lunes, 30 de agosto de 2010

¿Ceferino Namuncurá es afrodescendiente?

Entre las contribuciones de los afrodescendientes a la cultura argentina contemporánea puede estar la de dejarnos sin conexión a internet!! (no todas tenían que ser positivas...)

Ceferino Namuncurá, interventor en la Comisión Nacional de Comunicaciones.

Agradezco a Nicolás F. B. que me llamó la atención hacia la foto...
Fuente: Tapa de La Nación del 28 de agosto de 2010.

domingo, 29 de agosto de 2010

Artes Visuales y Derechos Civiles... en USA

La revista Viva del diario Clarín de hoy trae una nota interesante sobre una muestra que se está presentando en el International Center of Photography de Nueva York, denominada Para que vean todos: la cultura visual y la lucha por los derechos civiles.


(Doble click en las imágenes para agrandarlas y leer la nota)

La exposición sugiere que la lucha no sólo se realizaba por medio de discursos y protestas sino también a través de la presentación y circulación de imágenes de los afroamericanos diferentes a las tradicionales -que los estereotipaban como serviles y tontos.
Hay que resaltar, por si hiciera falta, que el primer párrafo de la nota puede/debe ser aplicado también para el contexto argentino.



viernes, 27 de agosto de 2010

Refugiados en Reconquista

Nunca estoy muy seguro sobre -entre otras cosas- los efectos de la estetización de las condiciones de pobreza y de situaciones desesperantes como las de los refugiados. ¿Crean preocupación social y esfuerzos solidarios? ¿Aquietan las conciencias de funcionarios y fotógrafos? ¿Hacen que sus espectadores se sientan seguros y conformes con su propia estabilidad económica?

De todas maneras, fue inesperado e interesante encontrar estas presencias de Africa en la porteña y ahora peatonal calle Reconquista (a la altura de Córdoba).
Me parece que lucen mejor y tienen más razón de ser en este ambiente que en alguna galería...




(Fotógrafos y descripción de las fotos: doble click para agrandar y leer)

Cartel de la actividad

Sabiduría Africana (2)

Algunos me preguntaron sobre el significado de uno de los proverbios africanos del post anterior : "Oreja no pasa cabeza".
En realidad es afro-cubano, ya que proviene de un patakí o itán (historia) del sistema oracular de Ifá preservado en Cuba.
A la expresión la escuché varias veces también en boca de practicantes locales de Ifá, en su versión Tradicionalista Africana.
No viene mal tenerla en cuenta ...

Orula tenía tres hijos a los que había enseñado con paciencia.
Pero los muchachos resultaron ser soberbios y querían saber más que el padre.
Elegguá, enterado de todo, preparó la manera de encontrarse ellos.
Elegguá, ¿qué llevas ahí?– preguntó el mayor, que fue el primero en verlo e intrigarse por una cazuela que llevaba el dueño de los caminos debajo del brazo.
–Esta cazuela que yo he preparado hace milagros –repuso Elegguá.
El pequeño e inquieto Elegguá les explicó cómo con aquella cazuela ellos podrían cortarse la cabeza, tirarla para el aire y luego caería en el mismo sitio.
–Con esto sí que podemos dejar al viejo atrás– dijo uno de los hermanos.
Después de varios arreglos, le compraron el artefacto a su dueño y partieron raudos a casa del padre para demostrarle su poder.
Elegguá, que los siguió discretamente, se escondió en la copa de árbol muy próximo a la casa de Orula.
Los hermanos salieron para mostrarle al padre de lo que eran capaces.
El primero de ellos se cortó la cabeza y la tiró al aire, pero Elegguá la cogió desde su escondite y el cuerpo cayó inerte.
El segundo en edad, al ver el fracaso de su hermano afirmó:–Ese no supo hacerlo.
Ahora usted verá cómo se hace.
Y le sucedió lo mismo.
El más pequeño de los tres, en su ceguera por querer ser más poderoso, aseguró que sus hermanos eran unos ignorantes y que él sí sabía hacerlo.
Su cabeza también fue a dar a manos de Elegguá.
Los tres murieron en el intento de ser más sabios que aquel que los había enseñado.
Por eso se dice que la oreja no puede sobrepasar la cabeza.

Fuente del dibujo y del patakí: http://patakiyoruba.blogspot.com

miércoles, 25 de agosto de 2010

Tribunal Superior de Justicia porteño da la razón a africanos

Tomen nota: cualquier cosa, quiero que me defiendan lxs chicxs de COPADI. :-)
Foto: Pablo Piovano para Página 12

Sociedad: La corte porteña prohibió a la policía impedir la venta callejera a los inmigranes senegaleses
Una bijouterie para la subsistencia
Un grupo de africanos había denunciado en la Justicia que eran perseguidos y discriminados. Un fallo del Superior Tribunal ordenó ahora a policías y fiscales que deben dejarlos vender baratijas, porque lo hacen apenas para subsistir.
Por Emilio Ruchansky

