El samba llora a su leyenda; Murió jamelão
Diario Crítica – Culturas – 16/6/08
Con ritmo de samba, cientos de banderas verde y rosa y, claro, litros de cerveza, fue velado ayer Jamelão, el mítico cantante, baluarte y presidente honorario de la carioca Escola de Samba Mangueira, una de las más populares de Brasil. José Bispo Clementino dos Santos, tal su nombre del documento, tenía 95 años. Era famoso por su mal humor y su extravagancia, así como por la magia que enhebraba su relación con la música y la forma en que se encendía cuando aparecía en lo alto de la sede de Mangueira, generando una ovación entre los danzantes que se apretujaban en el gran salón, durante los famosos ensayos previos al carnaval. Era, también, el más antiguo intérprete de samba-enredo de Brasil, y el mangueirense que más tiempo estuvo en actividad: desde los años veinte, cuando llegó al morro de Mangueira, en Río. Cincuenta años con Mangueira. El gobernador del Estado, Sérgio Cabral, decretó un luto oficial de tres días. “Era el gran símbolo de la garra mangueirense”, dijo en un comunicado oficial.
En la sede de la escuela de la que era intérprete oficial, para su primera estación en los desfiles del Carnaval, fue despedido con honores. Con su salud ya deteriorada, había dejado de desfilar en el año 2006. Como compositor, Jamelao se consagró con éxitos como Fechei a porta, Folha morta, Não poe a mão, Matriz ou filial, Exaltação a Mangueira, Eu agora sou feliz, O samba é bom assim y Quem samba fica. Su obra musical se editó en tres álbumes, bajo el título Jamelão-a voz do samba, en 1997. “Era la voz negra del país, la más bonita de Brasil”, dijo la cantante Beth Carvalho al diario Estado de São Paulo. Y desde París, donde se encuentra escribiendo su nueva novela, Chico Buarque, mangueirense de toda la vida (como, entre tantos otros artistas, Caetano, que compuso aquello de que en Mangueira, Río es más bahiano), dijo al mismo medio: “Mi amigo Jamelão era un inmenso cantor y el mejor mal humor de Brasil”.
Los homenajes continúan en un Río vestido de luto. Pero no habrá un samba de enredo para honrarlo. Él no quería, y ni falta que hace: un samba, hace ya tiempo, está unido a su nombre
Fuente: http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=6266
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