Escribir sobre Africa o Haití parece ser difícil para los medios argentinos. Esta nota sobre Haití que salió el domingo en el diario Crítica lo muestra. Demasiada asociación entre ser negro, ser pobre, ser incapaz de tener democracia y ser cultor de ritos terribles. De Dessalines se dice que es un "negro esclavo de negros" (se puede ser más "negro"?) La descripción del "vudú" (vodoun) es antológica, pero comprensible, dada la mala prensa de esta religión. Después nos quejamos de la kimbanda....
Gurú vudú
Cuando se sobrevive con menos de u$s 2 diarios, un aumento mínimo en los precios es una revolución. Esto ocurrió en la isla de Haití. Alfredo Grieco
Gurú vudú
Cuando se sobrevive con menos de u$s 2 diarios, un aumento mínimo en los precios es una revolución. Esto ocurrió en la isla de Haití. Alfredo Grieco
Cuando se sobrevive con menos de dos dólares diarios, un aumento mínimo en los precios es una revolución. Esto ocurrió en la isla de Haití, una ex colonia francesa. El aumento en el arroz y los granos provocó un levantamiento (foto), estragos, cinco muertos, decenas de heridos y la caída del premier Jacques Édouard Alexis.
Haití es una república negra. Declaró su independencia en 1804, lo que la vuelve más antigua que la Argentina. Es el país más pobre de América, con el 70 por ciento de sus habitantes en la indigencia. En la isla del vudú, el presidente siempre se atribuyó poderes mágico-religiosos. A la dinastía de los Duvalier, Papá y Baby Doc, los defendía una guardia de zombis, o eso decían ellos. Los sucedió en el gobierno el sacerdote católico Jean-Bertrand Aristide. Y después de nuevas revueltas y la intervención de Estados Unidos primero y de la ONU después, fue elegido y reelegido el actual presidente René Préval.(….)
El gobierno de Washington frenó las peores crisis. Siempre trató, hay que decir que en vano, de exportar lo inexportable –la democracia electoral– a este país que nació a la vida independiente el 1º de enero de 1804 por un decreto de Dessalines, negro esclavo de negros, y primer emperador.
La religión es política: Tres cuartos de los ocho millones de habitantes de Haití se reconocen practicantes de vudú. Una religión que mezcla con creatividad y bizarría elementos de origen africano, en especial de la Costa del Golfo de Guinea, con el catolicismo romano de los colonizadores españoles y franceses que importaron a los negros como esclavos. Son cultos nocturnos, frenéticos, histéricos, donde no falta la sangre fresca de animales y la sospecha constante de sacrificios humanos. Lo caracterizan la posesión de los fieles por la divinidad, los ritos de iniciación y de pasaje, con metáforas sexuales o de sexualidad sin metáfora, las danzas, el culto de los dioses de la tierra, del subsuelo y del mar, y una zoolatría transformada consuman sus bodas con Cristo, la virgen, el caballero San Jorge y otros santos católicos. Son estos fieles del vudú los que salieron otra vez a las calles, y sólo se aplacaron con la muerte del premier y los envíos de alimentos de Brasil y otros países. (mis énfasis).
La nota completa en /www.criticadigital.com.ar/impresa/index.php?secc=nota&nid=2706
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