Comentario de Norberto Pablo Cirio
La nota está muy bien tramada y la tapa excelente, en ese aspecto nada que decir. Sin embargo, advierto que en el caso negritud argentina, parece ser más fácil hablar del pasado, incluso para reivindicarlo, que meterse con el presente, pues aún es un lujo que la prensa considere al tema afroargentino como contemporáneo.
Veo que concordamos, Alejandro, en que la situación de los afrodescendientes del tronco colonial, la de los recientes africanos residentes en el país y la de las colectividades de inmigrantes del África y sus descendientes poco o nada cambiará.
Hoy es el día de la madre y en la ciudad de Corrientes una madre afrocorrentina no tendrá nada que festejar ya que una de sus hijas se suicidó hace un par de meses. Cansada de cargar con el estigma de ser de piel oscura y de ser señalada porque en su casa se venera a una imagen tan poco comprendida como san Baltazar, harta de que le griten "negra hambreada" y de recibir sopapos de su maestra bajo el lema “vos nunca vas a ser abanderada porque sos negra”, esta niña de apenas veintiún años se pegó un tiro en el estómago y falleció, luego de unos días, en el hospital.
Por supuesto que los diarios locales titularon al hecho como “suicidio pasional” (por lo que se entiende por qué pasó desapercibido para el revistero antropológico).
Por supuesto que el INADI Buenos Aires, en perfecto conocimiento de la causa desde julio de 2007, no hizo absolutamente nada.
Por supuesto que la delegación INADI no movió un pelo al presente.
Por supuesto que este hecho no quedará impune porque ni la familia (cuyo nombre preservo por ahora), ni la Cofradía del San Baltazar del Barrio Cambá Cuá, ni yo en lo que pueda ser útil (pues no conozco otra antropología que la del compromiso social) haremos lo imposible para que la sangre llegue nuevamente al río. Mientras tanto, sigan las notas de color y de ocasión....
Veo que concordamos, Alejandro, en que la situación de los afrodescendientes del tronco colonial, la de los recientes africanos residentes en el país y la de las colectividades de inmigrantes del África y sus descendientes poco o nada cambiará.
Hoy es el día de la madre y en la ciudad de Corrientes una madre afrocorrentina no tendrá nada que festejar ya que una de sus hijas se suicidó hace un par de meses. Cansada de cargar con el estigma de ser de piel oscura y de ser señalada porque en su casa se venera a una imagen tan poco comprendida como san Baltazar, harta de que le griten "negra hambreada" y de recibir sopapos de su maestra bajo el lema “vos nunca vas a ser abanderada porque sos negra”, esta niña de apenas veintiún años se pegó un tiro en el estómago y falleció, luego de unos días, en el hospital.
Por supuesto que los diarios locales titularon al hecho como “suicidio pasional” (por lo que se entiende por qué pasó desapercibido para el revistero antropológico).
Por supuesto que el INADI Buenos Aires, en perfecto conocimiento de la causa desde julio de 2007, no hizo absolutamente nada.
Por supuesto que la delegación INADI no movió un pelo al presente.
Por supuesto que este hecho no quedará impune porque ni la familia (cuyo nombre preservo por ahora), ni la Cofradía del San Baltazar del Barrio Cambá Cuá, ni yo en lo que pueda ser útil (pues no conozco otra antropología que la del compromiso social) haremos lo imposible para que la sangre llegue nuevamente al río. Mientras tanto, sigan las notas de color y de ocasión....
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