El historiador Marcos Carrizo publicó recientemente un libro sobre la situación de la población de origen africano en Córdoba durante buena parte del siglo XIX.
Reproduzco partes de la entrevista que le realizara la revista Veintitres hace un par de meses.
El historiador Marcos Carrizo habla sobre la presencia afro en la provincia
Córdoba morena
Por Guillermo Posada
"Mi libro es una respuesta a las hipótesis de sentido común sobre la supuesta desaparición de los africanos, los afrodescendientes y la cultura afromestiza en Córdoba”, explica el historiador Marcos Carrizo, tras presentar en el Buen Pastor su libro Córdoba Morena, investigación sobre el papel de la población de ascendencia africana entre 1830 y 1880, cuando comienza a madurar la conformación del Estado-nación en la Argentina. Gran parte de su trabajo se realizó en el Archivo Histórico de Córdoba, segundo en magnitud del país tras el Archivo General de la Nación. El documento más antiguo data de 1574, un año después de la fundación de la ciudad.
Carrizo suma así herramientas de análisis al movimiento en Córdoba que empieza a rescatar la influencia afro en la provincia, ninguneada sistemáticamente por la historia oficial. “Trabajé para tratar de desmontar estos mitos, con distintas fuentes, archivos, testimonios. Numerosos relatos de viajeros nos informan que lejos de desaparecer, el papel de los afrodescendientes fue muy importante en la provincia”, afirma.
–Las fuentes documentales que utiliza en su libro desmienten la desaparición.
–Sí. Con los censos, en los archivos de crímenes y registros notariales. En 1840 todavía aparecen en las transacciones comerciales porque entonces aún había ventas de esclavos. En los relatos de viajeros extranjeros se encuentran descripciones de las características poblacionales de la provincia, donde queda registrada la proporción afro en los habitantes de Córdoba. Somos un foco fuerte de asentamiento de esclavos y sus descendientes porque todas las instituciones religiosas tenían grandes planteles.
–Al ser un foco religioso fuerte, también lo es en la cantidad de esclavos.
–Además, todo el sistema productivo giraba alrededor de los africanos y los afromestizos, tanto esclavos, como libertos o libres, como conchabados o salariados. Hay una carta del gobernador López, que está peleando con los unitarios en el norte, donde manda a pedir a las autoridades cordobesas que le envíe a los Cívicos de Córdoba, una milicia de negros de la ciudad. Le contestan que no los pueden enviar debido a que no quedará nadie que trabaje en la ciudad porque los artesanos son en su mayoría de este origen, lo mismo sucede en el servicio doméstico y está muy presente en el trabajo rural. Todo esto se da en un proceso de transición hacia relaciones de tipo capitalista que se alcanzan a fines del siglo XIX. Mientras tanto, perviven la servidumbre y en menor medida en la esclavitud. En el censo de 1830, que es el último que registra categorías étnicas, al contabilizar por oficio, se encuentra que en algunas actividades más de la mitad son afromestizos, en otras alcanza el 90 por ciento.
Marcos Carrizo, foto de la nota de Veintitres
–¿Cómo impactaron las levas para los ejércitos patriotas en Córdoba?
–En las conscripciones para las guerras de la independencia los propietarios se niegan con distintos recursos a entregar a sus esclavos porque dicen que no van a ser indemnizados por el gobierno central. Los esconden, entregan a los más viejos y enfermos que son rechazados. A diferencia de la región de Cuyo, donde rápidamente se desestructuró la mano de obra esclava y la gran mayoría se la llevó San Martín al Ejército de los Andes.
–¿Tuvo que ver el hecho que Córdoba fue un foco contrarrevolucionario?
–Sí. Tiene que ver que en primer momento hubo resistencia a la Revolución de Mayo y la elite local se negó contribuir con los ejércitos. El gobierno de entonces les exigía apoyo a los comerciantes y a las órdenes religiosas, que fueron refractarias al proceso. Los afromestizos están presentes en toda la sociedad colonial, hasta el aluvión inmigratorio de 1880, que a Córdoba llega de forma tardía. Para 1895 sólo hay un 11 por ciento de extranjeros en Córdoba, el resto es criollo donde los afromestizos tienen mucha influencia étnica. Encontré casos de soldados de la independencia, africanos nacidos en Angola, que en 1840 aparecen como esclavos y en 1869 ya aparecen como argentinos. El discurso censal argentino elimina las categorías étnicas, y queda con un esquema binario de argentinos y extranjeros. La grilla colonial sí lo tenía, identificaba a los españoles o nobles, pardos libres o esclavos, negros libres o esclavos, etc. Casualmente no se hizo por una superación de un discurso racista sino con el objetivo de tender un manto para blanquear a los argentinos.
–¿Las estancias jesuitas cumplen un rol en la concentración de trabajo esclavo?
–La orden jesuita es la mayor propietaria de esclavos. Tanto en La Candelaria, en Caroya, en el Colegio Monserrat. Igual sucede con otras órdenes como las Teresas, los Franciscanos, todas tienen planteles de esclavos y por eso las iglesias contaban con rancheríos anexos para que vivan junto a los sirvientes. Estamos hablando de una sociedad con un bajo nivel tecnológico y, por lo tanto, que requiere mucha mano de obra intensiva. Los artesanos de Córdoba son un núcleo duro de afromestizos. También era redituable capacitar un esclavo en un oficio y después venderlo.
Contratapa del libro
–Su libro detalla formas de resistencia que tenían los afrodescendientes de aquella sociedad del siglo XIX.
–Sí, son prácticas para obtener la libertad y para acceder a la propiedad en menor medida. Tenían distintos mecanismos como robar, fugarse, desde la difamación hasta el homicidio contra sus amos esclavistas, trabajar a desgano...
–El quite de colaboración...
–Sí, era una de las reacciones de resistencia en la práctica, pero carecieron de acciones colectivas por más que existieron algunas cofradías de ayuda mutua que no tuvieron duración. En ese sentido hay que señalar que las resistencias tuvieron carácter individual. También hubo resistencias a los reclutamientos para las guerras de la independencia que se contraponen al mito de que los negros murieron en las guerras. Las deserciones masivas se producían no sólo de los negros sino de todos los sectores subalternos. Y explican la permanencia. Algunos estancieros eran cómplices de la situación y refugiaban a los desertores para obtener más mano de obra. Estamos hablando de una sociedad cordobesa con una crónica falta de trabajadores. Por otro lado, en el período de mediados del siglo XIX se observan migraciones regionales desde Córdoba a Buenos Aires para trabajar. En la época se decía “me voy para abajo”, al litoral por el desarrollo ganadero. Esto es fruto de la desestructuración de la economía de las provincias cuando el eje económico pasa del Alto Perú hacia el puerto, lo que implica una retracción de la economía cordobesa. Esa es otra de las variables que explican la supuesta desaparición. La investigadora Maia Paulo, en su tesis de antropología biológica de la UNC, encuentra que el ADN mitocondrial con linaje africano está presente en el 90 por ciento de las localidades cordobesas donde hace muestras, fluctuando entre el 8, 9 o 12 por ciento.
La entrevista completa en:
Agradezco a Silvana Lovay (via facebook)