lunes, 3 de mayo de 2010

Sonidos negros en Argentina - festival y presentación de cd


“Sonidos Negros en Argentina”
martes 4 de mayo de 2010,a las 20 hs.
Centro Cultural San Martín
(calle Sarmiento 1551, Capital Federal)
La entrada es gratuita adquiriéndola con dos horas de anticipación.


El Proyecto “Apoyo a la Población Afroargentina y sus Organizaciones de Base” se inscribe el presente desafío que tiene como objetivo contribuir a la visibilización de la población negra del país y al reconocimiento de sus aportes en la conformación del Estado-Nación. El Proyecto, gestionado por la Sociedad de Socorros Mutuos “UNIÓN CABOVERDEANA” (fundada el 13 de agosto de 1932), surgió de la necesidad de efectuar acciones coordinadas, articuladas y específicas entre las distintas organizaciones y personas a favor de la promoción y resignificación del colectivo afro para revertir el secular proceso de negación, marginalización y racismo del que ha sido objeto.
En este sentido, el disco corona una serie de actividades que van desde charlas y seminarios de cultura africana, afroamericana y afroargentina, talleres de salud étnica, capacitación e inserción laboral para jóvenes hasta reportajes fotográficos, videos educativos, distribución de material bibliográfico y festivales, como los de ARGENTINA NEGRA I - II cuyos artistas y músicos fueron convocados en esta ocasión. Por tales motivos, consideramos que dicha producción discográfica será pionera en su forma y alcance, tanto por la calidad como por la variedad de su registro artístico. Compuesto por diecisiete canciones esta acompañado de un documental en el que se describen detalles del backstage y narran, con la voz de sus protagonistas, las experiencias y vivencias personales de los músicos en el propio proceso de realización.
Nos resulta importante destacar que la particularidad de esta producción es que en ella participan músicos africanos y descendientes de: Cabo Verde, Guinea-Conakry, Senegal, Sudáfrica, Cuba, Brasil, Uruguay, Perú y Afroargentinos. Por lo tanto, sus oyentes pueden disfrutar de la variedad de sonidos y melodías que ofrece cada región con la singularidad de haber sido íntegramente producido y realizado en la ciudad de Buenos Aires junto a músicos profesionales argentinos.
Los grupos que participan en el disco son (por orden alfabético): “Banakabu” (Senegales); “Bayakan” (Afrocubano); “Bejuco” (Afroecuatoriano); “Afrika Sembe" (Música Tradicional de Guinea); “Emanuel Ntaka” (Sudáfricano/Argentino); “La Familia” (Candombe argentino); “Los Feos” (Caboverdeano); “Luis Mina” (Afroperuano) y “Stella Delphino” (Brasileña).
La iniciativa surgió de Emanuel Ntaka, músico-productor argentino de origen sudafricano, quien en el 2007 y luego de compartir escenarios con diversos músicos africanos propuso la realización de un disco que delicadamente combinara la belleza de todas sus melodías y que, de ese modo, los artistas pudieran difundir su trabajo y conquistar un espacio, aún negado. De inmediato la idea generó un eco importante entre quienes, desde diferentes ángulos, luchan incesantemente por recuperar un espacio socialmente perdido. A partir de sucesivas reuniones y con el apoyo de Miriam Gómes, se consiguió un subsidio para su producción otorgado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Más información:
http://proyectoafro.blogspot.com/http://www.ntkweb.com/

domingo, 2 de mayo de 2010

Y también el Vendedor de Velas

(Siguiendo la entrada anterior..)

Dibujo de Estela Caponi -revista VIva
Acabo de ver que el otro domingo (el 14 de abril) la misma sección de Viva también traía un tema -ahora aún más específicamente- afroargentino.


Litografía de César Hipólito Bacle (1794-1838)
Aprovechando para ilustrar lo que decía sobre versiones blanqueadas de imágenes digamos tradicionales de los afroargentinos, la dibujante de Viva podría haber optado por inspirarse en la imagen del vendedor de velas negro de Bacle, o en la blanqueada (ver abajo del todo) de Gregorio Ibarra.

