Narrando (el evento de) la 8va Llamada de
San Telmo, entre las tensiones de dos jurisdicciones
Las cuatro de la tarde –hora de inicio de
las Llamadas- encontraron a la Secretaría de Cultura iniciando los cortes de
calles, que se vieron dificultados por la no presencia de gradas para las
avenidas (como estaba pensado o solicitado), y las escasas vallas y personal
disponible –tanto de la Secretaría como de las comparsas-. Aún así, gracias a
los actores que día a día desde hace años protagonizan el crecimiento del
candombe en Buenos Aires con su trabajo, y a la presencia física del
Coordinador del Programa Afrodescendientes (presencia que se solicitó como
responsable representante del Estado por parte de la Sria. de Cultura de la
Presidencia de la Nación), los cortes pudieron en un 80% realizarse y la
Llamada dio su inicio, quedando igualmente librada a grandes riesgos en los
horarios en los cuales las avenidas resultan altamente transitadas. En este
sentido, el desfile (al igual que otros años, y mas allá de quienes en cada
oportunidad lo organizan) no tuvo en cuenta lo problemático del corte de la
Calle Independencia, verdadera arteria de la Capital Federal donde dio inicio
la Llamada que luego transitó por la Calle Defensa, hasta Parque Lezama
(Defensa y Brasil), tal estaba estipulado. Los horarios picos de tránsito, sin
embargo, dejaron a la luz las intenciones de cada uno de los actores para con
el evento: algunos externos colaboraron, otros disfrutaron las dificultades
observando con ironía, otros señalaron al agente estatal su error de escasa
previsión, finalmente todos desfilaron y disfrutaron de los logros si obtenidos,
para dejar para reuniones posteriores de comparsas la evaluación de estas
dificultades de logística. Fue notorio como muchos grupos redoblaron su trabajo
artístico este año, para cumplir con las expectativas en cuanto a la cantidad
de tambores, personajes, fantasías –lucimiento que redundó en aplausos y
reconocimiento por parte del público, presente sobre todo en horarios diurnos-.
También fue notorio quienes dieron continuidad a diversos tipos de
espectacularizaciones (por la cantidad de tambores y tamaño de loe elementos de
fantasía, como estrellas lumínicas de grandes dimensiones), y quienes se
esforzaron por nombrarse y/o definirse (portando estandartes y pasacalles en
los que se definían como “Escuela de Candombe” y “Comparsa XX”, a la vez). Dos
comparsas –una cercana la inicio, otra cercana al cierre- llevaron banderas o
pasacalles en homenaje a Mandela (líder sudafricano recientemente fallecido).
Otras “trajeron gente de Uruguay”, en muchos casos simplemente sus familias (ya
que distribuidas a ambos lados del Río de la Plata, estas familias
transnacionales salen en ambas Llamadas de nuestras capitales), o en otro caso
singular a una renombrada vedette del candombe de carnaval afrouruguayo que no
dejó dudas sobre la presencia que un cuerpo escénico puede generar a la hora de
corresponder la mirada con el público, y dejar –por qué no también-
“boquiabierto” al tránsito…
“La nota”, de todos modos, la dio la
policía (una vez más). Existiendo las gestiones realizadas para el corte de
calle Defensa –por parte de la Sria de Cultura de la Nación, en las comisarías
correspondientes de San Telmo y Montserrat- a las 17hs se presentó un oficial
de la Comisaría 2da (Montserrat) a realizar una (una mas entre miles)
contravención por el corte de la Calle Independencia, que requería de un
“permiso especial”. Tal detalle no menor, según se observó en las
documentaciones, había sido informado a la Sria de Cultura de la Nación el día
anterior. Sin embargo, es realmente de extrañar que algunos meses antes, en los
Encuentros de Candombe(S), circulaba el comentario que “preveía la no
realización de la Llamada de San Telmo de 2013, por falta de permisos para
corte de calle”. Tal versión desmentida en su momento, tras lo cual las
comparsas de “mas afuera” se comunicaron con las comparsas de Buenos Aires de
manera directa para anotarse y participar, se confirmaba así en pleno inicio
del desfile, que de todos modos siguió su curso –a cargo del Coordinador del Programa
Afrodescendientes, que es quien se encargó de tales gestiones y respondió por
las mismas-. Fue llamativo, como el oficial de la Comisaría 2da ante la duda de
varios de los candomberos organizadores, “se defendió” aclarando que “al otro
desfile hecho hace unas semanas en Montserrat tampoco se le otorgó el corte de
las laterales”, para concluir diciendo que “nosotros en las internas de ustedes
(los candomberos de Buenos Aires) no nos metemos igual”.
