viernes, 4 de abril de 2008

Tropa de Elite

Digan lo que digan, esta película brasilera sobre la represión al tráfico de drogas en una favela carioca me pareció sumamente interesante. Abajo van dos lecturas bien diferentes acerca de sus méritos . Aunque no es mi diario de cabecera, tengo que reconocer que estoy más cerca de la crítica de La Nación que de la de Página 12. Que uno narre una película a través de los ojos de Hannibal Lecter no significa que esté a favor del canibalismo. Aún cuando vemos la realidad a través de los ojos (y la cabeza) del capitán del BOPE es difícil no pensar que tanto él como sus compañeros, por más honestos que sean, son unos desquiciados. Creo que la película puede ser leída desde tantos puntos de vista como los espectadores lleven al cine, sin necesariamente confirmar a ninguno. Si uno piensa que la inseguridad y el tráfico de drogas se resuelve con más represión, bueno, quizás su lectura de la película sea esa. Si uno no tiene una posición definida, no creo que el relato exasperado y violento del capitán Nascimento lo convenza. Sin duda la película es fuerte y perturbadora, y enfatiza el "si ustedes no la consumieran nosotros no la estaríamos vendiendo " (como dice el rappero portorriqueño Julio Voltio en el último cd de Tego Calderón) -lo que me parece que es una parte innegable de la realidad. Es algo desolador el panorama que pinta: no hay buenos ni malos ni una salida al caos. Ni siquiera la de matar negros a garrotazos.

1) Crítica de Página 12

Matando negros a garrotazos
El ametrallamiento visual de la película jamás podría dar pie a comprender mínimamente una cuestión tan compleja como la que el film aborda: lo único que permite “entender” es que hay que matarlos a todos ya mismo, tanto a los del morro como a los del porro.

Tropa de Elite Brasil, 2007.
Dirección: José Padilha.Guión: J. Padilha, Rodrigo Pimentel y Braulio Mantovani. Fotografía: Lula Carvalho. Intérpretes: Wagner Moura, André Ramiro, Caio Junqueira, Milhem Cortaz y Fernanda Machado.