Litografía de César Hipólito Bacle (1794-1838)

Sé poco al respecto -ver link abajo- pero sin duda una litografía está inspirada en la otra -la de Bacle es anterior- . Son casi idéntícas, salvo que en la de Bacle el personaje es afroargentino y en la de Ibarra es un criollo blanco.
Para este blog, una diferencia muy importante...

Litografía de Gabriel Ibarra (1814 - 1883)
Fuente: revista VIVA del 18 de abril de 2010. Dibujo: ESTELA CAPONI; Idea: Ana Arias.
Litografía B&N de Bacle: http://www.acceder.gov.ar/es/td:Grabados.27/1761261

Estampas coloniales en la revista Viva

La revista Viva del diario Clarín del domingo pasado trajo en su última página, a modo de entretenimiento (infantil?), una serie de imágenes de la vida colonial que había que ordenar temáticamente.
De los 9 dibujos que componían estas “Estampas de 200 años”, tres contenían personajes afroargentinos.
Debo admitir que la proporción me sorprendió (gratamente). Se podría decir que casi respeta la estadística –se supone que 30% de la población de Buenos Aires en 1810 era negra y mulata.


Hace poco, sin embargo, recibí un mail de una amiga y colega que me llama la atención hacia esa página, diciendo que “aparece totalmente naturalizado y risueñamente el lugar de las mujeres esclavas (lavanderas y demás) en Argentina” –apreciación que, claro, resulta acertada.
Entre mi visión (levemente) apreciativa y la suya más crítica, aparece, claro, el dilema de las (re)presentaciones del pasado. Como dije y diré innumerables veces en este blog –espero me tengan paciencia- no hay notas, titulares, dibujos, propagandas ni hasta pasatiempos –como en este caso- inocentes. Todos ayudan a construir el acopio social de conocimientos sobre determinados temas –“lo que todos sabemos” sobre ellos.


La iconografía que conocemos sobre los afroargentinos es, hasta el momento, escasa. También estereotipante, sin duda, en la medida en que fue producida por miembros de la élite del momento histórico que pretenden retratar. Las litografías de César Bacle (ver entrada en este blog) o de Gregorio Ibarra (que reproduce las imágenes de Bacle pero blanqueadas) sirvieron de fuente de inspiración a innumerables versiones masivas posteriores (dirigidas a públicos infantiles, escolares o adultos).
Últimamente vengo constatando, con preocupación, cómo estas visiones masivas y estereotípicas de los afroargentinos dan lugar a versiones actuales más “blanqueadas” –los mismos personajes, en los mismos oficios, pero más blanqueados o directamente blancos. Pasamos así del (criticable) estereotipo a la más absoluta invisibilidad. En nuestra visión actual y masiva del “pasado colonial” la proporción de afroargentinos parece pasar de 30% a, digamos, 3%.


Por ello, aunque presentando una visión subalternizada y algo despreocupada del pasado colonial afroargentino, la página de Viva no me había parecido tan mala. Además, claro, la gran mayoría de los afroargentinos de la época eran subalternos.
Resumiendo:
- Si no se los presenta como vendedores ambulantes, domésticos, o lavanderas, se blanquea el pasado.
- Si se los dibuja en estas ocupaciones, se naturaliza la subalternidad
- Si se los dibuja sufrientes, se les quita agencia
- Si se los dibuja alegres, se mitifica el “buen trato” que recibieron en el pasado y su feliz “integración” a la sociedad
Entonces…??...



