(click en la imagen para agrandarla y leer)
Una carta de lectores en el Clarín de hoy.
Me interesa menos la lectura político-partidaria circunstancial (si el gobierno, si TBA, etc.) que, como corresponde a este blog, la racial.
Creo que se puede leer en conjunto con la nota de opinión que subí hace unos días de la escritora iraquí que se queja del uso abusivo de categorías raciales en determinados países de Occidente (principalmente USA) con las cuales no se identifica (dirección abajo, por las dudas…)
En ésta, por el contrario, hay una persona de un país que supuestamente no usa categorías raciales, quejándose por, y desnudando, todos los prejuicios locales respecto de los “negros” –así como sus muy reales consecuencias sociales.
Es debatible que “negro” en su uso conjunto con “pobre, suburbano” sea una “categoría racial”. Como he dicho varias veces en este blog y en mis trabajos académicos –ver mi página web- en Argentina juramos y perjuramos que “negro” (no aplicado a “personas de raza negra”) no hace referencia a "raza" sino a determinadas características sociales y culturales. Que son ampliamente descriptas en la carta: individuos pobres, irresponsables, poco confiables, de escasa cultura, suburbanos.
Sin embargo, como suelo decir, hay un atributo más que es habitualmente silenciado, y es que gran parte de estas personas poseen, a la vez, un fenotipo que no es considerado suficientemente “blanco” por quienes así los denominan, evalúan y conceptualizan. Probablemente no todos, pero seguro que una importante proporción de ellos. Y que es en virtud de este fenotipo que, automáticamente, se asignan todas las demás condiciones negativas. Constituye, por lo tanto, un buen ejemplo de racialización implícita –si tal cosa es posible, y creo que sí lo es.
La escritora iraní se queja por la hipertrofia de categorías raciales que no significan nada -aunque sí tienen consecuencias en la vida real. La carta local evidencia con claridad el complejo entretejido de prejuicios de clase y raciales que, de manera similar pero más silenciada, afecta negativamente la vida de millones de argentinos y que, en muchas oportunidades, se las cuesta.