No es tanto el Oso de Oro ganado en el Festival de Berlín como la cifra de alrededor de trece millones de espectadores totalizada en Brasil desde mediados del año pasado (se trata de un estimado, ya que en copias piratas la vio el triple de gente que en el cine, desde tres meses antes de su estreno) lo que revela la condición de fenómeno político, cultural y social de Tropa de elite, en la que se narra el combate de integrantes del BOPE (escuadrón especial de las fuerzas de seguridad de Río de Janeiro) contra el narcotráfico. Leña echada sobre un fuego de por sí vivo, es lógico que el público se haya dividido con violencia ante ella, dando lugar a ríos de notas, opiniones de todo tenor y hasta intervenciones de políticos y funcionarios, incluyendo al mismísimo Lula da Silva. Aquí, sin embargo, esta película-fenómeno se lanza con una intensidad llamativamente baja, a pesar de que uno de sus productores es el argentino Eduardo Costantini (h). Lo cual no la vuelve menos quemante, por cierto.
Dirigida por el carioca José Padilha –autor de Omnibus 174 (2002), uno de los más conmocionantes documentales latinoamericanos en años–, originalmente Tropa de elite iba a ser un documental, a partir de una investigación emprendida por su director, junto con el capitán Rodrigo Pimentel y su compañero André Batista, ex miembros del BOPE (Batalhao de Operaçoes Policiais Especiais). Lo cual supone ya toda una elección de parte del realizador. En algún momento la cosa viró a ficción, se sumaron coproductores internacionales (además de Costantini, los poderosísimos hermanos Weinstein, cuya legendaria capacidad de lobby debe haber incidido en la obtención del Oso berlinés) y el proyecto terminó agrandándose. Con un magnífico Wagner Moura en la piel del capitán Nascimento (obvio alter ego de Pimentel), Tropa de elite presenta a su héroe al borde del retiro y en busca de sucesor, tras diez años de servicio. Tal vez como modo de sacar las papas del fuego del presente político, se eligió situar la acción en 1997, con el propio Nascimento como narrador en off.
Ese último dato es clave, aunque más no sea como coartada ideológica. Tropa de elite no pretende ser una “descripción objetiva” del combate policial contra el narcotráfico, sino que “reproduce” la narración que de él hace uno de sus protagonistas. Un protagonista que no es cualquiera: todo un fundamentalista de la violencia, Nascimento está metido hasta el tuétano en una batalla que, como él mismo reconoce con orgullo, es una guerra sucia, en la que nadie aspira a la menor pátina de legalidad. Durante las explosivas dos horas de metraje se ve a Nascimento y a sus compañeros entrenarse para matar y luego hacerlo (previa tortura, llegado el caso) entrando a sangre y fuego en cualquier favela. En particular en una de ellas, llamada Babilonia y gobernada por un traficante tan poderoso como despiadado, a quien todos conocen como Baiano. Aceptando que lo que narra Tropa de elite no pretende ser “la verdad objetiva”, es evidente que el punto de vista elegido no hace más que parcializar y recalentar el relato. Punto de vista que no sólo nunca queda contradicho, sino que encima se verá reforzado por una importante subtrama.
Tratándose de un Rambo con capacidad de reflexión, la hegemonía del off por parte de Nascimento no podía dar otro resultado que no fuera una recargada, en más de una ocasión intrusiva bajada de línea de dos horas. Por largos momentos la película remeda un institucional de promoción del BOPE o un documental de reclutamiento de ese escuadrón policial. De hecho, el reclutamiento de nuevos postulantes constituye una de las líneas maestras del relato, ya que de allí deberá surgir, como nuevo Mesías armado, el anhelado sucesor de Nascimento. Artilugio típico de todo film justificatorio de la violencia, este segundo héroe está diseñado para funcionar como alter ego del espectador. Cuestión de inducir a la identificación, André (el morocho André Ramiro) es un tipo de naturaleza mansa y tranquila, a quien los hechos terminarán convirtiendo en una bestia capaz de patotear, torturar y asesinar. ¿A los traficantes? No sólo a ellos.
Miembros de una ONG que trabaja en la favela y estudiantes de clase media que fuman porro son vistos, primero por Nascimento y luego también por André (a esta altura el punto de vista único ya se ha duplicado), como cómplices directos del narcotráfico. Más concretamente como unas larvas, a las que se impone barrer con tanta saña como a los propios criminales. A cargo del mismo equipo técnico de la ultramanipuladora Ciudad de Dios (y contando con uno de sus guionistas también), la puesta en escena de Tropa de elite sume al espectador en un mareo hecho de cortes abruptos, bruscos movimientos de cámara, inestabilidad visual y saltos de raccord. Un ametrallamiento sensorial de este calibre jamás podría dar pie a comprender mínimamente una cuestión tan compleja como la que el film aborda. Lo único que permite “entender”, por el contrario, es que hay que matarlos a todos ya mismo. Tanto a los del morro como a los del porro. Por Horacio Bernades

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-9679-2008-04-03.html

2) Crítica de La Nación

Provocativo retrato de la violencia
Con imágenes descarnadas y un tema ríspido, Tropa de elite no sugiere salidas fáciles y plantea la discusión

Tropa de elite (Idem, Brasil-Argentina/2007, color; hablada en portugués). Dirección: José Padilha. Con Wagner Moura, André Ramiro, Caio Junqueira, Milhem Cortaz, Fernanda Machado, Maria Ribeiro, Fabio Lago. Guión: José Padilha, Rodrigo Pimentel y Braulio Mantovani. Fotografía: Lula Carvalho. Música: Pedro Bronfman. Edición: Daniel Rezende. Presentada por UIP. 115 minutos. Sólo apta para mayores de 16 años, con reservas. Nuestra opinión: muy buena

Tropa de elite es un hueso duro de roer. Por sus imágenes descarnadas; por la ríspida actualidad de su tema -la inseguridad en Río, cuyas superpobladas favelas son escenario de una violencia repartida entre bandas de narcotraficantes y policías corruptos-; porque refleja un estado de cosas de cuya responsabilidad, por acción u omisión, pocos escapan. Pero sobre todo porque no sugiere salidas ni propone un diagnóstico, y quizá más porque se resiste a señalar culpables: en su film no hay inocentes; todos son sujetos y objetos en las relaciones de poder.

