viernes, 29 de agosto de 2008

Obama: ¿El sueño continúa?

Obama dando un discurso, Clarín 28/8/08 - pag. 22

El Mundo – Diario Clarin, jueves 28/8/08
EL PARTIDO DEMOCRATA HACE HISTORIA
Obama, consagrado como primer candidato negro a la Casa Blanca
Fue elegido en la Convención demócrata por aclamación. Hillary le cedió sus votos. En el tercer día de encuentros, habló Bill Clinton, quien reiteró su apoyo al senador por Illinois. También lo hizo el compañero de fórmula de Obama, Joe Biden.


Luego de horas de tensión y de mucho nerviosismo, con la unidad del partido en juego, Barack Obama se transformó finalmente ayer en el primer negro candidato a presidente de uno los dos partidos más influyentes de Estados Unidos. Fue un momento histórico.
"Yo vengo de una familia de esclavos", dijo a Clarín, con lágrimas en los ojos, David Jordan, 74 años, delegado por Mississipi. "Mi padre trabajaba en los campos de algodón. Si hoy pudiera resucitar se volvería a morir de la emoción. Yo participé en todas las marchas. cómo quiere que no esté impresionado!!"
"Cuando era chica le pregunté a mi padre si un negro podía ser presidente. mire cuán lejos hemos llegado", dijo por su parte Janet Goodman Bals, delegada por Nevada.La Convención del Partido Demócrata nombró a Obama por aclamación pese a que hasta último momento los delegados de Hillary Clinton hicieron sentir el peso electoral que tienen y muchos temían por la unidad del partido........... sigue en
http://www.clarin.com/diario/2008/08/28/elmundo/i-01747939.htm

Marcha sobre Washington, día del discurso "Tengo un sueño", 29 de agosto de 1963

El Mundo - Diario Clarín, viernes 29/8/08
HACE 45 AÑOS DABA SU FAMOSO DISCURSO EL LIDER DE LOS DERECHOS CIVILES
El sueño de Luther King, camino a convertirse en una realidad
Por Paula Lugones

El cielo vira a rosado en el atardecer de Denver. Las montañas tornasoladas que escoltan el estadio Invesco ofrecen el marco perfecto para el megashow. Pero más allá del espectáculo, sobrevuela una atmósfera electrizante: algo muy grande, histórico, está por suceder aquí. Se ven ojos húmedos, manos apretadas, casi en un rezo. Las 75.000 almas que sucumbirán hechizadas al encanto de Barack Obama tienen un porqué. Allí, bajo las columnas dóricas, un hombre está plasmando el sueño que proclamó el líder por los derechos civiles Martin Luther King, el 26 de agosto de 1963, hace exactamente 45 años. Por primera vez en la historia de este país, un hombre de raza negra acepta ser candidato a la Casa Blanca. Un hito en la historia de EE.UU., que hasta pocas décadas antes no permitía a los afroamericanos votar ni viajar junto a los blancos en un colectivo.
"Agradezco a Dios estar viva para ver esto", murmura a Clarín Emma Flemming, engalanada con un vestido marrón brillante y una colección de banderitas de EE.UU. Emma viajó desde Rochester, Nueva York. Instalada en una butaca 8 horas antes del comienzo del discurso de Obama, cuenta que estuvo sentada con King 3 meses antes de su asesinato en 1968 y que es luchadora por los derechos civiles de toda la vida. "Esto nos hace iguales. Ni blancos ni negros, iguales", dice con la voz quebrada.Cuando el reverendo King pronunció su mítico "I have a dream" en las escalinatas del monumento a Lincoln en Washington, se produjo una bisagra en el movimiento de derechos civiles. Entonces no sólo no se permitía votar a los afroamericanos, sino que en los negocios había probadores exclusivos para negros.
King pidió justicia y cambio y, a los afroamericanos, pidió que lucharan por sus ideales sin métodos violentos. "Yo tengo un sueño", dijo, e imaginó un país en donde chicos blancos y negros convivan sin prejuicios ni diferencias y despidió a sus seguidores diciéndoles que vuelvan tranquilos a casa, que el cambio de algún modo iba a llegar. Obama tenía dos años cuando King imaginaba un país distinto. Hijo de una antropóloga blanca de Kansas y de un estudiante recién llegado de Kenia, Obama se volvió admirador de King, pero ni él ni su familia vivieron en carne propia la virulenta lucha por los derechos civiles. No tiene el peso de la esclavitud en sus espaldas. Su discurso es de unidad, menos combativo que el de otros líderes que intentaron llegar a la presidencia, como Jesse Jackson.
En su discurso en la convención del martes, el gobernador Deval Patrick, de raza negra, hizo vibrar a la audiencia cuando contó que había crecido tan pobre que había dormido en el piso casi todos los días y nunca había podido comprar un libro. Pero dijo que su hija siempre tuvo su cuarto propio y había viajado por cuatro continentes. "Una generación", dijo, "y las circunstancias de mi vida y mi familia se transformaron profundamente". Lo mismo apuntó Michelle Obama: sus orígenes pobres y sus logros personales. Es que el mensaje de Obama apunta a eso: que no hay diferencias entre los logros de una familia blanca y la de cualquiera otra familia estadounidense, de cualquier raza.
Es cierto que la candidatura de Obama representa un salto inmenso para los afroamericanos en EE.UU. De hecho, cerca de un 94% de estadounidenses dijeron en una encuesta de Gallup que no tendría problemas en votar por un presidente negro. En 1967, sólo el 53% opinaba así. Pero no hay que confundirse: el avance es grande, pero la estrella de Obama es única, no es la regla para una raza aún postergada. Según el último censo, la pobreza entre la comunidad negra es tres veces la de los blancos, y los negros tienen 6 veces más chances de ser arrestados que los blancos. El ingreso medio de una familia de raza negra fue de $ 33.916 en 2007, contra $ 54.920 de los blancos.Obama hace honor al sueño de King. Hoy, blancos y negros están unidos detrás de este hombre que promete cambios.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Mujeres afro: puertas cerradas

Coro Afrogama de Uruguay, en la fiesta de Iemanjá, febrero de 2008
Lunes, 25 de agosto, 2008 - AÑO 9 - Nro.3009 - Diario La República - Montevideo
Mujeres afro: puertas cerradas
Por (Mãe) Susana Andrade (de Oxum)- Líder religiosa

