Hace poco se cumplieron 50 años de la primera gira de Los
Beatles a Estados Unidos (comenzó el 7
de febrero de 1964). Su éxito en esa oportunidad superó con creces lo que ellos
mismos esperaban, y volvieron de nuevo en agosto de ese año.
En esta segunda gira, el periodista radial Larry Kane
recuerda un hecho que mostró la templanza de los -todavía- muy jóvenes músicos.
En una parada entre conciertos se enteraron que uno de sus próximos eventos -en
el ya demolido Gator Bowl Stadium en Jacksonville, Florida - iba a ser con el
público segregado, una costumbre que aún era común en determinadas localidades norteamericanas.
Al conocer la noticia, Paul se paró y dijo " no
vamos a tocar allí". John, aún más decidido, dijo "no hay manera de
que eso suceda" ("no fucking chance of that happening"). Ringo y George
estuvieron de acuerdo.
Al día siguiente, John fraternizó y nadó en la pileta del
hotel -en Key West, en el mismo estado de Florida- con las integrantes de The
Exciters, un grupo de tres chicas afroamericanas que formaban parte de la gira
(al grupo se agregó más adelante un varón).
Las fotos de John en la pileta con las chicas afroamericanas llamaron la
atención de los medios sureños, y generaron más controversia.
Según Kane, que escribió un libro sobre los comienzos de
los Beatles, ya unos años antes el grupo había desafiado al establishment musical
de Liverpool ayudando a un grupo de músicos británicos negros, The Chants, a cantar en The Cavern. Como eran un grupo puramente vocal, incluso se ofrecieron a tocar con ellos -y lo hicieron, pese a la oposición de su manager, Brian Epstein.
Como en aquella oportunidad en Liverpool, también en
Estados Unidos los Beatles se salieron
con la suya: cuando llegó el momento, por primera vez en su historia, el Gator
Bowl fue sede de un evento racialmente integrado.
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