martes, 30 de junio de 2009

Dossier Africa en Ñ (2)

Textos e imágenes de Africa
Por Eva Lamborghini (antropóloga)
Quizás el primer punto a destacar sobre el número especial de la Revista Ñ dedicado a África es que no gira en torno a hechos puntuales (generalmente se seleccionan los catastróficos) sino que parece partir de un interés en sí mismo. Realiza un paneo bastante amplio sobre historia y realidades contemporáneas africanas, abarcando temas tan diversos como política, Historia precolonial, colonial y descolonizaciones, diferencias regionales, multilingüismo y política, estados postcoloniales, crisis económicas políticas y sanitarias, genocidio de Ruanda, imaginarios de África (y su plasmación en literatura y cine clásico), el cosmopolitismo según Appiah, experiencias de escritores y pintores europeos en África y el impacto en sus producciones, los modelos explicativos del origen del hombre, debates sobre la esclavitud, y estudios sobre africanos y afrodescendientes en Argentina.
Teniendo en cuenta que se trata de una publicación de divulgación general destinada a un público no especializado en las temáticas tratadas, este dossier cumple por lo tanto, la no sencilla función de informar (en el sentido de que no des-informa como suele suceder). A la vez, un lector un poco más familiarizado con estos temas, se encuentra con la grata sorpresa de que en las diferentes notas (en algunas más que en otras) se refleja un entendimiento de cierta complejidad. Es decir, la edición especial de Ñ no genera una reacción inmediata de indignación ante el desconocimiento, la falta de información, y los abordajes simplistas. Se introducen debates, se discute la historia africana, se intenta una comprensión más compleja, por ejemplo, sobre los “conflictos étnicos” en el África contemporánea. En este logro, es de destacar la amplia consulta a académicos especializados y el propio trabajo de los periodistas.
Sin embargo, siempre es posible (y deseable) miradas críticas. La primera inquietud que se presenta al ojo sensible es el título general, no sólo por el titubeo frente a los calificativos como bien señala Alejandro, de perdido, a ignorado y una coexistencia con el de olvidado, sino por el sustantivo que los antecede: “África/ continente africano”. Claro que sería más interesante, como ya se hace desde un tiempo en las ciencias sociales, partir de “problemas”. Ciertamente no habría un dossier dedicado a aspectos de la cultura occidental, realidades políticas, sociales, culturales que partiera del título, por ejemplo, “Europa, el continente…”. Entrarle o presentar temas africanos a partir del continente como una entidad totalizante, refleja, claro, la distancia (en términos de conocimiento e interés) de nuestra sociedad con respecto a los mismos, el no pensarlos como parte de la historia universal sino como una historia aparte.
Otra inquietud se presenta al observar los títulos de cada nota; mientras que los textos intentan cierta complejidad y profundidad histórica, en los títulos siempre se deslizan palabras como: ignorado, misterioso, sombras, pesadillas, huellas, plagas. Los titulares (sabemos lo importante que son en términos de impacto, muchas veces las personas sólo leen los titulares) subrayan por un lado, la lejanía de los temas, y por otro, la victimización de los africanos, inducen una lectura, una valoración. El lector debe superar (si lo logra) títulos capitales como (el más burdo) “Las plagas de un continente”.
Más inquietante resulta la total falta de adecuación entre los textos y las fotografías o ilustraciones que los acompañan. Sabemos también la importancia de las imágenes para expresar y reforzar estereotipos sociales, aspecto muy presente en este blog por cierto. Si uno observa las ilustraciones del dossier, puede ver cómo cada nota dialoga casi esquizofrénicamente con la imagen seleccionada. Claro que puede pensarse que así funcionan las redacciones de los diarios, que los que seleccionan las imágenes no son los mismos que escriben las notas –ni los que las titulan. Y justamente esto es interesante, los que seleccionan las imágenes representan un imaginario existente.
Con las mejores intenciones, seguramente, lo más “subversivo” (en términos de ir en contra de imágenes estereotipadas) parece mostrar coexistencias entre lo “tradicional” y lo “moderno”. Estas imágenes más que rupturas de estereotipos fijan uno relacionado con el anacronismo. No sólo no sugieren la construcción de la etnicidad, sino que en cuanto a lo “moderno” se reducen a mostrar lo que serían los aspectos “benéficos” del “progreso” capitalista. Tal vez esto sea realmente revelador para un público cuya única imagen sea la del “guerrero” o “niño” masai, sin elementos como antenas satelitales o grabadores, pero ¿por qué no fotos de ciudades, de personajes políticos, de pensadores, y artistas influyentes (salvo los recuadros de los ganadores de premios Nóbel)?.
El epígrafe más interesante cita las palabras de Sergio Galiana: “Inventiva y supervivencia. Con estas estrategias y sobreponiéndose a un pasado de esclavismo y colonización, los pueblos africanos intentan construir sociedades con identidad propia”. Otra vez, uno podría pensar que este epígrafe está acompañado por una foto que le hace justicia, ¿por qué, en cambio una enorme foto de manos negras agarrando una reja? En esta misma línea, la introducción al debate nada simple como la participación de ciertos sectores africanos en la esclavitud y la trata atlántica de esclavos está acompañada por un cuadro (pintado en base a la imaginación) en el que se ve a europeos “cazando” africanos en las costas de algún lugar impreciso.
Nunca está de más subrayar la necesidad de acercarse a los temas africanos y afroamericanos con un foco en la agencia de los actores, en su protagonismo y en la forma en la que han pensado sus propios problemas, como siempre marca Marisa Pineau. En esta dirección es importante que figure la postura de Waberi sobre las implicancias del “afro- pesimismo”, que más allá de las buenas intenciones se sigue reforzando: África como el lugar de la tragedia y la pasividad de los africanos frente a la misma. De esta manera, uno puede preguntarse porqué la nota sobre el genocidio de Ruanda se centra en el Tribunal Penal Internacional de la ONU y hace caso omiso de los procesos de justicia internos como los Tribunales Gacacas.
Por último, algunas reflexiones sobre la última nota, la de los estudios académicos en Argentina. Puede pensarse que el espacio que se le dedica al ámbito argentino es reducido en comparación con el resto de las notas. Tal vez esto tiene que ver con que, en el mejor de los casos, el interés pase por algo que sucede lejos, con lo que nada tenemos que ver como sociedad. Temas extranjeros, cuyos problemas no nos preocupan en el sentido de vernos implicados o comprometidos. En Argentina, desde hace décadas distintas agrupaciones de militantes, acompañados por académicos, vienen realizando esfuerzos para demostrar que lo africano, la afrodescendencia también nos implica como sociedad.
Sería interesante que figurasen también referencias al impacto de las formas expresivas afro en el país, que gozan de una progresiva expansión, y un necesario llamado de atención sobre la existencia (negada desde el sentido común) y las formas del racismo.
Si como sugiere el epígrafe del titular de la tapa, el continente africano “hoy vuelve a mirarse”, sería interesante indagar por qué puede hoy ser motivo de interés como para que esta importante revista le dedique un espacio nada despreciable, ¿por qué estaríamos hablando de un contexto argentino hoy más favorable a que dicho interés se despierte?

lunes, 29 de junio de 2009

Estudios afroargentinos en Ñ (3)

¿Cuántos somos? [1]
Por Nicolás Fernández Bravo
nhicuf@arnet.com.ar

En un trabajo seminal para los estudios sobre las identidades nacionales, Benedict Anderson señaló que las políticas de construcción de las “comunidades imaginadas” se asentaban en tres instituciones fundamentales: el censo, el mapa y el museo. Anderson se preocupó por señalar lo complejas que eran estas herramientas, y cómo fueron utilizadas de distinto modo en las sociedades periféricas en las que la construcción de ese territorio lleno de diversidad, tenía que ser de una u otra manera “homogeneizado” para poder ser administrado racionalmente. Algunas de las discusiones originadas en los últimos tiempos en torno al “número” de afrodescendientes, me han invitado a reflexionar sobre este tema y compartirlo con los lectores de este blog.
En el año 2000, junto a un grupo de colegas, fuimos convocados por el INDEC para realizar una consultoría para la elaboración de la pregunta que iría en la cédula censal respecto de las poblaciones indígenas. Esa consultoría dio origen a una gran cantidad de trabajos que señalaron lo problemática que resultó (y aún resulta) este tipo de preguntas para el Estado. Después de todo, contar numéricamente una variable cualitativa como lo es la identidad, supone una cantidad de interrogantes que evidentemente el Estado argentino apenas se estaba comenzando a formular. Estaba en claro que no se podría enviar censistas y preguntar alegremente “¿es usted indio?”, y esperar un resultado serio. Era necesario elaborar otro tipo de preguntas. Señalado el problema, su resolución resultó extremadamente difícil y conflictiva. La primera observación que hicieron muchas organizaciones indígenas, fue que era necesaria una campaña de autoafirmación en la que el sentido de auto-reconocimiento como indígena, al menos fuera discutido con rigurosidad entre los propios involucrados. Por su parte, resultaba sensato que muchas personas se preguntasen para qué les serviría reconocerse como indios ante un Estado que, en el mejor de los casos, les otorgaría prebendas (Y, en el peor de los casos, habría que preguntarse si es posible –y cómo– reconstruir la identidad y la memoria allí donde se consumó el etnocidio).
Este tipo de dilema es comparable, al menos parcialmente, con el que se enfrenta el colectivo afro ante un interrogante estatal análogo: “¿es usted negro?”. O será que la pregunta debería ser, “¿es usted afro?”. La misma formulación de la oración nos presenta la complejidad del debate y la necesidad de un tratamiento serio [2]. Creo que es acertado el señalamiento que hace Pablo Cirio respecto de los “dos millones”, pero no es menos cierto que no sabemos cómo medir una variable (el lenguaje de la estadística así ordena la diversidad, perdón) soterrada en la historia y en constante cambio. Es en ese sentido que algunos activistas, entre los que se encuentra Miriam Gómes, levantan una cifra que puede sonar exagerada, aunque su utilización política no deja de ser racional en términos estratégicos: señala un problema cuyo tratamiento estadístico no le corresponde a la sociedad civil. Incluso defendiendo una cifra conservadora, es necesario advertir que un país que ha sido históricamente indiferente a la diversidad, no sabe cómo está compuesta su sociedad en términos étnico-raciales. Como dice la conocida frase: “nada más peligroso que el que no sabe que no sabe”.
Por último – y muy a gusto por el hecho de no ser un “estadístico de la identidad”, si es que eso existe – habría que preguntarse si es en el número donde deberíamos colocar el eje del debate. Una tradicional práctica de las políticas clientelares es, justamente, que se definen en función del peso numérico del grupo al que están destinadas. Indudablemente, incluso siendo optimistas, la población afro constituye una minoría. Lo cual no modifica en absoluto sus derechos. Por el contrario, precisamente por ser una minoría deberían ser sujetos de derechos. Entiendo que acciones de visibilización como las que lleva adelante el proyecto que dirige Miriam Gómes, son exactamente del mismo tenor que las que reclamaba el pueblo mapuche en su campaña Inche Mapuchenguen. Para el caso de las redes de la diáspora africana, estará en ellas definir la modalidad y las características que le quieran dar a las formas de su visibilización, a partir de qué ideas, con qué sentido, mediante qué alianzas y para qué. Es por ello que la participación y la legitimidad de las decisiones tomadas, es tan importante. Lo que se juega en el escenario es bastante más que un caché artístico.
Personalmente (y puedo estar equivocado en mi percepción), creo que este es el principal desafío que tiene hoy la población afro en este envase jurídico territorial que denominamos Argentina: considerar si existen mecanismos para elaborar puntos en común, que permitan mejorar las formas de sus reivindicaciones y demandas, sabiendo que no son tantos. Aunque sí muchos más de los que se cree. Ese es el punto. Dada la falta de experiencia que existe al respecto, no es un desafío menor ser consciente de que no hay un “modelo” o una “receta” a la que se pueda apelar. Las formas de organización tendrán que surgir de la propia capacidad e ingenio de los grupos que vemos cotidianamente en acción en las múltiples actividades públicas (y a veces no tan públicas) que se suceden a diario. Su proliferación constituye en sí un símbolo de optimismo, y nos anima a creer que en el futuro la diversidad será mejor comprendida y más valorada – independientemente de la estadística. Para lo cual, la pregunta crucial de la población afro podría ser: ¿quiénes somos?