Pasó otro Día de la Mujer Afrolatina y Afrocaribeña, sector discriminado entre los discriminados de la población mundial. Este año por aquí hubo mayor cantidad de actividades y fue más notoria la presencia de jerarquías del gobierno y líderes sociales que acompañaron, aunque aún dista mucho de ser una celebración con la repercusión que merecería para paliar, al menos en parte, la desventaja social acumulada y nunca justamente compensada.
Este mismo año hubo representantes compatriotas en la primera asamblea de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora sucedida en Panamá, que contó con la participación de ciento veinte mujeres representativas de veintidós países de la región y acordó reunirse en nuestro país en 2010.
En Uruguay desde el actual gobierno se llevan adelante acciones afirmativas involucrando distintos ministerios y organismos públicos, y se contempla la necesidad de equidad de género en diversas áreas antes impensadas. Sin embargo falta mucho, sobre todo desde el sitio de las mujeres afro. Donde hay voluntad y hay leyes, falta por ejemplo un presupuesto adecuado para plasmar esos cambios. Necesitamos incidir y para eso debemos estar comprometidos en la gestión de forma tal que articulemos acciones concretas a nivel de la colectividad.
Sólo se logra un cambio significativo en el desarrollo de las sociedades si se cuestionan directamente los patrones de poder existentes. El concepto moderno de "empoderamiento", usado con frecuencia específicamente relacionado a la mujer, se utiliza en el contexto de la ayuda al desarrollo económico y social para hacer referencia a la necesidad de que las personas objeto de la acción de desarrollo se fortalezcan en su capacidad de controlar su propia vida. También puede ser interpretado como un proceso político en el que se garantizan los derechos humanos y la justicia social a un grupo marginado de la sociedad. Los programas de empoderamiento se orientan a permitir el acceso de las mujeres a los recursos y a la toma de decisiones, tanto individuales como colectivas, y conseguir que ellas se perciban a sí mismas capaces y legítimas. Hace falta imperiosamente trabajar en fortalecer la autoestima de las afrouruguayas, muchas de las cuales aún creen íntimamente que no tienen derecho casi a nada.
Como Deolinda, una historia común a un gran número de mujeres nacidas y criadas en régimen de semiesclavitud remunerado con casa, comida y la falsa ilusión de una familia prestada: la de sus patrones estancieros fronterizos. Sólo que pasa los sesenta y no ha formado su propia familia, ni ella ni su hermana en iguales circunstancias, pues dedicaron su tiempo a otros desde que la madre les dejó esa herencia de trabajo doméstico donde la entrega no admitía espacio para intereses personales. Desde tal provocado estado de renuncia, se le concedió el ser como "una más de la familia"; viendo pasar la vida ante puertas aparentemente abiertas y eternamente cerradas al goce de ser para sí misma. ¿Acaso alguien tiene derecho a apropiarse de la vida de otro por casa y comida? Debería ser un delito no explicarle a las Deolindas del mundo qué significa el empoderamiento.
Simone de Beauvoir, una de las figuras intelectuales francesas más importantes y comprometidas de mediados del siglo veinte, dijo: "No pretendo que las mujeres tengan poder sobre los hombres sino poder sobre sí mismas".

lunes, 25 de agosto de 2008

50 años de Bossa Nova

Ya expresé mis reservas sobre la bossa nova. Me parece merecido, sin embargo, que Clarín le haya dedicado la tapa y doble página central del suplemento Espectáculos a sus cincuenta años. Y, claro, no podía dejar de publicar la foto de la auténtica Garota de Ipanema, abajo (es un ícono cultural, aunque se parezca demasiado a una modelito de Gente....). Ver el recuadro de Mariano del Mazo, interesante como siempre: La Balsa fue compuesta sobre los acordes de Garota....
Vinicius de Moraes y la auténtica Garota de Ipanema
MUSICA: 50 AÑOS DE BOSSA NOVA
La voz nueva
Se considera su nacimiento en 1958, con la edición del simple "Chega de saudade", de Jobim y Vinicius, interpretado por Joao Gilberto. Se desarrolló en la década del 60 y revolucionó la música popular. Aquí, claves de un fenómeno y una entrevista a Roberto Menescal, pionero del género que hoy y mañana encabeza un espectáculo celebratorio en el Gran Rex.
Por FEDERICO MONJEAU
Hace justo medio siglo, en agosto de 1958, llegaba a las tiendas de San Pablo y Río de Janeiro el disco simple de 78 rpm Chega de saudade, una composición de Tom Jobim y Vinicius de Moraes, en la interpretación de Joao Gilberto. De otro lado figuraba Bim Bom, una pieza con letra y música del propio Joao Gilberto cuya onomatopéyica formulación constituía toda una novedad poético-musical. Era el nacimiento de la bossa nova. El mismo tema Chega de saudade había salido en abril de ese mismo año en la versión de Elisete Cardoso, con arreglos orquestales de Jobim y Joao Gilberto en la guitarra, pero sólo en la voz de Gilberto ese original samba canción alcanzaría su revolucionario estatuto.
La grabación de ese disco -preciosamente documentada en el libro Chega de saudade, de Ruy Castro- no fue fácil; primero, no fue fácil convencer al productor de Odeón Aloysio de Oliveira de encarar esa rareza; segundo, no fue fácil debido al neurótico perfeccionismo de Gilberto (quien en las extenuantes sesiones de grabación acusaba al mismo Jobim de "brasileño perezoso"). El disco terminó vendiendo 15 mil copias entre agosto y diciembre de 1958, curiosamente primero con mayor acogida en San Pablo que en Río de Janeiro. Hasta entonces el término bossa nova se había empleado como una cualidad, como sinónimo de distinción y personalidad. Probablemente hizo su primera aparición en un samba de Noel Rosa de 1932, Coisas nosas: O samba, a prontidao e outras bossas/ Sao coisas nossas, sao coisas nossas.
Pero con la irrupción de Joao Gilberto, el término adquirió la definición de una forma musical. Por las nuevas armonías; por un estilo guitarrístico basado en la oposi ción entre los cuatro dedos y el pulgar de la mano derecha; por la suspensiva síncopa dentro del tradicional metro del samba; y en el caso particular de Joao Gilberto, por una manera de cantar completamente inédita, que fluctúa sobre la batida formando una gran palabra ininterrumpida con todas las palabras de la canción, que Gilberto pronuncia casi sin separar, demorando exquisitamente la frase como si estuviese cansado por el efecto de la carga.
Pero además de la invención particular de Joao Gilberto, la bossa nova fueron también las composiciones musicales de Jobim, Baden Powell, Carlos Lyra y Roberto Menescal, la poesía de autores como Vinicius de Moraes y el genial Newton Mendon»ca, autor de la autodescriptiva Samba de una sola nota y de la irónica Desafinado, por sí sola un auténtico manifiesto modernista.
El surgimiento de la bossa nova coincide con la inauguración de Brasilia, esa increíble incrustación futurista en medio del planalto. Brasil asistía a una especie de nueva fundación, y en materia de música podía incluso aspirar a ciertos aires imperiales. La bossa nova conquistó el mundo de inmediato, y tuvo una extraordinaria recepción entre los jazzistas estadounidenses.
En noviembre de 1962 tuvo lugar el primer gran concierto en el Carnegie Hall de Nueva York; al año siguiente, la grabación del disco Getz/Gilberto; poco después vinieron las grabaciones de Jobim con Frank Sinatra. La bossa nova fue mudando de escenario. Estados Unidos pasó a ser la nueva patria del movimiento, que se había dispersado en el Brasil. Como dice en estas páginas Roberto Menescal, con la dictadura militar instalada en Brasil en 1964 perdió sentido seguir hablando del mar y las meninas. Como observó Ruy Castro, con el show Opiniao de Nara Leao, la musa de la bossa nova se transformó en musa de protesta, en una época en que la generación universitaria estaba necesitando algo de ese género.
La bossa nova decayó, pero sin ella no habrían sido posible los desarrollos posteriores. Como señala otro historiador del movimiento, Tarik de Sousa: "Hacia el fin de la década de 1960 e inicios de los 70, la bossa nova caducaba. Sus últimos posibles continuadores, revelados en los Fesivales, Milton Nascimento y Egberto Gismonti, no quisieron cargar con ese peso, entonces la bossa nova se transformó en otra cosa y la fusión jazz-samba se transformó en baión-rock. Hoy se puede decir que la bossa nova sobrevive básicamente en el ensanchamiento armónico y en la apertura de visión que permitió a la música popular no temer las alturas del jazz y más tarde, con la ayuda del tropicalismo, caminar hasta la música erudita contemporánea."
Tarik de Sousa escribía esto a mediados de los 80. Unos años después el resurgimiento llegaría impensadamente de la mano del pop, por músicos de las nuevas generaciones como Beck, Beastie Boys y Sean Lennon, además del prolífico japonés Ryuichi Sakamoto y del antropólogo musical David Byrne, tal vez el primero de todos con su Rey Momo de 1989

Postal bahiana: Joao Gilberto, el creador de 'la batida' en la guitarra (un modo de tocar clave en la interpretacion de la bossa), enseñando yeites a Caetano y Gal Costa.

