lunes, 6 de julio de 2009

Afroargentinos en diario Rio Negro

El tema de los afroargentinos gana visibilidad, como muestra esta nota del diario Rio Negro. Me llamó especialmente la atención la infografía, que incluye información que por lo general no circula masivamente -los periódicos negros, por ejemplo. Una buena idea, para mejorar con más datos.
(doble click en la imagen para agrandarla y leer la infografía, o sino ver la dire abajo)

Diario Río Negro, domingo 24 de Mayo de 2009
Los negros invisibles
Por Horacio Licera
La historia oficial redujo a los negros al relato escolar de la servidumbre o la venta de mazamorra. Nuevas tendencias antropológicas supieron ver que poetas, coroneles, diputados, maestros de música y periodistas también fueron negros, a pesar de que las guerras y un relato histórico excesivamente europeo conspiraron para invisibilizar su cultura y su descendencia.


Para ser justos quizás haya que oscurecer un poco la historia blanca y europea y agregarle un tinte negro y africano a nuestra descendencia cultural.
A pesar que la cultura africana quedó oculta en una capa histórica profunda y es la cultura europea, y en especial la española y la italiana, quienes terminaron modelando nuestra identidad nacional más reciente, llama la atención la desproporcionada parcialidad con que la historia y los historiadores trataron la indubitable influencia africana en nuestra cultura.
Este proceso de invisibilización comienza en las aulas cuando nos enseñan que los negros eran mayormente esclavos o vendían velas o empanadas como si no hubieran tenido capacidad o habilidad para realizar otras tareas.
En la escuela de los años sesenta jamás nos dijeron que el Sargento Cabral era negro ni que Cayetano Silva -el compositor de la marcha de San Lorenzo- era negro. Tampoco nos dijeron que hubo coroneles del ejército negros, maestros de música y escribanos.
La generación del ochenta que encauzó a la Argentina en los carriles de la modernidad positivista y liberal bajo el lema "orden y progreso", lo hizo con el convencimiento que para lograr sus objetivos, la población tendría que mostrar un perfil blanco y europeo. De hecho la suspensión del comercio esclavista, las guerras y las pestes diezmaron a la comunidad africana. El relato de su cultura, a pesar de haber quedado resguardado en la historia, también parecía estar oculto bajo un velo opaco.
Como si fuera la inercia blanqueadora y europeizante de aquella generación sarmientina, esta ignorancia se mantuvo hasta hace pocos años. Recién en la década del ochenta, democracia por medio, nuevos investigadores comenzaron a leer de otra manera la historia de nuestro pasado colonial y lentamente la cultura africana comienza a debelarse.
Profesiones y oficios
La comunidad negra en la época de la colonia desempeñaba todas las profesiones que ofertaba aquella sociedad, menos las negadas por la ley: sacerdote o funcionario público Incluso estas, en años posteriores hicieron una excepción.
Más allá de la servidumbre y trabajos de zanjadores, carreteros y leñadores, desempeñaron los oficios de zapateros, panaderos, peluqueros, marineros, matarifes y todas las tareas del campo.
Tomás B. Platero, de padre africano, logró superar los prejuicios sociales y se recibió de escribano en 1882 instalando su estudio en La Plata.
El coronel José María Morales, a su tiempo se desempeñó como senador y Convencional Constituyente. Agustín Sosa, teniente coronel, fue diputado provincial y también Convencional. A partir de 1850 los afros argentinos fundaron varias mutuales como la Sociedad del Carmen y Socorros Mutuos. Estas entidades brindaban la asistencia médica y la compra de medicamentos, servicios fúnebres, e incluso algunas tenían salas de bibliotecas.
Se conocen quince periódicos que imprimían editores negros para la gente de su comunidad.
Horacio Mendizábal el más reconocido de los escritores negros publicó" Primeros Versos" y "Horas de Meditación", con versos en francés e italiano. Manuel Posadas fue periodista y músico al igual que el multifacético Gabino Ezeiza periodista, músico y payador.
Las milicias negras se destacaron por su bravura como en la batalla de Maipú donde un regimiento de mulatos y africanos de Tucumán cargaron contra las tropas realistas provistas de armas de fuego, tan solo con sus machetes zafreros. Murieron el 80% pero se ganó la primera y decisiva batalla en la campaña de Chile. Sus huestes fueron la mitad de la soldadesca en el ejército que cruzó los Andes. Más de 2.000 y después de la campaña regresaron sólo 143.A estas guerras le siguieron la del Paraguay y las contiendas entre Unitarios y Federales.
Los negros y el tango
Una manera de rastrear los orígenes del tango es seguir la etimología de la palabra. Según Oscar Escalada (Universidad Nacional de La Plata) todo comenzó con la voz quechua Tambo que significaba lugar de reunión. Evolucionó con el reemplazo de la conjunción "b" por "g" (Ej.: agüelo por abuelo) y la nasal "m" se adaptó a su consonante posterior, quedando en "n".
Ortiz Oderigo, antropólogo y autor del único diccionario de africanismos, es terminante en su definición y remite el origen a una corrupción de la "palabra africana Shangó o Changó, dios del trueno, numen de la música y dueño de los tambores.
En todo caso, cualquiera de las dos acepciones atraviesa la cultura africana por sus mitos o por sus lugares de reunión. En 1816 el cabildo de Buenos Aires dictaba esta resolución: "Se prohíben los bayles conocidos con el nombre de tangos, y solo se permiten a extramuros en ..."