[1] “¿Quántos somos?” fue el lema del primer censo de población de la República de Mozambique. Me resultó atractivo recuperar este lema, porque ilustra el tipo de pregunta que se hizo una comunidad (nacional, en este caso) al momento de definir su identidad (política, en este caso). Al usar la primera persona del plural, no pretendo incrementar la estadística definiéndome como “afro”, sino socializar el interrogante entre todos.

[2] En la Prueba Piloto del 2005, se implementaron dos preguntas similares a la que finalmente se desarrolló para contar a la población indígena: “¿Hay en este hogar alguna persona que sea afro-descendiente? y “¿Hay en este hogar alguna persona que reconozca un antepasado afrodescendiente o africano?”. No obstante, y dado el carácter experimental de la prueba, aún no podemos afirmar cuál es el modo menos inadecuado para abordar la inquietud estatal que, corrección política y terminológica de lado, apunta a contar cuántos negros y/o afros hay en la Argentina, actualizando los señalamientos de Anderson. Los trabajos de Laura López abordan muy bien esta problemática, y han dejado la puerta abierta para que la población involucrada participe del debate activamente pero con mejores herramientas.

domingo, 28 de junio de 2009

Moonwalker (2)

Esta nota de Sergio Pujol salió publicada en el suplemento Radar de hoy. Me alegro de coincidir con su opinión sobre MJ.

Pagina 12, Suplemento Radar, domingo 28 de junio de 2009
La tradición negra, de Al Jolson a James Brown

Cuerpo y alma
Por Sergio A. Pujol

En una de las últimas entrevistas que concedió poco antes de su muerte, el ídolo del soul Marvin Gaye reconoció que, así como podía ser el número uno con la voz, jamás ganaría el podio con los pies. Para Gaye, sólo Michael Jackson tenía los dones corporales para ocupar el sitio que, a regañadientes, empezaba a dejar vacante James Brown. El elogio no restringía su argumento a una cuestión anatómica o gimnástica. El cuerpo de Jackson era un instrumento, del mismo modo que la voz de Gaye podía crear un swing envolvente sin que la castigada osamenta de su emisor se moviera un milímetro de su lugar.
Es difícil exagerar la importancia cultural de Michael Jackson. Su presencia en el derrotero de la música popular ha sido rutilante: cantante, compositor, bailarín. Sus aportes mediáticos, por decirlo de alguna manera, quedaron categóricamente resumidos en el videoclip derivado del disco Thriller. (Es cierto: lo dirigió John Landis, pero es un trabajo de Michael, así como Cantando bajo la lluvia es más de Gene Kelly que de Stanley Donen.) Su talento compositivo está bien representado en “Billie Jean”, “Wanna Be Startin’ Something” y algunas otras canciones. Si hablamos de influencias, bueno, muchos deben haber sentido la angustia de reconocerlas: ¿qué figura pop de los últimos 25 años no ha sacado alguna cosita de Michael?
Y sin embargo, con todos estos blasones a la vista, con tan contundente y precoz manifestación de talento, el paso de Michael Jackson por este mundo nunca dejó de despertar críticas más o menos antipáticas. Estas nacieron de un malentendido, o sencillamente de reflejos racistas, apenas encubiertos por un discurso falsamente progresista: ¿cómo era posible que un negro quisiera parecer blanco? ¡Qué descaro! ¡Qué manera de desestabilizar nuestros lugares comunes sobre las razas y las artes! ¿Quién se creía que era ese pibe de los Jackson 5 para inventarse un cuerpo y una vida con la libertad de los grandes artistas? ¿Cómo se aceptaba que sus pares negros, gente como Marvin Gaye o Quincy Jones, fueran cómplices de tamaña traición a nuestra estereotipada idea de lo que debe ser un hijo del gueto posterior al Black Power?
Obviamente no hubo paso de baile, falsete vocal o groove musical que, habiendo brotado del ambiguo cuerpo de Michael, no haya remitido su genealogía a las fuentes más vigorosas de la cultura afroamericana. En realidad, más que el de la piel, más que los de su oscura vida privada y su alienada fantasía Disney, el verdadero e imperdonable pecado de Michael Jackson fue el de convertirse en modelo negro de públicos blancos. Y negros. Y amarillos. Y mestizos.
Sus abuelos de vodevil debieron soportar que Al Jolson se tiznara el rostro para divertir a una sociedad segregada. Pues bien, en los últimos 20 años del siglo XX, ese joven negro, pronto coronado como Rey del Pop, pareció burlarse de todas las expectativas. Su piel se fue descolorando, mientras la música de su cuerpo se oscurecía hasta la tonalidad profunda de los mitos.
Fuente de la nota:
Notas en Radar de hoy sobre MJ:

L'Oreal blanquea

(Beyoncé -derecha- según la propaganda de L'Oreal)

Clarín, El Mundo, 27 de junio de 2009
La suma es de 30 mil euros
L´Oréal, condenada a pagar una multa por discriminación
Por: María Laura Avignolo

L'Oréal, la empresa de cosmética francesa, fue condenada a pagar una multa de 30.000 euros por la justicia francesa por discriminación racial. Los jueces especificaron que, para la compañía, las mujeres árabes, asiáticas o negras no pueden promocionar o vender sus productos de belleza y champúes.

La Corte de Casación, el más alto tribunal francés, determinó que el grupo dio instrucciones a la agencia de reclutamiento Adecco para contratar solo vendedoras blancas o BBR (bleu blanc, rouge, los colores de la bandera francesa). Una expresión que para los reclutadores franceses es un código que significa empleados blancos de padres franceses blancos. Una decisión que automáticamente descalifica a 4 millones de personas de otras minorías francesas. Las contratadas debían vender el producto Fructis Style, realizado por Garnier, una de sus divisiones de belleza.

El tribunal consideró esta política completamente ilegal bajo la ley laboral francesa. La sentencia daña la reputación de L'Oréal, que ya había sido impugnada el año pasado, cuando la acusaron de aclarar la piel de la cantante negra Beyoncé Knowles para una campaña publicitaria. La agencia de reclutamiento Adecco también fue acusada de discriminación racial junto a Districom, su división reclutamiento. En una instancia anterior, la Cámara de Apelación había ordenado una multa de 30.000 euros para ellos y un adicional idéntico en pago por daños a SOS Racismo, el grupo antirracista que hizo la denuncia. L'Oréal expresó su disgusto ante la sentencia, que se debatió en Tribunales durante 3 años. Adecco no quiso comentarla. El grupo ha contratado para sus campañas a Claudia Schiffer, Penélope Cruz y Eva Longoria, entre otras estrellas.

Fuente de la nota:
http://www.clarin.com/diario/2009/06/27/elmundo/i-01947259.htm
Fuente de la foto:
http://estaralaultima.com/2008/08/beyonce-blanca-para-l%C2%B4oreal/

sábado, 27 de junio de 2009

Exú en Quilombo

Algo atrasado –aunque no creo que la revista digital Quilombo precise propaganda entre quienes puedan acercarse a este blog- recomiendo la producción radial online sobre Exú que acompaña a su última edición -número 48, del mes de junio. El micro, que combina textos literarios de Paula Picarel, entrevistas y diversos extractos de audio –siempre me encantó la voz profunda y aguardentosa que saluda “laroié” en el tema de Carlinhos Brown- está realmente muy bueno. El resto de la revista, como siempre, también. Parabéns.