Influencia
Mariano del Mazo - mdelmazo@clarin.com
Hace años, ante cierto abucheo del público de un teatro de San Pablo, Joao Gilberto toreó: "Me voy a vivir a Buenos Aires, capital de Brasil". A su manera estaba manifestando la devoción con la que los argentinos tratan a los músicos brasileños. La relación viene de lejos y un punto de partida es la década del 60, años en que la bossa nova comenzó a expandirse. Cierta clase media porteña descubrió esta música durante sus viajes a Río de Janeiro y Punta del Este. La bossa nova era sinónimo de sofisticación e intelectualidad y aparecía entremezclada entre la nouvelle vague, el cool jazz, el Di Tella, la revista Confirmado y las noches del boliche Jamaica en las que Salgán se animaba a tocar algún choro.
La influencia de la bossa nova en la cultura porteña es hoy poco visible pero profunda. Digamos solamente que el primer hit del rock argentino, La balsa (escrito por Nebbia después de un balbuceo de Tanguito), fue compuesto sobre los acordes de Garota de Ipanema.

domingo, 24 de agosto de 2008

¿Hate Crimes?

En algunos países tienen leyes o al menos preocupaciones especiales por los "hate crimes" (lit. crímenes de odio) o crímenes basados en el prejuicio que ciertos individuos tienen sobre los miembros de minorías raciales, religiosas, étnicas, sexuales, etc. En nuestro país el mote parece adecuarse cada vez más a la violenta realidad local.
“Ahora estoy mejor, se me pasó la angustia de verme la cara cortada, pero supongo que me van a tener que volver a hacer una cirugía”, explicó. El papá de Florencia, Carlos, describió las amenazas que sufrió su hija desde que llegó al pueblo: “Esta chica ya venía amenazando, porque nosotros no somos de acá, del ambiente, y se ve que le molestaba la presencia de gente nueva. Por eso la trataba de ‘negrita’, de esto, de aquello”, contó el hombre indignado porque la chica actuó con el consentimiento de la propia madre, que le gritaba: “Matala, hacela bosta”, aunque en un momento le quitó la trincheta y la guardó en el bolsillo. La nena también lo recuerda: “Ella me amenazó varias veces y yo me la venía aguantando, ahora dio la casualidad que terminó así, encima la madre la alentaba, la apañaba para que hiciera lo que tenía en mente, que era cortarme la cara”.
Fuente: Diario Crítica, sábado 23 de agosto de 2008.

viernes, 22 de agosto de 2008

Africanos en Paris - documental

(vendedora cerca de la estación Château Rouge, en París)

Les recordamos que este fin de semana a las 17 hs. continúa el ciclo de
cine "Espejos y espejismos" con la siguiente programación:

Sabado 23 y domingo 24 de agosto de 2008 - 17 hs

“Paris couleurs”
Dirección : Pascal Blanchard, Eric Deroo
54´ Francia, 2005
Versión original con subtítulos en castellano

Este documental se ocupa de la representación de la inmigración no europea en París desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Se muestra la historia de la construcción de los estereotipos racistas y eurocéntricos y como la desconfianza y el ejercicio del control sobre ellos por parte de los gobiernos metropolitanos se mezclaron con el reclamo de esfuerzos tanto en las guerras como en los periodos de paz.
Blanchard y Deroo dan cuenta de cómo a lo largo del tiempo se crearon las imágenes de “el negro divertido, dócil, siempre con ritmo en el cuerpo: el oriental trabajador y enigmático; el árabe fanático, valiente, en permanente reivindicación” y cómo fueron sus posteriores transformaciones a medida que aquellos inmigrantes y sus familias se convirtieron en los habitantes de los arrabales y los barrios marginados.

La entrada es gratuita.

Organizan la Sección de Estudios de Asia y Africa de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos. Aires, Observatorio Sur y
los Archivos del Observatorio de Video no Identificado (OVNI).
Contactos y consultas: asiayafrica@filo.uba.ar y contacto@observatoriosur.com .

Museo Etnográfico
Moreno 350 (a dos cuadras de Plaza de Mayo)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires - CP 1091
Tel: 4331-7788 / 4345-8196
http://www.museoetnografico.filo.uba.ar/
Foto de: http://www.rendezvousfrance.com/afrique.html

martes, 19 de agosto de 2008

3 años de Quilombo


21 de Agosto / 19 hs.
Haciendo Quilombo! 3 años y en portugués
Revista Quilombo! festeja su tercer año de vida y su versión en portugués presentado un material audiovisual que nos cuenta de qué se trata hacer Quilombo! en Buenos Aires.
La proyección será el jueves 21 de agosto a las 19 hs. en el auditorio de la Funceb, Esmeralda 965.
Entrada gratuita, capacidad limitada.
www.revistaquilombo.com.ar

(doble clic para agrandar la imagen)

domingo, 17 de agosto de 2008

Este samba vai para Dorival Caymmi....