Según estos investigadores y otros autores, el tango tiene como matriz el candombe con la mixtura de La Habanera y el Fandango, estas dos últimas, danzas de "ida y vuelta". Se denominaban así a los ritmos que habían salido de las Indias hacia España y habían vuelto a las Indias. La Habanera, de raíz negra, fue de Cuba a España, y de España al Río de la Plata. Al fandango lo define claramente el Diccionario de la Real Academia Española en la edición de 1732: "baile introducido por los que han estado en los Reinos de las Indias, que se hace al son de un tañido mui alegre y festivo".
El músico argentino Pompeyo Camps, en su ensayo "Tango y Ragtime", nos dice que "?existen sobrados argumentos filológicos para demostrar que el tango es de procedencia negra". En todo caso restaría descubrir cuánto de Habanera y qué de Candombe, ambas también de origen negro.
La sensación térmica es que el tango nació alrededor de 1920 en los conventillos atestados de italianos y españoles. Pero la temperatura real es que la fiebre tanguera ya había nacido muchas décadas antes en los barrios de San Telmo y los quilombos del bajo Retiro. Incluso era más viejo que La Marcha de San Lorenzo que se estrenó en 1902, compuesta por Cayetano Silva, también músico negro.
Fue en 1896 que el Tango recibió su diploma oficial aceptado por todas las academias tangueras contemporáneas. Se estrenó el primer tango "de autor" editado, El Entrerriano, del músico negro Rosendo Mendizábal.
Decadencia e invisibilidad
La decadencia de la raza negra tiene muchas explicaciones conocidas y otras no tanto como lo fue el bajo índice de natalidad, del orden del 1%. Para Daniel Schávelzon autor de "Buenos Aires negra", "es la más conmovedora de las resistencias pacíficas a la opresión...". A esto se sumó la altísima mortalidad infantil (44%), la fiebre amarilla y las guerras .
Miguel Cané en representación de aquellas ideas sarmientinas pontificó:"?aquí somos todos blancos, lo que no corresponde a esas características tiene tan poca importancia como la de los gitanos en España o en Inglaterra". Sus palabras fueron admonitorias, la población negra en 1878 fue solo del 2%.
Es aquí quizás donde comienza la invisibilización historiográfica en el relato de su descendencia y de su cultura: La omisión en las estadísticas. La exclusión de su producción cultural en libros de historia y de texto. La ceguera de no ver ni valorar las trazas de cultura africana en nuestras palabras, en nuestra música. El olvido de su heroísmo en las batallas por la independencia. Que mejor ejemplo que la película "El Santo de la Espada" que vimos miles de niños en la escuela primaria. Cuando en el Ejercito de los Andes la mitad eran soldados negros, muestran sólo uno. Una mujer, que era interpretada por una actriz blanca.
El historiador americano Reid Andrews en su trabajo publicado en 1980 descubre quizás el primer indicio de datos confusos en aquel censo de 1878. El más importante fue que de las tres categorías de razas se habían reducido a dos: blancos y negros. Los mulatos o trigueños, su descendencia, se habían contabilizado como blancos. Se los había blanqueado.Andrews contrasta estos datos recurriendo a los numerosos diarios negros de la época donde no se evidencia el problema de la disminución demográfica y por el contrario muestran una intensa actividad social.
Alejandro Frigerio, antropólogo, analiza la invisibilidad como un fenómeno que aunque parezca contradictorio, involucra a los investigadores que estudiaron el tema posteriormente. En 2003 "Todo es Historia" publica "Los esclavos negros: Por qué se extinguieron?". "A pesar de que en la editorial aclara "reintegrar a los afro argentinos a la historia, al elegir titular esclavos y extinción indica la imposibilidad de visualizarlos como otra cosa que "esclavos" y sin otra posibilidad que la de su "extinción".
Muchos trabajos de Rodríguez Molas y Oderigo, continua Frigerio , adolecen de cierto purismo cultural que los llevó a menospreciar aquello que no tuviera profundas características "afro". Al no aceptar los procesos de hibridación cultural, dejaban anclada en el pasado a la cultura africana y sus descendientes.
Los africanos de hoy
En 1996 dos activistas negros y canadienses visitaron Argentina para detectar e invitar a grupos negros locales a un programa de ayuda Grupos Minoritarios del BID. Una de ellas fue María Magdalena Lamadrid, descendiente de los negros esclavos argentinos y Miriam Gómez, perteneciente a la primera generación de afro argentinos caboverdeanos que llegaron en la primera mitad del siglo XX.
Cuenta María que cuando llegó al aeropuerto, la detuvieron por seis horas como sospechosa de falsificar el documento ya que la funcionaria de migraciones opinaba que "no podía ser argentina si era negra".
Fue este hecho que la decidió a fundar la ONG "África Vive" para reivindicar el rol del negro en la historia y la sociedad argentina. En el 2005 la Asociación Caboverdeana el INDEC y la Universidad Tres de Febrero realizaron un censo sobre descendientes africanos y el 5% de los argentinos reconoció ser de descendiente de raza negra, es decir que hay casi dos millones de afro argentinos.
Estos dos pequeños grupos de descendientes intentarán contagiar el orgullo de la cultura africana a sus congéneres.
Pareciera que todo depende de ellos, de su constancia en ganarle al desánimo, que nosotros, el resto de la sociedad, comprendamos el legado, tantos años invisibilizado, de los hijos de África a este país. Una tarea enorme, quizás demasiada.

