Anoche tuve la suerte y el honor de ser invitado a una cena en la que el Arabá Agbayé de Ilé Ifé fue presentado a los hijos de la casa de religión que, con mucho esfuerzo, lo trajo a Buenos Aires. Estaban también su hijo, el Babalawo Owolabi Awodotun Aworeni, su nuera y nieto y Obadiah Alegbe, profesor de lengua y cultura yoruba en Buenos Aires.
Pese a que casi pisa los noventa años de edad y a la diferencia horaria (en más de un sentido) con Ifé, el Babá no quiso faltar a la oportunidad de conocer a los integrantes del Egbé Aworeni Oduwole.
Desde que llegué, y mientras él descansaba, no hice más que escuchar historias acerca de su sencillez, de su humildad, de su preocupación por el bienestar de los otros integrantes de la casa -que, claro, se desvivían por por él- y de su amor por los niños presentes.
En una religión en que algunos líderes creen ser las reencarnaciones de sus orixás, es reconfortante -y todo una lección- que el Representante de Orunmila en la tierra sea sólo un hombre que se preocupa, genuinamente, por la familia religiosa que acaba de conocer casi del otro lado del mundo.
Como bien dijo Obadiah, que entiende profundamente a sus congéneres, tenemos el privilegio de conocer no sólo a un legítimo representante de la tradición, sino a alguien de la vieja escuela, pre-mundo globalizado. Aunque el Arabá ya ha visitado otros países, su subjetividad no parece haber sido afectada por las imposiciones y taras de la condición global. Quizás todos tengamos algo que aprender....
Fotos: Cuadro pintado por Carlos Vico en base a una foto del Arabá y que le fue entregado como obsequio; el Arabá; los dueños de casa (Iyaonifa Ifaseyin y Oluwo Ifaleke) entregando su presente; coro que recibió al Arabá con alabanzas en yoruba (Marisa Nascimento, Sergina Boa Morte, Aline Meyer, Ifaleke); el Arabá con Obadiah Alegbe.
Se cumple la regla: la gente verdaderamente grande -y en este caso evolucionada en su espiritualidad- es sencilla y humilde. Lamento profundamente no haber podido vivir esta experiencia.
ResponderEliminarLamentamos no tenerlo por acá! -y tan cerquita que estamos!
ResponderEliminarHermosas las fotos Alejandro con tu permiso me gustaría tenerlas enmi albun.
ResponderEliminarLas experiencias vividas con el ARABA fueron maravillosas, su sencilez y bonanza aún impregnan mi corazón de profundo amor.
Claro, Iyá! Voy a poner algunas mas en mi facebook. Le mando un abrazo.
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