sábado, 15 de octubre de 2011

Y florecieron mil candombes....


Sobre el Encuentro de Candombes 
 Por Eva Lamborghini

El fin de semana del 12 de octubre (fecha no azarosa), en Los Hornillos (Traslasierra, Córdoba) florecieron mil candombes y en esto, la lluvia (que tuvo que ver con todas las dificultades del primer día), no fue la responsable. Porque lo que se experimentó (y que agradezco haber experimentado esta vez yo también) en este último encuentro es parte de un proceso iniciado hace ya varios años (2007). 
Los encuentros de candombes que vienen realizando (y aunando) –mayormente- las comparsas más jóvenes del interior y la capital del país son eventos candomberos únicos. Probablemente cada encuentro tiene y ha tenido sus singularidades con respecto a otros, pero con el correr del tiempo ciertos lineamientos y valores han ido madurando y afianzándose. Se presentan como una forma de sociabilidad novedosa y original a través de la cual candomberas y candomberos construyen comunidad (y comunión) con sus pares alrededor de la práctica común (y diversa) del toque y la danza del tambor. El candombe es una manifestación cultural que tiene otros orígenes (en este caso, hablamos de la vertiente afro-uruguaya) y que es tomada como un legado, a la vez que adaptada a las situaciones locales. Los encuentros de candombes son espacios privilegiados de cohesión social en los que se “aprehenden” cosas que retroalimentan a las comparsas en sus diferentes lugares de origen el resto del año.


Dejo para otro momento un relato o análisis más elaborado (de la charla principal se desprendieron algunos disparadores para pensar la relación entre la “libertad” de los quilombos (comunidades de esclavos fugados) y los encuentros de candombe actuales, por ejemplo). Por de pronto, comparto algunas de las imágenes más sugerentes en cuanto a condensación de significados y que tienen que ver, volvemos al principio, con el título con que iniciamos.

 La primera foto es un árbol cuyo tronco es un tambor y tiene muchos pies como raíces y muchas manos como hojas. La segunda responde a la consigna acordada de marcar con semillas los lugares de procedencia de las distintas comparsas en un mapa de la Argentina. Ambas fotos remiten a la idea de arraigo y crecimiento, expresadas a través de la imagen de semillas, en un caso, y de un árbol, en otro. Efectivamente, el candombe uruguayo ha excedido su calidad de patrimonio de una comunidad inmigrante y es parte hoy de la vida -su vida pasa en gran parte por el candombe- y de la identidad social/cultural de muchos jóvenes de todo el país. Los encuentros de candombes son probablemente una de las expresiones más contundentes de ello.