Fuente de la nota:

Infografía:

domingo, 5 de julio de 2009

Violencia racista contra inmigrante africano

“Acá no hay racismo” suele afirmar el sentido común porteño. Frase a veces acompañada por otra, más realista, que señala “porque no hay negros” (o “porque son pocos”). La versión algo más contracultural de la frase resultaba bastante más exacta. Si somos, como también quiere nuestro sentido común, la Italia o España del subdesarrollo, ¿por qué no íbamos a evidenciar, más temprano que tarde, parecidas muestras de xenofobia ante la presencia creciente de inmigrantes negros en nuestra ciudad?
Aún en la época en que los negros brasileros eran exotizados (“qué onda”, “qué simpáticos”, “cómo bailan”), especialmente durante la década del 80 y 90, se sabía (ellos, al menos, sabían) que los encuentros con la policía eran, como diría el antropólogo ítalo-brasilero Livio Sansone, “áreas duras” de racismo. Recuerdo cómo en la primavera alfonsinista el precursor local de la capoeira (y del uso de trenzas en el pelo, algo completamente inusual para los varones de entonces) siempre salía con una carta que certificaba su condición de profesor del Centro Cultural Ricardo Rojas. Como en la época de los gauchos “vagos y mal entretenidos”, él debía certificar –ante la policía que lo paraba mucho más frecuentemente que a cualquier otro- que era un ciudadano responsable y trabajador.
Cuando el activista cultural afrouruguayo José Delfín Acosta Martínez fue asesinado el 5 de abril de 1996 por la policía en la comisaría de Lavalle y Callao, ya no quedaron dudas de que los “encuentros con autoridades injustas” (para utilizar el título de un libro clásico del estudio de movimientos sociales) podían ser ya no sólo incómodos o peligrosos, sino letales.
El caso del inmigrante africano relatado abajo no sólo continúa esta cadena –se podrá argumentar que el policía no estaba en servicio, pero eso no deja de afirmar una tendencia más general- sino que bien puede ser el preludio de más episodios similares. Pensemos que los inmigrantes africanos no tienen el glamour exotizado del que contaban los inmigrantes afrolatinoamericanos de hace unos años, no dominan el lenguaje como varios de ellos sí lo hacían, y por su trabajo, deambulando por la ciudad, se encuentran más expuestos a encuentros con una diversidad de sujetos con grados variables de xenofobia e impunidad para ejercerla. Por su condición de migrantes y ambulantes, sus escasos recursos económicos y sociales y su poco dominio de la lengua local, son presa fácil para todo tipo de abusos.