Esta anécdota, además de dejar pensando a
más de uno acerca de como le es brindada a agentes externos tanta información
referida a la propia “cocina” de las comparsas, nos es útil para entender la
dinámica jurisdiccional que a las tensiones que se producen entre las “dos
llamadas” se agregaron en esta
realización. La Comisaría 14 de San Telmo, mas “a mano” con el gobierno
nacional – y “acostumbrada a los cortes en los varios de eventos que la Sria de
Cultura de la Nación ha realizado en Parque Lezama” bajo el Programa
Afrodescendientes o no- se dispuso con muchísimo gusto al corte de calle (o a
la no obstaculización del mismo) que correspondía con su radio de influencia.
En cambio, la Comisaría 2da –en mayor consonancia con el gobierno de la Ciudad,
siendo un permiso gestionado por la Nación- irrumpió los cortes de las calles
que estaban bajo su radio de influencia cada aproximadamente 2 hs u hora y
media. La salida de la comparsa mas numerosa –maquillada de profundo azul-
desplegada una hora antes sobre la calle Independencia con todos sus tambores y
elementos (de gran tamaño), era “arremetida” por un momento por dos hileras de
autos que, de no ser por los candomberos y “la organización estatal”, hubieran hecho
sucumbir el evento.
Es loable decir que, habiendo estado
establecido el horario de desfiles entre las 16 y las 22hs (23hs de cierre), y
habiendo iniciado el mismo casi dos horas mas tarde por estas dificultades no
previstas por el Estado, las comparsas salieron de continuado una tras otra,
contando las primeras con mucho mas público que las últimas, y concluyeron el
desfile no muy pasadas las 24hs.
La inmensa oscuridad con la que es tratado
por el gobierno metropolitano el sector de la ciudad “circunscripto a la
Nación” (desde San Juan y Defensa hasta Brasil y Defensa, esquina que se
encuentra iluminada a pedido de los bares), y el descuido y abandono que padece
Parque Lezama (imposibilitado de ser enrejado gracias a las acciones legales de
los vecinos y amigos del Parque), hacen pensar que San Telmo es un espacio pensado
para “ciudadanos de segunda”, propicio para actividades factibles de llevarse
adelante únicamente de día. Siendo que “la Ciudad” (El Ministerio de Cultura
porteño) durante siete años demostró no disponerse a apoyar las Llamadas de San
Telmo (para las que se siguen pidiendo solo micros, agua, baños químicos,
difusión), y a “la Nación” (Programa Afrodescendientes, Sria de Cultura de
Presidencia) parece “volvérsele dificultoso” tal apoyo (sea mas por
dificultades reales o por inexperiencia en las gestiones) , no es irracional
pensar en dos posibilidades: organizar las Llamadas con el apoyo de la Ciudad
en Montserrat (y cortes de calle de la Comisaría 2da), u organizar las Llamadas
con el apoyo de la Nación en San Telmo (y cortes de la Comisaría 14, e
iluminación “autogestiva” o gestionada por los candomberos JUNTO a la Asamblea
de vecinos de Parque Lezama, que ciertamente, prospera al igual que la Asamblea
de San Telmo desde la crisis de 2001). La realidad de los acontecimientos, es
decir la realización de las dos Llamadas en correspondencia con los principios
de estas divisiones de jurisdicción (una en 2 de Noviembre y en Montserrat organizada
por el colectivo de candomberos Lindo Quilombo, con apoyo de ATE y CTA de la
Calle Independencia; y otra el 7 de Diciembre en San Telmo organizada por las
reuniones de comparsas de Buenos Aires) parecen corresponderse con ello. Claro
que restaría apelar a un tercer principio, por vía del derecho, que es el de la
jurisprudencia. Recordando el caso de Herrera 313 (reubicado tras un juicio al
gobierno de la Ciudad), y recordando las gestiones de Kalakán Güé (la primer
comparsa que desfiló desde Pasaje San Lorenzo hasta Plaza de Mayo, aunque en
día domingo), parecería que un instrumento legal sería el próximo paso a
conseguir para con el “intimar” al Estado a responder a los derechos culturales
de estos sectores reunidos en torno del candombe, patrimonio inmaterial de la
humanidad.