Radio: Exú, el primero Entre sonidos de llaves
Ramiro Saénz, Dinah Schonhaut

Una presencia sonríe entre el humo y la noche. Promete y pide. Dice tener la llave

Entrevistas a Juan Batalla y Alejandro Frigerio

Textos: Paula Picarel
Extractos de audio de: Carlinhos Brown, Gotan Proyect, Ramiro Musotto, Baden Powell & Vinicius de Moraes, Carlinhos D`Oxum, Mariana Ingold, Nzinga Capoeria Angola, Ciudad de Dios soundtrack, Federico Aubele, Puente Celeste
Producción y edición: Quilombo! y La Colectiva

En: http://www.revistaquilombo.com.ar/revistas/48/q48.htm

viernes, 26 de junio de 2009

Moonwalker

Enttre los muchos motivos por los cuales la persona de Michael Jackson resulta interesante está, sin duda, la casi unánime indignación que siempre produjo en los medios locales su “blanqueamiento” (ya fuera provocado o inevitable, deseado o involuntario por parte de quien lo produjo o lo sufrió). Más que sobre la psiquis de Michael, este repudio nos revela bastante sobre los fantasmas acerca de lo racial vigentes en nuestra sociedad.
Antes de ir a estudiar a Estados Unidos, a comienzos de la década de 1980, yo también tenía la impresión de que Michael Jackson era un “negro vendido”, un “oreo” (negro por afuera, blanco por dentro). Me sorprendió bastante ver que –al menos entonces- los afro(norte)americanos tenían mucho amor y admiración para con el cantante. Para ellos no había dudas: Michael era negro -sin importar qué…. Un poco por la inevitabilidad de su ascendencia africana, y por otro –quizás más importante- por la pura excelencia de su performance afro. Su moonwalk era el patrón por el cual se medía a todos los otros. Según la versión absolutamente racializada de la realidad que impera en EEUU, el tipo no podía sino ser negro, de lo contrario era imposible que se moviera cómo lo hacía. Todo lo demás era superfluo.


En Argentina, por el contrario, la excelencia de su performance afro nunca fue lo suficientemente bien valorada –después de todo era sólo moverse como un monigote, algo para tomar a la joda-.
Aquí, propongo, lo que llamó la atención principalmente fue la osadía de su intento de quebrar barreras raciales. Este hecho, quizás no voluntario ni deseado –pero así percibido- resultaba indignante.
Sin pretender que entiendo del todo la complicada lógica de nuestras categorizaciones raciales–eso intento, sin embargo- pareciera que cae muy mal, en un país de miles y miles de afrodescendientes “invisibles”, que un negro (“negro negro”, “negro mota” -o sea, obvia e indudablemente negro, “de raza negra”) tenga la osadía de querer, en base a sus millones de dólares, pasarse al otro, a nuestro bando: que quiera blanquearse. No señor, no se puede, son dos estados diferentes del ser.
Como muestra, vaya un botón -una serie de fotos que sacó hoy el diario Clarín que muestran las “mutaciones” de Jackson:
(doble click en la imagen para agrandarla y verla mejor)
En este breve relato de sus “mutaciones” –y señalo de nuevo la palabra utilizada- hay varias frases interesantes. En primer lugar, se nota -como sostengo en algunos trabajos- la importancia asignada al “pelo mota” en la categorización racial. Se lo señala en la primera foto: “todavía tenía pelo mota”, mientras que en la última se resalta: “pelo planchado”. Más sorprendente es la frase que acompaña a la foto del medio: “bastante agresiva es su imagen decolorada”. ¿La “decoloración” resulta “agresiva”? ¿Por qué y para quién?. Sin duda para quienes encuentren inadmisible la (supuesta) pretensión de pasar o cruzar de raza. Finalmente, y acompañando al “pelo planchado” está la no menos curiosa frase “irreconocible a nivel raza”.
Este tipo de afirmaciones y, sobre todo, valoraciones, sólo tienen sentido dentro de un deterrminado esquema de clasificación racial en el que ciertos rasgos se asignan a razas específicas, y cualquier intento (de nuevo, supuesto o atribuído, no sabemos si era la intención del cantante) de cruzar de raza, es considerado inadmisible y condenable.

En una canción –que todavía no pude encontrar - recuerdo que Jackson cantaba : “I don’t want to spend the rest of my life being a color”. En la algo estrecha visión de los medios locales, esa frase podría ser, efectivamente, interpretada como “quiero cambiar de color”. En una perspectiva algo más comprensiva de las relaciones raciales, podría ser entendida como “no quiero que sea mi color lo que (principalmente) me defina por el resto de mi vida”.

Fuente de las fotos de las "mutaciones": diario Clarín del 26/6/09.

jueves, 25 de junio de 2009

Catriel al rescate...



Quizás inspirados por el dossier sobre Africa de la revista Ñ de esta semana, los editores de Caras incluyeron en el último número una larga serie de fotos sobre la "visita humanitaria" de Osvaldo Laport a un campamento de refugiados en la RD del Congo.
Si tienen un poco de suerte, en la próxima les mandamos al Diego... We are the (humanitarian) champions....

(se puede leer la versión abreviada de la nota "La visita humanitaria de Osvaldo Laport al África -por Osvaldo Laport" -aunque no es necesario, claro)

miércoles, 24 de junio de 2009

Estudios afroargentinos en Ñ (2)

Ningún 2.000.000
Por Norberto Pablo Cirio

Como señalé en un comentario en la entrada sobre el tema, el artículo está muy bien escrito y equilibrado, ya que buena parte de las voces de académicos y militantes de “lo afro” de/en la Argentina han sido ecuánimemente representadas. Con todo, una lectura más atenta del mismo me invita a reflexionar sobre algunos puntos.
El que más me preocupa es la confusión entre la población argentina y los modos de representarla, como por ejemplo mediante la estadística, ya que advierto disputas de sentido en torno a cuántos suman los afroargentinos y para lo cual Miriam Gomes realiza una lectura discutible sobre la validez de la Prueba Piloto de Afrodescendientes. No está demás repasar que esta se efectuó del 6 al 13 en abril de 2005 en los barrios de Montserrat (Buenos Aires) y Santa Rosa de Lima (Santa Fe) por la Universidad Nacional Tres de Febrero con el apoyo técnico del INDEC, el asesoramiento de organizaciones de africanos y de afrodescendientes de argentina y la financiación del Banco Mundial (y no por la Universidad Nacional Tres de Febrero y el INDEC, como señala Gomes). Una cuestión de formas, si se quiere, pero las cosas ocurrieron así y no de otra manera. La prueba dio que el 3% de los encuestados se consideran afrodescendientes (Stubbs y Reyes 2006: 24-26). Sin embargo, Gomes asegura que es el 5%, por lo que hay 2.000.000 de afrodescendientes. Nada más lejos de la realidad. Y no por negar la presencia negra, sino por sostener, con un mínimo juicio académico, que este tipo de aseveraciones, lejos de contribuir a la causa de la negritud, entorpece y confunde, y con justa razón Pigna dice lo que dice. Números absolutos y números relativos se confunden en un discurso confundido, pues no debemos perder el sentido crítico, cuestionador, e incluso el sometimiento a la vigilancia epistemológica de lo que significa realizar un estudio cuantitativo de una población humana. Digo esto porque considero que tales enfoques, en manos de periodistas, militantes y analistas tan entusiastas como poco reflexivos, el relumbre del “realismo estadístico” los conduce a conclusiones precipitadas (incluso presencié cómo en encendidos debates académicos algunos militantes sostenían que los afroargentinos son ¡el 10% y hasta el 50% de la población!). Pienso que tales aproximaciones no son la realidad sino un modelo para entender la realidad, ya que el objeto a ser enumerado no existe per se, previamente y por fuera de las estadísticas (Labbé, en López 2006: 268-269).