Constitución. Policía de civil dispara contra vendedor ambulante senegalés frente a 30 personas
Por COPADI (Colectivo para la Diversidad)
punchou@yahoo.com

Frente a un bar de Constitución, en Avda. Garay y Lima oeste, un policía de civil, identificado como personal de la policía federal, cuerpo de “Alarma”, disparó su Bersa 9mm reglamentaria contra un vendedor ambulante Senegales que pasaba por allí ofreciendo bijouterie en un maletín.
El vendedor, al que no identificamos para su seguridad, caminaba por la vereda cuando vio que dos hombres discutían en la puerta de un bar. Ante los gritos se detuvo. Al verlo, uno de los hombres le gritó “que mirás negro de mierda”, y se le tiró encima. Comenzó a golpearlo furiosamente con sus puños y le pegó en la cabeza con su arma reglamentaria. Luego le gritó “Negro de mierda, andate a tu país”, apuntó al pecho y disparó. Milagrosamente el vendedor se movió y el disparo rozó su pierna derecha, dejando un agujero en su pantalón.
Había allí unas 30 personas, varias de ellas personal de diversas fuerzas de seguridad. Ante la denuncia efectuada por un testigo concurrió personal uniformado de la Comisaría 16, quienes detuvieron a tres hombres que fueron trasladados a esa Comisaría. Allí se identificó al autor de la tentativa de homicidio como personal policial perteneciente al cuerpo de Alarma de la PFA, quien quedó detenido a cargo de la Jueza Iermini, del Juzgado de Instrucción Nro. 48 de la Justicia Penal nacional. También se secuestró su arma y el casquete de la bala disparada.
En el bar se encontraba otro vendedor senegalés, quien minutos antes había sido hostigado por el mismo hombre que efectuó el disparo cuando se acercó a su mesa a ofrecer bijouterie: “Negro, regalame un reloj”, le gritaba mientras tironeaba de su maletín. Tanto que habría sido mismo personal del bar quien le pidió a quien resultaría un policía que abandonara el lugar.
En esta circunstancia, otro vendedor se comunicó con el Colectivo para la Diversidad (COPADI) y el INADI (Instituto Nacional contra la discriminación), quienes apoyaron la realización de la denuncia en la comisaría 16. El INADI tomó la denuncia en su 0800, y la coordinadora a cargo, Alba Rueda, se presentó oficialmente en la Comisaría 16 para apoyar la denuncia y proceder ante los gravísimos hechos de violencia racista. También se informó a la Defensoría del Pueblo de la CABA, quienes se presentarán como terceros interesados en la causa.
A pesar de la motivación racista del intento de homicidio, y aún frente a la presencia del INADI, los hechos quedaron radicados como “Disparo de arma de fuego con lesiones” en la comisaría 16 de la Policía Federal (San Juan y San José).
“Este hecho racista no es aislado. Desde enero venimos denunciando el racismo lamentablemente presente en actuaciones de la policía y otras autoridades de la CABA. El tribunal Superior de Justicia acaba de darnos la razón el 1ro de julio pasado, confirmando la violación de garantías básicas del estado de derecho a las personas africanas frente a hechos de racismo institucional. Creemos que es necesario que las autoridades estatales intervengan de manera urgente. Hoy un africano se salvó de milagro de ser asesinado en la vía pública por personal de nuestras fuerzas de seguridad”, declararon abogados de COPADI. “No nos parece que ante hechos de esta gravedad la calificación legal sea adecuada. Al minimizar los hechos estamos negando a la víctima las medidas de seguridad adecuadas para su protección. Estamos frente a un colectivo de personas extremadamente vulnerables. Son pobres, son negras, y no hablan español. Si no hubiera sido por la intervención del INADI y de organizaciones sociales, no se podría haber hecho correctamente la denuncia de los hechos, porque en la policía no cuentan con traductores de wolof.”
La Lic. Rueda, del INADI, calificó al hecho como “De la mayor gravedad y de interés del organismo”, por tratarse de un acto de violencia racial. Dio aviso al Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos e intentó comunicarse con el personal del juzgado de turno. Lamentablemente no logró comunicarse con el personal judicial interviniente, y por ello aún la seguridad de la víctima no está garantizada. El lunes se ratificará la denuncia ante una justicia cerrada por la gripe A.
Tememos que la crisis de salud que estamos atravesando aumente aún más el riesgo al que están sometidas las personas africanas que viven en la CABA. Una vez más la denuncia de un hecho motiva que otros vendedores hablen de los abusos que sufren, y ya contamos con información que da cuenta que no se trata de un hecho individual, sino que esta práctica ha sido realizada por otro personal de la policía en otras ocasiones, hechos que por miedo han quedado impunes. Creemos en nuestras instituciones y en que estos hechos son evitables, por eso es necesario que las más altas autoridades actúen inequívocamente sobre el racismo institucional y sus consecuencias nefastas.
Foto 1: nunca pude determinar el autor
Foto 2: Walter Astrada (llevada al blanco y negro y recortada)

"A tiros con un senegalés"

