domingo, 4 de marzo de 2012

El mural afroamericano del millón de dólares..

Una prestigiosa universidad norteamericana vende un mural/grabado por 164 dólares.
Resulta que había sido realizado por uno de los primeros escultores afroamericanos de California.
Valor real del grabado: un millón de dólares.
Una buena excusa para conocer la obra de un artista afro(norte)americano poco conocido por estos lares: Sargent Claude Johnson.

1. El grabado/mural de  Sargent Claude Johnson. 1937. 
Huntington Library, Art Collections, and Botanical Gardens

Clarín, 1 de marzo de 2012 - Arte
Un millón de dólares por un mural que costó 164
En 2009 no fue reconocido y se vendió por 164 dólares a un comprador que no sabía de qué se trataba. Ahora fue revendido a un museo californiano.

 2. Sargent Johnson. Mask. 1934. 
De una exposición sobre su obra en el San Francisco Museum of Modern Art (1998).

¿Cuánto vale un mural de uno de los primeros artistas negros de California? En 2009, la Universidad de Berkeley encontró uno, no lo reconoció y lo vendió en 164 dólares. Ahora, la pieza fue revendida en un millón.
El artista es Sargent Claude Johnson. Nació en 1888 y murió en 1967. Fue pintor, ilustrador, escultor y ceramista. Y miembro del Partido Comunista.

3. Mother and child

Johnson pintó el mural, de siete metros de largo, en 1937. Había sido diseñado –con motivos africanos esculpidos en madera– para cubrir los tubos del órgano de la Escuela de California para Sordos y Ciegos. Allí estuvo hasta 1980, cuando la escuela se mudó y la universidad se llevó el mural para protegerlo de las ratas. La siguiente estación fue un depósito, donde lo cubrió el olvido.

4.

Cuando apareció, nadie se dio cuenta de qué era. Lo compró un vendedor de arte y muebles llamado Greg Favors. Según el diario The New York Times, lo hizo porque le pareció atractivo, pero no sabía que tenía entre manos.

5. Forever free. 1933

Tiempo después, mandó la obra a restaurar y buscó en Internet el nombre del artista. Johnson estaba considerado un gran escultor y, en los últimos años, su cotización venía en alza.

6. Sargent Claude Johnson (1888-1967)

La universidad quiso comprarle el mural de vuelta, pero otra institución se había adelantado: el Huntintong Library, Art Collections and Botanical Gardens, un museo y centro de investigaciones californiano. Ellos pagaron un millón de dólares por la obra. En Berkeley hablan de “un error por ignorancia”.

7. Sargent Claude Johnson con una de sus obras

Bellísima cabeza esculpida (llena de copyrights), para ver en:

Fuente de la nota: http://www.revistaenie.clarin.com/arte/millon-dolares-mural-costo_0_655734629.html
Imágenes:
1. http://www.gg-art.com/news/photoshow/73640l1.html
2. http://www.artnet.com/magazine_pre2000/news/robinson/robinson3-10-98.asp
3. https://dbhsharlemrenaissance6.wikispaces.com/Sargent+Claude+Johnson
4. http://todayinafricanamericanhistory.com/african-american-history/october-7th-in-african-american-history-sargent-claude-johnson/
5. https://dbhsharlemrenaissance6.wikispaces.com/Sargent+Claude+Johnson
6. http://todayinafricanamericanhistory.com/african-american-history/october-7th-in-african-american-history-sargent-claude-johnson/
7. https://dbhsharlemrenaissance6.wikispaces.com/Sargent+Claude+Johnson
Biografía de Johnson: http://www.cartage.org.lb/en/themes/Biographies/MainBiographies/J/JohnsonS/Johnson.htm

Ariel Prat: Murgas, negros, carnaval - en Clarín...

Entrevista al músico Ariel Prat, en Clarín..
"El hombre que hizo de la murga una causa", como bien dice el cronista...


Clarín, Jueves 1 de marzo de 2012 - Ciudades
“En Buenos Aires, la murga existe más allá del carnaval”
Por Einat Rozenwasser 
Dice que es una parte central de esa fiesta, y destaca su rol de inclusión social. Además, sostiene que murga y milonga tienen puntos en común en la música y el baile.