A los 94 años murió Dorival Caymmi
Adiós al gran patriarca de la música popular brasileña
La Nación - Espectáculos
RIO DE JANEIRO (EFE).- El cantante y compositor Dorival Caymmi, uno de los mayores nombres de la música brasileña, murió ayer a los 94 años en su residencia de Copacabana, debido a una insuficiencia renal y fallas múltiples en distintos órganos. "Su obra permanecerá siempre viva en la memoria de los brasileños e iluminará a todos con la gracia y la alegría de sus músicas", dijo el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en un mensaje de pésame a su viuda y a sus hijos.
* * *
"El pelo blanco, la mirada vivaz y un poco traviesa; la clásica marinera a franjas horizontales que le da un aire de viejo pescador; la mano en las manos de su guapa Stella Maris, siempre cerca desde que se casaron hace mucho, en otro cumpleaños, el de los 26." Así describía Fernando López desde estas páginas, en mayo de 2004, una doble celebración: la del cumpleaños número 90 de Dorival Caymmi y la del lanzamiento del álbum doble que, a modo de tributo, y para darle todavía más lustre al festejo, le regalaron algunos de los más destacados músicos de Brasil.
El retrato no se corresponde únicamente con ese momento preciso y tan especial de la vida del "excelso mandarín bahiano", como bautizó alguna vez a Caymmi uno de sus grandes compinches artísticos, Vinicius de Moraes. Cuando los dos llegaron a Buenos Aires en 1968 para compartir un memorable concierto en el Opera y alguna aparición televisiva, las fotografías de cuatro décadas atrás lo muestran con los mismos rasgos esenciales: sonriente, jovial, pícaro, carente, a primera vista, del mínimo apego a cualquier clase de moda pasajera.
Del mismo modo, su música jamás se distanció de esa imagen: no tiene época. Perdura a fuerza de frescura, de naturalidad, con "una encantadora sencillez que nunca deja ver su ardua elaboración", como subraya López, porque la mayoría de sus canciones aludían a los mismos temas y respondían a la misma inspiración: Bahía, el mar, la mujer, los pescadores, la vida de todos los días de sus pobladores. "No hay una sola frase suya, de música o poesía que sea circunstancial", precisó Jorge Amado, otro gran bahiano que lo conocía muy bien.
A tal punto respondía la vida de Caymmi a ese eterno discurrir sobre las mismas cosas y el mismo entorno que Tom Jobim, que en su última grabación ( Antonio Brasileiro , de 1994) compartió con él maravillosas versiones de las festivas "Maracangalha" y "Maricotinha", narró que en una oportunidad compartieron varios días de trabajo en la casa bahiana de Caymmi y lo había dejado trabajando en la melodía de "A mae d agua e a menina"; cuando volvió a visitarlo varios meses después estaba en la hamaca, ocupado exactamente en el mismo tema.
El extraordinario compositor que supo dialogar con Carmen Miranda en aquella "O que é que a baiana tem" que lo consagró en 1939 dejó desde allí un puñado de temas memorables (de "So Louco" y "Saudades de Bahia" a "Rosa Morena" y "Samba da Minha Terra"), recreados una y otra vez por Caetano Veloso, Gilberto Gil, Alcione, João Bosco, Maria Bethânia y tantos otros. Y sobre todo por sus tres hijos: en las expresivas y profundas voces de la deliciosa Nana -que heredó en plenitud su maravillosa sonrisa-, del inspirado Dori -además, notable arreglador- y del sensible Danilo -compañero de ruta de Jobim y ejemplar flautista- se conserva el mejor legado de un artista popular en el más generoso sentido del término.
Marcelo Stiletano
O Samba Da Minha Terra
(Dorival Caymmi)
O samba da minha terra deixa a gente mole
Quando se canta
Todo mundo bole
Quando se canta
Todo mundo bole
Quem não gosta de samba
Bom sujeito não é
É ruim da cabeça
Ou doente do pé
Eu nasci com o samba
No samba me criei
Do danado do samba
Nunca me separei

viernes, 15 de agosto de 2008

Día del Santito


Fotos de Alejandro Frigerio de tallas en hueso realizadas por Daniel Guridi (Montevideo).



martes, 5 de agosto de 2008

Presentación de libros sobre cultura afro-rioplatense

Presentación de los libros

Cultura y sociedad afro-rioplatense
Gustavo Goldman (Comp.). Autores: Pacheco, Frigerio, Ferreira, Arce Asenjo, Cirio, Rey, Goldman, Maffía, Tuler, Borucki y Yao
Montevideo, El Perro Andaluz, 2008

Lucamba. Herencia africana del tango. 1870-1880
Gustavo Goldman
Montevideo, El Perro Andaluz, 2008

Anuncio de
Esquema de la música afroargentina
Néstor Ortiz Oderigo. Norberto Pablo Cirio (Ed.)
Buenos Aires, Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2008
Cuya presentación ha sido postergada por razones organizativas
de la editorial

Jueves 7 de agosto de 2008 - 18:30 horas
Centro Cultural de la Cooperación
Sala Meier Dubrowski
Corrientes 1543, 3º piso
Buenos Aires

sábado, 2 de agosto de 2008

Sobre la reunión en la Legislatura (2)

Sobre el imperativo burocrático – o las formas contemporáneas del genocidio
Por Nicolás Fernández Bravo
Una anécdota espeluznante y patética relata uno de los momentos más aterradores del genocidio que en 1994 terminó con un número cercano al millón de seres humanos asesinados a machetes y un número incierto de desplazados, enfermos, traumatizados y violentados en uno de los escenarios más brutales que haya conocido la historia reciente. El genocidio en Rwanda – algunos recordarán – fue retratado como una “guerra entre tribus” por una mayoritaria corriente del influyente periodismo humanitario que a diario se alimenta de tragedias en países remotos. El genocidio en Rwanda – algunos recordarán – apenas si se recuerda. Los motivos de la presencia ambivalente en la memoria colectiva de esta, una de las peores tragedias de la humanidad, son variados. Hubo otros acontecimientos violentos que desde entonces estremecieron al mundo: terrorismo de Estado y de organizaciones terroristas, niñas violadas por sus padres, secuestros por parte de policías, torturadores a sueldo, intervenciones militares ilegales, guerras. No hay manera de colocar en un ranking el grado de importancia de la violencia y la muerte: todas ellas deberían ser combatidas por la sociedad y la justicia. Después del holocausto judío, legítimamente exhibido en la memoria de la humanidad para que nunca vuelva a suceder, el genocidio en Rwanda ha sido la catástrofe que mayor cantidad de vidas humanas cobró en la historia moderna. No obstante, llama la atención que un millón de africanos asesinados puedan ser relativamente borrados de la memoria colectiva.
Decía: uno de los momentos más aterradores del genocidio en Rwanda (que como tal, tuvo antecedentes públicos bastante conocidos y racionales, que hubiesen permitido oficiar como prevención ante lo que muchos veían en proceso, aquello que en la jerga burocrática sería “rastrear el expediente”), no se desarrolló en Rwanda. Ni siquiera con los machetes de las milicias interahamwe refugiadas en los países vecinos. La “anécdota” que contribuyó a la posibilidad del genocidio, de su magnitud numérica y su extensión temporal, estuvo a cargo de una pequeña funcionaria de un Estado que objetó el concepto de genocidio. Dado que el genocidio judío es el fundamento esencial de la existencia misma de las Naciones Unidas, su aplicación hubiese permitido revertir la negativa para que la acotada delegación de las fuerzas de Paz destacada en Kigali, recibiera los necesarios fondos y refuerzos para disuadir a las milicias de la masacre en curso. Una burócrata hubiese podido revertir lo peor. Este impedimento burocrático, es sabido, existió en el seno de oficinas con aire acondicionado, entre un almuerzo y la hora del té, probablemente antes de ir al cine, mientras los debates sobre “que hacer” se desarrollaban en un ambiente ordenado, calmo. Civilizado, digamos. Bien lejos de las guerras primitivas.