Si alguien pensaba que el episodio no se iba a ver reflejado en ningún diario, se equivoca. Ahora, si pensaba que el hecho podría merecer alguna reflexión crítica, también. El diario Página 12 de hoy escogió el deplorable título que encabeza esta entrada, más bien propio del periódico satírico Barcelona.
Página 12, Domingo 5 de Julio de 2009, El país
A tiros con un senegalés
Un agente del cuerpo de Alarma de la Policía Federal fue detenido en un bar del barrio de Constitución, luego de que hiriera de un balazo en una pierna a un vendedor ambulante senegalés. El episodio comenzó cuando el policía discutía con otras dos personas y el vendedor, que pasaba por el lugar, se detuvo a observar. “Qué mirás, negro de mierda”, gritó el agente, quien luego forcejeó con el vendedor, a quien hirió con su pistola 9 milímetros. El autor del disparo está preso en la comisaría 16ª.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-127785-2009-07-05.html

jueves, 2 de julio de 2009

El blues, los Rolling Stones, el diablo....

Una nota del Clarín de hoy da cuenta del nacimiento del blues blanco inglés y muestra la admiración de los Rolling Stones por los músicos de blues afro(norteamericanos. El propio Keith Richards relata sus primeros encuentros con esta música, y su descubrimiento de Robert Johson, el bluesman supremo. La mención de este músico nos lleva a recordar su presunto encuentro con el diablo -en un cruce de caminos- que dio origen a su destreza incomparable con la guitarra. De ahí a Legba y a la Salamanca, hay un corto paso... afroamericano...

El nacimiento del "blues blanco"

