Rememora Fabricio Origlio. director teatral
Suplemento Turismo de Clarín, 21 de junio de 2009.
La ciudad de Panamá es uno de mis lugares favoritos en el mundo. Mientras que para mucha gente resulta un punto de paso hacia otras playas -todas increíbles- del Caribe, yo elijo Panamá para descansar en mis vacaciones, y es un lugar al que suelo regresar.
Una tarde salí a recorrer la bahía de Panamá, que bordea la ciudad y une el casco histórico con la parte más moderna -donde abruman altísimas torres-, formando un largo paseo que invita a caminarlo.
Y fue justamente en el casco antiguo de Panamá, entre callecitas y casas centenarias, que decidí entrar en un bar pintoresco de una zona que está siendo promocionada para el turismo. Me senté solo a una mesa y pedí un café doble.
La camarera, una mujer muy joven y de color, apareció a los pocos minutos y, con total naturalidad, me sirvió dos cafés. Pensando que se había equivocado de mesa, le pregunté para quién eran aquellas tazas y ella me recordó que yo le había pedido café doble, que significa dos cafés para los panameños. Entonces se me ocurrió comentarle que estaba solo y que no tenía sentido pedir dos cafés. Su respuesta todavía me da escalofríos: "A veces uno invita a tomar algo a los espirítus presentes"...
Fuente de la nota: http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2009/06/21/v-01943056.htm
Foto de Panamá (hay otras muy bellas): http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=283917
Foto de Panamá (hay otras muy bellas): http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=283917
1 comentario:
Bueno, acá no se lo invitará a tomar café, pero se lo invita a bailar. Y hasta pareciera que el tango lo dice:
..."Cuando 'el santo' te venga a buscar,
acordate, muñeca, de mí".
Atte. Pablo Cirio.
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