La inminente situación de desalojo que enfrenta el Movimiento Afro Cultural Bonga – un grupo de afro-descendientes que desde la década del 80 viene difundiendo el candombe, la capoeira y promueve encuentros y debates sobre minorías y diversidad cultural en la Argentina–, por suerte, no se asemeja en nada a la de Rwanda. Es una extraordinaria ventaja para los funcionarios del Gobierno de la Ciudad que tienen la función de atender los temas de la cultura y el espacio, pues si sobre ellos recayera la responsabilidad de la muerte de millones, la posibilidad de ir al cine se encontraría bajo la amenaza de una perturbadora inquietud. Afortunadamente, el Movimiento Afro Cultural Bonga no se encuentra en Kigali, sino en Buenos Aires y – en el peor de los casos – deberá imaginar formas más creativas y tal vez más efectivas de lidiar con su continuidad existencial, que nadie siquiera duda. El desalojo, para colmo, se encuentra legalmente sostenido por una orden de un juez. De este modo, ni Baltasar Jaramillo, ni Máximo Merchesqui, ni ningún otro pequeño funcionario estará sometido a la incómoda situación de haber sido quienes – tal vez – podrían haber contribuido a un cambio en el curso de los acontecimientos pero no lo hicieron. Por otra parte, probablemente ganen mucho menos que la pequeña funcionaria que – en pleno genocidio – objetó el uso de la categoría, para reemplazarla por “actos genocidas”. Cuestionar el molde en el que viene la burocracia puede poner en riesgo un pequeño empleo, y todos sabemos que es importante garantizar las idas al cine que permiten los pequeños empleos, porque Buenos Aires sin cultura es como estar en África.
En este caso que muchos conocemos, la situación es completamente diferente (Nicolás: Rwanda no es Argentina, ni los hutus son los Bonga: no seas exagerado, ¿no te das cuenta? Serán todos negros, pero son diferentes). Acá el problema es otro. Sucede que “cultura” (dice) apoya a los Bonga, pero “espacios” no se pone de acuerdo. Ni siquiera asiste a las reuniones a las que se comprometió asistir. Además, “cultura” trata de “cultura”, y “espacios”, de “espacios”. Si la cultura tiene que ver con el espacio, eso es otro expediente. Es como decir que genocidio, es lo mismo que actos genocidas. ¡Que no es lo mismo! El imperativo burocrático, en este caso, sugiere que hagan cultura, pero que la fragmenten en pedacitos: de 19h30 a 20h45, tum-tum. Los sábados en la mañana, tacachúm-tacachúm. Otra opción es que “redacten un proyecto”, para que pueda ser presentado en la oficina 349, segundo piso, hasta el 31 de Febrero (por ventanilla, doble copia sellada, haga la cola, por favor). Eso seguramente (o no, depende) les permitirá tener un presupuesto para que el Asesor del Subsecretario los oriente sobre cómo venderles cursos a los ciudadanos porteños, que consumen cultura a lo pavote. Porque la cultura que tiene Buenos Aires no la tiene nadie. ¡Si hasta parece Europa! Es una ciudad fantástica, nada que ver con esas otras ciudades inmundas de Latinoamérica o de África – ahí si que no tienen cultura. Tienen sí, eh… ¿cómo es que se llama? Tradiciones. Eso. Una vez me compré una tradición. Está buenísima, la tengo en un estante de mi biblioteca. También pueden aprender inglés, para que el Sr. Turista Alternativo Progresista pueda consumir un poco de cultura negra ¡en Buenos Aires!, ¿no es re loco? Porque parece que en Europa los están por rajar a todos a la mierda. Y acá… acá lo que deja guita de la buena es el turismo. Te armás un buen business gay friendly y te vas para arriba. ¿Son gay, los negros esos? Eso estaría tremendo, ¿sabés lo bien que quedás poniendo a un negro puto en la vidriera de turismo? Lástima que estos no se comen ni media, que si no… Eso sí, si se olvidaron que – como les dije – las copias son tres, tendrán que presentar el proyecto en el 2009 (disculpen si les dije que eran dos, estaba con un montón de trabajo). Ese año hay elecciones y probablemente el presupuesto para tacachúm-tacachúm se modifique por el de laaaa, la-laaaaá., así que por las dudas armensén, ¿viste?, un proyectito sobre laaaa, la-laaaá. Aunque no es seguro, así que prueben. En una de esas. Tomá mi tarjeta, campeón. Llamame cuando quieras.
(…)
Qué desubicado. Mezclé el lenguaje de la indignación verborrágica con el políticamente correcto con el que empecé. Decía, que Rwanda no es Argentina, y que los funcionarios quieren ayudar. O al menos eso menemfiestan. En Buenos Aires, el área de cultura a cargo de Hernán Lombardi (quien no tiene un pequeño puestito; es el Ministro), está impulsando férreamente un proyecto de teatros alternativos, el cual parece que es muy interesante. Se trata de una iniciativa loable, que cuenta con el apoyo explícito del Sr. Ministro. Tanto apoyo tiene, que él mismo en persona ha defendido su materialización frente a personas influyentes: lo ví personalmente hacerlo en la Legislatura el pasado lunes 21 de Julio. Justo, justito después de que Diego Bonga lo invitara para asistir a la reunión del martes pasado. Pero como el que hablaba no era importante, francamente no le prestó ni la menor atención. Mientras tanto, conversaba con la persona que tenía al lado. Eso sí: cultura apoya totalmente al proyecto, ¿qué te pensás? ¿Qué no nos interesa, canpión?
Kigali no es Buenos Aires. Los Hutus no son los Bonga. Apenas si comparten el hecho de ser negros, y todos sabemos el lugar que ocupan los negros en las prioridades. ¿Cuántos me dijiste que eran? ¿Un millón? ¿Veinte? ¿Votan?

Fuente de las imágenes:
1) http://uriolesblog.wordpress.com/
2) Cuadro realizado por integrante del Movimiento Afro Cultural llevado a blanco y negro

viernes, 1 de agosto de 2008

Reunión en la Legislatura de la Ciudad por el desalojo del Movimiento Afro Cultural