Clarín, Jueves 02, Julio 2009, Espectáculos
El debut de los Rolling Stones y la muerte de Brian Jones
Dos grandes hitos de la historia del rock
Se cumplen 45 años del primer álbum de los Stones, en tanto que el 3 de julio de 1969, el guitarrista Jones se suicidó. Por el primer hecho, nació el blues blanco. Aquí, el mismo Keith Richards explica su relación con el género negro. Por el segundo, terminó el idealismo de los ´60.
Por: Alfredo Rosso
En julio de 1964, los Rolling Stones disfrutaban de su primer puesto número uno en Inglaterra: It's all Over Now (Womack & Womack). Pero la piedra fundacional del blues blanco ya estaba rodando con la edición de su disco debut, unos meses atrás. ¿Cuál fue el contexto que permitió que tal milagro sucediera?
Todavía flotaban en el aire recuerdos de las privaciones de posguerra: el racionamiento de comida y de electricidad, y en las principales ciudades británicas aún podían verse a lo largo y ancho las tremendas cicatrices que habían dejado las bombas nazis en el tejido urbano. Sin embargo, la reconstrucción avanzaba, y no solamente en el campo edilicio. En la música, esos primeros años '60 verían una auténtica revolución: la del blues blanco inglés.
La saga de los Stones comenzó con Alexis Korner, un cantante y guitarrista por cuyas venas corría sangre turca, griega y austríaca, que había descubierto el blues poco después de llegar a Inglaterra con su familia, proveniente de París con su familia en medio de la Segunda Guerra Mundial. Terminado el conflicto, Korner comenzó a tocar blues en clubes y salones de baile, aprovechando una invitación del Chris Barber, por entonces director de una banda de jazz muy popular. A fines de los '50, sin embargo, Alexis había convencido a otro entusiasta del blues, el armoniquista y cantante Cyril Davis, de formar un conjunto de blues, la Blues Incorporated. Korner y Davis se hicieron fuertes en el club Ealing, en el barrio Richmond, y desde su modesto reducto blusero consiguieron cautivar a toda una nueva generación de aspirantes a bluesmen, quienes fueron engrosando la formación de la Incorporated. Entre los jóvenes que se sumaron al proyecto estaban el cantante Mick Jagger y sus amigos Keith Richard y Brian Jones, que tocaban la guitarra eléctrica, y un baterista llamado Charlie Watts. El repertorio de la Blues Incorporated se basaba en covers del blues eléctrico de Chicago y otras composiciones más antiguas.
De la Blues Incorporated surgió la Graham Bond Organisation -con la futura base rítmica de Cream, Jack Bruce y Ginger Baker- los Pretty Things y los Rolling Stones. Como toda naciente banda inglesa de blues los Rolling tocaban temas fundacionales del género y también del rock de los '50; material de Muddy Waters, Bo Diddley y Chuck Berry, entre otros. Pero a diferencia de varios de sus competidores, los Stones podían hacerlo con autoridad y destreza. Su primer territorio musical fueron clubes londinenses como el Crawdaddy y, ya con Andrew Loog Oldham como manager, el Marquee.
Dick Rowe, el ejecutivo de Decca que había cometido la gaffe de rechazar a los Beatles, fichó inmediatamente a los Rolling Stones ni bien escuchó unos demos que le acercó Andrew Loog Oldham. Como probando las aguas, los Stones debutaron con un sencillo rock de Chuck Berry, Come On, pero al momento de entrar a grabar su álbum debut, la premisa fue sacar al terreno toda la artillería. Así fue como, a fines de abril de 1964 -fines de mayo en Estados Unidos- apareció uno de los álbumes debut más importantes e influyentes del rock y el blues inglés.
The Rolling Stones comenzaba con Route 66. Su autor era Bobby Troup, un compositor, pianista y cantante que había escrito temas para Frank Sinatra, Nat King Cole y varias bandas de película. Después venía el clásico de Willie Dixon I Just Wanna Make Love To You que dio a conocer al mundo en un principio el gran Muddy Waters. El arreglo más rápido y enérgico de los Stones demuestra claramente que no eran una mera imitación de sus ídolos.
Otra de las piezas selectas de este debut fue Honest I Do, de otro ídolo del grupo: Jimmy Reed, quien tuvo un puñado de éxitos para el sello Vee Jay en los años '50 y '60 y también compuso el clásico Baby, What You Want Me To Do. Los Stones también ratificaron su admiración por otro ilustre representante de la escena de blues estadounidense, Bo Diddley. Con su estilo rítmico entrecortado y su uso habitual del slide guitar, Diddley tuvo una enorme influencia en la joven escena inglesa. En este primer disco, los Stones reproducen respetuosamente su tema Mona, I Need You Baby.
Aunque el principal referente de los primeros Rolling Stones era el blues de Chicago, también estaban abiertos al soul. El cantante Rufus Thomas fue una de las grandes estrellas del sello Stax, y su hit más recordado fue Walking The Dog, elegido por los Rolling para cerrar este disco. Por su parte, Marvin Gaye, fue un coloso del sonido de Motown. Eligieron su tema Can I Get A Witness.
Consciente de las ventajas de componer material propio, Andrew Loog Oldham presionó a Jagger y Richards para que escribiesen temas juntos. Los esfuerzos de Mick y Keith en este primer disco son algo tibios, pero se hacen presentes con la balada Tell Me You're Coming Back y en Little By Little, canción compuesta en sociedad con el productor Phil Spector. Hay también un tema instrumental, Now I've Got A Witness Like Uncle Phil And Uncle Gene, resultado de una zapada.
En 1964, los Stones respiraban autenticidad en su repertorio de blues, algo que era percibido instantáneamente por su audiencia. Si su imagen escénica resultaba amenazante para el recatado inglés medio, esto tenía que ver con la sensualidad y sexualidad natural de la música y con las letras sugestivas de temas como la del bluesman Slip Harpo, I'm A King Bee, cuya letra decía: "Soy el rey abeja, tengo un aguijón que pica muy lindo y puedo hacer rica miel, nena; dejame entrar". El álbum se completaba con una bala da clásica You Can Make It If You Try, del compositor y productor de Nashville Ted Jarrett, y con Carol, otro clásico de Chuck Berry.
Crudo, lírico, sensual, excitante, este primer álbum de los Rolling Stones -que en estos días cumple 45 años- fue un hito, ya que se pasó varios meses al tope de las listas de ventas de álbumes ingleses. La banda pronto tendría muchos seguidores, ya que en los meses siguientes bandas como los Yardbirds, los Animals, los Pretty Things, el Spencer Davis Group llegarían al disco y consolidarían el blues blanco inglés, que iba a alcanzar un pico de excelencia en 1966 con Bluesbreakers, de John Mayall y Eric Clapton. Ya el blues made in England era ya una realidad irrefutable: los Stones habían mostrado el camino.

Keith Richards sobre el blues y Robert Johnson

(una de las dos fotos conocidas de Robert Johnson)

"Es muy difícil decir cuando identifiqué al blues como un estilo musical particular. Mi mamá me hacia escuchar jazz, mucho Billie Holiday, Holdiy, Billy Eckstine, Sarah Vaughan. No era el country blues de los Estados Unidos pero, con el tiempo, me di cuenta de que me criaron escuchando una amplia base de música blues sin ni siquera saberlo. Por eso, de algún modo, soy resultado de lo que escuchaba mamá. Uno no sabía si Chuck Berry era negro o blanco. Después, poco a poco, me di c cuenta de que lo que tocaba esa gente estaba íntimamente relacionado con lo que yo había escuchado de chico. Pero era algo más despojado, mas rural. Mas tarde empecé a tratar de averiguar de donde lo habían sacado. Ahí me puse a escuchar a Muddy Waters, y, sin darme cuenta, eso me llevó a Robert Jonson.
(…) Empece a estudiar ese material y me di cuenta de que los blueseros hablaban de hacer el amor. Y ahí estaba yo estudiando lo que hacían, pero sin sexo. O sea, en mi vida faltaba algo obviamente para ser un bluesero, tenía que ver que era que ese “jugo de limón que me corría por la pierna”. Y además, esos tipos vivían la vida, no estudiaban. Yo amaba el rock and roll, pero tenia que haber algo detrás del rock and roll. Tenía que haberlo. Naturalmente, descubrimos que era el blues. Todos pensabamos que había un agujero en nuestra formación y por eso volvimos a los años ‘20 y los ‘30, para ver cómo hacían las cosas Charles Patton, o Robert Johnson, el supremo (…)"

Fuente: Clarín del 2 de julio de 2009 , original de The Guardian

Robert Johnson y el diablo....