Al respecto, Laura Cecilia López (2006) propuso examinar las negociaciones y disputas de sentido por las categorías a ser usadas en los procesos de cuantificación de los afrodescendientes. Para López “Los censos hacen mucho más que simplemente reflejar una realidad social, juegan un papel clave en la construcción de esa realidad. Constituyen uno de los mecanismos de encuadramiento de las poblaciones que el poder público utiliza [… pues la] lucha por las clasificaciones [constituye …] una de las más duraderas formas de seleccionar, excluir e imaginar un ‘problema social’, los ‘nacionales’ y una nación” (p. 268-275).
Si nos atenemos al realismo matemático de la prueba piloto podríamos realizar una proyección a nivel nacional de ese 3% que se reconoce afrodescendiente, lo cual daría 1.087.803,9 habitantes (cálculo realizado en base a la población del país según al Censo 2001: 36.260.130 habitantes). Ningún 2.000.000, cifra que representa el 5,51% de la población (casi el doble de la estimada). Cabe recordar que esto no es más que una proyección, una estimación sobre una prueba piloto que concluyó que 268 personas, sobre un total de 4.412, se reconocen afrodescendientes, ¡vaya generosa proyección! Por lo expuesto, de implementarse la pregunta sobre la afrodescendencia en el Censo Nacional 2010, realmente no tenemos idea de qué cifra arrojaría ¿10.000, 5.000.000 de personas?, imposible pronosticarlo.
Por otra parte, no debemos olvidar que la desigual historia poblacional del país impedirá considerar por igual, por ejemplo, a Formosa que a Corrientes, Tierra del Fuego que a Buenos Aires. La estadística no es la realidad sino una manera, cuantitativa, de interpretarla. Recordemos que sobre ella Umberto Eco dijo “Si un hombre cenó dos pollos y otro se fue a dormir sin cenar, la estadística sirve para decir que cada uno cenó un pollo”, por lo cual los políticos y los expertos en hambruna tendrían un buen problema resuelto.
El segundo punto tiene que ver con la frase de la historiadora Marta Goldberg "Hay tres errores que siempre saltan cuando se habla sobre los negros en el país. Ni eran pocos, ni los tratábamos bien ni fueron libres a partir de 1813 como se cree". Ello es cierto, aunque agregaría una cuarta, “ni han desaparecido”. Es lógico que no la haya incluido, ya que no cree que existan, según asevera en sus artículos (Goldberg y Mallo 2000) a contracorriente de los investigadores del presente y de, incluso, la voz de los propios afroargentinos. Este tipo de aseveraciones suele ser común en los especialistas en el pasado. Por ejemplo, cualquier investigador que se precie incluirá entre sus joyas bibliográficas al indiscutido George Reid Andrews, el “antes y el después” de los estudios sobre los afroargentinos. Sin quitarle mérito a su trabajo, en un texto suyo de 2007 sobre las comparsas de negros en el carnaval en Uruguay a fin del siglo XIX encontramos una aseveración tan tajante como falsa: “Originalmente interpretado y danzado por africanos libres y esclavos en Montevideo, el candombe fue el predecesor y uno de los ingredientes del tango uruguayo y argentino; aunque a comienzos de los años 1900 ya había desaparecido de Argentina”. ¿Cómo se atreve? No sólo falta a la verdad dejando al descubierto su desconocimiento de la realidad actual del candombe argentino sino fuera porque se trata, nada más y nada menos, que de Andrews, de quien esperaríamos que nos ilumine sin par. Además, su sentencia entra en contradicción con la bibliografía más reciente sobre el tema, empezando por el ya clásico artículo de Frigerio de 1993 (vuelto a publicar en el 2000) ¡y que cita!, aunque evidentemente no lo leyó o no consideró válido que diga “Testimonios brindados por negros argentinos contemporáneos señalan que, hasta hace pocos años (y probablemente aún en nuestros días) miembros de la comunidad afroargentina tocaban y bailaban una música que reivindicaban como propia y a la que llamaban candombe” (p. 45). Evidentemente, este es uno de los precios a pagar por escribir a la distancia o por suponer que con googlear el trabajo de campo está hecho.
Por último, una aclaración sobre un comentario sobre mi persona que la periodista que me entrevistó no captó totalmente: no estudio el candombe en la Argentina, sino el candombe de la Argentina. Nuevamente una cuestión de forma, pero que dice mucho de cómo pensamos a nuestra cultura negra.

Bibliografía citada
Andrews, George Reid. 2007. Recordando África al inventar Uruguay: sociedades de negros en el carnaval de Montevideo, 1865-1930. Revista de Estudios Sociales 26: 85-104. Bogotá.
Frigerio, Alejandro 2000 Cultura negra en el Cono Sur: Representaciones en Conflicto. Buenos Aires: EDUCA.
Goldberg, Marta Beatriz y Silvia C. Mallo. 2000. Enfermedades y epidemias de los esclavos. Todo es Historia 393: 60-69. Buenos Aires.
López, Laura Cecilia. 2006. De transnacionalización y censos. Los “afrodescendientes” en Argentina. Revista de Antropología Iberoamericana.
www.aibr.org/antropologia/01v02/articulos/010203.php. Consultado el 6-ene-2009.
Stubbs, Josefina y Hiska N. Reyes (Eds.). 2006. Más allá de los promedios: Afrodescendientes en América Latina : Resultados de la Prueba Piloto de Captación en la Argentina. Buenos Aires: Universidad Nacional de Tres de Febrero.

martes, 23 de junio de 2009

Café doble en Panamá

(Bahía de Panamá: al frente, el Casco Viejo; detrás, la ciudad moderna)

Rememora Fabricio Origlio. director teatral
Suplemento Turismo de Clarín, 21 de junio de 2009.
La ciudad de Panamá es uno de mis lugares favoritos en el mundo. Mientras que para mucha gente resulta un punto de paso hacia otras playas -todas increíbles- del Caribe, yo elijo Panamá para descansar en mis vacaciones, y es un lugar al que suelo regresar.
Una tarde salí a recorrer la bahía de Panamá, que bordea la ciudad y une el casco histórico con la parte más moderna -donde abruman altísimas torres-, formando un largo paseo que invita a caminarlo.
Y fue justamente en el casco antiguo de Panamá, entre callecitas y casas centenarias, que decidí entrar en un bar pintoresco de una zona que está siendo promocionada para el turismo. Me senté solo a una mesa y pedí un café doble.
La camarera, una mujer muy joven y de color, apareció a los pocos minutos y, con total naturalidad, me sirvió dos cafés. Pensando que se había equivocado de mesa, le pregunté para quién eran aquellas tazas y ella me recordó que yo le había pedido café doble, que significa dos cafés para los panameños. Entonces se me ocurrió comentarle que estaba solo y que no tenía sentido pedir dos cafés. Su respuesta todavía me da escalofríos: "A veces uno invita a tomar algo a los espirítus presentes"...

lunes, 22 de junio de 2009

"Ordenando" el espacio público

Continúan los abusos en contra de vendedores ambulantes africanos y otros migrantes
Por COPADI -Colectivo para la Diversidad


La política del Gobierno de Macri sobre el espacio público, de prohibir las actividades callejeras de mera subsistencia como la venta ambulante y la prostitución, tiene como resultado que diariamente la policía, la fiscalía y la justicia de faltas de la ciudad controlan, identifican, requisan y detienen casi exclusivamente a personas migrantes latinoamericanas o africanas, o argentinas pobres, equiparables a estos grupos.
Contra esta política racista algunos vendedores ambulantes senegaleses presentaron en enero de este año un hábeas corpus, denunciando las humillaciones, arrestos, detenciones, procesamientos, “extravío” de documentación, secuestro de pertenencias, intimidación, uso abusivo de la fuerza, violación sistemática del derecho de defensa y de circulación que sufren en manos de la policía, la fiscalía y los órganos de control administrativo del Gobierno de la Ciudad.
El 10 de Junio se llevó a cabo ante el Tribunal Superior de la Ciudad una audiencia pública, en la que los vendedores presentaron su caso por primera vez en su idioma ante los jueces de la Ciudad. Allí, frente a 120 personas entre quienes se encontraban representantes del INADI, la Defensoría del Pueblo, el CELS, la Asociación de residentes Senegaleses, y otras organizaciones de derechos humanos, El Fiscal Luis Cevasco admitió que las actas contravencionales por artículo 83 constituyen aproximadamente el 60 % del trabajo del Ministerio Público de la Ciudad, y que salvo excepciones, estas actas se labran “en contra de personas excluidas”, y que “menos del 1 % de estas actas llega a audiencia”.
Las personas excluidas a las que se refirió Cevasco no eligen su actividad, la realizan porque se trata de las únicas alternativas que tienen para subsistir, ante la total falta de acceso al apoyo estatal y social. En estos casos la Constitución es tan clara que ni siquiera puede prohibirse robar si está en juego la subsistencia de una persona o su familia, es el caso del hurto famélico.
Sin embargo, desde enero han sido incesantes los reclamos recibidos en diversas organizaciones no gubernamentales y organismos publicos en contra de la policía y la fiscalía por abusos, detenciones arbitrarias, y actas contravencionales truchas, donde las afectadas denuncian además un trato diferencial: los procedimientos están dirigidos específicamente a personas negras o migrantes latinoamericanas, y no a otras personas que se encontraban realizando en la calle actividades comerciales manifiestamente prohibidas debido al gran porte de los puestos.
Lo que el código contravencional y el código de faltas prohiben es el lucro privado con un bien público, cuando una persona o una empresa montan un negocio usurpando el espacio público sin permiso y sin pagar por ello. Una persona que vende medias o baratijas o chancletas en un espacio apenas superior a un par de baldosas evidentemente no está haciendo un negocio. Sin embargo, la policía, la fiscalía y la justicia de faltas utilizan estas leyes para justificar su acoso a las personas pobres que sobreviven sólo de actividades en la calle. El año pasado el fiscal general de la Ciudad derogó una norma que ordenaba a los fiscales contratar un traductor para el caso de actas contra personas que no hablan español, y aprobó otra que ordena a la policía intervenir en caso de sospechar que puede estar por cometerse una contravención. En otras palabras, dio a la policía, la fiscalía y la justicia de faltas vía libre para actuar en base a criterios racistas, que están implícitos en las políticas, cosa que puede verse por su resultado.
Según las propias estadísticas del ministerio público para 2007, del total de personas imputadas en la Ciudad por contravención del art. 83, el 40 % son migrantes de América latina (especialmente Perú, Paraguay y Bolivia) y África (especialmente de Senegal), contra un 37 % de personas argentinas. El 100 % de las actas contravencionales labradas contra personas de Senegal son por art. 83[1]. Durante 2007 se imputó a 19 personas Senegalesas. Por el mismo artículo, mismo año, misma fuente, se imputó al 64% de las personas bolivianas acusadas de contraventoras, al 62% de las contraventoras chilenas, al 75% de las paraguayas, y al 61 % de las peruanas. De acuerdo a la misma fuente y por el mismo año, las personas dominicanas imputadas por el sistema contravencional lo son en un 100 % por el artículo 81 (oferta de sexo en la vía pública). Esta es la única comunidad imputada en más del 50% por dicho artículo.
Asimismo, es destacable que la mayor parte de los casos de art 83 -y 81- ingresan por acta, lo que indica intervención policial. Sin embargo, como dijimos, estos casos no evolucionan hasta el juicio. ¿Que pasa con ellos? se archivan, o bien pasan a faltas, por art 4.1.2 u otro (aunque en 2007 sólo hubo 7 faltas por este artículo según el MPF). El hecho que haya un gran grupo de personas migrantes pobres y de grupos vulnerables que tienen que interactuar con la policía cotidianamente indica un uso excesivo de la fuerza contrario a principios constitucionales que el Ministerio público y la policía deben respetar
Además, el Fiscal Cevasco admitió públicamente que no tienen desde el Ministerio público ningún control sobre las actividades policiales. Que la policía no informa a la fiscalía antes de labrar actas contravencionales y que las envían incluso días después de haber realizado los procedimientos. El Plan nacional contra la Discriminación, junto con diversos instrumentos de Derechos Humanos que forman parte de nuestras leyes, reconocen que las personas migrantes latinoamericanas, africanas, o las argentinas pobres son especialmente vulnerables a la violencia policial y al racismo institucional. Sostener prácticas que exponen cotidianamente a estos grupos vulnerables directamente a las instituciones que las violentan, como la aplicación del código contravencional y de faltas que hacen la policía, la fiscalía y el gobierno, es un hecho tan aberrante como haber dejado en libertad al cura grassi.
En este caso es nuevamente la Justicia, el tribunal Superior de la Ciudad, quien antes de mediados de Julio tiene la oportunidad de condenar las prácticas racistas, contribuyendo a erradicar su impunidad y revocando los privilegios de la fiscalía, la policía y el gobierno. Desde que se realizó la audiencia recibimos información sobre por lo menos cuatro intervenciones policiales que afectan a unas 20 personas africanas, en diferentes zonas de la ciudad. Además, recibimos denuncias de acoso policial a personas bolivianas, paraguayas y argentinas que viven del dinero que pueden juntar de actividades lícitas en la vía pública.

