Bueno, utilicé "epifanía" en su sentido de "manifestación", aunque la palabra tiene tanta carga bíblica que es bastante dificil descomprometerla.
En realidad, siempre las cosas son más complejas que lo que uno pueda escribir, al paso, para un blog, pero la manifestación de san Baltazar a sus devotos es sólo cuando estos no cumplen su palabra en una promesa hacia él. Ya el hecho mismo de que se les aparezca -usualmente en sueños "me hizo soñar"- es un castigo. También se lo considera un santo celoso, por lo que si los dueños de su imagen presta alguno de los enseres de la misma para otro fin que no sea para su veneración, este se les aparece para recriminarle. La reprimenda preferida del santo es "quitarle el aire" al devoto, asustándolo, pero puede llegar a causarle la muerte. Ergo, siempre es mejor que no se aparezca. No digo que la Virgen no pueda aparecer para señalar desgracias, como la de Fátima, pero en sí la manifestación divina es, siempre, un bienvenido privilegio católico.
En realidad, siempre las cosas son más complejas que lo que uno pueda escribir, al paso, para un blog, pero la manifestación de san Baltazar a sus devotos es sólo cuando estos no cumplen su palabra en una promesa hacia él. Ya el hecho mismo de que se les aparezca -usualmente en sueños "me hizo soñar"- es un castigo. También se lo considera un santo celoso, por lo que si los dueños de su imagen presta alguno de los enseres de la misma para otro fin que no sea para su veneración, este se les aparece para recriminarle. La reprimenda preferida del santo es "quitarle el aire" al devoto, asustándolo, pero puede llegar a causarle la muerte. Ergo, siempre es mejor que no se aparezca. No digo que la Virgen no pueda aparecer para señalar desgracias, como la de Fátima, pero en sí la manifestación divina es, siempre, un bienvenido privilegio católico.
No así, curiosamente, cuando esa manifestación ocurre dentro del cuerpo vivo del creyente... ahí la cosa, digamos, se pone espesa.
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