Los agentes de la Policía Federal y de la Metropolitana deberán abstenerse de abordar a los inmigrantes senegaleses por vender baratijas en la calle. Si lo hacen, tendrán que dar aviso inmediato al Ministerio Público Fiscal y en ningún caso podrán secuestrar la mercadería o trasladarlos a la comisaría. Más aún, según un reciente fallo del Tribunal Superior de Justicia porteño, los uniformados dispondrán de los medios necesarios para que exista “una comunicación eficiente de sus derechos desde el primer contacto con el presunto contraventor”, cuya lengua es el wolof. Así se resolvió el hábeas corpus colectivo presentado en 2009, en favor de los dos mil senegaleses, en su mayoría refugiados o peticionantes de refugio.
“Quisiera resaltar dos afirmaciones del fallo”, advirtió anoche Luciana Sánchez, abogada patrocinante del caso e integrante del Colectivo para la Diversidad. “Primero, que la policía y los fiscales, ante la duda, deben entender que se trata de venta ambulante para subsistencia, algo que no está penado. Segundo, si hay una denuncia de discriminación contra el Estado, es el Estado el que tiene que aportar pruebas para demostrar lo contrario, porque a nosotros nos pidieron pruebas, aportamos testimonios y los tribunales inferiores no los tuvieron en cuenta.”
El hábeas corpus está basado en lo que les ocurrió a tres ciudadanos senegaleses, Bara Sakho, Ibrahima Mbaye y Serigne Lam. Todos ellos fueron abordados, en distintas oportunidades, por agentes de la comisaría 18ª y 8ª del barrio porteño de Constitución, donde revenden relojes y bijouterie. Sufrieron discriminación, arrestos ilegales y secuestros de su mercadería, además de que denuncian que la policía les retuvo sus documentos provisorios o “precarios” y avisó lo más tarde posible a la fiscalía.
Una testigo, que no fue tomada en cuenta por el juez Santiago Otamendi, en primera instancia, ni por la Cámara Contravencional después, relató sobre uno de los senegaleses: “Lo detuvieron de mala manera, lo subieron al patrullero y querían llevarse las baratijas sin control y sin acta”. Otro testigo oyó que “le gritaron negro de mierda” a un vendedor ambulante, al que detuvieron “por el único motivo de ser negro”. Un inmigrante congoleño aseguró que “es raro ver a un policía decir ‘señor’ cuando se trata de personas de color negro”.
“La institución policial, los organismos administrativos de prevención y de modo muy particular los magistrados y funcionarios del Poder Judicial y del Ministerio Público Fiscal deben asumir la responsabilidad de erradicar toda práctica que suponga la afectación de derechos y garantías de grupos cuya vulnerabilidad extrema es consecuencia de la confluencia de múltiples formas de discriminación, como ocurre con quienes denunciaron en esta causa la situación del colectivo de senegaleses residentes en la Ciudad de Buenos Aires”, indicó en su voto la jueza Alicia Ruiz.
Las críticas del fallo también alcanzaron a la Cámara Contravencional, que según Ruiz no indicó “por qué la interpretación que sustentan no afecta los derechos y garantías invocados” por los demandantes. La magistrada también menciona “prejuicios coloniales” de los camaristas, quienes argumentan que es necesario “algo” de conocimiento de castellano para entender el procedimiento policial, como la lectura de derechos, desestimando la necesidad de un traductor de wolof.
Durante el juicio se presentaron 45 casos de senegaleses y supuestos contraventores, lo que para la Cámara resultaba poco representativo. “Las afirmaciones tendientes a relativizar la denuncia a partir de la calificación de los casos como ‘pocos’ es una forma de invisibilizar las prácticas cotidianas que a nivel micropolítico sostienen la naturalización de las prácticas racistas”, sostuvo Ruiz. En ese mismo voto, se señala el “cierto desinterés” de todos los magistrados intervinientes por los “posibles efectos del racismo” en la administración de justicia y la “violencia institucional” en algunos tramos del juicio.
Por su parte, el juez Luis Lozano aclaró que en ninguno de los casos analizados se violó el Código Contravencional (CC) o el de Faltas. Al mencionar el último párrafo del artículo 83 del CC, el magistrado insistió que la voluntad legislativa al redactarse esa “excusa absolutoria” fue “no castigar al necesitado”. En ese sentido, indicó que cuando la venta ambulante sea para subsistencia, policías y fiscales “deben abstenerse de tomar las medidas precautorias” contempladas en la ley.
El tercer magistrado en votar a favor fue Carlos Balbín; Ana María Conde y José Casás lo hicieron en contra. Luego de reponer los testimonios aportados por los querellantes, este juez concluyó que hubo arbitrariedad en la aplicación, injusta, de la ley contra los más desprotegidos. “El Estado no sólo debe prohibir conductas discriminatorias en razón de raza o abstenerse de realizarlas, sino también emprender acciones positivas para el efectivo reconocimiento y goce del derecho a no ser discriminado por motivos raciales”, apuntó Balbín.
En adelante, los abogados de la Copadi insistirán para que sean devueltos los maletines llenos de baratijas que les fueron confiscados. “A más de uno le arruinaron la vida, porque están endeudados”, dijo Sánchez.

Sociedad
Operativos en lengua wolof
La incorporación de traductores de wolof, lengua nativa de Senegal, fue una de las preocupaciones centrales de los magistrados que votaron a favor del hábeas corpus colectivo. Uno de ellos, Luis Lozano, aseguró que es “un dialecto prácticamente desconocido en nuestro país, del que no existen traductores oficiales, y que proviene de un país que no posee representación consular en la Argentina”. Lozano arriesgó soluciones para este “agravio” que afecta “el derecho de defensa por ausencia de un intérprete capaz de hacer conocer sus derechos desde el primer momento que el presunto contraventor toma contacto con los agentes estatales”.
El magistrado mencionó, como mecanismos efectivos, munir a la fuerzas del orden con “carteles o grabaciones de voz con mensajes apropiados para comunicar en qué consiste el procedimiento, cuál es la conducta reprochada, cuáles las circunstancias que excluyen la sanción, los derechos que asisten a quien es abordado por la fuerza pública, del mismo modo que posibilitar que las manifestaciones que esa persona estime oportuno realizar puedan ser comprendidas en lo indispensable por la fuerza pública”. En este último caso, agregó, “pueden emplearse también carteles con mensajes o signos que puedan ser interpretados por quienes no hablan el idioma wolof”.


Sociedad
Para actuar sin racismo
En marzo pasado, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial hizo algunas observaciones sobre la Argentina. Parte de ellas fueron citadas en el voto de Carlos Balbín. Dicho Comité expresó su “seria preocupación de la percepción generalizada de que en el Estado no existe población afrodescendiente y su aparente invisibilización en las políticas públicas”. Otra de las percepciones estatales mencionadas, pese a la dimensión multiétnica de Argentina, es la de “como un país de origen primordialmente blanco y europeo”.
Por su parte, la magistrada Alicia Ruiz sugirió que en 30 días se establezca una comisión integrada por miembros del Ministerio de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos, del Ministerio de Público Fiscal, la Policía Federal y la Metropolitana “a fin de redactar un Protocolo de Actuación”, basado en las recomendaciones del Comité mencionado anteriormente y otras hechas para frenar el racismo y discriminación por parte de la policía de la Unión Europea.