Fuente de la nota: revista Viva del diario Clarín, 25 de abril de 2010. Dibujos: LIZAN e idea: Ana Arias.
Entrada sobre litografías de Bacle: http://alejandrofrigerio.blogspot.com/2008/05/litografas-de-bacle.html

sábado, 1 de mayo de 2010

"Africa" en Crónica

Sabemos que los titulares de Crónica son "un clásico" del periodismo amarillo y bizarro. Aún así hay que tomárselos en serio, ya que es un diario de circulación (muy) masiva y -siendo reiterativo- son este tipo de imágenes las que conforman, reproducen y fortalecen los estereotipos acerca de lugares, personas, grupos étnico-raciales...
¿Qué es lo que "en Africa" añade al "violada y asesinada"?

Presentación del libro "Negros de la Patria"


“Negros de la Patria”
Los afrodescendientes en las luchas por la Independencia en el antiguo Virreinato del Río de la Plata


Ignacio Telesca y Silvia C. Mallo (editores)

Liliana Crespi - Marta Beatriz Goldberg -Silvia C. Mallo - Mónica Ghirardi - Sonia Colantonio, Dora Celton Beatriz Bragoni - Sara E. Mata - Ignacio Telesca - Ana Frega - EduardoR. PalermoAlex Borucki, Karla Chagas y Natalia Stalla - Osvaldo Otero - Miguel A. Rosal

En la 36a Feria Internacional del Libro de Buenos Aires
Sala Adolfo Bioy Casares
El día Sábado 1 de Mayo de 2010 – 17.00 hs
Gacetilla de la editorial:
Los afrodescendientes, quienes vinieron esclavizados desde el África, estuvieron presentes en nuestros territorios desde el inicio mismo de la conquista. Muchos pudieron ganar su libertad, muchos permanecieron esclavizados. Ellos también fueron protagonistas de los diferentes procesos de Independencia que se comenzaron a experimentar a partir de 1810. Aunque la historiografía suele quitar visibilidad a su presencia, ellos igualmente están, y su existencia nos devuelve una serie de preguntas que nos permiten recuperar la complejidad original de esos los sucesos.
¿Qué espacio de experiencia y de definición les queda a los esclavos y afro descendientes libres en general que disfrutaban de los espacios de mayor exclusión social hasta el punto de no ser sujetos de derecho? ¿Cuándo y cómo se sentían parte? ¿Cuáles eran sus esperanzas y expectativas de futuro? ¿Cómo se integraban al proceso y que reconocimiento obtendrían de su participación? ¿Cómo vivieron sus amos y la sociedad toda su participación y el proceso de liberación de los esclavos? ¿Cómo se conjugaron la etnicidad y la política, la libertad del pueblo todo y la particular de los esclavos? ¿Qué cambios se produjeron en el reordenamiento de la sociedad?
Esta obra reúne el trabajo de especialistas de primer nivel en el tema; una aporte variado y original que pone de manifiesto la realidad social vivida por los afrodescendientes vinculada al proceso independiente en distintos rincones del Virreinato.


Stand de Editorial sb: Pabellón Azul, Stand 620, Calle 16 (entre calles 9 y 11)

viernes, 30 de abril de 2010

Ofrenda a Oxum -según el último libro de Cristian Alarcón...

