Interesante, provocativa -y en ocasiones hasta irritante- nota
del diario Tiempo Argentino, que entrevista a varios referentes de la percusión
(de escenario y callejera) de la ciudad. Presenta numerosas afirmaciones
cuanto menos polémicas -cuando no inexactas- pero refleja la diversidad de opiniones sobre la historia
y actualidad del género y la labor de
reconstrucción histórica y de la memoria que realizan y realizaron varios
músicos. Dicha labor muestra una necesidad aún no del todo bien cubierta por
la academia, pese al incremento en la producción local y, también, ya la
pérdida de su monopolio -si alguna vez lo tuvo- sobre las interpretaciones del
pasado y los orígenes de los géneros musicales. Los entrevistados realizan una sugerente
mezcla de arte, reconstrucción histórica y militancia social.
El artículo evidencia, asimismo, la influencia de la
posición en el campo candombero y percusivo en la valoración de determinadas actividades. La afirmación de Martirena sobre el "nuevo
candombe argentino" puede resultar particularmente polémica, pero señala
una cuestión importante: dejando por un momento de lado la notable cantidad de
tamboreros uruguayos activos en la ciudad, ¿cómo empezar a conceptualizar una
práctica cuyo origen es inequívocamente (afro)uruguayo pero que ya está siendo
practicada y difundida por cientos -ya casi miles- de argentinos en muchas de
las principales ciudades del país? ¿Podrá o debería su origen seguir
condicionando la manera en que es percibido y practicado, y por cuánto tiempo
más? Lo mismo sucede con las religiones de origen afro presentes en el país. ¿Son
"afrobrasileras"? ¿"de origen afrobrasilero"? ¿"brasileras"?"¿
de origen africano"? ¿"afroamericanas"? Con casi cincuenta años de presencia en el país y una abrumadora
mayoría de practicantes argentinos, ¿cómo habría que denominarlas? ¿Qué tan importante -y por cuánto tiempo- es
el origen de una manifestación cultural? ¿Deja de serlo recién cuando aparecen
características locales propias suficientemente relevantes? ¿O cuando el número
de practicantes locales pasa a ser abrumadoramente mayoritario? Un tema que será
fuente de disputas por varios años más....
Ya menos inequívocamente errónea es la trivialización de las Llamadas
independientes Lindo Quilombo como una "preLlamada". Posición que el cronista parece
compartir de manera acrítica y que menosprecia o ignora un esfuerzo sostenido y valioso
por cuestionar la espectacularización y la utilización de las
llamadas por parte del gobierno de la ciudad (particularmente éste) cuando la práctica del
candombe sufre una serie de trabas, dificultades e inatenciones el resto del
año. Pensar por qué, cómo, para qué y para quién se realiza una costosa,
sacrificada y bellísima muestra de cultura
popular no debería ser visto como un impedimento sino más bien como una
condición para evitar su banalización y para la reivindicación de memorias históricas,
identificaciones étnico-raciales y, de manera más general, otras causas
sociales relevantes.
Tiempo Argentino, 26 de noviembre de 2011
El baile ocupa las calles
Tambores de este lado del Río de La Plata
Desde hace unos años el revisionismo por la historia
de los ritmos africanos y la necesidad de investigar las raíces de la música
latinoamericana influyeron en una gran afluencia de grupos que, entre bombo y
tambor, invitan a levantar los pies del suelo.
Por: Sebastián Duarte
En los últimos diez años, el fenómeno de los tambores
acapara la atención tanto de jóvenes como de familias enteras en Buenos Aires.
Cientos de agrupaciones se han organizado en la búsqueda de los ritmos de
raíces latinoamericanos con ascendencia negra y tribal de cada región. El
revisionismo lleva a muchos músicos a estudiar y rescatar los ritmos del tambor
y sus significados. Claudio Artigas Martirena no es argentino, sino charrúa. En
la década del '80, se transformó en un eslabón fundamental en la fomentación de
la recuperación de los ritmos de los tambores en la calles de Buenos Aires.