sábado, 20 de junio de 2009

Dossier Africa en Ñ

Dejando las bromas de lado, está muy interesante el dossier sobre Africa que aparece en la revista Ñ de hoy. Digo esto sin haber leído todas las notas, pero ya el hecho de que un suplemento cultural de esta relevancia le dedique una tapa, algo más de veinte páginas y encima incluya una nota sobre los estudios sobre afroargentinos es algo que no hubiéramos creído hasta verlo. No hay nada sobre cultura tradicional o popular (leer ambas palabras con comillas) pero de todas maneras hay suficiente información histórica, política y social. Aunque algunas de las notas se consiguen online, por dos pesos que sale la revista, ni dudarlo...
Seguro que los especialistas en Africa -o cualquier lector- tendrán sus propias opiniones al respecto, asique como siempre, sus apreciaciones serán bienvenidas.
La dirección de las que se pueden leer (y comentar) online, abajo. Además, incluyo la nota sobre los estudios afroargentinos.

"Sueño blanco, pesadilla negra"
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/06/20/_-01942347.htm

"Las plagas de un continente"
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/06/20/_-01942341.htm

"Africa en la literatura mundial"
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/06/20/_-01941804.htm

"Un festival en tierras extrañas" (teatro sudafricano en Buenos Aires)
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/06/20/_-01942332.htm

Estudios afroargentinos en Ñ


A la sombra de la historia oficial
En los últimos 25 años, una nueva generación de académicos empujados por las comunidades de afrodescendientes logró redescubrir la Argentina negra y mestiza que había sido invisibilizada en el pasado por la ilusión de un país blanco y europeo.
Por: Guido Carelli Lynch

En las celebraciones escolares del 25 de mayo siempre hay un negro o un mulato que sostiene alegremente una cesta de empanadas en la cabeza. Luego de pintarse con carbón, los chicos se olvidan para siempre. ¿Por qué? Porque Africa siempre tuvo mala prensa, también en la Argentina.
Es extraño, en apariencia, que se olvide ese detalle como tantos otros recuerdos de la infancia y es difícil conciliar ese personaje secundario del acto (porque no to­dos pueden ser Saavedra, French o Beruti) con toda la desinformación institucionalizada a la que se so­mete a los chicos desde hace más de un siglo en las clases de histo­ria. El olvido, pensándolo bien, tal vez no sea del todo inexplicable.
"Hay tres errores que siempre saltan cuando se habla sobre los negros en el país. Ni eran pocos, ni los tratábamos bien ni fueron libres a partir de 1813 como se cree", explica Marta Goldberg, la única argentina en integrar el Comité Científico Internacional de la Ruta del esclavo de la Unesco y una de las primeras historiadoras en sincerar la significativa presen­cia de los negros en el país.
Si la Asamblea de 1813 hubiera declarado la libertad de los escla­vos (que se hizo efectiva en 1861) y no la libertad de vientres, como efectivamente sancionó, el mismí­simo Rosas no habría declarado en 1825 entre sus bienes muebles a los 33 esclavos que tenía repartidos en dos estancias. Algo normal para la época, cuando llegaban al puerto "toneladas de negros", a los que se bautizaba y daba el apellido de su dueño. Miles de los 11 millones de africanos vendidos como esclavos que llegaron a América eran en 1810 un tercio de la población por­teña y el 60% de la catamarqueña, según consta en los registros pa­rroquiales que Goldberg encontró hace casi cuatro décadas, cuando la academia negaba la existencia de los negros, aún a pesar de los actos escolares.
Sin embargo, hasta 1970 nun­ca había habido negros en la Ar­gentina. ¿Por qué? "Por culpa de dos ideologías surgidas en el siglo XIX –la del blanqueamiento, y la del marxismo– que hicieron que los estudios sobre los negros en la Argentina no se desarrollaran hasta los años 90", contesta el pro­fesor de la Universidad de Prince­ton George Reid Andrews. Para el autor de Los Afroargentinos de Buenos Aires, el poderoso com­promiso de la sociedad argentina con el concepto de un país blanco y europeo volvió muy difícil que los intelectuales argentinos pudie­ran reconocer y aceptar la dimen­sión negra de su historia, cultura y sociedad. El enfoque marxista y estructuralista teorizaba sobre las clases sociales y relegaba a un se­gundo plano raza, etnia y género.
Los textos clásicos de Ricardo Rodríguez Molas (Pardos y Mo­renos en el año 80), Elena Studer (La trata de negros en el Río de la Plata) y la propia Goldberg, entre otros, facilitaron la historia vieja de los negros en el país, pero en los últimos 20 años ciencias menos rígidas y desprejuiciadas logra­ron abrir un nuevo horizonte en la materia. "La historia oral, la an­tropología biológica, la estadística y la musicología han demostrado que una parte considerable de la población argentina se reconoce como descendiente de los negros esclavizados hasta 1861 y man­tienen buena parte de su cultura vigente", sentencia el antropólogo Pablo Cirio, antes de advertir que el que quiera estudiar la cultura viva del afroporteño tiene que ir al cinturón del conurbano. Sin embargo, en la actualidad, la mayoría de los investigadores ar­gentinos todavía coincide en iden­tificar la ilusión forzada de una sociedad blanca y europea, de una París porteña, como el cepo que invisibilizó la suerte de los afrodes­cendientes en Argentina, de aque­llos que sobrevivieron mestizos a las guerras de la Independencia, del Paraguay y a las epidemias de viruela y fiebre amarilla.
Para Alejandro Frigerio, uno de los investigadores que más ayudó a repensar la presencia y contri­buciones de la cultura africana en Argentina, existe "una narrativa dominante de la nación" que for­zó e invisibilizó la presencia y las contribuciones étnicas y raciales de los africanos en América.
Tres clases de enfoques son los que para Frigerio rigieron desde siempre la forma de encarar los estudios sobre el tema. El prime­ro, preocupado por los estudios históricos sobre los esclavos y ne­gros libres en la colonia, otro sobre la relación que hoy los países afri­canos mantienen con la Argentina y, el último y más revolucionario, sobre la situación actual de las comunidades de afrodescendien­tes en el país. Las tres áreas, no obstante, están de alguna manera vinculadas, ya que la mentada revi­sibilización se debe en gran medi­da a Miriam Gómes, directora de la Sociedad de Socorros Mutuos y Unión Caboverdiana de Dock Sud y una de los afrodescendien­tes militantes que más ha luchado por devolver a los negros a la his­toria pasada y presente. Hija de los caboverdianos libres que vinieron para trabajar en el puerto, Gómes destaca cada vez que puede que hoy el 5% de la población argenti­na es afrodescendiente. "Muchos siguen diciendo que no existimos. Parte de la academia, también aquella supuestamente más abier­ta, la revisionista, sigue negándo­nos. Felipe Pigna, por ejemplo, ha dicho que ni por asomo somos 2 millones, cuando un estudio del INDEC y de la Universidad Tres de Febrero muestra lo contrario", remarca. Gracias a su trabajo, el del Inadi y el de la Universidad 3 de Febrero, entre otras entidades, el censo 2010 incluirá preguntas sobre ascendencia africana. "Ha­ce 25 años no había mucha lite­ratura al respecto, pero ahora hay una nueva generación que está produciendo y que creció con no­sotros", dice Gómes. Cirio, Marta Maffia y la historiadora Florencia Guzmán son sólo algunos de los profesionales que trabajan codo a codo con las comunidades de afrodescendientes. Esa irrupción, de la que también forma parte Di­na Picotti, sirvió para recuperar la obra de antiguos investigadores. En ese contexto se publicó un texto póstumo de Néstor Ortiz Oderigo, el Diccionario de Africanismos en el castellano del Río de la Plata, y entre las palabras que reúne sobre­salen dos vocablos bien argentinos y originarios de voces y de ritmos africanos: el tango y la milonga. Una estocada para cualquier com­padrito nacionalista .
Desde el principio, desde la os­curidad de las sombras, la cultura negra impregna la más intangi­ble e inventada argentinidad. "La pregunta no es por qué no se los ve, sino por qué no podemos verlos ", larga –sugerente– Cirio, uno de los especialistas más interioriza­dos con el devenir del candombe en Argentina. "Todo antecedente de cultura extraeuropea ha sido negado para construir una iden­tidad nacional. Siempre se habla en tiempo pasado, siempre (los negros) son extranjeros, siempre el candombe es uruguayo", aporta Cirio, para quien los negros co­menzaron a preservar su cultura dentro de su casa como estrategia, pero terminaron –sin querer– por hacerle el juego al discurso blanco que los negaba.
La realidad hoy es otra y Los es­tudios afroamericanos y africanos en Argentina (Clacso, 2008) es tal vez uno de los textos más actuales y mejor logrados para pensar có­mo se enseña y se asume Africa y su diáspora en América Latina. La edición compilada por Gladys Lechini reúne además a varios de los nuevos académicos que Gómes celebra. "Los europeos abordaron los estudios sobre Africa de la mis­ma manera que los estudios sobre América, desde una concepción eurocéntrica. Esa visión perma­nece muchas veces en los trabajos de los académicos del propio sur", explica Lechini desde Rosario al tiempo que avizora que La Historia de Africa de la Unesco comen­zará a saldar esa deuda.
El programa de Estudios Afri­canos, desde el que Juan Vagni estudia la inaccesible África mu­sulmana, y que Diego Buffa y María Becerra coordinan desde la Universidad Nacional de Córdoba, es otra de las puntas de lanza de la nueva perspectiva que ilumina desde el interior la Argentina ne­gra y mestiza.
Las polémicas y las visiones encontradas también son mone­da corriente dentro de la africa­nística nacional contemporánea. Así, Goldberg cuestiona la falta de rigurosidad académica de algunos estudios y Gómes se queja de las diferencias políticas que separan a algunas de las comunidades de afrodescendientes del tronco co­lonial con la de descendientes de africanos libres. "Yo soy víctima del racismo como cualquier otro negro que ande por el país, por­que para el que oprime y margina no hay diferencias: el sistema nos somete por la intensidad de la me­lanina", dice Gómes sobre algunas de las disputas teóricas que escon­den pujas por subsidios económi­cos y reparaciones históricas.
Sin embargo, precisar cuánto falta para que todo ese flujo de nuevos conocimientos, la ma­yoría de las veces financiado por el Estado, se incorpore a la ense­ñanza primaria y media y de ahí al imaginario colectivo, es difícil saberlo. Pero además de los afro­descendientes están los otros, tan­tos más, los demás argentinos que mamaron, aun a pesar de ellos, la cultura mestiza. Primero, sin em­bargo, cabe sincerarse y responder: ¿usted los ve?

Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2009/06/20/_-01942331.htm

Ignorado, olvidado o perdido?

Después de las palabras -digamos- amables respecto del dossier Africa, no puedo sino señalar el hecho de que los editores del diario Clarín no logran ponerse de acuerdo respecto del adjetivo adecuado para acompañar a "continente" (africano): luego del poco feliz "perdido" de la primera propaganda, vino el aparentemente definitivo "ignorado" de la tapa de la revista. La portada del diario de hoy, sin embargo, elige "olvidado". ¿En qué quedamos? ¿Qué tal "menospreciado"?

viernes, 19 de junio de 2009

María, African style

Aunque en realidad no es tanto “al estilo africano” sino más bien “al estilo holandés”. Las telas que se ven en las fotos, en las tiendas del barrio africano de París y en los cuerpos de las miles de africanas que en esa ciudad –y en gran parte de Africa occidental y central- se visten a la manera “tradicional” provienen de una compañía holandesa.
La firma Vlisco, fundada en 1846, se transformó en la gran proveedora de telas para vastas regiones de Africa que, pese a contar con ricas y antiguas tradiciones propias de producción textil, aprecian sus variados colores y diseños y, sobre todo, su resistencia. Las telas pueden durar hasta 15 años, y esto las convierte, pese a su precio, en las favoritas. Como el dólar por estos lares, en tiempos de crisis las telas se pueden convertir en una buena inversión ya que se sabe que mantienen su precio.

Durante el siglo XIX, técnicos de la compañía aprendieron tan bien la técnica del batik utilizada en Indonesia y Java, por entonces colonias holandesas, que primero coparon el mercado de origen, y luego el de grandes zonas de Africa a las que arribaban los barcos holandeses.

Curiosamente, ninguno de los diseñadores que actualmente posee Vlisco es africano. Parte del atractivo de las telas parece ser su constante novedad; cada año se producen 150 nuevos diseños, con innovaciones trimestrales. Pero en un interesante ejemplo de resignificación (o de apropiación), los motivos más populares pronto adquieren nombres propios otorgados por las vendedoras africanas locales. De esta manera, una tela con ojos humanos puede llamarse “los ojos de mi rival” o una con un cuarto “ven a mi dormitorio con tus sandalias”.
En los últimos años telas de origen chino, más baratas pero supuestamente menos resistentes, comenzaron a pelearle el mercado a las holandesas.

Supongo que las telas con la imagen de la Virgen tendrán el mismo origen que las otras. No eran muy comunes, sólo las ví en un local, y creo que era el único atendido por una mujer africana –las otras tiendas, como dije, tenían mayormente dueños de origen árabe. Ya el año pasado me habían llamado la atención estas telas porque las había visto por la calle, utilizadas por un grupo de mujeres vestidas muy a la manera “tradicional africana” pero con estos motivos religiosos católicos.

Probablemente esta modalidad sea un reflejo de otra costumbre africana, arraigada más en el continente, que es la de utilizar y regalar telas que además de los diseños coloridos, traen fotos de presidentes, políticos o jefes locales.

Catálogo de telas de VLISCO: http://www.vlisco.com/collectionoverview?Type=New
Imágenes de telas con presidentes: http://www.adireafricantextiles.com/Pagne.htm

jueves, 18 de junio de 2009

Paris, Africa

En la parte norte de París, pasando el Gare du Nord, en el 18eme arrondissement, está la estación Chateau Rouge –una de las últimas de la línea 4 del metro. Los fines de semana, y quizás durante otros días, no sé, el Boulevard Barbés, al que se sale desde la estación, sirve de paseo de compras para los miles de inmigrantes africanos que viven en los suburbios de la ciudad. Una especie de Once pero racialmente uniforme. Los únicos blancos que hay pasan rápidamente pedaleando por la bicisenda que ocupa una parte de la vereda.

(doble click en las imágenes para agrandarlas)

Para el lado oeste de esta avenida, comienza la colina que sube a la basílica de Sacre Coeur de Montmartre. Para el lado este, hay una serie de callecitas (rue des Poissoniers; Richomme; Myrha) llenas de negocios que venden productos africanos más tradicionales. Comidas, especias, telas para vestidos, varias peluquerías.
También hay lugares de venta de cassetes musicales, videocasetes o –recién este año- dvds de música africana de distinto tipo –incluso evangélica. Se puede apreciar una mezquita –que parece algo pobre para esta parte tan urbanizada- e innumerables tiendas que venden el Corán, ropa musulmana y libros, cassetes y dvds con conferencias de líderes religiosos.

En algunos puestos callejeros, mujeres africanas venden vinchas con las palabras Gucci, o Dior, escritas en letras formadas por pequeños brillantes –el estilo se vuelve algo literal y concreto. Para compensar, varias de las tiendas de telas "africanas" –aunque fabricadas e impresas en Holanda- están en manos de inmigrantes de origen árabe.

Las fotos, que intentaron ser discretas y no enfocar demasiado en la gente, no le hacen justicia al barrio.

miércoles, 17 de junio de 2009

Vamos mejorando....


De "continente perdido" a "continente ignorado".... vamos encontrando, si no el continente, al menos el rumbo......
Fuente: Clarín de hoy.

lunes, 15 de junio de 2009

Se nos perdió Africa.....


La buena noticia es que el próximo sábado la revista Ñ de Clarín trae un dossier dedicado a Africa.
La mala es que el título del mismo, según el aviso aparecido en el propio diario, es "Africa: El continente perdido " (chicos, dejen de mirar Lost, les movieron el continente?)
La propaganda promete: "Un especial con todo lo que no conocés sobre la vida y la cultura de un mundo todavía ignorado". Los contenidos: "Pasado y presente de Africa. Un crisol de lenguas y etnias. La situación de las ex-colonias. Diarios de viajes. El genocidio en Ruanda. Africa en la cultura contemporánea: en el pensamiento, en la literatura, en el cine y en el arte. Los afroargentinos."
Hacemos votos para que el contenido final supere a la poco feliz propaganda.
Veremos a ver, como dicen los portorriqueños...

jueves, 11 de junio de 2009

Notas que atrasan - Los "morenos" en La Naciòn

Mientras que La Naciòn online sacò un par de buenas notas sobre el candombe y la situaciòn actual de grupos de afrodescendientes, la ediciòn impresa -que tiene màs impacto- nos regala algunas joyitas retro como la de abajo. Su manera de tratar el tema (vivimos en el mejor de los mundos raciales posibles) es propia de artículos de hace veinte o treinta años atràs....

