Comentario de Pablo Cirio:
Hola Ale, qué interesante esta cronología. Yo también, de jazz digamos que ignoro casi todo. Por depronto, lo que sí me interesa es la relación entre la recepción del jazz en la Argentina, en general, y entre los afroargentinos, en particular. Más allá de la figura paradgmática que significó en nuestro medio el afrochaqueño Juan Moreira (más conocido como Oscar Alemán), aún distamos de conocer los ribetes que adquirió este género entre los afroporteños que gustaron de él para interpretarlo profesionalmente: Rita Montero, Fred Nogueira y Los Diamantes Negros, Orquídea Negra... aún esperan su tratamiento. Por ahora, son apenas nombres, pero quién dice si no hubo una apropiación estilística del jazz por ellos, así como en su momento lo tuvo la rumba cubana transformada en Rumba abierta. Sólo reflexiones en voz alta en esta tarde gris.
Atte. Pablo Cirio.
Comentario de Alejandro Frigerio:
Absolutamente. Todavía nos debemos un buen estudio de la influencia de los afroargentinos en todos los géneros musicales que se tocaban en Buenos Aires (al menos) y las formas de bailarlos durante las décadas de 1950-1960-comienzos de los 70s. Cualquiera que haya hablado o entrevistado afroargentinos de mas de 60 años -digamos- sabe que varios de ellos fueron relevantes en la vida cultural-musical de esa época. Lo sugiere Alicia Martín para las murgas, Robert Farris Thompson para el tango, e indudablemente también estuvieron en el desarrollo del jazz y la música afro-cubana -con sus consiguientes adaptaciones locales. Y podemos encontrar ejemplos más cercanos, también...
Comentario de Berenice Corti:
Particularmente creo que el jazz en Argentina es un ejemplo muy interesante de las diferentes valoraciones que tuvo/tiene la cultura afroamericana en nuestro país, especialmente en Buenos Aires. A diferencia de lo que sucede hoy día, el jazz siempre fue la música negra por excelencia para la industria cultural y la cultura masiva. Pero también existió una apropiación de otro tipo, muy arraigada a las prácticas culturales de los argentinos, en donde el jazz sirvió de vehículo para la expresión de prácticas improvisatorias o de un tratamiento especial del ritmo, por ejemplo. Así el jazz (a través de los músicos) se ha entrelazado más de lo que se supone con el tango, el folklore y el rock, por más que discursivamente se tenga al jazz por foráneo o elitista.
En el estudio de ésto andamos.
Saludos! Berenice Corti.
Atte. Pablo Cirio.
Comentario de Alejandro Frigerio:
Absolutamente. Todavía nos debemos un buen estudio de la influencia de los afroargentinos en todos los géneros musicales que se tocaban en Buenos Aires (al menos) y las formas de bailarlos durante las décadas de 1950-1960-comienzos de los 70s. Cualquiera que haya hablado o entrevistado afroargentinos de mas de 60 años -digamos- sabe que varios de ellos fueron relevantes en la vida cultural-musical de esa época. Lo sugiere Alicia Martín para las murgas, Robert Farris Thompson para el tango, e indudablemente también estuvieron en el desarrollo del jazz y la música afro-cubana -con sus consiguientes adaptaciones locales. Y podemos encontrar ejemplos más cercanos, también...
Comentario de Berenice Corti:
Particularmente creo que el jazz en Argentina es un ejemplo muy interesante de las diferentes valoraciones que tuvo/tiene la cultura afroamericana en nuestro país, especialmente en Buenos Aires. A diferencia de lo que sucede hoy día, el jazz siempre fue la música negra por excelencia para la industria cultural y la cultura masiva. Pero también existió una apropiación de otro tipo, muy arraigada a las prácticas culturales de los argentinos, en donde el jazz sirvió de vehículo para la expresión de prácticas improvisatorias o de un tratamiento especial del ritmo, por ejemplo. Así el jazz (a través de los músicos) se ha entrelazado más de lo que se supone con el tango, el folklore y el rock, por más que discursivamente se tenga al jazz por foráneo o elitista.
En el estudio de ésto andamos.
Saludos! Berenice Corti.
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