En varias oportunidades me referí, en este blog, a la situación de posible o quizás ya inminente desalojo del Movimiento Afro Cultural del espacio en el que funciona, en la calle Herrera 313 en Barracas. El lugar era una fábrica abandonada que la gente del Movimiento reutilizó para realizar, durante algo más de una década, sus valiosas actividades culturales. Hace ya varios meses que intentan que el gobierno de la Ciudad les ceda otro espacio, si es que no existen posibilidades económicas de expropiar este inmueble y cedérselos.
El martes pasado se convocó a una reunión en la Legislatura, para realizar “una mesa de diálogo entre el Movimiento y funcionarios con la intención de encontrar soluciones posibles ante el inminente desalojo”. Habían confirmado su asistencia funcionarios del área de Cultura, de la dirección que administra los inmuebles de la Ciudad (no recuerdo el nombre exacto del organismo) y también de una dirección de minorías (o algo así, lamento no haber anotado los nombres –mal, para un antropólogo).
La idea era tratar públicamente la situación del movimiento, y ver, en una charla publica con los funcionarios de las áreas involucradas, qué tipo de solución se podía encontrar.
El salón Jauretche estaba lleno de gente del Movimiento o vinculada a ellos, y también había representantes de organizaciones de afrodescendientes (Miriam Gomes, Victor Bille), de instituciones que se encargan de la cultura negra (el pai Pedro Mallorca de Ogún del Instituto Afro de Morón), figuras de la cultura rioplatense (Jimmy Santos, uno de los pioneros del candombe uruguayo en Buenos Aires). Estaba también el cónsul de Uruguay, habíamos algunos académicos así como representantes de pueblos originarios.
No voy a hacer un detallado análisis ni descripción de lo que se dijo en casi tres horas de reunión. Sólo quiero transcribir algunas impresiones:
Era de esperar, pero igual desilusionó, la ausencia casi total de funcionarios de la Ciudad pese a que algunos habían confirmado su asistencia. Fueron dos personas en representación del Ministerio de Cultura de la Ciudad, un asesor y un funcionario que trabaja hace años en el área. Y nadie más. Como eran los únicos funcionarios presentes, todos los cuestionamientos se dirigieron a ellos. Intentaron mostrar buena voluntad, pero lo único que podían repetir, una y otra vez, es que casi todo estaba fuera de su alcance y que el planteo correspondía a otra área de gobierno. Pilatos no lo hubiera hecho mejor. Quizás no era su culpa (aunque a veces parecían casi disfrutar de su falta de capacidad para hacer algo) pero, como dijo o sugirió Nicolás Fernández Bravo, de pequeños actos de desidia, desinterés e ignorancia también están hechos los genocidios. “No sé”, “no me corresponde”, “no puedo hacer nada” –básicamente: que se jodan, a mí qué me importa?. Ninguna repartición pública parece tener la capacidad para hacer algo y obviamente falta la voluntad política de alguien con la autoridad suficiente para autorizarlo –algo que, desgraciadamente, era de esperar en esta administración derechosa, pero que también sorprende por su absoluta ineficiencia . Que después no batan el parche de la capacidad de gestión porque no la tienen. Que no engañen más a la gente.
El tema de los (des)compromisos, la ignorancia y el desdén son particularmente importantes porque no hacen más que continuar una política centenaria. Son las pequeñas acciones cotidianas de desoír, desdeñar, ignorar, burlarse, estigmatizar y discriminar que, acumuladas a lo largo de cientos de años, llevaron –más que las guerras y la fiebre amarilla- a la disminución y casi desaparición de la población afro-argentina.
Del evento, sin embargo, se pueden rescatar al menos algunas cosas:
1) El compromiso y la lucidez intelectual y ciudadana de la legisladora por la Ciudad Diana Mafia (creo que no la voté, pero prometo que la próxima vez lo hago!) gracias a cuyas gestiones se realizó la reunión. Ya desde su cargo de Defensora Adjunta del Pueblo - hace unos años- fue uno de los pocos funcionarios que se preocupó por el tema de los afrodescendientes, Ahora, como legisladora, mantiene y redobla su compromiso: gracias a ella las actividades del Movimiento Afro Cultural fueron declaradas de intéres cultural y social (ver entradas anteriores en el blog) y es, en este momento, quien más intenta evitar el desalojo. Daba algo de pena por el estado de las cosas en nuestro país ver cómo sus agudas reflexiones en defensa de la multiculturalidad chocaban con la inoperancia y chatura gubernamental. Pero reconfortaba, a la vez, saber que al menos alguien que nos representa lo hace con sensibilidad, compromiso y alto nivel intelectual.
2) La sensatez y la sagacidad de los discursos reivindicativos por parte de los representantes de afrodescendientes y pueblos originarios acerca de la necesidad y el lugar de la cultura en la transmisión de valores, saberes y formas de estar-en-el-mundo. Aún para un antropólogo que ya lo sabe y ya lo escuchó, los discursos de Diego Bonga, Jimmy Santos y Olga (perdón, no sé su apellido) del Movimiento Quechua Aymara resultaron emotivos e incuestionables.
3) La presencia solidaria, ya mencionada arriba, de los representantes de organizaciones dedicadas al activismo político y cultural afro.
Para lamentar, y para preguntarse una y mil veces por qué, la ausencia de representantes de las muchas comparsas de candombe que tenemos en la ciudad (a excepción, como ya dije, de la presencia de Jimmy Santos). ¿Creerán que el tema no les concierne? ¿Para qué tocan los tambores, entonces?

A continuación, reproduzco una nota de Crítica (no la conocía, la saqué del blog de Diana Maffia) que muestra los argumentos de los funcionarios (empleados?) de Cultura. Aunque la nota es de junio, las expresiones son exactamente las mismas. También, una declaración que presentamos en la reunión, redactada conjuntamente con Nicolás Fernández Bravo, que esperamos sirva de alguna manera como peritaje antropológico sobre el tema.

El Movimiento Afro Cultural en el diario Crítica

cultura afroporteña en peligro
Bonga Bonga o desalojo
La comunidad negra en la Argentina reclama al Gobierno de la Ciudad un nuevo lugar para el centro que desde 2000 funciona en una fábrica abandonada. La respuesta oficial.