La Naciòn, mièrcoles 10 de junio de 2009, Ultima Pàgina.
La fuerza de una raza
Pinceladas de color en la vida cotidiana

Los negros siempre fueron de gran influencia en la cultura americana
Por Alejandro Schang Viton

Sobre la banquina embarrada que permite el ingreso a la estación de servicio de Rauch, a la sazón Capital Nacional del Ave de Raza, un camión tiene en su parte trasera, con llamativas letras impresas, un letrero en el que se lee claramente Los negros estamos en todas partes. Es que los argentinos tenemos muchas cosas de negros y, si esta pizca que conforma nuestra idiosincrasia es aprovechada, quizás ayude a comunicarnos mejor con otros pueblos en busca de coincidencias. Sin ir más lejos, con el país gobernado por Obama.
Alberto González Arzac refiere en su ensayo La esclavitud que de las Indias llegaron a Sevilla danzas afroamericanas como el capuchino, el zambapalo, el fandango, el zarandillo, el zarambeque, el paracumbé, la zarabanda, el guineo y la chacona. Ritmos que el humorista Landrú no sólo bailó, sino que también tarareó en los contados lugares en los que se juntaban los morenos sobrevivientes en la década del cincuenta. En el caso de la chacona, durante los reinados de Luis XIV y Luis XV en Francia "alcanzó un agudo vértice de éxito", cuenta Néstor Ortiz Oderigo en el libro Aspectos de la cultura africana en el Río de la Plata. Hasta tal punto que posteriormente fue estilizada por Johann Sebastian Bach, Vivaldi y otros compositores. Con el paso del tiempo los músicos y compositores blancos tomaron prestados muchos acordes vinculados con el rhythm and blues, el gospel, el jazz y otras derivaciones africanas y afroamericanas.
Distintas ocupaciones
Martín Alberto Noel afirma que durante los años siguientes a la abolición de la esclavitud por la Asamblea de 1813, Buenos Aires albergó a un gran número de negros, dedicados a los más diversos oficios. Los morenos, como se los llamaba cariñosamente en el Plata, tuvieron diferentes oficios y en Buenos Aires desde 70 años atrás, su autor, José Antonio Wilde, los enumera: pasteleros, carameleros, jardineros, peluqueros, sastres y profesores de piano como el famoso Roquito Rivero. Wilde también menciona por su longevidad extraordinaria a la antigua esclava del General San Martín, doña Demetria Escalada de Soler, "que había alcanzado los 105 años y pese a su venerable ancianidad desempeñaba todavía comisiones menudas". Otro moreno longevo fue Juan José de Urquiza, mazamorrero y criado de la familia del caudillo entrerriano. Por otra parte, las morenas se dedicaban a lavar la ropa sobre las márgenes del río color león, desde la Recoleta hasta los aledaños del Riachuelo. "Muchas otras" cuenta Noel "criaron a chicos de apellidos ilustres, que con el tiempo brillaron en la historia o el foro, las armas o las letras." La valentía de los morenos quedó demostrada en el campo de batalla, como enlistados en un batallón de defensa de Buenos Aires, durante las Invasiones Inglesas, y en los ejércitos de la Campaña Libertadora. Muchos dejaron sus vidas en la Guerra del Paraguay y durante la fiebre amarilla.
Ulises Grant (1822-1885), decimotercer presidente norteamericano que condujo los ejércitos de la Unión durante la guerra civil para terminar con la esclavitud, tenía, sin embargo, cuatro esclavos. Y cuando se casó con Julia Dent, en Missouri, recibió uno más como regalo de casamiento. También tuvieron esclavos negros, según consigna David Wallechinsky en El libro de las listas, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Cristóbal Colón, Catalina de Rusia y George Washington, que llegó a contar con más de doscientos en su haber. Entre los personajes de los comics, Trifón y Sisebuta tuvieron un mucamo de color al igual que Mandrake, el Mago, cuyo servicial Lothar le daba una mano en la lucha contra el mal.
Simpatía criolla
La Argentina es uno de los pocos sitios del universo donde se utiliza el término negro-negra para expresar afecto, más allá de la polémica que pudiera originar la diferencia entre considerarlo un sustantivo o un adjetivo calificativo. Lo confirmó de paso por Buenos Aires, en 2000, Papa Jessie Ferguson, el más antiguo de los miembros de Los Plateros, conocido grupo negro que en la década del 50 logró su mayor hit con el tema Only you. Ferguson admitió que "la Argentina es un país en el cual todos se tratan familiarmente y donde los blancos parecen negros en muchos aspectos". Quizá Ferguson se refería al afecto con que se reconoce a la Negra Sosa, al Negro Lavié y a los queridos pseudonegros Alberto Olmedo y Roberto Fontanarrosa.
Otra prueba de la gran simpatía que existió siempre en este país hacia morenos y mulatos es el impacto provocado por la emisión de la miniserie Raíces a principios de la década del 80. Con tal de no perdérsela, los apasionados televidentes agendaban para más tarde las salidas y los encuentros sociales.
Los morenos incluyeron entre sus creencias el culto a la Virgen del Rosario. De hecho, existe en Chascomús una capilla bajo su advocación, conocida como Virgen Morena o Nuestra Señora de los Negros. Juan Agustín García en su Ciudad Indiana habla de la Cofradía de San Benito y de la adoración que tenían por San Baltasar. El pintor Pedro Figari evocó muchas escenas de negros en las cercanías de La Piedad, que son de 1922.
También es evidente el aporte ejercido por ellos al castellano. Ricardo Rojas, en su libro Euroindia, consigna algunos argentinismos heredados de culturas africanas: zambo, candombe, mandinga, bochinche, quilombo, zamba, maní, batuque, bambula, chimango, tongo. Y además dejaron un juego que muchas generaciones de chicos y chicas argentinos bailaron y corearon a carcajadas, la ronda catonga.

martes, 9 de junio de 2009

Festival Argentina Negra- algunas reflexiones

Como sugiere la entrada anterior, estoy de viaje (acadèmico) pero Viviana Parody tuvo la gentileza de mandarme este texto para el blog y dada la importancia del evento me pareciò necesario que no pasara sin alguna(s) observacion(es). Como siempre, no es con la intenciòn de criticar sino de contribuir a reflexionar conjuntamente.


Dice Viviana:
El propósito de VISIBILIZACION pudo llevarse a cabo en gran magnitud, en función tanto de la cantidad de gente asistente (en calidad de público general), la excelente organización y difusión, y la convocatoria a medios de alto alcance.
Acerca de los actores sociales, podemos decir que se ha acercado en calidad de público muchísima gente al Festival, con “gusto” por lo Afro indudablemente, pero a su vez en calidad de sujetos externos a las organizaciones de base. Esto es propicio, en tanto se busca que LA SOCIEDAD VISIBILICE la presencia de LA COMUNIDAD AFROARGENTINA (en su magnitud y diversidad).
Respecto de que se visibilice la PRESENCIA HISTORICA, fueron exactas y excelentes palabras las de la Directora del Proyecto “sin embargo, aunque no nos ven, desde hace más de 70 años aquí estamos”, sin dejar de mencionar otras organizaciones y presencias (especialmente las generaciones de afroargentinos, además de la migración caboverdeana). En éste aspecto, considero personalmente que deben diferenciarse varias cuestiones, complejas pero importantes en relación a la trama social que denominamos “COMUNIDAD AFROARGENTINA Y SUS ORGANIZACIONES DE BASE” , resumidas en el significante construido en las reuniones del proyecto: “ARGENTINA NEGRA”, significante que seguro ha tenido diferentes tipos de impacto e interpretaciones en el imaginario de todos y cada uno de los asistentes a éste Festival como a todos aquellos que no asistiendo recibieron la información gráfica y publicitaria , mediada por éstos significantes que para su interpretación requieren de apropiación (completud con el significado que cada actor social en base a una compleja cantidad y combinatoria de elementos le puede asignar) .
Hacia dentro de la propia comunidad , tener mínimos significados comunes, al menos en la reconstrucción histórica y/o en la memoria colectiva, garantizará el RECONOCERSE Y RECONOCER AL OTRO EN LA DIVERSIDAD DE “LA COMUNIDAD”. También porque este FESTIVAL se particularizó por estar DENTRO DEL ENCUADRE DE UN PROYECTO CON OBJETIVOS CLAROS EN TORNO AL FORTALECIMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES DE BASE.
Aquí entonces , la pregunta más que si se nos visibiliza o se nos invisibiliza, es entonces “COMO – de que modo y con qué contenidos-NOS INTERESA SER VISIBILIZADOS”, en qué aspectos, qué es lo que se quiere mostrar, y del primero al último partícipe del proyecto debe interesarse por éstas cuestiones, porque desconociendo que es con determinados mecanismos (exotización-extranjerización) que se ha invisibilizado en la contemporaneidad, el reproducir los mismos mecanismos garantiza que a las mejores intenciones muchas veces se le incorporen estrategias contradictorias, y la mejor medición de impacto es la actitud y los comentarios del público (pueden medirse con encuestas a la salida, puede observarse y registrarse los comentarios a la salida u en otros ámbitos con posterioridad).
Las performáticas que se presentaron (actuaciones) pueden fácilmente dividirse en dos tipos: las pertenecientes a organizaciones de base, y las actuaciones de grupos profesionales de artistas (músicos) que perteneciendo a una comunidad (colectividad) no necesariamente son organizaciones de base.
Estas últimas , showmans dedicados asiduamente a la profesionalización artística, cuentan con productoras que los representan y una serie de elementos y recursos (mayor desarrollo de vestuario, sonidistas, etc) que realmente facilitan un tipo de visibilización absolutamente estética y prolija en todos sus aspectos, y muy rica performáticamente. Sin duda esto es producto de su tarea de años y de su excelente labor. Aún así, en otro apartado sería interesante analizar las estéticas (exotización en los vestuarios).
Las organizaciones de base tienen otros fines, no cuentan con los mismos recursos (sin decir con esto que su performática no cuente con una enorme riqueza, que además posee valor histórico) y realmente sin la tarea y la presencia histórico-social activa de miembros como “la Familia” (parte de los varios grupos de afroargentinos de tronco colonial) , a las que con las décadas se le sumaron otras corrientes migratorias (Unión Caboverdeana y afroamericanos: migración brasilera, cubana o uruguaya- hoy Movimiento Afrocultural , por décadas Area Afro del Rojas o Centro Cultural Afro, cito en la Calle Perón-); no hubiera habido lugar simbólico ni red social donde “alojar y recibir” los aportes migratorios actuales que grupos como Afrique Sembé o Negros de Miércoles (con anterioridad también) vienen realizando. Tampoco habría jóvenes participando de las performáticas afro en el caudal en que hoy los hay , o ese proceso se estaría recién iniciando.
Haciendo ésta distinción , teniendo ésta mirada más completa y observando el evento como un hecho sociocultural y no solo artístico o mediático, puedo evaluar que hubiera sido más que interesante distinguir éstas valorizaciones en el orden de la presentación de los grupos, y en la explicación de su tarea. Hasta “didácticamente” se cumple mejor con los objetivos de “apropiación histórica y reconocimiento” relatar la secuencia histórica dando un orden a los grupos en la presentación de sus performáticas que coincida con su llegada –presencia y devenir histórico cronológico, PUDIENDO AGRUPARSE EN UNA PRIMERA PARTE DEL EVENTO:

*Capoeira de Angola – que en el caso del Movimiento Afrocultural hoy es muestra de un taller, no espectáculo de un grupo de pares profesional-reconocida como danza de esclavos, con lo que se introduce a la primer presencia en torno a los períodos de esclavitud y colonización, actualizada brevemente en las problemáticas que HOY mencionara la organización, que es fundamento y producto no tanto de su trabajo artístico sino de su trabajo sociocultural como Organización.