José Padilha sabe que el problema es demasiado complejo como para reducirlo a la demonización de unos y la victimización de otros. El coloca el espejo frente al conflicto entre las bandas y el Bope, cuerpo de elite policial acerca de cuyos métodos ilustra claramente su insignia: un cráneo sobre dos pistolas cruzadas y atravesado por una espada. Es un espejo deformante, claro, porque la voz narrativa es la de un miembro de esa tropa. El realizador eligió ese polémico punto de vista para exponer el funcionamiento del Bope desde adentro, tomando como base las memorias de un ex capitán de la fuerza que ya había colaborado con él en su celebrado documental Onibus 174 . Una elección que ha levantado críticas airadas de quienes asimilan la voz del protagonista a la del director. Y que ha resultado a veces reveladora de cierto estado de ánimo social tan inquietante como la propia realidad. Ante la reacción de espectadores cariocas que celebraban la brutalidad del protagonista, que la película no oculta pero tampoco exalta, algún periodista escribió: "Tal vez el film ayude a la catarsis, a reflexionar sobre lo que nos transformó en gente así".

Incomodidad : La controversia, seguramente, se prolongará: Tropa de elite genera malestar y su presunta ambigüedad incomoda: sin duda son más tranquilizadores los films con héroes y villanos bien definidos, pero el tráfico de drogas es un asunto demasiado complicado, y en él, aunque con distintos niveles de responsabilidad, hay muchos sectores involucrados, incluida esa otra elite que lo sostiene por un lado y por otro reclama su erradicación. Padilha logra, al fin, su objetivo de poner el tema en discusión sin excluir a nadie, aunque haya quienes, quizá para eludir el compromiso, prefieran ver en la falta de una propuesta de solución (que el film subraya con su final en suspenso) una adhesión al discurso insano del protagonista: frente a este ciclo de corrupción y violencia extendido al límite de la sinrazón la única salida es matar. No advierten que el espejo del director puede estar reflejando una crisis bastante más profunda y abarcadora, quizá la de todo un sistema.

Lo que se cuenta tiene la visión esquemática y simplificadora del narrador, ese capitán Nascimento (Wagner Moura, notable), que se siente impoluto en medio de un ambiente de difundida corrupción, se ha empeñado en una guerra personal contra el narcotráfico y está preparando su retiro del cuerpo, por lo que debe elegir a su sucesor mientras asume la misión de "limpiar" una favela en la que el papa (estamos en 1997) ha decidido alojarse. Una historia paralela se desenvuelve en torno de los dos candidatos a ocupar su puesto, lo que abre el film a otras visiones (entre ellas la de un grupo de universitarios empeñados en la labor social) y a la descripción del duro entrenamiento a que son sometidos los aspirantes al Bope. Está claro que hay una interpretación parcial y subjetiva de los hechos (ahí está la persistente voz en off para recordarlo), lo que no impide que se expongan crudamente las atroces rutinas del cuerpo, el salvajismo de sus métodos, las deplorables prácticas de la policía toda y los oscuros vínculos que se tejen en torno del narcotráfico, políticos incluidos. Las imágenes son violentas, excesivas más de una vez, pero a diferencia de Ciudad de Dios -que abordaba un tema similar desde el punto de vista de los traficantes- aquí no se busca el glamour. La incansable cámara en mano y el nervio del montaje imponen el ritmo al sólido relato, que no siempre elude los estereotipos y cede a alguna argumentación simplista, pero obtiene lo que busca: la discusión. Por Fernando López.