Estimando algunas conclusiones
Hasta aquí hemos intentado dar cuenta de la
complejidad implícita en el proceso de legitimación de la práctica
espectacularizada de candombe afrouruguayo en el casco histórico de la ciudad
de Buenos Aires (“Las Llamadas de San Telmo”). En la sola realización de este
evento convergen tensiones políticas entre dos jurisdicciones (“la Nación y la
Ciudad”), en tanto ninguna de ellas termina de responsabilizarse por el
acompañamiento que los ciudadanos (en este caso “candomberos”) solicitan para
llevar adelante su derecho legítimo al uso del espacio público. Se observa
también cómo, muy a pesar de ello, el candombe de estilo afrouruguayo
(caracterizado por el uso del espacio público) en su formato de comparsas se
multiplica, dando también lugar a nuevos formatos de gestión cultural y
participación colectiva, y/o modos de “encuentro” y socialización relacionados
al uso de los espacios verdes, u otras prácticas que dan lugar a resignificaciones
locales de la expresión oriental. Al
margen de ello, centrándonos en su práctica urbana en la ciudad de Buenos
Aires, se observan reclamos de los distintos actores, e intentos –muy
trabajosos y arduos, pero que con el tiempo van generando lentamente avances-
de alcanzar objetivos comunes, que por ahora no parecieran ir más allá de la
realización de la emblemática Llamada en el casco histórico de la ciudad. En
tales dinámicas de colectivización, los distintos sectores se ven obligados a
formalizar sus prácticas de manera conjunta para poder viabilizar reclamos y/o
llevar adelante gestiones en nombre propio (“organizar la llamada nosotros”),
hecho que requiere precisamente de la construcción de un “nosotros” que
comprende en el caso de la 8va Llamada de 2013 a sectores afrouruguayos y
uruguayos de al menos dos a tres generaciones, sumados a algunos grupos o
sectores de jóvenes argentinos dispuestos a la construcción conjunta y el
respeto por los tiempos de apropiación de herramientas que necesitan los
sectores históricamente subalternizados. En el contexto de la declaración del Día
de las y los afroargentinos y la Cultura afro, algunas de las identidades
“candomberas” previamente despolitizadas, despertaron “a la afrodescendencia”,
dando cuenta de incipientes niveles de conciencia negra, no necesariamente
acompañados en tiempo y forma ni por estrategias específicas correspondientes
con el trabajo cultural ni con los estándares de ciudadanía diferenciada que se
espera pueda apuntalar un Estado de reciente (pero creciente) énfasis
multicultural. Así es que, en tanto se asiste a las divisiones del caso entre dirigentes
afro a cargo de funciones estatales en Sria. De Cultura y Sria. De Derechos
Humanos, (ambos alineados con el gobierno nacional), y a la vez a las
divisiones usuales entre sectores políticos y jurisdicciones en contraposición
(“ciudad vs Nación”), todo ello sumado a una diversidad de intenciones de los
distintos actores “candomberos”, se estima como difícil el logro de los
objetivos sino es por medio de la jurisprudencia (lograrlo por Ley). La
sorpresa de la incipiente Ley que declara al 3 de Diciembre como “Día del
candombe y la equidad étnica” en Ciudad de Buenos Aires (configurada a partir
de iniciativas individuales no socializadas ni consensuadas con el colectivo de
actores o con grupos de asesores) pudiera resultar un buen instrumento, si
acaso se lo sabe usar, o revisar para su posterior promulgación y uso.
Penosamente, no solo se usufructúa la fecha y el texto de la declaración
uruguaya de 2006, sino que se pierde en esta Ley (a la vez que se gana) la
posibilidad de conmemorar una fecha local entre las tantas que ya constituyen
hitos el candombe afrouruguayo en suelo porteño (como el 13 de Diciembre,
haciendo en 2013 los 15 años de realización de Kalakán Güé y su “Homenaje a la
memoria”, y siendo un hecho que resalta los derechos culturales, la lucha
contra la discriminación, y la problematización de la memoria).
Poniendo el acento en los actores (en los
procesos de agencia, en las iniciativas que llevan adelante los mismos mucho
más allá de las diferencias), podemos afirmar que solo el paso de tácticas a
estrategias en el proceder podrá garantizar el logro de los objetivos comunes a
mediano plazo, en un marco consciente y
creciente de formalización de las prácticas comunes a todos los sectores.
Esto es, el derecho que deben poder conquistar todos los candomberos de
reunirse en determinados espacios barriales, pudiendo reproducir el ritual de
templado de tambores y de desfile sin la interrupción u obstaculización por
parte de agentes policiales o por parte de un sector de la sociedad civil que
ignora el valor cultural de esta expresión (“vecinos que hacen denuncias por el
ruido”). A su vez, el derecho a utilizar el espacio céntrico reconocido
internacionalmente por la presencia histórica de expresiones de origen afro,
aún se ve inhibido. Las Llamadas de San
Telmo, a pesar de su 8vo año de desfile consecutivo, dejan a los candomberos
(después de haber trabajado todo un año) la sensación de un mero paso fugaz que
con su fin deja la duda de haber sido o bien a un sueño,
o bien a una realidad. La falta de capitalización de las experiencias previas y
de los instrumentos legales alcanzados, dada por los (no) usos de la memoria y por
la escasa experiencia en la formalización de las prácticas, hace que este
proceso se vuelva por momentos “repetitivo” (“estamos siempre en el mismo lugar
y discutiendo lo mismo”) para los actores. Convengamos, igualmente, que
básicamente en ello consiste “la trampa” multicultural.