Como serán de antiguos y populares los carnavales porteños, que hasta Domingo Faustino Sarmiento bajaba de su carruaje para participar de las pantagruélicas batallas de agua que tenían lugar en las calles de la Ciudad. “Rosas también, pero hubo que prohibirlo por la violencia con la que se tiraban cualquier cosa, hasta vejigas de burro llenas de agua”, cuenta Ariel Prat y pinta a su juglar negro cuando mecha la anécdota de sus tiempos en Villa Soldati: “Desde los monoblocks bombardeaban bolsas llenas de agua y tenían que venir los bomberos porque la gente no podía salir”.

En el aire todavía vibra el eco de los bombos: el hombre que hizo de la murga una causa despidió anoche su clásico ciclo CarnaPraTasso y se prepara para el cierre de los festejos del carnaval, que pasarían para el 10 de marzo por la tragedia de Once (después vendrá la presentación de su primer libro, Curiosidad y azar).
“En Buenos Aires el carnaval no podría existir sin la murga, en cambio la murga existe más allá del carnaval”, define. Y habla sobre las actividades y el impacto social de estas agrupaciones que trabajan durante todo el año: “Son inclusivas, grandes, chicos, todos salen. Si hasta tenemos la primera murga latinoamericana integrada por discapacitados, Los Rengos del Bajo. El regreso del feriado legitima un derecho lógico porque es parte de nuestra fiesta, mucho más que Halloween”, sostiene.
La murga porteña se distingue por la presencia de bombo y platillo para marcar el pulso, el baile y el derrotero que desarrolla sobre el escenario. “El desfile, la entrada, una glosa, la crítica, el homenaje y la retirada, que tiende a ser triste porque viene del mismo lugar que el tango. Somos melancólicos, no somos Brasil, es un error querer comparar con eso. Nosotros tenemos esa cosa de bronca, esfuerzo y rabia que viene de lejos”, explica.
“De lejos” excede nuestras fronteras. “Lo incorporamos a partir de las tradiciones de las culturas que fueron poblando nuestro país. Cuando decimos que venimos de los barcos no hay que olvidarse de los afros que llegaron a ser el 40% de la población de Buenos Aires”, destaca. Los pasos que conocemos hoy parten de movimientos africanos, las cadenas que se salen, la libertad.
Y cada barrio forjó su estilo...
Hay una cosa más candombera en Saavedra, Palermo también tienen lo suyo y, bueno, el corso de Villa Urquiza tiene 114 años. Acá hay algo importante: los barrios milongueros son los barrios murgueros por excelencia, y los grandes milongueros bailaron murga de pibes. Según las crónicas, cuando el compadrito ordena los pasos que luego serán de tango copia el candombe negro. El calambre, el tembleque, está en la murga. Yo digo que ese paso es el eslabón perdido entre el compadrito y el negro.
El linaje de Prat conjuga la sangre calabresa paterna con la mezcla de indio y negro del lado materno. Nació en Villa Urquiza, pasó un tiempo entre José C. Paz y San Miguel, después Parque Chas (el año pasado inauguraron un mural en su honor en la esquina de Ginebra y Gándara, donde compuso su primera canción) y de ahí a Soldati. “El carnaval y el tango fueron mi cuna, mi vieja me cantaba Duerme Negrito –sigue–. De pibe hacía un repertorio folclórico con poncho rojo y bombo legüero, y al mismo tiempo salía disfrazado con las comparsas y las murgas”, recuerda. 
Pero en la Ciudad sigue habiendo mucha gente para la que febrero sólo es sinónimo de ruido y calles cortadas…
Será la falta de memoria de la diversión, y la de sus viejos y sus abuelos. Les molesta pero después resulta que un nieto o un sobrino sale con la murga y terminan yendo al corso. Lo canto en Viene alumbrando de la esquina, que dice: Los caretas ya no pueden mandar fruta con la cana, que hasta sus pibes murguean sin quedarse con las ganas.


Fuente:http://www.clarin.com/ciudades/capital_federal/Buenos-Aires-murga-existe-carnaval_0_655734587.html