Por Patricio Féminis
Diario Crítica, 11.06.2008, sección Culturas

“Sí, me agarró la máquina.” Javier Bonga se mira el dedo lastimado por la pulidora con la que fabrica tambores de candombe y sus palabras flotan con un eco opaco: en el inmenso galpón de Herrera 313, en el barrio porteño de Barracas, faltan días para el desalojo anunciado, la orden que no tardará en llegar para el Movimiento Afrocultural Bonga, al que el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad aún no le garantizó un espacio nuevo para poder seguir llevando adelante su proyecto de difusión, rescate e investigación de la identidad afro en Buenos Aires. “Fue la máquina”, repite Bonga, mientras un pedazo de venda cae al suelo y la herida queda expuesta. Alrededor suyo, niños y adultos se preparan para la clase de candombe que dictará, en una ceremonia de tambores fabricados a mano que se templan sobre llantas viejas, alrededor de una fogata.
Los hermanos Javier y Diego Bonga –referentes del Movimiento– saben que el desalojo es inminente pero dicen que resistirán, ya que eso es lo que hacen desde el 87, cuando llegaron desde las villas de Montevideo.
En ese año empezaron en la calle Perón y en el dos mil tomaron esta fábrica de ascensores abandonada que transformaron en centro cultural, a pulmón, para mantener y revalidar la cultura afro, que aún sigue acallada en Argentina. O debería decirse, negada: condenada al recuerdo pintoresco de los repartidores de velas y empanadas en el 25 de Mayo, aunque los negros hayan puesto el cuerpo como esclavos y en las guerras de independencia, una realidad que el discurso estatal y educativo procuraron ocultar.
El ayer y el hoy tienen signos en común: en el Centro Cultural Bonga aún pelean para que se reconozca esta tradición viva, para que una vez más la historia no los abandone.
En este galpón de chapas de Barracas, un barrio partido en dos por la autopista, se dictan clases de candombe, capoeira de Angola y danza afro; los mellizos Bonga –de 45 años– forman a diversas generaciones en este arte que moviliza, pero a la vez esperan –sin disimular tensiones– la carta de desalojo que les dará un plazo de 5 a 10 días para dejar el lugar. Y todo podría quedar en el aire: los proyectos de integración social; el diálogo con la comunidad; la propuesta del director general de Promoción Cultural en el Ministerio de Cultura porteño, Baltazar Jaramillo: relocalizarlos en alguno de los tantos espacios vacíos con que cuenta la Ciudad, para que perdure el que llaman el “último quilombo de Buenos Aires”.
Es jueves y a las ocho de la noche empieza la clase: son negros y blancos reunidos por este ritmo que hace latir los cuerpos, en diálogo secreto con la tradición negra, pero el tiempo y las opciones se alejan para el Centro Bonga, que participó del resurgimiento del candombe por las calles de San Telmo.
¿Adónde irá la Hermandad Afrocultural Bonga, que agita tambores y una cultura que no se calla? ¿Adónde se radicarán las mujeres y hombres que viven en este profundo galpón que reclama Solci S.A., una empresa que nadie sabe si existe o no? “Deberán sacarnos por la fuerza.
Resistiremos hasta el final, igual que los ancestros.” Es Diego Bonga el que habla con años de experiencia como docente de capoeira: “Si bien esto se trata de lo afrocultural en movimiento, es también la reivindicación que la sociedad y el Estado deben hacer sobre el aporte de nuestros ancestros durante quinientos años. Pero aún están el racismo, la discriminación, y no nos contemplan. No hay una visibilidad de los negros en Argentina”.
A principios de año la actividad del Movimiento Afrocultural Bonga fue declarada de interés cultural en Buenos Aires. “Hemos hecho todas las gestiones legales –dice Diego Bonga–. Agotamos todas las medidas pero todavía no tenemos una respuesta concreta. Son muy lentos los pasos burocráticos. No contamos con los recursos como para tener un abogado que se dedique a pleno: si lo tuviéramos, más de una cosita se destaparía. Los terrenos de Barracas están muy valorados.”
Pero para Máximo Merchensky, asesor de Baltazar Jaramillo, el problema no es de Cultura de la Ciudad: “Ese es un espacio intrusado: es propiedad privada. Si bien lo han puesto en funcionamiento y llevan adelante un trabajo cultural, eso no tiene nada que ver con el desalojo que decidiría la Justicia porque han ocupado un espacio ajeno”.
Y habla de propuestas y requisitos: “Es una actividad interesante, sí, pero no pueden agarrarse de su trabajo cultural para tomar un espacio que no les es propio, o para reclamar una vivienda ajena porque hay problemas habitacionales”. La lógica es clara: “El problema central no es de Cultura, sino que tienen miedo de quedarse en la calle. Lo judicial y lo cultural van por carriles distintos. Nosotros no podemos pasar por arriba de la Justicia”, dice Merchensky.
Entonces, ¿qué opciones propone el Gobierno para que no se corte abruptamente la tarea del Movimiento Bonga? ¿Existe voluntad política de reconocer a la cultura afro y a sus ceremonias? “Estamos viendo –afirma Merchensky– la forma de que se llegue a la cesión en uso precario de algún inmueble en Buenos Aires, pero son trámites legislativos que llevan tiempo y exceden a Cultura. Insisto: no pueden basarse en la presión de un desalojo como argumento. La expropiación no era la salida más simple y a la cesión la debe tratar la Legislatura.”
Pero hay una responsabilidad que sí debe discutirse, afirma Diana Maffía, legisladora por Coalición Cívica: “El rol de Cultura de la Ciudad es integrar a las diferentes culturas. Si el trabajo que llevan adelante es válido, habrá que garantizarles otro espacio. Si bien el PRO mostró buena voluntad, aún no se está tratando: esperamos que llegue a tratarse esta semana”.
Los plazos son inminentes: el desalojo debía llegar a fines de mayo y con la intervención de Maffía –ante la jueza que instruye en la causa– lograron demorarlo. “La cesión es la forma más viable –dice Maffía–. Ellos no quieren ser propietarios, sino trabajar en un espacio y ponerlo en funcionamiento.
En un primer momento la Ciudad propuso cederles unas horas en alguno de los 44 centros culturales que existen. Decir eso es no entender a la cultura afro, a sus prácticas, ya que la capoeira y el baile implican tiempos que no se resuelven en dos horas: hay toda una puesta del cuerpo, y una espiritualidad, que lleva horas. Además, el templado de tambores requiere un lugar especial”. Para Maffía, “ceder espacios vacíos es constante en Buenos Aires: basta ver todos los que se cedieron entre octubre y diciembre de 2007, antes de que se fuera Telerman”.
De los espacios sin uso con que cuenta la Ciudad, los Bonga solicitaron uno en Isabel la Católica y Suárez, a pocas cuadras. “Tenía que ser en una zona cercana, ya que es un barrio vulnerable y a la gente le cuesta trasladarse. Allí hay un proyecto de contención social, que no hace el Gobierno, para jóvenes que de otro modo no tendrían forma de expresarse: están involucradas más de 200 personas”, cuenta Maffía, y apela a la voluntad política del PRO –con mayoría legislativa– “para evitar el desalojo violento: si uno castiga la usurpación, pero no da alternativas, ¿cuál es el mensaje? Que no se le da importancia a un centro que sostiene la identidad negra en Buenos Aires. Sería dar pie a que no exista la cultura afro, que se la siga negando. Eso es no reconocerles sus derechos”.
Y la comunidad negra en Buenos Aires aún espera alzar la voz para proyectarse al futuro. Diego Bonga evalúa: “Cuando hablo de ayudar al Movimiento Afrocultural, no digo ‘vengan a ayudarnos a nosotros’. Ayúdenos a ayudarse, porque somos los pocos que vamos quedando que tenemos algo para transmitir”.
Los Bonga seguirán batiendo parches adonde sea: confían en sus ancestros y en los negros viejos que “no están en la universidad sino en las villas”, y que les transmitieron su bendición, los valores, el respeto por la naturaleza y por los demás.
El Estado –dice Diego– debería considerar a las tareas del Movimiento Afrocultural como patrimonio cultural inmaterial. “Tienen la obligación de ampararnos y está en la Constitución. Nosotros no somos dinosaurios desaparecidos sino sobrevivientes. Hemos resistido desde siempre: es algo que llevamos en las venas.”


Fuente: http://www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=5991

Movimiento Afro Cultural - Peritaje Antropológico

Intervención de los antropólogos Alejandro Frigerio (CONICET) y Nicolás Fernández Bravo (UBA) en el marco de la Mesa de Diálogo convocada por la Legislatura Porteña para analizar la solicitud realizada por el Movimiento Afro Cultural el 21 de Abril de 2008.

En la Argentina, la intervención de los antropólogos en calidad de “peritos” o expertos en el campo de la cultura es una práctica poco extendida. No obstante, en otras sociedades se trata de una práctica bastante habitual para la evaluación y el diagnóstico de situaciones culturalmente complejas, en donde el parecer de los involucrados puede ser susceptible de interpretaciones subjetivas o carentes de sustento teórico y técnico.
El motivo que nos convoca hoy en este recinto ha sido materia de debate y opinión entre activistas, funcionarios, periodistas, técnicos, artistas y un extenso conjunto de personas que se han mostrado solidarias a la causa del Movimiento Afro Cultural y su inminente desalojo. Consideramos que esta Mesa de Diálogo, si bien no constituye una instancia judicial, necesita del acompañamiento técnico de la antropología que, en tanto disciplina experta, permite argumentar sobre las alternativas posibles para las demandas del Movimiento Afro Cultural de cara a la resolución de las mismas de una forma seria, profesional y consistente.
La antropología tiene dos características principales: dar una perspectiva holística (totalista) de los ambientes en donde se producen determinados fenómenos, y afirmarse en la visión de los otros sobre los hechos que están bajo análisis. La antropología es una ciencia social que está capacitada para confrontar diferentes argumentos que puedan darse sobre sucesos determinados, así como para mediatizarlos a través de sus métodos. Da la oportunidad para que esos discursos se escuchen (confronten) entre sí, modificándose al mostrarse coincidencias y disparidades entre lo dicho por los distintos protagonistas sobre una cuestión particular.
La antropología usa metodologías de interferencia, involucrándose en esos diferentes puntos de vista al proponer en lo que se llama "trabajo de campo" una constitución múltiple de los acontecimientos a examinar. La multiplicidad de voces y narrativas no es un impedimento técnico a la hora de llegar a conclusiones, puesto que abre un abanico de significaciones, que pueden llegar a tener una importancia epistemológica equivalente.