Lo vi en en blog de Celestin http://nengumbicelestin.blogspot.com/

Fallo a favor de los senegaleses


Tiempo Argentino - 19 de Agosto de 2010


Tras dos rechazos judiciales, fue aceptado un pedido de queja
Fallo a favor de los vendedores senegaleses


El máximo tribunal de la Ciudad de Buenos Aires criticó duramente el accionar de la policía, pero también el de los jueces y fiscales, por “múltiples formas de discriminación”. Recomienda que se elabore un protocolo de actuación.

En un fallo que sienta precedente para todos los vendedores ambulantes porteños, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad aceptó un pedido de queja contra la decisión de la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas, que había rechazado la acción de habeas corpus preventivo de un grupo de vendedores ambulantes senegaleses del barrio de Constitución, que denunciaron un accionar abusivo y discriminador de las fuerzas policiales y el Ministerio Público Fiscal.
La demanda por arrestos, “extravío” de documentación, secuestro de pertenencias, intimidación, uso abusivo de la fuerza, violación sistemática del derecho de defensa, debido derecho y de circulación, la había iniciado el colectivo de vendedores con el apoyo del Instituto Argentino para la Igualdad, Diversidad e Integración, y el Colectivo para la Diversidad en enero 2009, y fue rechazada en primera y segunda instancia.
Pero ahora, el tribunal hizo lugar a la demanda y determinó que “la institución policial, los organismos administrativos de prevención, y de modo muy particular los magistrados y funcionarios del Poder Judicial y del Ministerio Público Fiscal, deben asumir las responsabilidades de erradicar toda práctica que suponga la afectación de derechos y garantías cuya vulnerabilidad extrema es la consecuencia de la confluencia de múltiples formas de discriminación, como ocurre con el colectivo de senegaleses”.
En el fallo existe una recomendación para que se elabore un Protocolo de Actuación al que debería ajustarse la actividad de policías y fiscales en los casos que involucren extranjeros, migrantes o refugiados. Así como también ordena que se extremen los medios necesarios para que exista una comunicación eficiente desde el primer contacto con el supuesto contraventor. Entre los testimonios que acreditaron “los procedimientos poco claros del personal policial”, se encuentra el de Adela Liguori, de la Comisión de Apoyo al Refugiado. Liguori relató que en la clínica jurídica que funciona en convenio con la Universidad de Buenos Aires y el Centro de Estudios Legales y Sociales, las consultas de la comunidad senegalesa por abuso policial crecieron un 300% entre 2007 y 2008.
Según explicó Demián Zayat, del grupo de abogados querellantes, la importancia de este fallo no sólo reside en ser el primer habeas corpus preventivo y colectivo de la ciudad, sino también en establecer que la venta ambulante de mera subsistencia no es contravención ni falta, y que la policía no puede secuestrar mercadería ni detener a los vendedores. En caso de duda, se deberá consultar al fiscal antes de proceder.
También lo vi en el blog de Celestin http://nengumbicelestin.blogspot.com/

lunes, 23 de agosto de 2010

Sabiduría Africana

"The floating log never becomes the crocodile"
(proverbio Songhay, también hay versión Bambara)
O, en versión afro-cubana
"Oreja no pasa cabeza"
O, yendo acá nomás

domingo, 22 de agosto de 2010

sábado, 21 de agosto de 2010

El INADI y los afrodescendientes (2)

Me quede pensando en el spot del INADI. Dije que me planteaba interrogantes que no iba a levantar porque descontaba de la buena voluntad de quienes estaban involucrados.
Después pensé que la buena voluntad de otros no debería inhibir una mirada crítica, realizada con similar buena fe, sobre un tema importante y sobre el que varios/muchos deberíamos/podriamos opinar.


Dentro de mi optica particular, creo que el problema del spot radica en que toma una experiencia singular y la generaliza, en su intento por luchar contra el racismo – o por hacer que la gente tome conciencia del racismo, o lo que sea que el spot esté intentando hacer, además de propaganda institucional.
Para quienes esten poco o nada informados, el corto puede dejar la idea de que los afrodescendientes (“coloniales” o los que sea o como se definan) practican religiones de origen africano (en este caso afrobrasilero) como parte ineludible de “su cultura”. O, que quienes practican estas religiones son afrodescendientes –o deberían serlo-.
Si esto es así, el spot está absolutamente equivocado en su presupuesto y en el mensaje que transmite.
Si, la protagonista central del spot es una mae de santo afrodescendiente que desde hace unos años milita en el INADI por los derechos de los afrodescendientes y de los religiosos. Y está muy bien que lo haga y tiene todo el derecho de hacerlo. No es su experiencia singular ni su buena fe lo que está en discusión.
Lo que sí genera dudas es la eficacia y la conveniencia de partir de esa experiencia muy particular para esbozar un mensaje general -que invoca a (todos) “los afrodescendientes”.
Sin duda que hay muchos individuos afrodescendientes practicando Umbanda, Kimbanda o Batuque en Argentina (como hay muchos haciendo otras cosas o practicando otras religiones). Pero probablemente, como suele ser el caso, la mayoría de ellos no sepa que son afrodescendientes, o no se reconozcan como tales.
La relacion naturalizada que se muestra o que se intenta establecer entre religión y afrodescendencia no tiene asidero estadistico en Argentina.
No sólo eso, en la medida en que esta parece ser la forma “autorizada” por el INADI –cuando digo autorizada digo propuesta como base para la reivindicación de derechos- puede dejar fuera del reclamo de estos derechos a los (muchos) miles de argentinos blancos que practican religiones de origen afro. O a los también miles de afrodescendientes argentinos (de todo tipo y “generación”) que no practican religiones de origen afro.
Al no entrar en el modelo aparentemente propuesto por o desde el INADI sobre quienes son los “religiosos afro” y los “afrodescendientes”, los puede hacer menos merecedores de sus derechos civiles y de la protección contra la discriminación que sufren diariamente. El efecto contrario de lo que, supongo, se busca con el corto.

viernes, 20 de agosto de 2010

¿Cómo se atreven?

Según el Clarín de hoy:
"Los miembros del Club de París tuvieron un trato por lo menos descortés hacia la Argentina y despectivo hacia los funcionarios del Ministerio de Economía, por su falta de profesionalismo para encarar las negociaciones multilaterales.
Esto se constató durante la reunión plenaria en París, de la que también participaron funcionarios calificados del Fondo Monetario, del Banco Mundial y referentes del sistema financiero del Instituto de Finanzas Internacionales. En el encuentro se trató la emisión de deuda de Ucrania y Kazajistán, pero en un inusual maltrato se unió la situación argentina a la evolución de economías muy primitivas de África.
Así se puso a la Argentina en un pie de igualdad con el Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil y la República de las Seychelles.
"
Inadmisible.

