domingo, 22 de junio de 2008

Sobre la Diaspora Africana en Argentina

Ayer comenzaron las actividades de La Diáspora Africana en Movimiento (programación abajo, en otra entrada) . A continuación, mi intervención en la mesa Pensando la Diáspora
Integrantes del Movimiento de la Diapora Africana en Argentina

La convocatoria para este panel era sumamente interesante pero como los diez minutos que tenemos para hablar no alcanzan para una reflexión mínimamente informada sugiero que hagamos otro evento sólo para debatir estos puntos.
Según la propuesta original:

Se esperará de los participantes no que expongan un trabajo escrito, sino que puedan reflexionar desde la oralidad y con consistencia argumental, con el objetivo de conversar con un público heterogéneo sobre los siguientes aspectos:
· El momento actual del campo “afro” en Buenos Aires.
· Los debates contemporáneos sobre las formas de inclusión / exclusión.
· Las estrategias adoptadas por los distintos actores para establecer sus campos de acción (intelectuales, activistas, artistas, políticos, ciudadanos) en función de su eficacia colectiva.
· La pertinencia de los conceptos de “África”, “afro”, “investigador”, “negro”, “blanco”, “diáspora africana”, “refugiado”, “afro-descendiente”, “afro-argentino”, “inmigrante”, “activista”, “artista” – entre otras formas de identificación – de cara a la conformación de un campo con intereses divergentes y convergentes.
· Aportes constructivos de cara al fortalecimiento de la presencia africana en Buenos Aires, capaz de revertir el escepticismo con el cual algunas acciones son habitualmente entendidas.
Si bien el primer encuentro tendrá un carácter fundamentalmente conceptual y el segundo un carácter más programático, se esperará que las ideas puedan articularse de modo tal de llegar a acuerdos básicos sobre las posibilidades reales de articulación de los diversos intereses en juego en un campo con actores relativamente acotados y conocidos. Ambas sesiones tendrán un explícito acento puesto en el diálogo entre los participantes, la persona que modere el encuentro y el público asistente. La metodología estará fundada en la conversación como un ejercicio elemental de entendimiento humano, a contrapelo del no diálogo, entendido este como una forma de discriminación.

Quisiera tomar dos de los puntos que en ella se proponen, principalmente a) la situación argentina o “el momento actual del campo afro” y b) la pertinencia del concepto de “diaspora africana” en nuestro país (no voy a hablar sobre la diáspora africana en general).

Puestos en el Centro Cultural del Sur

1) Sobre la situación argentina
Es difícil determinar cuál sería el “campo afro” del que debemos dar cuenta, siendo que una de las cosas que sucede es la continua redefinición, no sin conflictos, acerca de qué o quiénes constituyen el “campo afro”. No se puede hablar del tema sin dar cuenta de los conflictos que lo constituyen como tal.
La realidad argentina es, creo, bastante interesante y única.
Según mi visión del “campo afro”, tenemos por un lado:
1. Un grupo no definido pero probablemente mayor de lo que se piensa de afroargentinos (o afrodescendientes argentinos?)
2. Varios miles de miembros de la Comunidad caboverdiana
3. Un número no tan grande pero cualitativamente importante (en términos de producción y transmisión de cultura) de migrantes afroamericanos –que, es necesario resaltar siempre, cambiaron la cultura juvenil porteña.
4. Numero creciente de migrantes (y/o refugiados) africanos
Hay entonces muchos grupos pero relativamente pequeños. Aunque algunos no sean tan pequeños, la cantidad de gente dentro de ellos que parece dispuesta a identificarse con lo afro- (con la ascendencia afro) o con la diaspora es todavía una minoría.
Pero yo además tomaría en cuenta la existencia de:
5. Una gran cantidad de jóvenes que no sólo practican alguna forma de cultura afroamericana o africana sino que para ellos esa práctica es lo que los define actualmente.
6. Miles y miles de argentinos que practican religiones de origen afro.
7. Una cantidad importante de jóvenes que pertenecen a y desarrollan la cultura hip hop (break, rap, graffiti) y otros que hacen reggae y otros géneros afroamericanos globalizados.