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/1000810

Ver también

http://www.clarin.com/diario/2008/04/03/espectaculos/c-01108.htm

http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=2141

jueves, 3 de abril de 2008

Seal da miedo?

Hoy en Ciudad.com:
SEAL EN ARGENTINA
Cómo ser el más romántico… con una cara que da miedo
Dice la edición digital de Clarín de hoy (20 hs.)
http://www.clarin.com/

martes, 1 de abril de 2008

Dueños de la Encrucijada - Estéticas de Exú

DUEÑOS DE LA ENCRUCIJADA
Estéticas de Exú y Pomba Gira en el Río de La Plata
Colección Arte Brujo
Dirección: Juan Batalla - Dany Barreto

El tema de "Dueños de la encrucijada" es el de un análisis artístico, antropológico y poético acerca de un aspecto del fenómeno religioso africanista en el Río de la Plata, el culto a Exú y Pomba Gira. "Dueños de la encrucijada" contiene diversas aproximaciones visuales y literarias que indagan en la riqueza de una realidad cultural incomprendida y provocadora.Y que, en medio del desconocimiento, florece a la vuelta de la casa de cada uno; en los suburbios y en el centro de las ciudades.

Altares del terreiro del Babá Walter de Oxalá. Ciudadela, Bs.As. (Foto: Srodek Hart)

Exú y Pomba Gira

Son Entidades espirituales que integran el complejo panteón religioso africanista. En "Dueños de la encrucijada" trazamos un deliberado recorte para observar la riqueza y personalidad que emana de su culto. El de Exú es un registro transgresor, que da inicio y dinamiza todo ciclo; es la masculinidad misma. En tanto que Pomba Gira es Exú en su polaridad femenina. Exú, uno de los Orixás o dioses llegado a América con los esclavos negros, fue alterando su identidad hasta que, merced a cierta hipertrofia o crecimiento desmedido de una parte del organismo ritual, terminó por generar un culto aparte llamado Kimbanda. Esta es la celebración espiritista de Exú y Pomba Gira, un rito que se expande día a día y constituye un fenómeno distintivo que abarca particularmente al sur de Brasil, Argentina y Uruguay. Fenómeno en movimiento, la Kimbanda es un work in progress, la fundación de una teología contemporánea. Y si los demás dioses encontraron su identificación en figuras católicas como santos, vírgenes y hasta Jesús, dentro de un fenómeno conocido como sincretismo el papel que les tocó a Exú y a Pomba Gira no fue otro que el de diablos. Un detalle más que forma parte del mito y agrega a las estéticas de una cosmovisión en la que el bien y el mal son caras de la misma moneda.

Vidriera de la Santería Llama Sagrada. Montevideo (Foto: Srodek Hart)

El Centro Cultural Rojas - UBA y Arte Brujo

El Centro Cultural Ricardo Rojas dependiente de la UBA, cuya coordinación general llevan adelante José Miguel Onaindia y Cecilia C. Vázquez, mientras que la de artes visuales está a cargo de Máximo Jacoby se asocia para co-producir "Dueños de la encrucijada" junto a Arte Brujo, cuya idea y dirección pertenecen a Dany Barreto y Juan Batalla.

Cuarto de Pomba Gira de Pai Alberto Tata (Foto: Srodek Hart)

Dueños de la encrucijada, el libro

"Dueños de la encrucijada" es una edición de 148 páginas a cargo de Editorial Arte Brujo. Se trata de un desarrollo conceptual acerca de las estéticas del culto a Exú y Pomba Gira en el Río de la Plata. Contiene ensayos de: Alejandro Frigerio, Milton Acosta, Juan Batalla, Reginaldo Prandi, Amalia Sato, Susana Andrade , fotografías de Guillermo Srodek Hart e imágenes de obras de artistas contemporáneos de Uruguay y Argentina (Anabel Vanoni, Ángela López Ruiz, Guillermo Zabaleta, León Ferrari, Diego Perrotta, Nora Correas, Melina Scumburdis, Marcelo Bordese, Nico Sara, Gustavo Tabares, Margaret Whyte).