La historia de Robert Johnson -más bien su leyenda, ya que de él poco se sabe- resulta particularmente interesante para la comprensión del mundo afroamericano por su conjunción de música, magia y reivindicación tardía por el mundo blusero y rockero blanco.
La admiración de Keith Richards por el músico, por ejemplo, va bastante más allá de lo que se vislumbra a través de sus palabras reproducidas en Clarín –y en la entrada anterior del blog. Llegó a decir: “La primera vez que lo escuché, oía dos guitarras, y me llevó un tiempo darme cuenta de que en realidad el único que tocaba era él”. De manera similar, Eric Clapton afirmó que para él “Robert Johnson es el músico de blues más importante que existió…. Nunca encontré algo mas profundamente lleno de soul (soulful) que Robert Johnson”
Entre los varios honores que su música y persona recibieron (casi cincuenta años después de su muerte) figuran el quinto lugar en la lista de la revista Rolling Stone de los 100 mejores guitarristas de todos los tiempos, su inclusión en el Rock and Roll Hall of Fame (dentro del rubro “influencias tempranas”) y el otorgamiento de un premio Grammy en reconocimiento a sus logros (recibido por su hijo en 2006). El disco que recopila las 29 canciones que de él conocemos (The complete recordings of Robert Johnson) editado en 1990, ganó un Grammy ese año como “mejor álbum histórico” y al año siguiente fue premiado en categorías similares por la revista Downbeat y en las Blues Foundation Awards. Cuatro temas de Jonson figuran en el Rock and Roll Hall of Fame entre las 500 canciones que formaron a ese género (Sweet Home Chicago, Love in vain, Cross Road Blues y Hellhound on My Trail). Complete recordings recopila los temas anteriormente aparecidos en King of the Delta Blues Singers (volúmenes 1 y 2), sus long-plays de 1961 y 1970. Las canciones originales fueron grabadas en 1936 y1937 y editadas en discos de pasta que alcanzaron tan sólo un módico éxito en el sur y sudeste de los EEUU.
Su reconocimiento post mortem, debido mayormente a la admiración de su obra por músicos contemporáneos (mayormente blancos) excede en mucho al que alcanzó durante su (corta) vida (1911-1938) durante la cual se desempeñó como músico itinerante y callejero por distintos pueblos y ciudades a lo largo del delta del Mississipi, en el sur de los EEUU. Su trayectoria fue reconstruída tan sólo recientemente, por medio de investigaciones que se basaron en testimonios de los músicos de blues que lo conocieron y que dieron origen a varios libros y documentales.

La leyenda de Robert Johnson resalta siempre su destreza con la guitarra y lo apropiado del adjetivo “endemoniada” para calificarla. La cualidad que el adjetivo denota debe tomarse en un sentido más bien literal, ya que ésta provenía, según el propio relato del músico, de su encuentro con el diablo en un cruce de caminos. Ya fuera en broma (para algunos) o en serio (según otros) el relato -que ha sido recreado literariamente varias veces e inspirado leyendas urbanas y creencias populares en EEUU- narra el encuentro con un hombre negro de gran tamaño en un cruce de caminos. Luego de que éste le afinara la guitarra, tocara unos temas, y se la devolviera, el músico habría adquirido una destreza formidable para el instrumento. Algunos testimonios reales dan cuenta del progreso asombroso que logró como ejecutante en un corto período de tiempo, abonando la leyenda diabólica.
La leyenda del encuentro con el diablo en el cruce de caminos y los dones musicales que conlleva, sin embargo, es anterior a la vida de Jonson y abarca a un espectro mayor de músicos: tocadores de banjo, violinistas, acordeonistas y aún profesionales en el juego de barajas o dados. Según algunos, la historia se inspiraría también -o aún más- en la vida de otro bluesman, de nombre similar: Tommy Johnson, famoso principalmente durante la década de 1920. La leyenda –y su asociación con Robert- se popularizó con la película de ficción Crossroads de 1986, que relata la búsqueda de un joven músico blanco de la 30ava e inédita canción de Johnson (recordemos que Complete Recordings tiene 29) en sus viajes por el sur de los EEUU. También aparece en la más actual “¿Donde estás hermano?” dirigida por los Cohen, en una escena en la que se aprecia un cruce de caminos en el medio de la nada, y allí parado un músico negro a quien los protagonistas recogen. Este músico, que recibe el nonbre de Tommy Johnson en la ficción, también dice haber vendido su alma al diablo.