Fattoruso y el candombe

(Pintada en la entrada de la escuela de candombe Zona Sur Kambe, Montevideo)

Clarín Espectáculos, 20 de agosto de 2010
“Mi música surge de la emoción”
Entrevista Hugo Fattoruso Su teclado, hoy, en el Ateneo, va a sonar rodeado de tambores.
Por Eduardo Slusarczuk


En Montevideo, bien de chico, mi padre ya me llevaba a ver tambores. Esas cuerdas que escuché -dice Hugo Fattoruso-, no existen. Y siempre supe que ni en sueños yo podría tocar así. Por eso demoré 45 años para tocar tambores.”
El resurgimiento de las cuerdas barriales en la capital uruguaya, unas dos décadas atrás, lo animó. “Se anotaron unos cuantos blancos, y me dije: Si toca éste, yo voy también . Una amiga me regaló un tambor, me rompía las manos todos los domingos, y fui mejorando. Lo disfruté mucho, hasta que me volvió la vergüenza y decidí no tocar más”, cuenta.
Pero, lejos de abandonar el sonido de los tambores, “el Hugo” resolvió crear Rey Tambor, su propia cuerda de tambores con la que esta noche presenta su tercer CD, Puro sentimiento , en ND Ateneo.
El formato es sencillo. “Por un lado, el tambor piano, que toca Diego Paredes, comanda todo”, explica en plan didáctico. Y sigue: “El chico, a cargo de Fernando Núñez, por su diseño musical, tiene presencia permanente, y el repique, que toca Noé Núñez, va bordeando, anteponiéndose, marcando cortes.”

¿Y vos? Yo, como pianista, voy en coche sobre esa alfombra que van tejiendo ellos. Es un rol muy económico. Voy metiendo algunos acordes para acompañar al cantante, que soy yo. Y sino, hago alguna introducción, algún solo.
¿Cuán complicado es amalgamar tambores y teclado?

Es muy simple. El sonido del grupo no tiene goteras. Está cerrado. Lacrado. Al no haber mucho tráfico, se escucha con mucha claridad lo que hace cada uno. Además, ellos tienen un radar muy apurado. Apenas apoyo un dedo sobre una tecla, los tipos ya doblan a la derecha, a la izquierda, paran en la esquina. Hacen todo. Para grabar el disco, ensayamos una sola vez, y fuimos al estudio.
Fattoruso no oculta su alegría por haberse cruzado con un editor que se interesara en el material. “Hay cosas que yo grabo que no tengo quien las distribuya en el Río de la Plata. En Uruguay, al candombe no se le da mucha bolilla. Entonces, hay discos que aparecieron en Japón o en otros países, pero que nunca fueron editados aquí”, explica. Entre ellos, Dos orientales , que también acaba de editar el sello Barca, que grabó con el percusionista japonés Tomohiro Yahiro, con quien está por iniciar su quinta gira por la isla.
¿Cómo conectaron musicalmente?

Tomohiro se crió en las Canarias, y hasta su adolescencia estuvo muy ligado a la música afro. Entonces, cuando me conoció, se apasionó con la negritud que tiene este lenguaje. Yo le llevé los tres tambores, se enamoró del candombe, y comenzamos a hacer giras acompañando a músicos japoneses, y con otros grupos con músicos como Jorge Cumbo y Horacio Burgos.
¿Qué es lo que les atrae del género a los japoneses?

Son tipos muy abiertos. Esponjas que se interesan, se apasionan. Te hacen sentir lo que ellos sienten.
Un imagen que se contrapone con el prejuicio de pensar que son fríos o exageradamente estructurados.
Son las dos cosas. Es una sociedad muy ordenada, hasta la exasperación. Pero les tocás un acorde y lloran. Son muy sentimentales. Eso es esencial para mi música.
¿Por qué?

Porque mi música surge de la emoción. Yo busco, y soy muy atrevido. Además, tengo suerte. Pero lo más importante, para mí es la emoción. Si algo que compongo me toca, no me importa que guste o no. Yo estoy tranquilo, porque está bien. Porque le puse corazón, nada más. Por eso, ya está bien.

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/musica-surge-emocion_0_320368161.html

jueves, 19 de agosto de 2010

El INADI y los afrodescendientes

A fines de julio, el INADI colocó en la web una serie de spots sobre sus foros.
Incluyo el de "Afrodescendientes".
El video me suscita varios interrogantes que no formularé porque siempre es mejor presuponer la buena voluntad de las personas e instituciones que trabajan en estos relevantes temas. Sin embargo, al escuchar al final que "Inadi ha sido nuestro protector, el que ha luchado y nos protege, de todas las discriminaciones y racismos" no puedo sino preguntarme, como Sheldon de The Big Bang Theory, "¿in what universe?"

En la página web de la institución se anuncia que ha aparecido el numero 2 de Cuadernos del INADI -una revista descargable en formato pdf. En el número 1 hay un interesante artículo de Eduardo Gruner sobre racismo y modernidad. Ver en
Agradezco a Bàbá Oyáwanjó

lunes, 16 de agosto de 2010

Las raíces africanas de la Argentina -según La Nación

Debo reconocer que casi me asusté (tal la magnitud de la sorpresa) cuando ví que la página de opinión del diario La Nación estaba casi totalmente dedicada al tema de l@s afroargentin@s.
Supongo que más que la nota de la escritora Alicia Dujovne Ortiz, sobrina de Ortiz Oderigo, que ya ha escrito sobre este tema en el diario, lo que me llamó la atención fue la ilustración, que hasta hace poco hubiera sido considerada una blasfemia para los lectores de este diario.

