 2001, mostrando cómo a partir del candombe se cuestionaron, ensayaron y/o produjeron modos alternativos de hacer arte y política. Estas transformaciones propiciaron la resignificación de ideas de resistencia y comunidad, abriendo interrogantes acerca de una “identidad nacional”, pretendidamente homogénea, blanca y europea.

Señalan las autoras:
"Esta investigación sobre los candombes del sur de la región del Litoral argentino surge del deseo de reunir nuestras experiencias académicas y artísticas con esta manifestación y a partir de allí producir nuevos relatos e imágenes en y desde el ámbito local. Asimismo, es parte de un ejercicio reflexivo sobre la propia práctica etnográfica que nos planteó el desafío de un proceso de “traducción” múltiple, al poner en relación justamente nuestras experiencias como performers del candombe, la escritura académica como antropólogas y el lenguaje imago-sonoro junto a las técnicas y recursos de montaje, poco explorados por nosotras hasta el momento. De este modo, comprendimos que la dificultad en la “traducción” de estas ideas a los distintos formatos, da cuenta de la resignificación constante que se produce al interior de las prácticas culturales, cuando son ejecutadas, y cuando son investigadas."

Este proyecto recibió el apoyo del Fondo Nacional de las Artes.

viernes, 13 de diciembre de 2013

El jazz y la conciencia negra


Sobre "Black Music: Free Jazz y Conciencia Negra  1959-1967" de Amiri Baraka (Leroi Jones) *
Por Berenice Corti

No se trata éste de un libro de jazz. O al menos, no sólo de jazz.
No, no es exactamente así.
Intentemos nuevamente: este es un libro sobre el jazz, y del período de transición que el autor, un intelectual y poeta negro de New York, describe como de surgimiento, formación y desarrollo de una nueva corriente musical. En la denominación que obtuvo esta música, New Thing o Free Music, subyace además la pretensión política y estética de hundir una cuña para escindirla del más de medio siglo de jazz regulado por el contexto norteamericano blanco.
El manifiesto que abre el libro, “El Jazz y la crítica blanca”, es un ensayo ya conocido por el público de habla hispana. A partir de su frase inicial “La mayoría de los críticos de jazz han sido americanos blancos, mientras que los músicos más importantes no” desnuda una verdad que requiere de una minuciosa deconstrucción: todo lo que hemos leído hasta ahora sobre el jazz, sus cronologías, sus historias y las críticas, han sido mayoritariamente escritos por hombres blancos –y poderosos-. Se trata de un hecho tan obvio y naturalizado, sobre todo, en el contexto argentino, que nos ha impedido acceder a gran parte del mundo del cual el jazz fue y es uno de sus exponentes.


Es así que los relatos de Baraka sobre el circuito de clubes de jazz, los discos, los conciertos, y la figura de los artistas, dan cuenta de otra manera de leer y escuchar esta música desde el núcleo mismo de la cultura afroamericana, en el marco de su sojuzgamiento histórico por parte de la sociedad estadounidense. Por cierto, algunos de los recursos que utiliza el autor para describir la música son ciertamente distintos a los de la visión euroccidental. Nos sirven, por un lado, de traducción “nativa” -como dirían los antropólogos- de esa usina cultural, pero también como vía de acceso a un sistema de pensamiento sobre/en la música que aún desconocemos demasiado, incluso también los que amamos esta música con pasión. Por ejemplo: “en el hermoso vaivén del sonido de la energía del espíritu negro, el sótano entero estaba poseído y animado. Las cosas volaban por los aires” (en referencia a un concierto de Pharoah Sanders, p. 137); o, refiriéndose al saxofonista Archie Shepp: “Es consciente de la responsabilidad social del artista negro que, por más secreta que se mantenga, ayuda a que se conserve la postura estética también” (p. 147).



También podríamos preguntarnos por las implicancias de leer a Amiri Baraka –tal es el nombre que adoptó LeRoi Jones al convertirse al Islam tras la muerte de Malcom X- en Buenos Aires y medio siglo después de haberse escrito, donde existe una activa escena de jazz y también de grandes cultores del free jazz. Las razones para su edición, aquí y ahora, resultan inescrutables, pero sí podemos pensar qué podemos hacer nosotros con este libro. En tal caso, Baraka mismo nos propone una manera de acercarnos a la música, ese “regalo maravilloso” que le da el título a la obra, y que nos “ha sido dada, con gentileza, a la luz de esa opresión”. Que haya “grandes” músicos de jazz blancos, afirma, se debe a su entendimiento y compromiso con “la música de los negros”. Este libro es un camino posible, de aprendizaje, para eso.

*Caja Negra editores, Buenos Aires, 2013

Berenice Corti es investigadora del Instituto de Investigación en Etnomusicología de la Ciudad de Buenos Aires

jueves, 12 de diciembre de 2013

Vandalizan la estatua de Iemanjá en Montevideo


Reproduzco las palabras de la mãe Susana Andrade, de Montevideo:

"¡¡Atentaron contra el monumento a Iemanjá ensuciando la imágen con pintura!! Fue anoche miércoles para jueves 12/12 a las doce de la noche. Es increíble la saña y el odio que albergan algunos corazones. Deplorable toda actitud de intolerancia religiosa. Desde IFA del Uruguay y Atabaque, luchamos pacíficamente por un Uruguay libre de desigualdades y violencia. Integrado y donde convivamos fraternalmente desde nuestras diferencias, haciendo por el crecimiento de la humanidad. Ya se hizo la denuncia en la seccional 5º y enteramos al Jefe de Policía inspector Guarteche. El caso es que habría que poner vigilancia especial como hicimos otros años y es costoso. Tal vez se logre incrementar el patrullaje policial, aunque todo es poco ante el raterismo mental, la rapiña rastrera de los fascinerosos. ¡Basta de agresiones! Las culturas africanas y sus descendientes y seguidores somos los parias de la sociedad. Estamos como en la época de las colonias; desnudos arriba del barco negrero esperando a que nos rematen. Los afroumbandistas somos acosados y perseguidos cada vez más."
Susana Andrade
ATABAQUE-22006821 Y 099215451