Desde hace muchos años, todos los domingos, junto a Las Lonjas de San Telmo, la
agrupación que dirige, recorre los empedrados de la calle Defensa, divulgando
la cultura de ascendencia negra en las orillas rioplatenses. "Nací en un
conventillo en el Barrio Sur de Montevideo. Vine en los '80 a tocar al estadio
Obras junto al grupo Morenada. Esa misma noche, conocí a mi mujer y nunca más
me fui. Traje la cultura de Uruguay. Aquí no había tambores. En 1997 fundé Las
Lonjas de San Telmo, mi escuela de tambores. Tuve que revisar la historia
argentina para saber qué sucedió. No quedó registro sobre el candombe local.
Sin embargo, hoy me dedico a difundir el nuevo candombe argentino",
explica.
Mientras que Artigas Martirena al principio se ocupó de
divulgar su experiencia traída desde el otro lado del río con los parches de
cuero, el argentino Daniel Buira encontró su lugar en el mundo de lo rítmico a
través de La Chilinga, uno de los colectivos de tambores más importantes de
Buenos Aires. Antes pasó por el grupo de rock Los Piojos, y se transformó en
uno de los primeros en mixturar el candombe con el rock nacional. "A
principio de los '90, viajé mucho por Latinoamérica y estudié en cada país.
Comprendí que en Buenos Aires había una desvalorización de nuestro ritmo
porteño y que era mi deber enseñarlo." Fue así como en 1995, Buira, ya
alejado de Los Piojos, fundó La Chilinga. "Nada se imita, todo se acciona.
Y a los ritmos que tomamos de otros folklores, les damos el toque de nuestro
corazón. Entendí el folklore a través de lo que el pueblo después canta o
palmea. Así encontré la riqueza cultural", añade Buira.
Es claro que nuestro instrumento rítmico regional es el
bombo legüero. Según cuentan los estudiosos, el cruce entre el criollo con el
esclavo africano fue fundacional para su creación. Uno de los grandes expertos
sobre el tema es Carlos Rivero, docente en la Escuela de Música Popular de
Avellaneda hace más de 20 años, y director musical de Los Bombos Legüeros.
"El bombo es un instrumento representativo y tradicional de nuestro
folklore. A diferencia de otros tambores, el bombo cuenta con una fricción
distinta porque tiene parche con pelos. Dentro de la chacarera, existe una
fusión y un nexo con lo afro y árabe, existe una combinación de ritmos binario
y terciario. Es una unión de los pueblos originarios con quienes llegaron a
nuestras tierras como esclavos. En la zona de Santiago del Estero había muchos
negros. Y es allí desde donde se difundió con mayor fuerza el bombo
legüero", explica el músico y docente. Tanto para él como para Buira, el
rock dio una gran mano a los ritmos de los tambores desde la década del '80.
“Desde hace algunos años el bombo se incorporó en el rock y hasta en músicas de
México y Brasil. Trascendió fronteras. Cae bien porque tiene mucha esencia de
ritmos de tierra. Aquí fue fundamental cuando Divididos versionó 'El Arriero',
de Atahualpa Yupanqui. La Bersuit también sumó candombe", opina Rivero al
respecto. Por su parte, Buira, además de la búsqueda del rock por el tambor,
también analiza el tango y su vínculo con los sonidos de la negritud.
"Tiene su origen en la raza negra. La palabra tango venía del tangó.
Tangó, a su vez, significaba tambor. Los negros decían 'tocá tangó'. El ritmo
del tango, que siempre lleva bandoneón, antes llevaba tambor. La desaparición
de la cultura negra de este lado del río hizo que el bandoneón ocupara su
lugar. Respecto al rock y su búsqueda de mixturas, creo que 'Verano del '92',
de Los Piojos, y 'Matador', de Los Fabulosos Cadillacs, fueron los que marcaron
tendencia", explica Buira.
