Resulta que Jaime Roos y su hijo fueron al Mundial de Sudafrica (se acuerdan?) y luego hicieron una película que se está mostrando con gran éxito actualmente en Uruguay. "Tres millones" (número de la población oriental) es una mezcla de documental sobre la realidad sudafricana, buddy movie entre padre e hijo y testimonio futbolero.
La frase (que justifica por sí sola la entrada del blog) fue anotada en el diario de viaje de Roos la noche que Uruguay dejó fuera de la copa a Ghana, el único equipo africano que había llegado a los octavos de final.
En la nota de Radar de hoy, el periodista Mariano del Mazo lo cuenta así:
"El primer plano sobre el Loco Abreu lo muestra tranquilo, seguro. Es una caminata de unos cuarenta metros. Tiene que patear el penal que puede representar el broche de uno de los partidos más emocionantes de la historia de los mundiales: Uruguay-Ghana. Millones de espectadores del Río de la Plata que lo conocen bien piensan: “La pica”. Va Abreu. La toma es espectacular. La cámara lo enfoca al ras del campo de juego. En la tribuna se ven sus padres y su pequeña hija; esos rostros humildes, ajenos a los gestos mediatizados del fútbol de elite, trasmiten angustia. El inconsciente colectivo insiste: “La pica, el Loco la pica”. Apoya la pelota en el círculo del penal. Tras la eliminación del local Sudáfrica por parte de Uruguay, todo el continente africano (el relator dirá: “El continente negro”) se encolumnó tras Ghana. Va Abreu. Los segundos parecen eternos. Toma carrera. Si mete el penal, Uruguay pasa a cuartos de final. Es el equipo sudamericano mejor ubicado. Corre. La pica, el Loco la pica. La pica, la pica. La picó. Locura. Le dio con la punta del botín de su pie izquierdo justo donde pelota y pasto se tocan. La pelota entra bombeada, mansamente, por el medio del arco. Su hija llora en la tribuna, se abraza a los abuelos. Uruguay jugará frente a Holanda. Hay candombe hasta la madrugada. Los relatores se relamen en palabras fuertes: hablan de batallas, de épica, de historia, de fiesta. Jaime Roos también. Esa noche escribe en su cuaderno de viaje: “Los únicos tambores que suenan en Africa son los uruguayos”.
La nota completa, en: