domingo, 26 de abril de 2009


Comentario de Pablo Cirio:
Sí, es cierto,ahora que me acuerdo algunos informantes de Santa Fe y, creo, de Buenos Aires, llegaron a decirme que sus ascendientes negros eran norteamericanos que llegaron en el 1800. No sé qué cuota hay de verdad en eso o si hay una búsqueda por un pasado ilustre, como sucedía en los '80 cuando alguien llegaba a reconocerse descendiente de aborígenes, "pero de cacique". Quizá, la existencia de no pocos apellidos ingleses, como el mentado Marshall que derivó en Maciel, u otros de los que poco se sabe de su abolengo, como Ford y Wright pudieran dar pistas.

sábado, 25 de abril de 2009

Debate y nota sobre inmigrantes africanos en La Nación

La Nación.com de hoy trajo una interesante nota sobre los inmigrantes africanos en Argentina, que ha generado más de 300 comentarios hasta el momento. En el site original hay un audio y galería de diapositivas, así como un mapa de procedencia de los inmigrantes.
Imperdibles (e irritantes) los comentarios, que muestran lo lejos que estamos de ser una sociedad que aprecie la diversidad cultural y racial.


La Nación.com , 25 de abril de 2009. Información General
Africa en Buenos Aires
Cada año, cientos de jóvenes del continente negro llegan a la Argentina escapando de guerras y miseria; de dónde vienen, con qué sueñan y qué piensan del país los vendedores de bijouterie que coparon el centro
Sería un error decir, casi como si se tratara de un descubrimiento en pleno siglo XXI, que, de pronto, Buenos Aires se llenó de inmigrantes negros, cuando hace 200 años, en aquel histórico 1810, el 33 por ciento de la población argentina tenía sangre africana. Lo que sí es evidente es que en los últimos meses centenares de hombres jóvenes de Senegal, Nigeria, Camerún, Liberia y Sierra Leona, entre otros orígenes, cruzaron el Atlántico huyendo de guerras o de penurias económicas y ahora, de este lado del océano, su presencia salta a la vista. Cada día ellos buscan su lugar en avenidas transitadas de Buenos Aires, abren sus portafolios, despliegan las lonas, montan rudimentarias tiendas para ofrecer lo poco que hasta ahora la ciudad puede darles para sobrevivir: bijouterie de fantasía adquirida en Once y apta para la reventa por 5, 10 o a lo sumo 15 pesos flacos que les den sustento.
Según lanacion.com pudo saber, la mayoría de estos africanos son refugiados que piden asilo para evadirse de los conflictos de sus tierras, es decir, que manifiestan sentir miedo a ser perseguidos por razones de raza, religión o pertenencia a determinado grupo social. En segunda instancia y menor proporción, se trata de inmigrantes que, en busca de mejores condiciones de vida ingresaron, al país burlando el control fronterizo, principalmente, en el cruce con Brasil. Modificaron el mapa porteño y, sin querer, contribuyeron a subir una estadística que el año último fue récord para la Argentina: 859 personas solicitaron refugio a nuestro país durante 2008, lo que representa un aumento del 47% respecto del año anterior. La nacionalidad con mayor cantidad de solicitudes fue la senegalesa (38% del total).

Ser o no ser un refugiado
"Los africanos en su mayoría provienen de guerras", asegura Silvia Costanzi, asesora de la
Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (Fccam), que desde 1951 implementa en nuestro país los programas de Acnur para refugiados (proyectos de recepción y de integración, pero que pueden ser también de retorno o de repatriación). "Cuando llegan, muchos no saben que vienen acá. ´¿Dónde estoy? ¿Qué es Buenos Aires?´, preguntan". La demógrafa, especialista en movilidad humana, comenta en una suerte de paso a paso el camino que un extranjero que ingresa a la Argentina en busca de asilo recorre hasta convertirse en un refugiado con todas las letras. El primer casillero es el ingreso (por aire, agua o tierra) al país. Allí, ante Migraciones, expresará que no tiene documentación, que teme volver a su país, donde existe una amenaza contra su vida, su integridad, su libertad, y tendrá que completar un formulario que se envía directamente al Comité de Elegibilidad para los Refugiados, dependiente del Ministerio del Interior. "En ese momento quedan en la categoría de solicitantes de refugio y se les da una documentación para que puedan moverse", comenta.
Tanto los refugiados como los solicitantes de refugio que están a la espera del dictamen del
Cepare reciben durante, a los sumo, seis meses, una ayuda económica para pagarse el alojamiento en un hotel familiar y la comida, cuentan con asistencia médica y psicológica, si fuera necesaria, y pueden tomar clases para aprender español a partir de rudimentarias lenguas puente, como son el francés y el inglés. Quienes finalmente obtienen el estatus de refugiados podrán seguir en carrera por la tan compleja vía de la integración social y el DNI, con una "precaria" en el bolsillo, que les permite trabajar; mientras que los que sean rechazados -con derecho a apelar el fallo- pasarán a ser inmigrantes comunes y dejarán de recibir la ayuda.
Cuando define los rasgos generales de estos grupos, Costanzi explica que los africanos son hombres menores de 40 años, que llegan sin sus familias y encuentran en la venta ambulante una "estrategia de supervivencia". Se instalan en los barrios del Abasto, Flores y el centro, pero por su actividad pueden extenderse más allá de los límites de la Capital cuando, por ejemplo, es época de vacaciones.

Pasar de la asistencia inicial a la promoción es la instancia más complicada, entre otras razones porque muchas de estas personas vienen de campos de refugiados, están acostumbrados a que las instituciones los sostengan y tienen la idea de que va a ser siempre así. "Hay que comprender que lo que para nosotros podría representar una falta de dignidad para ellos culturalmente no lo es -concluye Costanzi-. En Africa, si una persona en la tribu tiene un cargo y gana dinero, los demás ya no trabajan, porque esa es la costumbre. Quizá uno debería ver estas cosas, profundizar más en la cultura de los pueblos".
Más allá de que los inmigrantes africanos llevan su oficio de mercaderes ambulantes por diversos puntos de la ciudad, su campo de gravitación se concentra en los alrededores del Obelisco. A cada paso la avenida Corrientes les hace un lugar a Alioune, Serge, Moustafa, Salif, Mamadou... Casi todos nacieron en Senegal, muchos de ellos profesan el Islam y llevan no más de dos años en la Argentina. En silencio, construyeron una comunidad comercial en la zona más frenética de la ciudad.
"Somos más de 2.000 senegaleses acá", relata Alioune Ndiouje, de 27 años, sentado al lado de su mesita roja cargada de cadenitas, anillos y relojes que imitan los de las grandes marcas. Lleva seis meses en la ciudad y habla porteño a la perfección. "Yo vine a estudiar economía, pero voy a la UBA y me dicen que ni lo intente, porque no tengo DNI." Es el problema de casi todos sus paisanos. Senegal no está en guerra ni vive una situación política que permita conseguir fácilmente el estatus de refugiado, a los que llegan de allí se les complica conseguir papeles para soñar con algo más que vender baratijas. Para colmo, Senegal no tiene representación diplomática en la Argentina. "Casi todos entramos por Brasil, porque nos resulta fácil conseguir una visa y viajar a San Pablo. Después entramos por la frontera, delictivamente. Yo sé que está mal, pido perdón, pero queremos trabajar y pagar impuestos", se sincera Alioune.
En eso se suma Omar, su colega de la vereda de enfrente en Corrientes al 1300. Hablan en wolof, un dialecto senegalés. Lleva una blusa y un pantalón atigrados, con dibujos tribales. Parece recién llegado de su aldea, pero sorprende con un acento porteño casi perfecto: "Yo siempre pensé que si tenía que irme de mi país vendría a Argentina. De chiquito, cuando empecé el colegio, Maradona ganó el Mundial. Me acuerdo que iba siempre a la escuela con una remera con el 10. Ustedes tienen a Diego, a Messi... Es un buen país".
En Corrientes y Paraná, delante de un banco, tiene su puesto Moustafa. Apenas chapucea castellano, aunque con los clientes se esfuerza con todo. Su rutina es casi idéntica a la de sus paisanos. Los lunes temprano va a una tienda de Once y compra mercadería para toda la semana. "Ahora difícil. Poca ganancia", resume. Cuando llegó, un año atrás, era más común que le sobrara para enviar dinero a su familia. La crisis llegó para todos. Pero de a poco aprende a mejorar la productividad y a elegir mejor la mercancía. Los más nuevos compran directamente el maletín: un portafolios plástico que ya viene armado con un popurrí de chucherías y que por 500 pesos les permite a los recién llegados empezar a trabajar.
Según coinciden todos los vendedores, la policía no los molesta y no sienten discriminación. "Sé por amigos que fueron a Europa que ahora está muy duro allá. Argentina es un país de inmigrantes y no hay racismo, por suerte", dice Alioune para explicar por qué Buenos Aires y no alguna gran capital, más cercana a la costa africana.
Con más o menos detalles todos cuentan la misma historia de miserias que los forzaron a emigrar y coinciden también en una ilusión: volver al pueblo, a la familia, al fútbol en la calle, a la novia... El sueño de casi todo exiliado. Potenciado por la distancia que impone el venir del África, ese enigma cultural y geográfico que siempre atrajo al hombre blanco. Aunque, como escribe el periodista polaco
Ryszard Kapuscinski en su libro Ebano, intentar descifrar ese misterio en términos absolutos es inútil: "Cuando se intenta entrar en territorio de otra cultura, y describirla, la lengua devela sus límites, su subdesarrollo, su impotencia semántica. África significa miles de situaciones. De lo más diversas, distintas, contradictorias, opuestas. Alguien dirá: ´Allí hay guerra´. Y tendrá razón. Otro dirá: ´Allí hay paz´, y también tendrá razón. Todo depende de dónde y cuándo."

Datos del año 2008 suministrados por la Fundación Comisión Católica Argentina de Migraciones (FCCAM)
Producción: Constanza Bertolini, Federico Prack, Jorge Quiroga, Martín Rodríguez Yebra, Claudia Nobilo y Pablo Plotkin
Fuente de la nota y foto (y para material complementario, ver):
Agradezco a Nicolás Fernández Bravo por llamar mi atención hacia la nota

viernes, 24 de abril de 2009

Presentación de libro sobre música afroargentina

La Editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (EDUNTREF) invita a la presentación del libro Esquema de la música afroargentina, un trabajo hasta ahora inédito de Néstor Ortiz Oderigo, en una edición revisada y comentada por Norberto Pablo Cirio. Se referirán a la obra Alicia Dujovne Ortiz, Dina Picoti y el editor. El evento contará con la participación del grupo musical Bakongo de la Asociación Misibamba.
La presentación se realizará el sábado 25 de abril a las 18 horas en el marco de la 35º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Predio Ferial de Palermo, Sala Domingo Faustino Sarmiento.

Por ironía del destino, el libro se presenta en la sala que lleva el nombre de quien en Conflictos y Armonías de las Razas en América (1883) escribió:
"Los candombes fueron el terror de Buenos Aires durante la tiranía de Rosas, que hizo de Manuelita la patrona de la institución. Un día se pasearon por las calles de Buenos Aires, ebrios de entusiasmo, precedidos por sus candombes y marimbas, aquellos africanos reunidos en clubs patriótico, tras de banderas rojas...... Dia de pavor para los blancos, para los hijos de españoles, que prepararon, ejecutaron y llevaron a término la Independencia, proscriptos ahora y entregados a los dioses infernales, a los gritos de: mueran los salvajes unitarios! Viva el ilustre Restaurador! que lanzaban por mil bocas de semblantes negros y brillantes. ...."

jueves, 23 de abril de 2009

23 de Abril - San Jorge/Ogun

"Eu estou vestido com as roupas e as armas de Jorge
Para que meus inimigos tenham pés, e não me alcancem
Para que meus inimigos tenham mãos, e não me peguem, não me toquem


Para que meus inimigos tenham olhos e não me vejam
E nem mesmo um pensamento eles possam ter para me fazerem mal..
Armas de fogo, meu corpo não alcançará
Facas, lanças se quebrem, sem o meu corpo tocar

Cordas, correntes se arrebentem, sem o meu corpo amarrar
Pois eu estou vestido com as roupas e as armas de Jorge.. "
(párrafo de la letra de la canción Jorge de Capadocia, de Jorge Ben Jor)


Catedral de San Jorge, Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquía - Buenos Aires, hoy a las 10.30 hs.

Fotos Alejandro Frigerio
Hay una una maravillosa versión de la canción sobre San Jorge por Caetano Veloso en
http://www.youtube.com/watch?v=Z4q2LFM2iWs

miércoles, 22 de abril de 2009

Disney tiene una princesa negra

Acorde con los tiempos que corren, Disney agregó una afroamericana a su lista de princesas.
Un pequeña nota de la CNN en español -con algunas imágenes- se puede ver en
Claro que no todo es tan "políticamente correcto" como la nota supone: el príncipe del que se enamora es blanco. Este detalle ya está despertando acusaciones de que en Disney creen que una historia de amor entre protagonistas negros no hubiera vendido lo suficiente, o, por el contrario, que la compañia estaría promoviendo "matrimonios interrraciales" -lo que para determinados segmentos de la audiencia es inaceptable.

lunes, 20 de abril de 2009

Afroamérica en 1910 (3). Buenos Aires: Mudan a Falucho

Ubicación original del monumento en la Plaza San Martín
Un ejemplar de la revista Caras y Caretas editado durante 1910 trae una nota interesante. Ese año trasladaron la estatua de Falucho de su ubicación original en la Plaza San Martín a la esquina de Guardia Vieja y Lambaré -según reza una de las fotos-.
Benedicto Ferreira, activista en pro de los derechos de los afroargentinos
La nota (que se puede leer haciendo doble click en su imagen abajo) trae varios comentarios dignos de mención. En primer lugar, afirma: "la actitud municipal ha producido honda sensación entre los numerosos negros de la república" (mi énfasis) lo que indica que la población afroargentina del momento era mayor de lo que usualmente se supone. Luego, sigue diciendo que éstos "en su mayor parte descienden de soldados que contribuyeron a nuestra independencia nacional, y que hoy ocupan modestos puestos en las oficinas de gobierno" -lo que sugiere que muchos de los soldados negros tuvieron hijos -de ahí la continuada existencia de la comunidad- y también la memoria de una deuda histórica, paga apenas con "modestos" empleos públicos.
Finalmente, señala los esfuerzos en pro de la comunidad negra de Benedicto Ferreira, fundador del periódico "La Verdad" e "iniciador del monumento al coronel Lorenzo Barcalá, otro negro heroico que es candidato a la inmortalidad.."
El traslado -al que se opusieron no sólo los afroargentinos sino también, como muestra la nota "una manifestación estudiantil"- muestra la voluntad de erradicar de zonas muy céntricas de la ciudad a individuos que fenotípicamente no se condicen con la Argentina "blanca" deseada. Quizás este hecho simbólico es el punto de partida del traslado progresivo de las familias negras a los barrios del gran Buenos Aires.

viernes, 17 de abril de 2009

"Africanizados" (2)

Una nota reciente escrita por un diputado alertando acerca de la “africanización” de la Argentina motivó un comentario (que reproduzco abajo) por parte del antropólogo Nicolás Fernández Bravo.
En el artículo del dario Perfil, titulado “Africa, nuestro destino”, el diputado nacional por la Coalición Cívica Fernández Iglesias afirma: “Después de décadas de discusiones sobre si la Argentina pertenecía a Sudamérica o a Europa, una nueva perspectiva está abriéndose paso: la posibilidad cierta de que nuestro país termine siendo parte de Africa”. Luego de brindar un panorama sumamente crítico de la situación actual del país, señala: “En todo caso, lo que en cualquier país civil ocupa el diez por ciento del diario y en la Argentina solía ocupar una tercera parte, ha invadido ya casi toda la actualidad nacional. Como en Africa; quiero decir: como en la parte mejor de Africa, la que no ha caído en las guerras tribales ni en el genocidio serial.” Para el autor, existe por lo tanto una “evidente tendencia hacia la africanización de la Argentina”
No es la primera vez que tratamos el tema en el blog (ver links abajo).
Como suele suceder, las reflexiones de Nicolás exceden el caso puntual y llaman la atención hacia la ya cercana Conferencia de Examen de Durban, donde se revisará lo hecho por los distintos estados respecto del racismo y la discriminación. Aprovecha esta circunstancia para interrogarse acerca de las políticas anti-discriminatorias del estado argentino y las relaciones que éste establece con las agrupaciones de militantes afrodescendientes.
A mi vez, pregunto: ¿podemos, efectivamente, hablar en Argentina sobre “políticas de estado” respecto de los afrodescendientes y practicantes de distintas formas de religión y cultura de origen afro? Interesante tópico de discusión…

Imaginarios políticos y sociedad civil: aportes para su comprensión.
Por Nicolás Fernández Bravo
nhicuf@arnet.com.ar

A pocos días de iniciarse en Ginebra (Suiza), la Conferencia de Examen de Durban, en donde se evaluarán los resultados de las políticas acordadas luego de la Conferencia de 2001 sobre el Racismo, la Discriminación y la Xenofobia, no resulta del todo claro cuál es la relación que existe en la Argentina entre racismo y política. O - para ser más precisos – cómo operan los mecanismos de discriminación racial, y cómo el campo político interpela la realidad para la cual, por mandato, debería diseñar instrumentos que permitan modificar su lógica. Si por discriminación racial entendemos a las prácticas que segregan y valoran diferencialmente a los grupos de población en función de su color de piel, deberíamos empezar por asumir que se trata de una práctica extendida a lo largo de toda la sociedad (y no que apenas anida entre los lunáticos que abiertamente se definen como “racistas”). También resulta importante señalar que se reproduce por medio de formas de una sofisticación tal, que hacen que su transformación –e incluso su eliminación-, demande un conocimiento complejo y una estrategia inteligente. Por su parte, si por política entendemos no sólo a las actividades tendientes a dirigir las acciones del Estado en beneficio de la sociedad, sino a todas las acciones humanas con el poder (la capacidad) de generar cambios, podemos afirmar que toda sociedad es política y que la discriminación racial es un problema de la sociedad. Claro está que las responsabilidades que recaen sobre la sociedad al momento de reflexionar en torno al racismo y la política, son distintas si estamos ante personas que son funcionarios públicos, taxistas, intelectuales, artistas, oportunistas, activistas, electores, etc. Además, la responsabilidad es cualitativamente diferente si las personas que reflexionan, tienen la obligación de implementar esas políticas.
Una vez más, un reciente artículo periodístico – en este caso escrito por un individuo que fue elegido a los efectos de ejercer la política, y cuyo sueldo mi billetera contribuye a sostener – actualiza los imaginarios públicos sobre “África”.
Considero que los argumentos críticos sobre estos imaginarios ya fueron expuestos anteriormente, con lo cual invito a los lectores a navegar por este blog y buscar cuántas veces ya hemos señalado este problema. En un caso en particular, me referí precisamente a la idea de la “africanización de la Argentina” citada en la nota de referencia, cuyo aroma evolucionista no deja de invitar a la refriega. Independientemente del color partidario del autor, la referencia ha sido (y sigue siendo) compartida por muchas personas más allá de su identidad profesional, de clase, laboral, sexual, religiosa, etc., con lo cual nos enfrentamos a un problema social que nos vincula, en un paradójico ejercicio de communitas, a todas las personas de la Argentina. Es la matriz, la que presenta problemas.
¿Qué hace la actual administración del Estado para transformar esta matriz? En teoría, aplica políticas cuyo mandato vigente se elaboró y consensuó en Durban, en 2001. Algunas de las propuestas diseñadas allí han sido interesantes, otras podrían continuar discutiéndose. Lo novedoso es que esas propuestas se han puesto sobre papel, habida cuenta de la invisibilidad sobre la cual existían antes de Durban (tal vez sea menos novedoso el hecho de que el papel, en determinadas circunstancias, puede cumplir funciones muy variadas). Hay indicios que nos animan a suponer que algunas propuestas de Durban, caminan. Acaso a distintas velocidades y en algunas pocas oficinas, pero caminan. El desafío actual radica en examinar hacia dónde caminan, con quiénes, y para qué. Uno de los ámbitos en donde parecen concentrarse algunos pasos, es el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), que representará a la Argentina en Ginebra entre el 20 y 24 de Abril próximo. Es acertado afirmar que el problema de la “invisibilidad” de la población de origen africano –¡diagnosticado oficialmente en 2001! – se está transformando. Pero también es acertado preguntarse si esta transformación es el fruto de políticas de Estado, o si es consecuencia del trabajo que han venido desarrollando distintas organizaciones bastante antes de la aparición del tema en la “agenda pública”. Más aún – tal como lo afirmó recientemente un líder afro – ¿será que la visibilidad es el mayor desafío? ¿Qué estaba mirando la sociedad cuando en 1996, la policía asesinó a José Delfín Acosta Martínez?
Para complicar aún más las respuestas a este conjunto de interrogantes, es necesario considerar las formas de la representatividad al interior del campo afro, y el modo en que el Estado las apoya. No está en claro cómo funciona la relación entre la lucha contra el racismo y elaboración de políticas públicas. ¿Será que se asienta en ejercicios de reacción ante la prensa? ¿O responde a las agendas internacionales, que rara vez se cumplen en tiempo y sustancia? Eventualmente, esta relación puede apelar a las estrategias clásicas de clientelismo político, ¿o tal vez se hayan desarrollado novedosas formas de poseer clientes al interior de las estructuras burocráticas? O –nobleza obliga– acaso podamos esperar transformaciones sustantivas en los imaginarios y en las políticas públicas. Según mi modo de interpretar el momento actual, es necesario volver a considerar la manera en que pensamos la “sociedad civil”. Si por sociedad civil entendemos la capacidad de generar una institución (con su respectivo sello e inscripción en la Inspección General de Justicia) con representatividad parcial, entonces las transformaciones sustantivas deberán aguardar un poco más. Si el Estado “necesita” de ONGs para desarrollar sus políticas, entonces no está en claro qué significa la letra “N”: ¿serán tan “no gubernamentales”, las ONGs? Por último, si la institucionalización y las jerarquías desarticulan y fragmentan a los movimientos legítimos, ¿no será un precio demasiado alto, el uso instrumental de las personas?
La prensa escrita nos recuerda lo persistente que son los imaginarios, y las políticas de la visibilidad demuestran que es necesario abordar los problemas sustantivos – y no solamente aquellos fotografiables. Pero para ello es imprescindible que los grupos que se definen como “sociedad civil” encuentren los mecanismos para construir seriamente sus demandas, y se coloquen a la altura de un momento que presenta intersticios novedosos. No vaya a ser que los inviten al escenario y no puedan salirse del papel que la historia tristemente les ha adjudicado.
Link de la nota de Perfil: http://www.perfil.com/contenidos/2009/04/10/noticia_0032.html

Entradas anteriores en el blog:
Sobre el esencialismo de la “miseria Africana”: Una respuesta a las comparaciones miserables -por Nicolás Fernández Bravo.
http://alejandrofrigerio.blogspot.com/2008/09/africa-imgenes-miserabilistas.html

Africanizados -por AF
http://alejandrofrigerio.blogspot.com/2008/09/africanizados.html