Los autores: Alejandro Frigerio [argentino, es doctor en Antropología por la Universidad de California en Los Ángeles e investigador del CONICET. Hace veinticinco años que investiga temas relacionados con la cultura negra y las religiones afroamericanas. Ha publicado numerosos trabajos en revistas académicas de diversos países. Algunos de ellos han sido compilados en su libro Cultura negra en el Cono Sur (Bs. As., 2000). Participó en Salvavidas (Colección Arte Brujo, 2003)]; Milton Acosta [uruguayo, es sacerdote africanista y autor de libros de contenido teológico como "Contribución al estudio de Eshú", "Batuque" e "Ipàdé". Su templo, que cultiva arraigadas tradiciones rituales, es material de estudio para investigadores sociales que lo ven como una fiel reserva cultural de las religiones de origen africano]; Juan Batalla [argentino, artista visual y co-director de la Colección Arte Brujo. Curador de la exhibición "Dueños de la encrucijada"]; Amalia Sato [argentina, profesora en letras y editora de "Tokonoma, traducción y literatura". Investigadora en la sección de Asia y África en la FF yL, UBA. Dirige la colección "Narrativa / Tokonoma" en la editorial El cuenco de Plata]; Susana Andrade [uruguaya, es sacerdotisa africanista. Es una reconocida militante social por los derechos de las minorías con destacada actuación política. Creadora y directora de Atabaque, periódico afroumbandista con una trayectoria de diez años.]; Reginaldo Prandi [brasileño, especializado en Sociología de la religión y estudios afrobrasileros. Autor con una cantidad de libros publicados, entre ellos "Mitologia dos orixás" (2000), "Cittá in transe" (1993), "Herdeiras do axé" (1996), "Os candomblés de São Paulo" (1991).]

"Elegbé", 2007; registro de performance. Guillermo Zabaleta

Las imágenes: Guillermo Srodek Hart (argentino, 1977, residente en Boston), realizó una serie de tomas de altares, estantes de santerías y ceremonias africanistas en Montevideo y Buenos Aires. La serie se conecta con su mirada acerca de altares ruteros y acumulaciones arquitectónicas desarrollada anteriormente. Dany Barreto y Alejandro Frigerio completan el panorama fotográfico de la edición.

Los artistas contemporáneos: son artistas visuales de Uruguay y Argentina, avanzando en el proyecto de descubrir identidades regionales alrededor de hechos culturales poco reconocidos. Por Uruguay, son Ángela López Ruiz, Guillermo Zabaleta, Gustavo Tabares y Margaret Whyte; por Argentina Anabel Vanoni, Diego Perrotta, León Ferrari, Melina Scumburdis, Marcelo Bordese, Nora Correas, Nico Sara.


Tomado de http://www.coleccionartebrujo.blogspot.com/

domingo, 30 de marzo de 2008

La revista Vogue es racista?


Salió en el diario Crítica de hoy:
"El mes pasado, Vogue había anunciado con orgullo que, por primera vez, un negro sería la tapa. Ahora que el público vio que Le Bron James, estrella de la NBA, fue retratado para la edición de abril como una máquina salvaje al estilo King Kong con la frágil modelo Gisele Bündchen en sus brazos, cual Fay Wray, se desató la polémica. Estereotipo del negro primitivo, provocación para generar más ventas, la mujer como hembra objeto. Todos estos ítems aparecieron en la discusión mediática acerca de cuán adecuada era la tapa de Vogue, que en 100 años, sólo publicó a tres hombres en ella: Richard Gere, George Clooney y ahora el jugador de Cleveland Cavaliers, capturado por la lente de la famosa fotógrafa Annie Leibovitz. En tanto, Patrick O’Connell, vocero de Vogue, no mostró urgencia por dar explicaciones: “Consideramos que Lebron James y Gisele Bundchen se ven divinos juntos y nos sentimos honrados de tenerlos en la tapa”. Le Bron tampocó se mostró agredido por la comparación simiesca. “Sólo quise transmitir un poco de emoción con el gesto. Además, todo lo que hago lo comentan, para bien o para mal. ¿A quién le importa lo que dicen?”, resumió."
Si uno compara la tapa con el afiche de la película de King Kong las similitudes saltan a la vista.