La Nación, 16 de agosto de 2010
En 1850, el Almirante Brown, ya retirado del almirantazgo, traía esclavos a Buenos Aires
Las raíces africanas de la Argentina
Alicia Dujovne Ortiz Para LA NACION

Días antes del último 25 de Mayo, tuvo lugar una celebración de características particulares, a la que muchos coincidimos en llamar patriótica. El escenario de la fiesta fue la Casa de Gardel, que nos miraba desde su retrato entrecerrando los ojos bajo el ala del sombrero. Una fiesta con sorpresas, organizada por el joven antropólogo y musicólogo Pablo Cirio, un investigador apasionado y, por ende, intolerante, siempre dispuesto a luchar en defensa de su exclusiva y excluyente pasión: los negros de la Argentina. A mí me tocaba participar una vez más en la presentación de un libro de mi difunto tío, Néstor Ortiz Oderigo, Latitudes africanas del tango , escrito en 1988 y publicado por la editorial de la Universidad de Tres de Febrero, que desde 2007 se viene ocupando de la edición de la obra póstuma de ese otro apasionado antropólogo africanista que fue el hermano de mi madre.
Aunque el haber frecuentado a Néstor y padecido sus rabietas antirracistas me permitiera comprender las pataletas de Pablo, todas de la misma índole, no dejaba de temer por eso que alguna inconsciente metida de pata volviera a ponerme en el banquillo de los acusados, tal como ya había sucedido cuando, durante la presentación del segundo de estos libros en la Feria del Libro, anuncié alegremente la llegada de los tambores africanos y Pablo me fulminó con un "no son africanos, Alicia; son afroargentinos. Si alguien viniera a tocar el bandoneón, ¿anunciarías una música alemana?".
Por suerte, la noche del 21 transcurrió en paz y en compañía. Tras las palabras de la profesora Dina Picotti, a la que se le debe la idea de publicar esta obra que vegetaba inédita en un cajón, y las de Pablo Cirio, que se refirió a Ortiz Oderigo como a un visionario que "nos enseñó a pensar en tres", vale decir, a considerar los orígenes blancos, negros y aborígenes de la cultura argentina -y que, por eso mismo, debió enfrentar la incomprensión de su tiempo-, volví a contar la historia de mi tío.
Una historia muy simple: Néstor comenzó a interesarse por la música de los negros cuando tenía 14 años, y escribió incansablemente sobre el tema hasta los 85, cuando murió. Lo del medio es lo más triste: tras publicar una vastísima obra, recibida con respeto en la Argentina y en el mundo, terminó por aceptar la desmemoria a que lo relegaba su país, que con sus propios intelectuales suele no ser muy tierno, y, encerrándose en su casa, rodeado por su museo personal de tallas y tambores venidos de Africa, dejó de preocuparse por publicar, aunque no de escribir hasta su último aliento.
Cuando, después de su muerte, entré en su modesto departamento de la calle Oro, encontré varias cajas repletas de manuscritos prolijamente preparados para una utópica imprenta, con índice, notas y bibliografía. Ahora, la utopía se ha realizado, y Pablo Cirio ha podido someter ese rico material a una revisión crítica y actualizada, en la que pone los puntos sobre las íes con el tonito ríspido que le es habitual, pero en la que saluda al estudioso que, secretamente -cito sus palabras-, nos dejó este mensaje: "Para nuestro orgullo blancoeuropeo, la prosapia negra del tango representa una piedra en el zapato. La Argentina no fue ni es el país blancoeuropeo que imaginaron nuestros abuelos, sino parte indisoluble de Afroamérica. No nos diferenciamos del resto del continente por no poseer población negra, sino por no asumirla como parte de nuestra identidad. Como sucedió en otros países de América, por nuestra sed de enriquecimiento y de poder fuimos cómplices de la trata esclavista. No veo por qué ahora deberíamos diferenciarnos de lo que pasó y sigue pasando en esos países".
El carácter patriótico del encuentro en la casona del Abasto tuvo un doble motivo. Por una parte, me felicité, como argentina, de que la Universidad, al cumplir escrupulosamente con el ritmo de las publicaciones (ya van tres libros publicados y se prepara el cuarto), estuviera subsanando el injusto "ninguneo" al que fue sometido en el país Ortiz Oderigo. Y por otra, Pablo Cirio añadió lo suyo al festejo, proyectando las fotografías de varios músicos legendarios, todos ellos de ascendencia africana : Carlos Posadas, Gabino Ezeiza, Gregorio "Soti" Rivero, Enrique Maciel, Leopoldo Ruperto Thomson, apodado el "Africano", y Ricardo Justo Thomson.
A medida que iba mostrando los retratos, el antropólogo transmutado en director teatral llamaba por su nombre a unas señoras y señoritas que ocupaban las primeras filas. Tres de ellas eran negras. Las otras, a primera vista, no. Pero todas se reivindicaron orgullosamente como afrodescendientes. Eran las hijas, nietas o sobrinas de esos creadores del tango negro, o, como dijo Pablo, "creadores del tango, a secas, ¿acaso todo tango no es negro?".
Terminado el acto, que abundó en lágrimas y abrazos, Leticia Montero, la única de entre todas ellas cuya piel luce visiblemente oscura, me confió: "Siempre, desde el colegio, me han preguntado de dónde soy. Y yo siempre he contestado lo mismo: soy más argentina que la mayoría de ustedes. El barco donde vinieron mis antepasados es muy anterior al barco donde vinieron los inmigrantes. Nosotros estamos acá desde hace cinco generaciones".
La conversación, iniciada en un aparte, siguió, como corresponde, ante una pizza, menos antigua, pero no menos representativa de lo nuestro. Quizá para dilucidar las interrogaciones y sus respuestas, Leticia Montero ha decidido convertirse en psicóloga, y no en cantante como su tía, la célebre Rita Montero, ni en música como su madre, Orfilia del Carmen Rivero, la hija de Soti, ambas allí presentes y ambas pertenecientes a una vieja y conocida familia que había formado un grupo de jazz, Los Diamantes Negros. Una conversación que sirvió para que Leticia siguiera desarrollando el tema que la hiere desde su infancia: en la Argentina se extranjeriza lo negro, como si negro y argentino fueran irreconciliables.
