sábado, 18 de octubre de 2008

La realidad de ser Madre Negra en nuestra patria (II)

El comentario de Pablo liga el pasado descripto en la nota de Veintitrés al presente que es omitido por la casi totalidad de los medios de comunicación: aún existen afroargentinos y continúan, en su mayoría, viviendo en la pobreza (especialmente aunque no sólo en el interior); las desigualdades son mayores de acuerdo al género y sus penurias cotidianas, como su existencia, continúan .invisibilizadas.
El caso también nos muestra la forma persistente y multiforme del racismo que, desde hace ya demasiado (¡cuánto?) caracteriza a nuestra sociedad y a casi todas las latinoamericanas. El espectro de formas y actos de discriminación es amplio e insidioso: desde las maestras y compañeros en la escuela a la sospecha y alarma por prácticas religiosas (lo saben también los miles de practicantes blancos de religiones afroamericanas que hay en nuestro país); la racialización naturalizada de la pobreza, la desidia de los organismos que deberían involucrarse, la de quienes se dicen sus representantes y por último, la adscripción a otras causas por las muertes que ya deberíamos, como dije alguna vez, empezar a reconocer como de “odio racial” (hate crimes como les dicen por el norte del continente…) (o, en este caso, producida por el odio racial...).
Personalmente, pienso que la nota de Veintitrés es un aporte meritorio siempre que no clausure el universo de la discusión que debe, necesariamente, prolongarse hasta nuestros días….

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