Hacer una tapa polémica sin duda fue uno de los objetivos de la revista, ya que de lo contrario podrían haber utilizado otra foto, como ésta que sale en el artículo:
Más, tranquila, sin duda más "políticamente correcta". Pero quizás no tan vendedora... (Nota posterior: ahora que reveo la foto, pienso que también se podría preguntar: por qué ella está mas arriba suyo, apoyandose en él? fragilidad femenina? superioridad blanca? Tambíén, por qué él está en ropa de deportes ,siempre, y ella con vestidos largos? La bella y la bestia? Al final, la única manera de estar más o menos seguros sobre qué tan prejuiciosas y estereotipantes son las fotos sería hacer una comparación con fotos de deportistas blancos, y ver cómo los retratan a ellos, cómo y con qué mujeres... de lo contrario los estereotipos sobre los deportistas támbién podrían estar entrando en la ecuación..)

Pero no es la única vez, sin embargo. Una tapa anterior de la revista también mostraba una imagen fuertemente estereotípica, en este caso de una mujer negra. La protagonista es Jennifer Hudson, cantante, una de las finalistas de la tercera temporada de American Idol, reciente ganadora de un Oscar por mejor actriz secundaria ("Dreamgirls"). Es la tercera mujer negra en aparecer en la tapa de la revista (antes salieron Oprah y Hale Berry). Los críticos se preguntan: tenía que salir con la boca abierta? mostrando el escote?

Para un país como el nuestro, poco acostumbrado a la "corrección política", las tapas pueden no parecer demasiado racistas. Pero sin duda evocan, juegan con, perpetúan, imágenes antiguas de negros/as simiescos/as fuertemente sexuados/as.

viernes, 28 de marzo de 2008

Curso de Posgrado - Raza, Cultura, Nación

Seminario de Maestría
“Raza, Cultura y Nación en América Latina”
A cargo del Dr. Alejandro Frigerio

Maestría en Antropologia Social de FLACSO (Buenos Aires) - Abierto a alumnos de otros posgrados
El curso brindará un panorama introductorio al estudio de la relaciónentre raza, cultura y la construcción de la nación en diversos países deLatinoamérica, con especial énfasis en el MERCOSUR.
Reivindicará la importancia de la noción de raza para el análisis de la realidad socialargentina contemporánea, a despecho de narrativas dominantes de la naciónque la construyen como una sociedad blanca, homogénea y europea. Tendrátres ejes de discusión dominantes:
1) el lugar asignado a la raza en laconstrucción de la nación;
2) la producción actual y pasada de culturanegra, su constitución en un ítem más de la cultura juvenil y lasconflictivas construcciones identitarias que a partir de allí se producenen un contexto de globalización y transnacionalización
3) los procesos de racialización y etnicización de las poblaciones de origen africano endiversos contextos nacionales, los cambios causados por modificacionesrecientes en los ordenes juridicos nacionales y el desarrollo demovimientos sociales negros transnacionales.

Día de cursada: MARTES DE 18 A 21 HORAS
Inicio de clases: martes 01 de abril.
Cantidad de encuentros: 10 (diez) - 30 horas cátedra
Seminario optativo del 2º año de Maestría
Alumnos y ex alumnos de la Diplomatura en Antropología Social no abonan matricula.