A fuerza de aguantarse que le preguntaran de dónde es, ella se ha inventado una respuesta pedagógica dividida en tres partes: "¿En el colegio no te enseñaron que el 25 de Mayo había negras vendiendo pastelitos?"; "¿Te parece que yo hablo con acento?", y, para terminar: "¿Por qué tendría que ser de otro lado?". Como esta tercera parte del cuestionario -contestar a una pregunta con otra- me pareció típicamente judía, Leticia me contó riendo que su marido es un judío húngaro, rubio y de ojos celestes, pero agregó: "Lo típico del racismo es que todos me digan que yo tuve mucha suerte al casarme con él, pero que a nadie se le ocurra pensar que él también la tuvo".
El racismo argentino al que alude Leticia no es agresivo y abierto como el de tantos otros países, sino oculto y suavecito. Ella, sin embargo, lo percibe. Ese racismo se manifiesta en lo que ella llama "respingo": un ligero sobresalto que le hace ver la extrañeza, cuando un paciente nuevo viene a verla, o cuando ella se presenta para aspirar a un cargo (es la primera y exitosa universitaria de su familia). Diferente del racismo común en países donde la presencia negra resulta indiscutible, se trata de una sorpresa originada en una negación: desde siempre nos han asegurado que en la Argentina no quedan negros, menos aún psicólogos. Lo he oído decir desde mi infancia: así como los indígenas desaparecieron sin dejar rastros durante la Campaña del Desierto, los negros se evaporaron como por ensalmo durante las epidemias de cólera y de fiebre amarilla.
La persistencia de esas dos ilusiones es tal que se sobrepone a lo que una simple mirada bastaría para discernir, en los libros de historia (Sarmiento y Rivadavia no descendían precisamente de vikingos) o, simplemente, en la calle. "Los negros siguen ahí -dijo Dina Picotti-; se han mezclado, se han fundido, pero siguen ahí." "Considerarlos cosa del pasado -añadió Pablo- y limitar su influencia al aporte que nos han dejado es reproducir mecanismos coloniales basados en la utilidad. Lo que realmente importa no es lo que nos aportaron, sino lo que son."
Una pregunta me quemaba la lengua y, animándome a ser reprendida por el fervoroso antropólogo, me atreví a formularla: "Bueno, pero ¿cuántos negros o descendientes de negros hay en la Argentina?" "¿Para qué medir? -me respondió-. El censo no es la única herramienta. Existen grupos étnicos pequeños en las cifras, pero simbólicamente importantes. El verdadero modo de medir esta variable es esta pregunta: «¿Usted se considera afrodescendiente?».
"Pero la realidad fundamental es que los argentinos somos todos mestizos. El error de pensarse africano es similar al error de pensarse europeo [recordé mi propio error con los tambores, no africanos sino afroargentinos, y me achiqué en mi sitio]. "Ustedes -agregó, dirigiéndose a Leticia- deben ser explicativos y desmantelar los mecanismos de la invisibilización." "Es difícil", murmuró ella.
Los barcos negreros siguieron llegando a Buenos Aires hasta 1861. Aunque la libertad de vientres se decretó en 1813, y aunque la Constitución de 1853 abolió definitivamente la esclavitud, la verdad fue otra. Entre las últimas camadas de esclavos negros, se cuentan los que trajo en 1850 el almirante Brown, que, después de su retiro como marino, se dedicó al comercio esclavista.
En vista de la calma reinante, me permití preguntar si los esclavos, entre nosotros, habían sido "bien tratados" como siempre se dijo. "Ese es otro de nuestros mitos -contestó Pablo-. Los historiadores blancos han contado la historia como han querido. Es cierto que en Buenos Aires tuvimos negros de servicio, pero ¿es tratar bien arrancar a alguien de su país y hacerlo trabajar gratis? Eso, sin contar las plantaciones de caña de azúcar de Tucumán, donde menudeaban los latigazos igual que en Cuba o en Brasil." "Los Montero y los Lamadrid eran de allí -deslizó Leticia, y, con un tono casual que, como quien no quiere la cosa, nos sumergió en el seno mismo de la historia, relató. Yo conozco a una señora cuya tatarabuela vino con Brown. Muchos conocemos los nombres de los barcos en que viajaron nuestros antepasados. Con respecto al maltrato, mi tía Rita trabajó en una película, El grito sagrado , donde hacía de negra cocinera y recibía sus buenos azotes. ¿Qué quiere decir "tratar bien"? Si cantábamos o bailábamos, eran doscientos azotes. Lo mismo por adorar a nuestros dioses o hablar nuestra lengua. ¿Y Rosas, que nos quería tanto? De repente estiraba la mano sin avisar, y si el negro que estaba parado atrás no le ponía rápido un mate, lo mandaba a azotar. Esto no lo saqué de ningún libro, en casa se contaba." Pensé que tenía razón sobre la antigüedad de su linaje: ¿en cuántas casas de argentinos se conocen en detalle las costumbres de don Juan Manuel?
Ortiz Oderigo comienza su libro hablándonos de los "buques fantasma", que, cargados de "hombres con dueño", llegaban a nuestro puerto desde el Congo, Angola, Mozambique y Benín, trayendo hasta nosotros dos culturas: la bantú y la sudanesa. En 1730, dice, la Gran Aldea contaba con cincuenta mil habitantes, de los cuales veinte mil eran negros. Pero considerar que todo esto pertenece a nuestra prehistoria es tan negador como no observar en nuestro rostro argentino las huellas de esos pueblos que nos dejaron, además del tango (y de la zamba o la chacarera), su propia sangre. Entre los espléndidos festejos del Bicentenario, pudimos ver un barco de inmigrantes que surcó la avenida 9 de Julio con su fantástico oleaje. Las buenas intenciones de los organizadores, sin duda convencidos de que la trata de negros fue muy anterior a 1810, no permitieron incluir en el desfile a los antepasados esclavos de Gabino Ezeiza o del "Africano" Thomson.
En ese sentido, y muy modestamente, la fiestita recordatoria de la Casa de Gardel (cuyo guitarrista, el negro Ricardo, intentó infructuosa y gratuitamente enseñarme a tocar la guitarra, en el París de los años 60) pretendió subsanar un olvido imperdonable. Es un olvido que nuestra patria debe reparar, no por ser la sola culpable de un comercio tan indigno (una potencia negrera como Francia lo fue bastante más, y ya no duda en admitirlo golpeándose el pecho), sino para reconocerse a sí misma de una vez por todas. En la recordación de nuestros primeros 200 años de vida, la presencia de un barco del que descienden hombres encadenados habría significado, por fin, la aceptación de lo que somos.


