En la entrada anterior hice referencia a Wande Abimbola, un renombrado representante de las religiones africanas -o al menos, de las de origen Yoruba-. Abimbola es un académico, especialista en Ifa, a quien un consejo de babalawos (adivinos) nombró representante de esta tradición ante el mundo.
Pues bien, en esta semana llega a la Argentina el jefe de los babalawos de la ciudad santa de los Yorubas. Es complicado hasta comenzar a dar una idea de la importancia del personaje -siguiendo con el primer ejemplo, sería algo así como quien autoriza al representante mundial a serlo.
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Ilé-Ifé es considerada la ciudad santa de los Yorubas. En Ifé se supone que Oduduwa pisó la tierra por primera vez, luego de haberla creado. Allí se convirtió en el primer rey del pueblo (o al menos uno de ellos) que luego se reconocería como Yoruba. Por este motivo, todos los (sucesivos) reyes de Ifé (Ooní) proclaman ser descendientes directos de Oduduwa.
En Ifé está el templo principal dedicado a Orunmila. Orunmila y Esú fueron los únicos testigos de la creación del universo por Olodumare (Dios), y por ello son quienes conocen los destinos de todas las cosas. A través del sistema de adivinación de Ifá, Orunmila deja saber a los babalawos (padres del secreto) cuáles son los caminos correctos o deseables a recorrer por quienes los consultan.
El templo de Orunmila en Ifé se denomina Oketase. Debido al status especial de la ciudad en la cartografía e historia religiosa de los Yorubas, es considerado el templo más importante de esta deidad -según algunos, hasta lo habitó en su paso por la tierra. Su principal sacerdote es el Aragbá Agbayé, primus inter pares de todos los babalawos y estimado como el representante de Orunmila en la tierra. Como jefe de los babalawos de Ifé, su visto bueno es necesario para la coronación del Ooní de Ifé.
El domingo próximo los devotos de Orisá de todo el país tendrán la posibilidad de ver y escuchar al Aragbá en un auditorio del paseo La Plaza.
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