"La verdad es sólo una, pero suena mejor
cuando está bien perfumada"
(Mãe de santo paulista citada en la entrada anterior)
La frase de la mãe de santo enfatiza la naturaleza altamente sensorial de la experiencia religiosa afroamericana. Si, en un post anterior (ver abajo) resalté que para la Umbanda y otras variantes de la religión de los Orishás en América lo bueno debía también ser bello –ya que sus valoraciones éticas y estéticas estaban íntimamente correlacionadas- la cita nos recuerda que lo verdadero y bueno también debe oler bien. La omnipresencia de las flores en altares afroumbandistas no sólo se explican como una influencia del catolicismo popular -ni tampoco, como en éste, por su belleza visual- sino también por su aporte aromático al altar ritual. El perfume, como la palabra, la música, la danza y los distintos tipos materiales ofrendas materiales, también se convierte en ofrenda y en vehículo privilegiado de axé (fuerza espiritual).
En estas religiones los olores están íntimamente relacionados con los diferentes momentos de los rituales, con su naturaleza y la variante religiosa a la que pertenecen. Los distintos tipos de ebós (ofrendas) que prevalecen en cada una sin duda les brindan un marco olfativo distinto y específico. De la misma manera que cada ceremonia tiene su música, su danza, su vestimenta, su idioma particular, también tienen sus fragancias particulares.
No huele igual una sesión de umbanda, que un batuque o que una kimbanda con su fuerte predomino de olores desprendidos del tabaco y el alcohol. La naturaleza festiva –y frecuentemente callejera- de los espíritus que se hacen presentes sin duda es reforzada y recordada, aún de manera inconciente, por el marco aromático en que se desarrollan.
En estas religiones los olores están íntimamente relacionados con los diferentes momentos de los rituales, con su naturaleza y la variante religiosa a la que pertenecen. Los distintos tipos de ebós (ofrendas) que prevalecen en cada una sin duda les brindan un marco olfativo distinto y específico. De la misma manera que cada ceremonia tiene su música, su danza, su vestimenta, su idioma particular, también tienen sus fragancias particulares.
No huele igual una sesión de umbanda, que un batuque o que una kimbanda con su fuerte predomino de olores desprendidos del tabaco y el alcohol. La naturaleza festiva –y frecuentemente callejera- de los espíritus que se hacen presentes sin duda es reforzada y recordada, aún de manera inconciente, por el marco aromático en que se desarrollan.
Claro que no todos los baños rituales de purificación de los médiums “huelen bien” –ya que de acuerdo a nuestros cánones occidentales no todas las hierbas o folhas utilizadas lo hacen. Pero siempre, parte de sus poderes curativos o mágicos está, sin duda, en su olor. Sin embargo, atentos a las preferencias olfativos de su audiencia, los perfumes que en las ceremonias públicas se comparten con el público siempre son agradables. Pensemos en la importancia y ubicuidad en los rituales del agua de cheiro brasilera, o de la colonia agua florida en la religión afrocubana. Quienes hayan asistido a la lavagem de Bonfim en Bahía saben que los jarrones de flores que llevan las bahianas tienen agua perfumada para lavar los escalones de la iglesia. Quienes hayan presenciado ceremonias de batuque en nuestro país habrán visto cómo los orixás femeninos –y principalmente Oxum- derraman perfume entre los asistentes al ritual.
Distintas formas de crear communitas, y de transmutar la naturaleza profana de este mundo en sagrada…
Fotos Fiesta de Iemanjá en Mar del Plata, de Babá José Luis de Iemanjá.
Fotos Fiesta de Iemanjá en Mar del Plata, de Babá José Luis de Iemanjá.
Foto de lavagem do Bonfim de: http://www.skyscraperlife.com/brazil/14228-salvador-da-bahia-459-anos-joia-de-grande-beleza.html
Estética y ética en religiones afroamericanas en: http://alejandrofrigerio.blogspot.com/2008/04/esttica-y-tica-en-las-religiones.html
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