Fuente de la nota. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1294981
Y los infaltables comentarios en:

Las raíces africanas... (2)

Para el caso de los diarios, principalmente, sostengo que aún más importante que qué se dice, es quién lo publica, dónde, y que relevancia y presentación formal se le brinda. Un par de fotos para poder apreciarlo....


jueves, 12 de agosto de 2010

Las cosas que veo… por las calles de Montevideo….

Llegando a la Rambla, en la intersección de la avenida y una calle del barrio Sur, una vistosa marca religiosa de origen afro en la ciudad.
A muy pocos metros, doblando a la izquierda y en la vereda de enfrente, otra (ahora literalmente) inscripción religiosa en el espacio público. Solo que esta vez, evangélica.


La primera, más difícilmente descifrable, puede causar inquietud. Será un ebó (ofrenda)? Será un despacho? Cuánta diferencia hay entre una y otro? Para el gran público, probablemente sea tan sólo “brujería” y mejor no acercarse a ella.
La inscripción literal, más fácilmente comprensible –aunque seguro sin el mismo significado que le brinda la teología evangélica o pentecostal que guió la mano de la persona que la escribió- probablemente cause menos inquietud, aunque a muchos pueda enojar por afectar el espacio público o por ser considerada propaganda de religiones con las cuales se puede no estar de acuerdo.

Ambos, sin embargo, dentro de sus respectivas cosmovisiones, son actos bienintencionados.
Uno anunciando la buena nueva, la propicia.
El otro, ofrendando los elementos apropiados en el lugar apropiado, pretende conseguir el apoyo de las deidades a quienes invoca. Por el lugar (cruce de caminos) y los elementos (velas rojas, pipoca, papas asadas, naranja), probablemente Bará y Ogún.
Cosas que veo en la ciudad "secularizada"...
Agradezco a M.A., Òséfúnmi -los errores de interpretación son míos...

miércoles, 11 de agosto de 2010

Cine: Miradas sobre el Africa de hoy

3° CICLO DE CINE DOCUMENTAL
ESPEJOS Y ESPEJISMOS
DISTINTAS MIRADAS SOBRE EL AFRICA DE HOY


La Sección de Estudios de Asia y África (Museo Etnográfico – UBA) y Observatorio Sur organizan por tercer año consecutivo un ciclo sobre documentales independientes dedicados a la actualidad del continente africano. Esta selección incluye películas (en versión original con traducción al castellano) que reflejan y reflexionan sobre la vida de los africanos en nuestros días, abordando no solo sus problemas - como son los derivados de la epidemia del Sida, la corrupción y el mal uso de los recursos naturales y la crisis política de Zimbabwe – sino también la vitalidad que Africa irradia en sus expresiones artísticas y musicales.

Sábados y domingos de agosto, 16 hs.
Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti” (Universidad de Buenos Aires)
Moreno 350, San Telmo.
Entrada libre y gratuita.

SÁBADO 14 Y DOMINGO 15, 16hs. (se repite la misma programación):
ZIMBABWE, DE LA LIBERACIÓN AL CAOS Dir. Michael Raeburn, Zimbabwe, 2003, 55 min. Michael Raeburn vuelve a los acontecimientos que desde el 2000 sumergen a Zimbabwe en el caos social y la bancarrota económica. El cineasta describe el recorrido de Robert Mugabe para llegar a presidente, tras 15 años de guerrilla. Respaldándose en los testimonios de sus antiguos camaradas de lucha, de miembros de la oposición y de a favor del presidente Mugabe, desmenuza los mecanismos que han conducido a la crisis política que desgarra a su país natal y se enfrenta con sus propias desilusiones.
SÁBADO 21 Y DOMINGO 22, 16hs. (se repite la misma programación):
SUFFERING AND SMILING (Sufriendo y sonriendo) Dir Dan Ollman, Nigeria, 2006, 60 min.
Fela Kuti fue un músico excepcional, con reconocimiento mundial y un notorio activista político en Nigeria. Denunció la corrupción y los errores de los gobiernos de su país, que privilegiaron la explotación petrolera en detrimento de la agricultura. En este documental su hijo Femi y su familia hablan de la vida y de la historia de Fela Kuti y de su recuerdo.
SÁBADO 29, 16hs:
WA N’WINA (Cordialmente Suyo) Dir. Dumisani Phakathi, Sudáfrica, 2002, 52 min.
(Colección « Steps for the future ») Premio especial del jurado - Festival de Ismailia Egipto 2002
«Me han dicho que entre la gente de mi generación, de dos personas una será afectada por el virus antes de 30 años»: Dumisani Phakathi vuelve a su township para intentar entender cómo se vive en la era del SIDA. Cámara en mano, al azar de los encuentros, entabla conversaciones con amigos de la infancia que encuentra, les incita a hablar, con un estilo impetuoso e incisivo. « Wa N’wina es una carta de amor que envío a mi calle y a los habitantes de Soweto. En medio del catastrofismo del ambiente, es mi manera de afirmar que las personas son individuos antes de ser estadísticas. Es también la afirmación de una voluntad para sobrevivir juntos en los tiempos del sida ».

DOMINGO 30, 16hs:
ABYALI. Dir. Matías Pablo Saccomano, Senegal, 2007, 80 min.
En la capital de Camerún, Yaundé, un laberinto urbano construido en cemento y tierra, siete jóvenes músicos dedican su viva a un sueño: dar a luz a Abyali Percusión. Un proyecto musical que tiene como objetivo rescatar algunos ritmos para que no se pierdan y difundirlos por el mundo.
Ellos aspiran a poder vivir de su pasión en un país donde la industria discográfica es inexistente y donde las salas de espectáculo escasean. Dentro de este panorama desolador, luego de 2 años de intenso trabajo, enfrentando graves dificultades económicas, una posibilidad se presentan en el horizonte, el festival de danza y percusión Abok I N’goma.
La tensión aumenta en el grupo a medida que la fecha se acerca; roces internos, molestias con su mentor, el maestro Amadou Kienou, pero ellos saben que solo pueden seguir trabajando, porque solo el trabajo paga.