Como en su primer y conocido libro "Cuando me muera quiero que me toquen cumbia", la Umbanda (o Batuque) también tiene su escena en la nueva obra de Cristian Alarcón. Probablemente no es la manera en que los practicantes de esta religión quieran entrar en la literatura argentina -siendo que es un relato sobre los clanes narcos peruanos en una villa de Buenos Aires- pero es lo que hay... Y Alarcón suele narrar lo que ve...
Según la nota del diario Crítica que reproduce el texto, "así arranca el primer capítulo de esta historia"...
"Alcira estira el satén amarillo sobre una tabla como si estuviera cubriendo un altar con un mantel. Mandó a construir esa balsa de un metro por un metro tal como se lo pidió la mai, una mujer de tamaño descomunal que la guía en el universo umbanda desde hace algunos meses. Esta noche es la noche de Oxún, la versión orishá de la Virgen de la Concepción.
El orishá rige, según su propio carácter, el de sus hijos. Es una deidad vanidosa, sabia, buena madre, que aprecia el lujo. Alcira es hija de Oxún y hoy es la noche señalada para hacer el ofrecimiento que le traerá prosperidad después de tanta debacle. Por eso llevamos hasta la orilla del Río de la Plata las manos cargadas de fuentes de maíz hervido, figuras hechas en polenta y duraznos en almíbar: el color del sol es el color de Oxún.
Todo será embarcado en esa tabla que deberá flotar en el agua y navegar con la corriente, cargada con las ofrendas, como una balsa iluminada.
El apuro, la decisión tomada a última hora, nos ha dejado sin un detalle importante: las flores, que también deberían haber sido amarillas. Por ese motivo, la mai se queja.–Las flores no están –le dice a Alcira, en voz baja, como si hablara en un templo.
Olray, el fiel ayudante, esta noche vestido de fiesta con una camisa celeste planchada con obsesión y un jean ajustado a la cadera, busca las mejores entre las matas de la costa. Las arranca, de entre los yuyos y otras plantas silvestres, apenas unos metros más allá.
Aprovechándose de la oscuridad, protegido por las sombras, aspira con fuerza una pipa de pasta base.
Habíamos salido a las tres de la madrugada desde Lanús, en la provincia de Buenos Aires. Repartidos en dos autos cruzamos los suburbios: a esa hora, un día de semana, las avenidas están vacías.
Las luces de la calle apenas dibujaban los perfiles de las casas de cemento alisado que se suceden iguales, cuadradas. En los brazos llevaba a un niño de dos años. De ojos negros y rulos ensortijados, Juan se dormía en mi regazo apretándome la oreja con una mano mientras se chupaba el pulgar de la otra.
Su hermana, Martita, de ocho meses, viajaba en las piernas de Alcira. Amontonados entre las ofrendas zigzagueamos hasta distinguir el río, tras las discotecas de la costa sobre la que descansaba la carrocería de un auto abandonado. El paisaje fue alguna vez apacible pero hace tiempo el río ha dejado de tener costas amables.
(Ofrenda a Oxum en la ribera de Quilmes - foto de Alejandro Frigerio)
Ahora, junto a lo que queda de un parque, Alcira y sus escoltas, su mai y los suyos, intentan preparar la balsa con las ofrendas. Para una ceremonia ideal, el viento sopla más de lo deseable. Temo por el fuego de las velas que trajimos. Los vestidos blancos de las tres mujeres, Alcira, la mai y la madre de la mai, vuelan y se levantan. La brisa deja desnudas las piernas de la sacerdotisa: enormes, blancas, lastimadas por el roce de la carne y el calor del verano. Junto a las mujeres van los niños. La mai tiene un asistente impecable, profesional y carismático: su hijo de once años. También viste de blanco. Alcira va acompañada por un grupo silencioso: Olray, casi esquelético, de andar felino; y sus hijos Juan y Martita, los dos más pequeños.Yo intento mantenerme a unos metros. La madera amarilla parece demasiado grande para los obsequios a Oxún. Escribimos nuestros deseos en papeles ajados que llevamos en las billeteras y los enrollamos para sembrarlos entre las flores, las velas y el maíz. Alcira se saca una medalla y la deposita con suavidad sobre la pequeña tabla. Todo se irá en la balsa, en honor a nuestros sueños de buenaventura.
Caminamos por el parque hasta dejar la seguridad del césped recortado y tomar por el ripio que precede al río. Entre Alcira y la mai sostienen la pequeña balsa con cuidado, una de cada lado, como si fuera una camilla. Las mujeres se aproximan a un declive del terreno, una especie de barranca de un metro por la que pareciera que podrían deslizarse.
Pero ¿cómo conservar el equilibrio para que la balsa no peligre? Desde el río se acerca la madre de la mai. Desde el continente, Olray avanza unos pasos y, con la mano temblorosa, intenta sostener la madera que se balancea con el viento. La mai, a la que le cuesta moverse por su peso, lo ayuda con un movimiento torpe. El tiempo se detiene. El viento no: sopla más fuerte. Y en ese instante no se sabe si el viento, si la mai, si la madre de la mai, si Olray –¿quién?–, deja caer la maldita balsa; el mantel, como una colcha resbaladiza que se escurre sin remedio de una cama, se corre de la tabla, amarilla, dorada, voladora.
(Cristian Alarcón - foto diaro Crítica del 25 de abril de 2010)