*Palabras de la Directora, en representación de la Unión Caboverdeana y del Proyecto, explicando como tan bien lo hizo los fines sociales, que es persona autorizada para mencionar la presencia negra entre la esclavitud y la migración de su comunidad también;

*Grupo “La Familia” que tan bien rememora las épocas del Shimy Club (que organiza su performática en base a los lazos sociales filiales, señalándolo en sus explicaciones y en su propio nombre, lo cual es además característico de los afroargentinos);

*Candombe: siendo que es gracias a la presencia performática de los afroamericanos (cubanos en la época del Shimy Club- la fuerte presencia de rumba cubana en la performática afroargentina da absoluta cuenta de ello- y brasilera y uruguaya a partir de los ´80) que hoy Bs.As. cuenta con “la movida afro” (enorme afluente de jóvenes que han aprendido música o danza tras las últimas décadas con éstas corrientes migratorias afroamericanas, muchos de esos jóvenes hoy se han profesionalizado y multiplican con sus clases esa tarea, o estaban incluso presentes en los stands o desarrollando medios gráficos que son sostén de todos los nuevas presencias que hoy enriquecen tan bien y nutren y suman a la visibilización que pretendemos), considero hubiera sido rico contar con la Escuela de Candombe de Javier Bonga (que presenta vestuario tradicional colonial , aunque es una performática hecha por alumnos) , que con una breve entrada pudiera homenajear a los referentes históricos del candombe uruguayo que se presentaron de modo más sencillo, “sin disfrazarse” como dijera el Sr. Candamia, pero que con su sola presencia fueron recordatorio de esa presencia HISTORICA en Argentina (superadora de divisiones nacionales), que tanto aportó (hasta sin pretenderlo exactamente) a la visibilización en momentos en donde ni siquiera estaba acuñado el término en el ámbito académico. Para todos quienes vivieron éstos períodos históricos del siglo XX (Shimy Club, Area Afro del Rojas, re-emergente del candombe en San Telmo) fue un momento importantísimo, pero la gran mayoría de gente joven quedó por fuera de éste entendimiento, porque además en el orden establecido esto estuvo al final luego de dos performaticas artísticas profesionales que tienen enorme éxito ; siendo que el público destinatario asistente –como es sabido- hoy “busca” reconocer lo afro en las recientes performáticas “africanas”, del mismo modo que hace una década asistía con fervor a los recitales de grupos como “Afro Candombe” (en cuanto se mencionó que se cerraba el evento con candombe la gente se levantó y se fue, “porque eso ya lo conocen”). Puesto en tercer lugar, conformando una primera parte del evento solo para las organizaciones de base, las nuevas generaciones podrían haber homenajeado a sus referentes e instruído al público general respecto de sus aportes y presencias (con entrega de algún presente tanto a la agrupación Africa Vive, como al Movimiento Afrocultural, por su presencia histórica en la transmisión -sea en el ámbito privado familiar o en la esfera pública- y a los “hermanos caboverdeanos” en el modo en que tan correctamente el Sr. Jimmy Santos saludó e hizo mención, por su trabajo en tanto “Organizaciones Sociales”). Sin al menos estas tres organizaciones sociales de base, la “Argentina Negra” con la que hoy contamos no sería lo que es.
ESTA VISIBILIZACION -MAS DEL ORDEN DE LA MEMORIA COLECTIVA- ES LA QUE TAMBIEN DEBE HACERSE.CASO CONTRARIO, UN EXCELENTE EVENTO COMO EL QUE FUE REALMENTE , SUMA A LAS REPRESENTACIONES DEL NEGRO EN TANTO “QUE BIEN TOCAN , QUE BIEN BAILAN”, PERO NUNCA “CUANTO HAN CONSTRUIDO HISTORIA, CUAN DISCRIMINADOS SON AUN HOY EN DIA, QUE COMPLEJO E INTERESANTE DESARROLLO SOCIOPOLITICO PRESENTAN”…
ESTO PUEDE ARTICULARSE SIN LA NECESIDAD DE EXTENDER UN EVENTO EN TIEMPO, SINO APENAS ROTANDO DETALLES COMO EL MODO Y EL ORDEN DE PRESENTACION.
AQUÍ LA PREGUNTA QUE NOS CABE ES SI EN REALIDAD TODOS LOS AGENTES DE “LA COMUNIDAD AFRO EN ARGENTINA” EN SU PROPIA DIVERSIDAD ,EN SU FORO INTERNO, SE RECONOCEN Y VISIBILIZAN, Y SI ESTÁN TODOS PUDIENDO ACEPTAR Y HACER EL CORRECTO LUGAR A LA DIVERSIDAD DE APORTES Y PRESENCIAS HISTORICAS, A PESAR DE SUS DISTINTOS “MODOS DE HACER LO SOCIAL”; YA QUE LOS OBJETIVOS DE TANTAS ACCIONES (COMO LOS EVENTOS AFRO LLEVADOS A CABO EN EL ROJAS HACIA FINES DE LOS ´80, LA PROPIA COMPARSA KALAKAN-GÜE QUE ES UN HITO IMPORTATE RECORDAR EN TANTO MULTIPLICACION DE LA PRESENCIA AFRO EN LA ESFERA PÚBLICA E IMPACTO EN LA SOCIEDAD MAYOR Y EN TANTO “HOMENAJE A LA MEMORIA” , O LOS REALIZADOS POR EL MOVIMIENTO POR LA DIASPORA AFRICANA EN EL CENTRO CULTURAL DEL SUR, O ESTE MISMO EVENTO) SON LOS MISMOS Y SON COMPARTIDOS.

UN CLARO EJEMPLO, ES EL ERROR CRONOLOGICO DEL ENUNCIADO PRESENTE EN EL AFICHE, QUE FORMA PARTE DEL ANEXO ACLARATORIO DEL PROYECTO “Apoyo a la Población Afroargentina y sus Organizaciones de Base”:
“…hacer visible a la población afrodescendiente en Argentina, que comprende a descendientes de africanos esclavizados, a los miembros de la comunidad Caboverdeana arribados a fines del siglo XX, inmigrantes más recientes oriundos de Africa subsahariana, y la población proveniente de Brasil, Uruguay, Perú y países del Caribe Continental e insular…”.

Las performáticas “afroargentinas” mas visibles cantan todas a Cuba, con ritmo de son y rumba cubanos, apropiados en las décadas del ´50 y ´60 tanto en Argentina como en Uruguay (que también incorpora la clave de son al candombe), pero “los afroamericanos” siempre están “al borde de caerse de todos los Proyectos”. “En los bordes” de lo social, si hablamos en materia de inclusiòn. Porque además, como se dejara entrever y se enunciara en las mismas performáticas “se es más afro cuanto más negro se es…ya medida que pasan las generaciones se van poniendo blanquitos”. O sea, que lo realmente afro para los mismos afros es lo más próximo a Africa. Pues la lado de las nuevas migraciones , entonces, no nos queda nada por hacer. Lamentablemente, éste “imaginario de la etnicidad” acompaña las representaciones de la Argentina toda, incluso de todos los afro que son argentinos (en tanto ciudadanos educados en las mismas tramas culturales de significados).

Retomo entonces el concepto primero de éste registro de observación, “la trama social”, apostando a que en su propia red de lazos sociales “la comunidad afro en argentina” acreciente su capital social.
El royecto de “Apoyo a la Población Afroargentina y sus Organizaciones de Base” –sustentado y enmarcado en los apoyos económicos “europeos para el desarrollo” está cumpliendo excelentemente su primer etapa , y podremos esperanzarnos que en las dos etapas que restan hasta el Mes de Noviembre todas las acciones del Proyecto puedan ser excusa para priorizar esa construcción , que es en realidad la causa fundante de la invisibilización y por lo tanto se torna prioritaria.
Dejo para otro momento dos cuestiones, en principio un análisis de género (¿cuál fue el lugar de la mujer en cada una de las performáticas, y por qué?), y el poder hacer una lectura más compleja de la trama social que mencionamos, incorporando cuestiones que se despliegan de éste intento por nombrarnos como Nación con presencia negra (“Argentina Negra” como contra hegemonía a la Argentina de la Blanquedad, subalteridad de “la castración” del aservo negro en lo nacional), porque sería extenso , en la medida que no es posible realizar dichos análisis sin entrar en materia de diferencias de clases sociales y relación con la superestructura (acceso al poder y la legitimación) que cada Organización de Base tiene en su relación con las demás organizaciones y con otro elemento superador de “la Nación”: el Estado. Este análisis requiere de analizar la presencia de las organizaciones y agentes de cada una de ellas con los Organismos y agentes académicos también. Esto sería interpelarse en torno a la VISIBILIZACION: hablar de “INCLUSION”. Y preguntarnos:

¿Cuáles son las necesidades concretas de las Organizaciones de Base? (además del acrecentamiento del lazo social de modo de poder aprender y apropiarse del funcionamiento en red), a fin de poder “fortalecerlas” en torno a cuestiones que colaboren con resolver la desigualdad social; siendo que la igualdad no es “dar a todos lo mismo” sino “dar a cada uno aquello que necesita para llegar en igualdad de condiciones”.

Viviana Parody
Danza y Música Afroamericana-
Profesora de Educación Artística especializada en Interculturalidad-
Estudiante Diplomatura Antropología Social y Política-FLACSO-