Organiza: Sección de Estudios de Asia y África de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Observatorio Sur, y los Archivos del Observatorio de Video No Identificado OVNI de Barcelona. Con la colaboración del Servicio Cultural de la Embajada de Francia en Argentina

Contactos e informaciones: asiayafrica@filo.uba.ar

sábado, 7 de agosto de 2010

Oh La La Percusión!

La percusión llegó hasta las páginas de la revista teen (?) o femenina (?) OH LA LA -con una pizca de autoayuda y, quizás, New Age. Distintas apropiaciones que le dicen, mediáticas, de género, etc.


Agradezco a Cecilia Galera y a Tamborelá

Afroargentinos en Diario Z (2)

La nota ya la había subido, pero de la versión online del diario. Para aquellos a quienes les gusta/interesa ver cómo los medios plantean los títulos, fotos, recuadros, etc. va un escaneo del original.


Agradezco a Federico Pita por enviar las imágenes

Fuente: Diario Z del 29 de julio de 2010

jueves, 5 de agosto de 2010

Santería en Madrid (2) - Miralda en el Palacio de Velázquez

La presencia de las religiones afro-americanas en Madrid no se limita tan sólo a las santerías en las que se venden productos religiosos, ni a los templos que las practican.
Juan Batalla y Dani Barreto envían estas fotos de la exposición retrospectiva del artista catalán Antoni Miralda (1942-) que se está realizando en el Palacio de Velázquez (dependiente del Museo Reina Sofía).


En la exhibición, que muestra distintos momentos de la obra del artista, están las instalaciones que realizó en 1984 para el Museo del Barrio, situado en Spanish Harlem, NY. Miralda se había instalado en esta ciudad en 1972 y tuvo oportunidad de entrar en contacto con la Santería afro-cubana. La obra, titulada Santa Comida, está claramente inspirada en los altares y elementos litúrgicos y simbólicos de esta religión.

Transcribo la información pertinente de la página web del museo:
"Miralda se instala en Nueva York en 1972. (…) El multiculturalismo estadounidense es toda una invitación al descubrimiento, y la obra de Miralda dialoga con esa fusión de culturas y con sus manifestaciones populares, entre las que se cuentan las tradiciones culinarias. (…)

Profundamente ligados a las afinidades y costumbres de toda comunidad, los alimentos son portadores de múltiples connotaciones y simbolismos. Comer no es un mero acto de satisfacción física, pues brinda también la ocasión de dar, de compartir, de comunicar o de celebrar. En él, cada uno encuentra la memoria viva de su colectividad: hasta los propios Orishas del panteón africano, que son, según la tradición, aquello que comen.

Santa Comida, realizada en el neoyorquino Museo del Barrio en 1984, se integra de manera espontánea en la comunidad latinoamericana del Spanish Harlem. Los siete altares que evocan a la vez a los antepasados africanos y a sus «máscaras» cristianas —los santos y las vírgenes de la santería afrocubana y el candomblé brasileño— están provistos de sus alimentos favoritos, y no hay día en que no se les añadan otras ofrendas anónimas, en obsequio a la tradición. "

Fotos: Juan Batalla y Daniel Barreto

Fuente del texto y mas info sobre el artista:

lunes, 2 de agosto de 2010

El candombe ilustrado... (2)

“Bailemos sobre las cenizas del rencor, es carnaval” - Bianki
Diario Clarín, Cultura, 2 de agosto de 2010
Candombe: un libro sobre esa “cosa de negros” tan nuestra
El artista plástico trabaja sobre la fusión de las culturas africana y occidental.
Por Julieta Roffo
El tiempo se detiene, nadie para de bailar”. Con esas palabras define el artista plástico Bianki el carnaval uruguayo en uno de los versos que acompaña los dibujos, pinturas y collage recopilados en su libro Candombe. Fiebre de carnaval , publicado por el sello Pequeño editor. En esas páginas, fruto de una experiencia personal dentro de las comparsas y del estudio del encuentro entre la cultura africana y la occidental en el Río de la Plata, Diego Bianchi –como dice en su documento– hace una radiografía de la vida diaria en Colonia del Sacramento, con plaza de toros, palmeras, autos antiguos y tamboriles incluidos.
Es que desde 1999 Bianki, que nació en La Plata en 1963, vive durante gran parte del año en la casa-taller que tiene en la ciudad uruguaya. Allí se involucró cada vez más con las comparsas: “En un principio me atrajo el color , tanto de la imagen como de la música”, cuenta, y agrega: “Con el tiempo me acerqué a los grupos, conviví con ellos en los toques, los dibujé mientras bailaban, mientras bebían, mientras esperaban para desfilar, hasta que llegó el momento de consustanciarme del todo, y me puse a tocar yo también”. Hace varios años que participa de la comparsa Las lonjas del Sacramento y toca el chico , uno de los instrumentos de percusión del candombe uruguayo.
En su libro, Bianki se propone “evitar la mirada del turista”. No quiere, dice, contar lo que se ve cuando se da un paseo rápido por Uruguay en tiempo de llamadas de carnaval, sino ir más allá: su interés central, el que dispara su obra, es investigar y dar a conocer l a fusión de la cultura occidental con la africana que configuró el carnaval en los tiempos coloniales.
“‘Candombe’ quiere decir ‘cosa de negros’ ; los candomberos eran los esclavos que los domingos tenían permitido salir a bailar. Con el tiempo, los blancos se sumaron, lo que implicó mayor aceptación del ritual, y se convirtieron en lubolos , es decir, blancos que se pintan de negro para presentarse y tocar”, explica Bianki, que incluyó en su libro una imagen que es casi una infografía sobre cómo convertirse en uno de ellos, con pintura, guantes y alpargatas.
El artista, que trabajó en la revista Fierro, fundó la publicación Lápiz Japonés, y actualmente es ilustrador de Revista Ñ , combina en su libro trazos finos, sobrecitos de azúcar o papeles de caramelo pintados en medio de sus dibujos, y explicaciones, en castellano y en inglés de los términos típicos del candombe, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco el año pasado.
Durante la presentación de Candombe , la semana pasada, el sociólogo Christian Ferrer definió la relación del artista con la ciudad uruguaya y con el género musical que da nombre a su libro: “En la estancada noche de Colonia, vos encontraste qué hacer; disfrazarte de negro y tocar el tambor”, le dijo. Convertido en un lubolo militante, Bianki asintió y sonrió.