Todos nos sentimos mal. Agradezco haber estado a dos pasos, lo suficientemente lejos como para no ser culpado por el error. Me imagino el puño de Alcira descargándose, precedido por el brazo compacto que lo impulsa, hasta hacerme doler alguna parte del cuerpo; pero no es el odio lo que la anima esta noche.
Alcira y la mai se arrodillan sobre el piso, dispuestas a rescatar las ofrendas mugrientas, llenas de tierra, barro y arena. Juan y Martita, la abuela y yo, nos quedamos inmóviles en nuestros sitios. Apenas si nos permitimos respirar.
El hijo de la mai dice:
–La abuela siempre cree que sabe todo, pero le avisé que se iba a caer y no me hizo caso.
La mai dice:
–Cállate la boca y ayúdame.
La abuela dice:
–Perdón mamae, perdón mamae, perdón.
Alcira no habla. Como siempre en sus treinta y seis años ella hace, ejecuta. Durazno por durazno, vuelve a ponerlos sobre el mantel de oro. También me agacho. No llego a hincarme, pero me acuclillo y busco en la arena los restos del ofrecimiento a Oxún. Detecto con los dedos, al tantear escurriendo la arena pedregosa, los papeles que escribimos y doblamos como origamis.
Todos terminamos por lanzarnos cuidadosos sobre lo volcado, hasta los niños que juegan a que juntan. Como podemos, soplamos los objetos y los restituimos. Devolvemos a su sitio sagrado las estrellas de maíz, los corazones, las velas apagadas, las flores pecadoras de Olray. Firmes y orgullosas, las mujeres regresan al camino. Ahora con el paso más lento, van hacia el río.
Los demás nos quedamos sentados en la barranca, acomodados sobre unas piedras enormes, mientras las vemos entrar descalzas al agua, con la balsa sobre las cabezas, como sosteniendo una deidad invisible.
La mai comienza con los cánticos y saludos a Oxún. “Perdón mamae, perdónanos mamae”, dice la abuela. Y canta también en ese idioma que no entendemos pero que suena real. Oié, oié oiá, oié oiá. Oié oié oiá.
Se afanan en soltar correctamente la pequeña balsa sobre el lecho del río.
El niño dice:
–Miren, allá hay un ofrecimiento.
En el horizonte se desplazan, sin rumbo, bajo la luna llena, dos luces. Son dos balsas como la de Alcira, con velas protegidas del viento.
Las de Alcira nunca pudieron ser encendidas sobre esa tabla mañosa que, a pesar de todo, las mujeres ubican, empujan y sueltan a la correntada traidora, que la devuelve, lentamente, como a un animal muerto hacia la orilla; cantan.
La mai sale del agua, entumecida, en trance. Alcira tiembla. La abuela toca un instrumento, una campana estrecha. La mai tiene a Oxún adentro.
Es Oxún. Oxún pasa el corazón de un animal, quizás una vaca, por los cuerpos fríos del cortejo.
Los unge, los limpia, los protege. Sobre nosotros, hacia el Sur, vuelan siete golondrinas que forman una ve ancha y cursiva.
Alcira les saca los zapatos a sus niños. La mai los friega con ese pedazo de corazón y vuelve a cantar sola."

Fuente: http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=41868
Ver también: http://www.clarin.com/diario/2010/04/26/sociedad/s-02187876.htm
Blog de Alarcón y de los escritores de su taller de literatura: http://aguilashumanas.blogspot.com/