La diversidad de culturas y razas que abundan en Argentina
lleva a otras agrupaciones a interesarse en la difusión de ritmos negros de
diferentes partes de América y mezclarlas con excelentes resultados. La Bomba
de Tiempo es la más famosa de todas. Desde el Centro Cultural Konex, los lunes
de todas las semanas y un sábado al mes esta agrupación marca el pulso porteño
con miles de personas –además de público local, predominan los turistas– que
danzan sin cesar frente a sus 17 percusionistas. Alejandro Oliva es uno de sus
integrantes y de sus directores musicales. Sin duda, es un apasionado por los
tambores y lo experimental. "La Bomba, a diferencia de otras agrupaciones,
cuenta con un lenguaje particular: la improvisación, el aquí y ahora. Quien
dirige, lo hace a través de señas. Organizamos a partir de la propuesta del
músico. Creemos que es lo más genuino." Para mezclar su propuesta, La
Bomba de Tiempo suele invitar a artistas de diferentes estilos musicales a sus
espectáculos. Han pasado Jorge Cumbo, Teresa Parodi, Kevin Johansen, Hugo
Fattoruso y Raúl Barboza, entre otros tantos. "Cuando vienen invitados, la
idea también consiste en que improvisen. Los invitamos a la aventura",
revela el talentoso músico. A su vez, Oliva aprovecha para contar que su grupo
cuenta con una particularidad: sus integrantes llegaron desde diferentes
estilos musicales. "Yo venía de la música culta, la ocular. Y hay quienes llegaron
de otros estilos. Hay quienes venían del jazz y del rock, pero también quienes
directamente venían del candombe, de lo afroperuano y lo afrobrasilero. Se
juntó todo", rememora. Así como La Bomba se pasea por diversos ritmos afro
en el marco de la experimentación, Cafundó se encarga particularmente de
rescatar los ritmos afrobrasileros, pero especialmente el samba reggae, cuyo
epicentro es San Salvador de Bahía. Su director, Ezequiel Szusterman, narra que
a los 23 años se fue a Curitiva a estudiar Música Popular Brasilera.
"Después me fui solo a Río de Janeiro y me metí en los bares, para
conectarme con los grupos de batucadas. Al regresar, me di cuenta que lo mío
era todo eso. Allá cada uno toca su tambor y todos son lo mismo. Por ejemplo el
panadero se detiene a tomar un trago y el resto sigue. Hay mucha libertad. La
gente está bailando. Todo se arma en función de la fiesta popular",
cuenta. Pero para Ezequiel, lo crucial llego después, con sus viajes a Bahía.
“Me involucré con el samba reggae. Tenía mi grupo Saravá, pero cuando regresé
nos juntamos y armé Cafundó. Ensayábamos en la plaza de Pappo, en la Paternal.
Crecimos tanto que hasta llegamos a tocar en el carnaval de Bahía." ¿Cómo
surgió la posibilidad? Ezequiel se entusiasma: "En 2011 realicé mi cuarto
verano estudiando en San Salvador y presenté un proyecto que fue bien
catalogado. Este año, el 17 de febrero, tocamos por primera vez en su carnaval.
Nos invitaron ellos. El promotor fue Pacote Do Pelo, uno de los fundadores de
Olodúm. Tocamos en el Pelurinho." A pesar de que la mayoría de las
agrupaciones de tambores están dirigidas por varones, también hay quienes se
encargan de plantear propuestas rítmicas con formaciones exclusivamente
femeninas. Tal es el caso de Paola Fassi, que dirige musicalmente a Tamborelá.
Y en su largo aprendizaje por sonidos e instrumentos, llegó a viajar a Cuba,
como para nutrirse de buena fuente. "Me involucré en tambores de las
religiones africanas. Sus tambores y sus toques responden a las religiones, por
ejemplo yoruba, arará o bantú", explica ella, y añade que "en los
últimos diez años, hay un revisionismo que se fue transmitiendo en los diversos
países de América. En Argentina se puede estudiar lo que quieras a nivel
tambores. Vinieron cubanos, peruanos y brasileros a enseñar." Convencida
en el poder que ejerce el tambor, Paola lo traduce de la siguiente manera.