Para formalizar la inscripción, se debe completar el formulario de admisión en la siguiente dirección:
http://www.flacso.org.ar/formacion_posgrados_contenidos.php?ID=178&I=2

Sabato Afro

La movida afro porteña sigue ganando espacios. En este caso, gracias al esfuerzo y a los buenos oficios de Cecilia Benavidez y el grupo entusiasta de alumnas que la acompaña. Habrá clases y muestras de percusión y danza, stands de luthiers y movimientos culturales. Bajo el influjo cultural afro ya cayeron el Centro Cultural Ricardo Rojas (pionero en su difusión), el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, el Centro Cultural Borges, y ahora el Sabato, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Vamos todavía!....

jueves, 27 de marzo de 2008

Menúes Colonialistas

En un vuelo a París el año pasado las azafatas de Air France repartían estas postales con el menú que iba a ser servido. Me llamó la atención la referencia a Africa en una aerolínea francesa y sin duda a una época en la cual varios países africanos todavía eran sus colonias. Esta inesperada irrupción de un supérstite imaginario colonialista me pareció poco "políticamente correcta" para una gran empresa -aunque sin duda la corrección política francesa no es igual a la norteamericana-. También que continuaran utilizando imágenes tan estereotípicas como la manada de elefantes.. Pero este menú no es la única muestra de los imaginarios colonialistas.
En París son muy comunes las imágenes de Banania, una especie de quaker francés, en venta en los negocios de afiches y postales (otro día volveré sobre este personaje....).

En una estación de subte tuve la (desagradable) sorpresa de encontrarme con una vitrina llena de imáegenes de cerámica de africanos mezclados de manera algo incomprensible con otras de monos antropomorfizados (?)
Estas imágenes estereotípicas antiguas se mezclan con o sobreviven a pesar de (o quizás debido a) la enorme cantidad de africanos (de las ex-colonias) que uno encuentra actualmente en París. Al tomar el tren que va del aeropuerto a la ciudad (el RER) me subí sin querer al lento en vez del expreso . Esto significó un viaje más largo, ya que paraba en todas las estaciones, pero fue muy interesante ver cómo el noventa por ciento o más de los pasajeros que circulaban entre las estaciones de los suburbios del norte de París eran todos africanos. Había una señora francesa de edad que desentonaba absolutamente con el resto del pasaje. La segregación espacial que hay en la ciudad se nota, sin embargo, en el hecho de que entrando en París ya casi no había africanos en el tren, y luego tampoco se ven demasiados en las estaciones de subte de la ciudad.
Salvo que uno vaya el domingo a la tarde a la estación Chateau Rouge, y camine por el barrio Barbés. Atrás de la avenida principal hay una calle que tiene varias tiendas que venden productos africanos de los más diversos: desde cucharas de madera muy rústicas y otros implementos de cocina del mismo tipo hasta cassettes o videos de música africana -casi nada de cds o dvds-. Todo muy para inmigrantes, debo advertir, nada para turistas en busca de memorabilia africana. También hay muchos negocios de artículos religiosos musulmanes que venden el Corán y conferencias grabadas de doctrina y teología dictadas, supongo, por conocidos Imanes. Otros venden telas de las que utilizan las mujeres africanas para sus vestidos, que en realidad están estampadas en Holanda y ahora son vendidas mayormente por inmigrantes árabes. Fue interesante ver, para alguien acostumbrado a representaciones brasileras de la africanidad, lo poco africano que parecían los diseños de las telas. Nada de buzios, por ejemplo, omnipresentes en las ropas "africanas" que se hacen o venden en Brasil. Sin duda, distintas marcas de africanidad.Vi otras marcas africanas en la ciudad (de las muchas que debe haber): un puesto de máscaras y tallas africanas bellísimas en una feria barrial en medio del Quartier Latin, muchos cds y dvds de música africana en todas las grandes tiendas de discos (qué envidia!) y el rico acervo antropológico del musée du Quai Branly, el nuevo y espectacular museo de antropología de la ciudad, cerca de la torre Eiffel. Es interesante, a la luz de esta pequeña experiencia parisina, ver cómo nuestro Abasto también se está, poco a poco, africanizando. Pero los inmigrantes que allí se ven son todos hombres solos y casi no usan ropas africanas -como muchos de los parisinos. Supongo que ni ellos se animan a enfrentar estas máquinas licuadoras de etnicidad que son la burla y la ironía porteñas...