Pensando la Diaspora I: Marise Guebel, Federico Pita, Dina Picotti, Alejandro Frigerio (engripado)

Tenemos por lo tanto una importante diáspora biológica (gente que tiene ascendencia africana más lejana o cercana).
Una todavía más importante diáspora cultural afroamericana o africana (gente que practica cultura afroamericana)
Hay sin duda interrelaciones entre ellas –en la medida en que, en muchos casos, una dio origen a la otra- pero en general estos grupos y estas realidades están mayormente desconectadas.
Es hora de que empezaran a ver que tienen muchas cosas en común…….
Dije , cuando fui invitado a hablar a Buenos Aires Afro Hoy y a la celebración del Día de la Conciencia Negra , el año pasado, que había que desarrollar una conciencia afro.
(mis reflexiones sobre la conciencia afro están entre las entradas 2007 del blog)
Resumiendo (por el tiempo), diría hoy que el desarrollo de una conciencia afro es, entre otras cosas, el tomar conciencia de la interrelación necesaria entre ambas diásporas, la biológica y la cultural.
Esta es una conciencia que deben desarrollar tanto los practicantes blancos de cultura afroamericana como los militantes políticos afrodescendientes, como los activistas culturales afroamericanos,

Pensando la Diaspora I : Victor Bille y público

2) Sobre la identificación diaspórica
En un trabajo reciente que escribimos con Eva Lamborghini, en el que analizamos el desarrollo del activismo afrodescendiente en las últimas dos décadas, vimos que a lo largo de distintos períodos –cada cinco o seis años, mas o menos- se producían modificaciones en las identificaciones utilizadas por los activistas o militantes negros y que éstas iban en la dirección de:
a) permitir una mayor inclusión y aglutinación de los distintos grupos afro-(algo) que existen en la ciudad
b) poder utilizar al máximo los recursos nacionales e internacionales que hubiera para la movilización social.

1) Así, durante la segunda mitad de la década de 1990 prevalecía la identificación como AfroArgentinos – que unió a, o permitió la superación del binomio “negros criollos” x “caboverdianos”.
2) Después de la III Conferencia Mundial Contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia de Durban, Sudáfrica, en 2001, comenzó a popularizarse el término Afrodescendientes (que permitió unir a los afroargentinos con los migrantes afroamericanos). El movimiento en torno de la reivindicación de la casa de la calle Defensa donde funcionaba la escuela de Freda Montaño fue un buen ejemplo de esta unión.
En ambos casos, además de una mayor aglutinación, también se intentaba
-sacar provecho de lo que sucedía en movilizaciones transnacionales afroamericanas, y
-entrar dentro de las clasificaciones identitarias relevantes para los organismos multilaterales que pretendían ayudar a poblaciones afro-algo (BID, Banco Mundial).
3) A partir del 2006 o 2007 se propone una nueva identificación, la de diáspora africana, que
a) nuevamente permite una mayor inclusión de los grupos existentes en Buenos Aires, sumando a los migrantes africanos (que quedaban más o menos fuera de las otras dos identificaciones), pero que
b) (me) plantea una duda respecto de la capacidad de esa identificación de captar o aprovechar recursos disponibles en esferas transnacionales.

Pensando la Diaspora I : Nicolás Fernandez Bravo y Miriam Gomes

En efecto, qué organismos o movimientos internacionales (o locales, pero me temo que el apoyo internacional en este caso siempre es fundamental, dada la poca disposición del gobierno local al tema) pueden ofrecer su apoyo a la “diáspora africana”? Para quíen o de qué manera la diáspora africana es sujeto de derechos?
También frente al Estado argentino, uno podría preguntarse si es la identificación que podría maximizar los recursos que eventualmente se podrían obtener.
Es claro que las identificaciones son siempre contextuales y relacionales.
No hay “una categoría correcta” porque éstas generalmente implican distintos niveles de inclusión.
- Un afroargentino no deja de serlo por elegir pertenecer a “la diáspora africana” (implica sólo una determinada manera de ver su afroargentinidad)
Por lo tanto la categoría de “diaspora africana” como identificación “paraguas” no tiene por qué ir contra o eliminar otras identificaciones más específicas, que en determinados contextos o ante algunos actores siguen siendo absolutamente necesarias.
Sí creo que, al ser capaz de generar una mayor unión bajo un paraguas identitario, es quizás la categoría que permite la máxima capacidad de generar recursos propios, endógenos.
Resumiendo, esta identificación
- permite el máximo de inclusión posible
- –aún más si añadimos a lo que antes llamé la “diáspora cultural” (religiosos, percusionistas, bailarines, candomberos, etc.)- Y LLAMARIA LA ATENCION DE NUEVO SOBRE ESTE PUNTO
- pero surgen algunas dudas sobre su capacidad para constituir sujetos de derecho y por ende, para captar apoyos externos e internos.

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