"En el tambor podés encontrar un ritmo y conversar un sonido con otros
tambores. Es algo realmente apasionante", concluye. «
La comparsa Yumba -una de las organizadoras de la Llamada Independiente Lindo Quilombo- en las Llamadas "oficiales". Foto: Alejandro Frigerio
las pre llamadas que anticipan la gran fiesta de carnaval
Todos los años, en el mes de diciembre –este año será el
1º–, en San Telmo se realizan las Llamadas de Candombe Independiente. Las Pre
Llamadas ya arrancaron el sábado 16 de noviembre. Uno de sus impulsores es el
uruguayo Claudio Artigas Martirena, junto a su agrupación Las Lonjas de San
Telmo. A lo largo de la calle Balcarce –desde el Parque Lezama y hasta el
pasaje San Lorenzo–, los sábados, desde las 16:30 y hasta las 21, desfilan
decenas de agrupaciones de percusión de diferentes barrios, tal como sucede en
el Barrio Sur de Montevideo. Cada grupo flamea su bandera gigante con los
colores que los caracterizan. Las Candomberas, maquilladas, bien lookeadas y de
prominentes curvas, bailan delante de cada cuerda rítmica. Y los
Tamborileros llevan pintados parte de sus rostros de negro y, mientras golpean
los parches de sus tamboriles –piano, repique y chico– marchan a pasos lentos
con sus alpargatas y unas cintas finas que recorren sus tobillos, que
simbolizan las cadenas que los negros llevaban en épocas de la esclavitud.
También cada formación cuenta con la representación de personajes básicos
dentro de lo que era la sociedad negra en el Río de la Plata de antaño, ya sea
porteña o montevideana. Estaban El Gramillero o Yuyero (médico o curandero
africano), la Mama Vieja (representa la dignidad de las mujeres negras y su
bondad suprema de madres abnegadas), el Escobero o Escobillero (el Ministro de
las naciones africanas en el candombe), y el Bastonero (lo mismo que un Escobero
pero con un bastón).
la chilinga, una cuestión social y bien barrial
A diferencia de otras agrupaciones de tambores taquilleras
de la Argentina, la Chilinga cuenta con una impronta barrial. Y posee escuelas
de percusión en Capital y en el Conurbano Bonaerense. En total son 50 docentes
que enseñan a chicos y grandes. Porque además de La Chilinga, existe La
Chilinguita, la escuela para los pequeños. "Tenemos cinco sedes: Palomar,
Coronado, Saavedra, Lomas de Zamora y Florencia Varela. Además anexos como el
ECUNHI", cuenta Daniel Líder, su fundador. La relación con instituciones
como la ex ESMA –ahora un centro de divulgación cultural–, deja en claro que
Buira cuenta con una posición tomada al respecto. De hecho, todos los 24 de
marzo –Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia–, la agrupación
suele participar activamente con una tocata en Plaza de Mayo. "La Chilinga
nació como una necesidad de revalorar, sin estar presente la raza negra, hay y
hubo un estilo rítmico oculto, que es y era bien contemporáneo y ligado al
pueblo. El tambor es un instrumento callejero, integrador, convocante. El mismo
año que formé La Chilinga también nació la agrupación H.I.J.O.S, donde tengo
muchos amigos. Desde hace 17 años, apoyamos a ellos, a Madres y Abuelas de
Plaza de Mayo y todos los organismos de lucha que lleven esa clase de
ideología", enfatiza el músico.
Agradezco a: Fernando Longobardi
Varias cosas.. Me parece muy interesante y muy buena la nota de El País en contraste con esta de Tiempo Argentino (en cuanto a candombe se refiere), y se me ocurre que se da así, en parte, por la gran experiencia que debe tener en tematica candombera el diario uruguayo y/o sus noteros, y viceversa el diario argentino. Y otra parte, esa diferencia, creo se debe a los entrevistados que abordan en cada caso (en la de Tiempo Argentino solo hay un candombero hablando). Coincido con vos Ale, en que esta nota de Tiempo Argentino tiene cosas interesantes y lo que dispara eso de "el nuevo candombe argentino" (con lo que no coincido para nada). Primero creo que lo que hacemos es candombe, y si tenemos que catalogarlo, el que se practica a gran escala es el montevideano. Lo de "uruguayo" no es correcto de por si, ya que que nació en Montevideo y de ahí se extendió al resto del Uruguay, y poco tiempo después al mundo. Tampoco es conveniente llamarlo uruguayo porque exacerba aspectos nacionalistas que terminan generando discordia y enfrentamientos entre sus cultores, en lugar de la hermandad, solidaridad y comunión, que son entre otros, fundamentos que tiene la cultura del candombe. Tampoco creo que cambie su nacionalidad o deba llamarse de otra manera por las sutiles características con las que se practica acá en la Argentina, simplemente es el candombe montevideano con algunas diferencias dado el contexto (como tampoco me imagino un candombe europeo). Creo que tendría que haber un cambio considerable en la estructura básica musical, en su practica y/o en el tipo de tambores, como para que se replantee su nombre, y en ese caso considero que volveríamos al principio, quedando solo candombe, y dada la necesidad de aclarar se le debería sumar solamente la localidad o región donde esos fuertes cambios sucedan. Para graficar: es diferente lo que hoy pasa en Bs. As. con respecto al resto del país, incluso a La Plata, por la fuerte presencia de uruguayos que hay en nuestra ciudad, y por lo vivido en los muchos encuentros y llamadas de todo el país, solo a Martirena -en una nota de un diario de mucha tirada- se le ocurre cambiarle el nombre. El resto, uruguayxs y argentinxs, sentimos que seguimos practicando candombe montevideano. Pienso que esta es la mejor manera de cuidar la cultura, aceptando los cambios, pero sin desconocer su historia, su raíz.
ResponderEliminarEs interesante ver entre 2009 y 2014 como los distintos grupos y tendencias si se quiere se han ido configurando. Ciertamente, la pertenencia nacional pareciera recrudecer tensiones. Sin embargo,no puede negarse que existan fronteras -de distinta índole, no solo de pertenencia nacional-. Por otro lado, desde que es asumida una expresión popular como PATRIMONIO de un país, pasa a ser definida en términos nacionales, y gracias a ello a ser "acompañada" y apoyada por el Estado -con sus por y sus contra-. Es decir, las declaratorias y patrimonializaciones no se realizan por ciudades. Finalmente, negar la pertenencia nacional también deshistoriza, porque nos inhibe de pensar, reconstruir, analizar el desarrollo del canombe o de los candombes a uno y a otro lado del Río (de la Plata), especialmente durante el siglo XX, que es un siglo crucial para el desarrollo -o el exterminio- de las expresiones populares -y del carnaval, por ejemplo- a ambas márgenes, y me temo que en latinoamérica en general. Esto siempre acompañó -y no fue en paralelo o aparte- los procesos de construcción de los Estados-NAción. La argentinidad se configura, y diría que se funda, en lo no-negro. Por ello, en función tanto de la HISTORIZACIÓN -y aquí hay que ir si o si al África, es decir, al proceso que atravesaron los esclavizados- como de las políticas de reconocimiento, creo que no solo es innegable (hoy...) el lógicamente utilizable el prefijo de "uruguayo", sino de "AFROuruguayo" (prefijo por el que se han volcado los últimos trabajos académicos también, ver Frigerio-Lamborghini 2009, 2011, 2012,...). No es este el mismo contexto en el que Ferreira (desde Brasil) analiza al candombe >(como montevideano) en 1999 (previo Durban, 2001).
ResponderEliminarSi no hay necesidad de resaltar la uruguayidad o la afrouruguayidad de una expresión que, creo que SI a la larga terminará reapropiada localmente con mayores o menores variaciones al punto de "argentinizarla", tampoco hay necesidad de negar sus orígenes...
Finalmente, aunque se recoja "solo una voz" -que no es la de Martirena, sino la de Martirena en ese momento, que no es la misma dos años antes o después o durante Kalakán Güé- , no debiera ser menos importante porque los demás se identifiquen o no con ella (con esa voz, no importa de quién pero si de dónde proviene), porque refleja cómo es vivida la diferencia... -las "voces otras" ¿tienen (pocos)medios?...creo que no-. Basta con poner "candombe" en google imágenes y "existen" los que tienen medios y estrategias de difusión...entonces no está mal que aparezcan "otras voces" -por otro lado el tipo es periodista, no etnógrafo-.