domingo, 25 de marzo de 2012

El mal del sueño (2)



Al fin ví la película alemana ambientada en Africa “El Mal del Sueño” (ver entrada anterior con las críticas de los principales diarios, dire abajo). Tengo que reconocer que, después de leer todas las muuy laudatorias reseñas (Página 12 le dio 9 puntos), me sentí un poco decepcionado. 
Como vengo diciendo habitualmente en este blog, representar algo es difícil, siempre se lo hace sólo de manera parcial y la inevitable interpretación que cualquier representación conlleva está sujeta, a su vez, a múltiples reinterpretaciones por parte de los que la miran o consumen. Hablar de cualquier tema, grupo o país (que no siempre es igual a hablar por o en vez de) es focalizar en un aspecto determinado y brindar una descripción parcial de la realidad. Por si hiciera falta un ejemplo, la Buenos Aires de Medianeras claramente no es la de Leonera, ni siquiera la de El Estudiante.
De manera algo uniforme, el cine occidental suele resaltar los aspectos “primitivos”, “tribales”, “irracionales”, de la realidad africana, sus guerras intestinas, las muertes, mutilaciones y desplazamientos masivos que de ellas resultan, etc. Claramente, El Mal del Sueño intenta brindar una imagen algo más equilibrada. Pero al tener de principal protagonista –como contexto omnipresente y ominoso de la mayoría de las escenas- a la selva, con todas las duras condiciones de vida que conlleva, transmite continuamente –quizás involuntariamente- una imagen de “primitivismo” de la realidad que intenta describir. (Quien esté en desacuerdo sobre el protagonismo de la selva puede ver el afiche, arriba de estas líneas).
La película muestra muy bien las asimétricas relaciones de poder en las interacciones cotidianas entre los europeos ("blancos") y los africanos ("negros") pero deja la impresión de que todas estas interacciones están signadas por la voluntad de engañar de los subalternos, siempre ávidos por obtener alguna ventaja económica y la rispidez autoritaria de los blancos que tratan de impedirlo y de mostrar su “racionalidad” operativa como la única manera correcta de hacer las cosas. Sin duda que estos elementos deben pautar fuertemente las interacciones interraciales locales, pero ¿lo hacen siempre como parece sugerir la película? Esta sumatoria de imágenes, sin duda reales pero a la vez también parciales, hace que uno salga del cine sin demasiadas ganas, de, por ejemplo, visitar Camerún –lo que a mi ver no es un dato menor. Es innecesario decir que una película no debería ser una propaganda turística pero si muestra una tierra lejana y extraña como absolutamente carente de atractivos no está, ciertamente, transmitiendo una imagen favorable de la misma. 
La “ayuda humanitaria” a Africa, sus condiciones y efectos, constituyen un tema central de la película, que gira en torno a dos médicos, uno alemán y otro de origen congolés pero nacido en Francia que deben implementarla, en un caso, y evaluarla, en el otro. La perspectiva crítica sobre el tema -que esboza- es bienvenida. Con un guión más ajustado hubiera sido, sin duda, una gran película. Así como está, brinda pincelazos interesantes –de la realidad, de los demonios internos de los personajes, de las relaciones interraciales- pero sin que se entiendan del todo las motivaciones de los protagonistas o aún la resolución de los episodios de sus vidas que se muestran. Tampoco creo que una película deba explicarlo todo, pero un guión indeterminado que no permite desarrollar empatía por -ni suficiente comprensión de- lo que les pasa a los personajes es claramente deficitario. La película se hace lenta, carente de drama y uno siempre está esperando que algo suceda, más allá de lo que parece insinuarse a cada momento. No pretendo que sea Machine Gun Preacher –de la que ya hablaré- pero sí que sea más entretenida que leer un artículo –seguramente más informativo- sobre la realidad africana. Para los interesados en la temática creo que merece verse, pero a no ilusionarse mucho con las críticas de los diarios, que parecen decir más sobre la capacidad interpretativa de quienes las escriben que de la película en sí...

"Santería: el mundo que no verá Benedicto XVI en Cuba"...


El Papa Benedicto XVI está por comenzar una visita a Cuba, y tiene previsto un encuentro con líderes religiosos locales. ¿Algún convidado de Regla de Ocha o de las variantes de religiosidad afrocubana de incuestionable popularidad en la isla? Aparentemente, no. 
Una interesante nota de AP lo cuenta:

Agradezco a la mãe Susana (Andrade) de Oxum