(Encuentro con Tommy Johnson en cruce de caminos en la película ¿Donde estás hermano?)
Sea cual fuere el status de veracidad que el mismo músico le asignara al encuentro, es indudable, sin embargo, que al menos seis de sus canciones hacen referencia al diablo o a persecuciones diabólicas. Una de sus obras más conocidas, Crossroads blues, sin duda reafirma la leyenda. El tema se hizo famoso a fines de la década de 1960 al ser versionado por Cream. Más explícita todavía respecto de un pacto diabólico resulta Me and the devil, que señala
Early this morning when you knocked upon my door
Early this morning, umb, when you knocked upon my door
And I said, 'Hello, Satan, I believe it's time to go,

Y luego
You may bury my body down by the highway side/
You may bury my body, uumh, down by the highway side/
So my old evil spirit can catch a Greyhound bus and ride

La conexión con practices y creencias afroamericanas (de distinta antigüedad y origen ) aparece claramente en otro de sus más reconocidos temas: Hellhound on my trail. El título de la canción (un perro del demonio sigue mi rastro) hace referencia a una creencia vigente en las iglesias evangélicas negras, para cuyos integrantes los músicos de blues estaban, por su forma de vida, decididamente del lado del demonio.
Una parte de la letra de la canción, además, no puede sino resultar muy familiar para quien haya leído los trabajos del antropólogo Wade Davies sobre la utilización de polvos “mágicos” en el vodoun haitiano. Dice:
You sprinkled hot foot powder, mmm, around my door
All around my doorYou sprinkled hot foot powder, all around your daddy's door
Estos polvos, para enamorar, alejar a una persona o envenenarla, son efectivos tanto a través de su (generalmente involuntaria) ingestión como al ser absorbidos a través de la piel –para el caso de la canción, como en Haití, al pisarlos una persona descalza. Según el relato de Wade Davies son muy comunes en el vodoun y formas similares pueden sin duda formar parte del repertorio de los root doctors del sur de los EEUU.
La letra de la canción suena algo más amenazante y premonitoria si se sabe que el músico murió a los 27 años envenenado, probablemente por el marido de una de sus numerosas novias/amantes. Algunos dicen que fue estricnina en el whisky, otros señalan que, por los tres días que pasó en agonía, debe haber sido utilizado otro ingrediente.
Claro que las referencias a la cercana presencia del demonio también deben ser interpretadas dentro del contexto de la época. Menos que a tendencias diabólicas anticristianas de Jonson, pueden/deben hacer referencia al lugar marginal que los músicos de blues ocupaban en la época. Su forma de vida y su música dentro de un contexto más bien puritano eran consideras diabólicas tanto por los blancos como por los afroamericanos que se congregaban en iglesias evangélicas. Asimismo, el encuentro con el diablo (en su versión afroamericana) en el cruce de caminos no puede sino traer inmediatas asociaciones con Exú, Elegua, o, para el caso más apropiadamente, Legba, el dueño de los caminos en el vodun haitiano, pariente mayor del voodoo/hoodoo sureño norteamericano. Pese a no sobrevivir como un sistema de creencias (más o menos) organizado expresado en rituales comunitarios, como sus parientes haitianos, cubanos y brasileros, existen numerosas creencias afro(norte)americanas cuyos orígenes sí pueden ser trazados al Africa occidental. En este caso, por lo tanto, quizás no sería tanto un pacto diabólico al estilo Fausto sino la obtención de ayuda de quien abre todos los caminos –terrenales y espirituales.
(vevé de Legba en el vodoun haitiano)
Como fuere, y como es de esperar con los mitos modernos, existen actualmente dos cruces de caminos que pretenden ser los de “el encuentro” del músico con su mentor, ya fuera diablo cristiano o trickster africano, uno en Clarksdale y otro en Memphis. De la misma manera, existen tres presuntas tumbas del ahora famoso músico.

Una última y también inevitable referencia (o intertexto, como dicen ahora) es con las salamancas del NO argentino –que sin duda merecen un tratamiento más detallado- en las cuales el encuentro con un diablo –muchas veces negro- otorga también virtudes inigualables para tocar la guitarra o el violín. El antropólogo José Grosso relaciona estas creencias con la (ya casi olvidada) presencia negra en el NOA, y a la luz de lo visto hasta aquí es muy probable que tenga razón.