Si bien en los últimos quince años la ciudad de Buenos Aires ha asistido al desarrollo y fortalecimiento de un amplio espectro de actividades culturales que rescatan componentes africanos – como lo son el candombe, la capoeira, las danzas afro, ciertos elementos del tango, muestras y exhibiciones de fotografía, cine, charlas y debates sobre la presencia de los afro-descendientes y el legado histórico de su memoria – existen ciertas características que hacen que el denominado Movimiento Afro Cultural sea un grupo comunitario – cultural único. En función de nuestro conocimiento genuino y prolongado en el tiempo de las características del mismo, es posible afirmar que:

1) Se trata de un grupo de personas que, en su conjunto, enfatizan específicamente en el uso de la cultura como una forma de inclusión social. Existen otros grupos de personas que toman elementos de la cultura africana para la difusión y el desarrollo de técnicas preformativas, aunque no necesariamente con una orientación social. En el caso de otras entidades privadas (centros culturales, escuelas, institutos) que venden cursos y dan clases de este tipo, el énfasis se encuentra en la producción de la cultura y sus manifestaciones objetivas, y no tanto en la reproducción del grupo como un conjunto de personas que permiten su existencia misma en un contexto de respeto por la diferencia cultural. Mediante este uso de la inclusión social, el grupo permite estimular la imaginación de nuevas y creativas formas de expresar la cultura sin que esta devenga en bien de cambio. Hacen posible que jóvenes afrodescendientes –pero también otros de diferentes condiciones sociales y étnicas- aprendan un oficio cultural-musical , se enorgullezcan de este legado y encuentren contención social que no hallan en otros ambientes.

2) El Movimiento Afro Cultural es uno de los pocos (y probablemente el único en su tipo), liderado y compuesto, en buena parte, por afro-descendientes, quienes son reconocidos públicamente como los representantes de un espacio legítimamente constituido. Si bien existen un conjunto de asociaciones y ONGs que retoman explícitamente el carácter “afro-descendiente” de sus miembros, la extensión, consistencia y coherencia de los mismos ha variado con el curso del tiempo. Muestra de ello son algunas de las actividades que regularmente convoca el movimiento, en las cuales participan voluntariamente afro-descendientes que habitualmente se muestran escépticos ante el eventual “uso” de su participación. El pasado 20 de noviembre de 2007, día de la Conciencia Negra, una verdadera multitud de afro-descendientes y residentes africanos negros se congregaron espontáneamente en la sede del Movimiento. Durante el desarrollo de La diáspora africana en Movimiento, en el Centro Cultural del Sur del Gobierno aquí presente, en Junio de 2008, uno de los espectáculos que mayor atención concentró fueron – precisamente – las presentaciones del Movimiento Afro Cultural. Estos hechos cuestionan contundentemente cualquier posible argumentación sobre la “invisibilidad” o “disgregación” de los afro-descendientes en la Argentina.
3) Se trata de un grupo que fomenta un la conciencia panafricana, estimulando el orgullo, la identidad y la preservación de la memoria negra. Este fomento se da en el marco de una comunidad abierta, la cual reside en un mismo espacio físico, permitiendo así la integración de sus miembros en un colectivo que evoca contemporáneamente a las antiguas sociedades de esclavos libertos, comúnmente denominados Quilombos. Si bien otras entidades apelan a estas ideas, el Movimiento Afro Cultural lo hace en tanto legado universal para todo aquel que se acerque con respeto hacia la cosmovisión o “forma de ver y estar en el mundo”. Prueba de estos principios son la enorme cantidad de personas que, independientemente de su color de piel, origen, clase social, se han formado y participan de las actividades del Movimiento.

4) Sus líderes tienen una larga historia de activismo y compromiso cultural, siendo los únicos sobrevivientes del Grupo Cultural Afro que a fines de la década de 1980 fue pionero y clave en la difusión del candombe en Argentina. Uno de sus miembros fundadores, José Delfín Acosta, fue asesinado por la Policía por salir en defensa de migrantes afrobrasileros que estaban siendo detenidos sin motivo. No obstante, su participación pública ante situaciones de violencia racial, discriminación y violación de derechos humanos siempre se ha desarrollado en el marco del diálogo y la búsqueda del entendimiento basado en el respeto.

5) El grupo en su conjunto, y los estudiantes en proceso de formación, bregan por la excelencia docente y por prácticas performativas que permitan el entendimiento de los fundamentos teóricos de las expresiones artísticas. Si bien existen muchos practicantes de las expresiones culturales de origen africano (en lenguaje coloquial, están “de moda”), son muy pocos los que enseñan y practican coherentemente con los fundamentos que le dan origen. En muchos casos, buenos artistas no demuestran un compromiso real con el grupo social que da origen a las prácticas, mientras que personas comprometidas con los objetivos que dan causa a las reivindicaciones del conjunto afro, no son necesariamente buenos artistas.

La historia del legado y la presencia africana en la Argentina ha estado estrechamente asociada a la disgregación, fragmentación y mestizaje de sus miembros – en las circunstancias más benignas – y a la violencia física y psíquica que condujeron a la muerte y desaparición de muchos de sus miembros – en las circunstancias en las que sus derechos fueron violados. Las dificultades de asociación voluntaria existentes en la actualidad, las cuales son el fruto de la marginalidad persistente, hacen que revertir esta tendencia se haya topado con obstáculos de manera recurrente. Para el sentido común de muchas personas, los negros no están organizados, se pelean entre ellos, se manifiestan violentamente, y – en definitiva – no quieren trabajar. Los resultados generados por el Movimiento Afro Cultural son una prueba de que estas maneras de ver a los otros aún hoy se encuentran ancladas en el prejuicio y son manifiestamente falsas.

Por estas razones, que encuentran su fundamento en la comprensión del significado de las actividades del Movimiento Afro Cultural, consideramos que la única forma de reproducción social del grupo de afro-descendientes congregados en torno al Movimiento, es mediante la garantía de un espacio físico que posibilite la continuidad material de la vida simbólica asociada a su cultura.

Buenos Aires, a los 29 días del mes de Julio de 2008

Alejandro Frigerio y Nicolás Fernández Bravo

Alejandro Frigerio es Doctor en Antropología por la Universidad de California, Los Angeles, Investigador Independiente del CONICET y profesor en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Desde la década de 1980 se encuentra involucrado a las distintas manifestaciones de la cultura afro en Buenos Aires. Ha publicado extensamente sobre cultura, identidad y religión afroamericana.
Nicolás Fernández Bravo es antropólogo y profesor de Historia de Asia y África Contemporánea (UBA). Ha dirigido la Oficina del Centro Carter en Mozambique y trabajó en el campo de los derechos humanos en Argentina, Sudáfrica, Angola, Jamaica, Nicaragua y Mozambique. Desde 1998 se encuentra ligado a las actividades del colectivo de africanos y afro-descendientes en Buenos Aires. Es asesor del Movimiento de la Diáspora Africana en Argentina.