martes, 13 de abril de 2010

Mujeres y/del Candombe

Mujeres del Candombe/ Mujeres y Candombe
Por Viviana Parody. Bs.As.-Montevideo

Hace ya muchos años que circulan entre nosotras (parafraseando a Luis Ferreira) "las mujeres tambor". Ese "nosotras" vale aclararlo amplio, diverso, profundo, no menos conflictivo; mujeres blancas, "mestizas" o negras, afrodescendientes, hijas de los barcos todos, portadoras unas mas otras menos, pero cultoras todas y parte todas del candombe. Una diversidad que nos permite preguntarnos HOY, siglo XXI, y sin hacer apología ni eco de los discursos extremos (feministas, por ejemplo) : ¿por que el candombe fabrica comparsas de mujeres en ambas orillas?. Mas que el 24 de Marzo, en Bs.As. fue de destacar la llamada casi a "escondidas" que se realizara el lunes 8 de Marzo, convocada por Iya Kereré, comparsa de mujeres de Bs.As.. Al evento fueron invitadas e invitados todos los candomberos y candomberas de las principales comparsas. Las comparsas más destacadas de San Telmo directamente obviaron saludar con un feliz día a sus propias mujeres integrantes. Hubieron distintos intentos de eventos en relación a mujeres y tambor, fundamentalmente tendientes al encuentro.
Aun hay mucha desescucha dentro de la comunidad candombera , y lo que nos resulta grave y aún hoy nos sorprende es la falta de permiso y la asunción del discurso misógino en las propias mujeres que dentro del candombe deciden encontrarse desde la competitividad, la rivalidad por el lugar-el macho-el vestuario, solucionando los intercambios que debieran ser verbales con intercambios a los golpes...literales..., materializando un felinesco espectáculo cada tanto en los domingos de San Telmo, y haciendo eco de aquél aspecto "tanatico" que en este blog se mencionara (ver entrada del 6 de enero de A. Frigerio), como si aún gran parte del "ethos" candombero a desarrollar (además de la performática percusiva o la danza) diera continuidad en "la supervivencia" (sos candombera si sobrevivís a las trompadas de las que te anteceden).
Me resulta no solo llamativo, sino tema de investigación concreto : mujeres, candombe y violencia, las mujeres como canal de la violencia (simbólica y concreta) que circula en esa "agonística" que uno ya no sabe si es propia a la performática candombera o código de clase social (extenso y complejo sería desarrollarlo en éste comentario).
"Mujeres" en el candombe es un plural inmenso. Comienza en las mamas viejas (a quienes en modo muy interesante como incipiente documentalista nuestra compañera afrodescendiente Sandra Chagas está comenzando a registrar, con sus historias increíbles, penurias, relatos , fotografías), sigue por todas las mamas negras (jóvenes, en su mayoría solas a cargo de sus hijos, con escasos recursos y nulo empoderamiento y participación en los discursos que la propia comunidad negra lleva adelante), incluye a las mamas blancas (argentinas, porteñas) que "alojaron" y construyeron familias inter-raciales e inter-culturales, con procesos de construcción y redefinición identitarios extensísimos (en su mayoría también solas a cargo de sus hijos afrodescendientes), y por último aparecen las visibles: las que "no callan", mujeres también argentinas/blancas/porteñas, que a su propia cultura urbana incorporan el tambor como modo de discurso estético y si se quiere político.

¿Hay un tambor para las oprimidas (en el sentido social del término en el que Freire podría usarlo) y un tambor para la clase media? ¿Cómo son los niveles de participación, de empoderamiento dentro de esa diversidad tan grande de "mujeres del candombe"? ¿Cómo impactan los mitos femeninos (Rosa Luna, la Gularte...Lágrima Ríos) en los permisos de modelo de mujer que circulan entre las candomberas? ¿A quiénes se considera "candomberas"? Definidas por los candomberos: "esas mamas luchadoras, que arremeten a la vida mientras los hombres van a la guerra" (como escuché en una comparsa); "las leonas...mujeres con fuerza, luchadoras, que saltan como fieras"...y que cocinan para todos, se dejan a si mismas para lo último, son sostén del hogar e incluso de la familia extendida, "cacicas" y reproducen "con la leche templada y en cada canción" la desigualdad de género...soportando con orgullo.

"La mama vieja nunca se queja...vive su vida feliz" dice la letra de uno de los candombes mas difundidos.
Tal vez llegó la hora de empezar a preguntarles (y esa es la iniciativa de éstos trabajos que menciono, generar narrativas en nombre propio y no "en nombre del padre", relatos e historias de vida, encuentros y producción de logos).....porque justamente en esa diversidad/pluralidad (de raza, clase social, identidad sexual, franja etárea, etc..) que no nos permite hablar desde un sector en nombre de todos los sectores dentro de ese colectivo "mujer-tambor" (desde el perfil "mujeres/tambores no callan", o desde el perfil "afrocandomberas solamente" o "mamas viejas solamente") está la promesa de una producción de sentidos que -sin dudas- tiende al eros como generador (pulsión de vida: no violencia, salud, deseo, libido), frente a esa "agonística" (tánatos) que permite en el candombe el anclaje (o que es clivaje) de la muerte-estigma, antecara de la exotización.


Las "Mujeres no Callan" (nombre que me parece pertinente para ese perfil de tamborera clase media, profesional) sin duda han hecho tanto en Bs.As. como en Montevideo el aporte que en la danza aún es difícil ver: un camino entre la vedette (exotización) y la mama vieja (estigmatización, caricaturización) como polos de mujer posibles dentro del imaginario del candombe.
Ahora entre esa diversidad de caminos de ser mujer con el tambor, el desafío es tender puentes, construir significados comunes o compartir la disimilitud de representaciones, y ... desde la cigota generar.
Brindo por los espontáneos encuentros y caminos "nadados" desde hace mas de una década con preguntas-sones y respuestas , en las idas y vueltas de casa en casa de Bs.As. y Montevideo (hoy con niños/as a cuestas) entre "Las Comadres" (Berta Pereyra-Uruguay), "Tamboro Mutanta"(Bs.As.), mujeres de ACSUN (Uruguay), militantes y activistas de ambas orillas, que con el correr de los años vemos pasar nuestra propia historia mientras nos re-conocemos.